s.XX - Últimas tendencias - Alejandra Craules: Discurso de presentación, 2003


“Los antiguos griegos llevaban a sus muertos
pasteles, leche y vino. Nosotros seducidos
por una ilusión mas refinada, sino mas sabia,
les ofrecemos flores y libros”
Marcel Proust, Los placeres y los días

Pensaba hablar sobre mis influencias, citar frases de mis poetas preferidos, utilizar términos filosóficos, lucirme con mi léxico y mostrar mis conocimientos literarios, pero en vez de eso preferí hablar desde la parte básica de mi, del lado común que me hace escribir, hablar simplemente de Alejandra, así que los advierto, tan sólo miraran a una mujer desasosegada de 28 años. Recuerdo bien, fue hace 6 años, amanecí con los versos de Rosario Castellanos en mis labios, los aprendí de memoria pues los arrancaron de mis manos, decían eran perniciosos en mi estado, creían que me llevarían a la locura la cual ya circundaba mi desvelo.
“ Doy el pecho a un fantasma pequeñito”
Rosario si que sabía de mi dolor, lo padeció de la misma manera. Así fue como me adueñe de sus versos, ya que definían mi propio sufrimiento. Las letras ya en ese entonces eran mías, mas aun no se convertían en poesía. Entonces desperté dentro de la pesadilla el 17 de diciembre de 1997, María de Jesús después de 26 días dejaba el ventilador, la sonda y el catéter, después de luchar con todas las fuerzas de su frágil cuerpo de recién nacida, fue vencida por la neumonía, ella se fue en su cajita blanca con su ropita para su bautizo, abriendo paso a la poesía que se convirtió en un tipo de panacea para sanar mi afección. Los siguientes meses me dedique a enloquecer, llorar y a buscar libros en los que pudiera encontrar poemas que mi hicieran sentir esa empatía que hace que nos apropiemos de las palabras de los poetas. La necesidad de escribir mis propios versos surgió rápidamente. Mis primeras estrofas versaban en la culpa, el odio, y sobre todo en el dolor. La poesía se convirtió en todo, sustituía las comidas por poemarios y mis brazos faltos de un bebe a quien arrullar, se aferraron a las palabras que pudieran detallar la ausencia. Me di cuenta de cómo pueden lastimar las palabras, neumonía se volvió significado de agonía, lucha y dolor, dolor que hizo que muchos se alejarán de mi por temor, dolor que hoy a los que me leen los acerca a mi, este maldito dolor que a pesar de los años, no cesa. Los libros y mi libreta, se convirtieron en mis confidentes, en los amigos con los que lloré, en los únicos seres que compartían mis culpas, mis fantasmagorías, el bolígrafo es desde entonces, el compañero en quien me apoyo para calmar mi aflicción. Exorcismo, tal vez, catarsis de eso mucho. Que si amo la poesía, estoy enamorada de ella pues mi niña ángel es poesía y ella es mi amor. En cuanto a la inocuidad del oficio de escritor, creo que es la actividad más riesgosa en la que me pude involucrar. Ese registro minucioso de emociones y pensamientos puede convertirse en una poderosa arma contra uno mismo e instrumento para que los que puedan descifrarnos a través de ella nos destruyan. Hermosa y peligrosa forma de vivir y de sentir. Sin embargo, la poesía nos cuida de no olvidar, nos enfrenta a nuestro yo de ayer, de hace un mes y de hace años. Como poetas aceptamos este modus vivendus, nos asumimos como instrumento de las palabras, nos fundimos y nos fundamentamos en ellas, y como Adán, el primer poeta, vamos nombrando a las emociones, a las sensaciones, se adjetivan personas, se sonoriza ideas, se verbalizan sueños, se inventan pronombres, se juega con los tiempos…
El poeta, siguiendo la tradición de Adán, vive en el Edén por un día y habita el resto de su vida en la tierra o en el infierno, después de haber comido del fruto prohibido de la mano del ser amado, que bajo conocimiento aceptó, asumiendo las consecuencias. Y es así que en el embeleso y la fascinación por haber probado del árbol del bien y del mal, pierde todo, incluso al depositario de su amor, por quien arriesgo hasta el alma. Sin embargo, conserva el consuelo de lo vivido y regresa con frecuencia a la imagen del Edén perdido que ha quedado fotografiado en sus poemas. Por ello al aceptar a la poesía, acepté mi destino lleno de libros y de soledades. En un ejercicio de autognosis, me he preguntado el porqué de esa imposibilidad de poder tener al amado a la diestra, el porqué del carácter lúdico de la providencia que nos entrega al ser perfecto en la puerta de nuestra casa, literalmente, para que al final ese amor que presentíamos nuestro, lo encontremos frente a la puerta de alguien más. Entonces reviso mentalmente la vida de varios poetas como Dante, Novalis y Keats en todas ellas encuentro esa especie de destino manifiesto en el cual es ineludible el hecho de permanecer toda una existencia en el dolor de no tener a una persona de la cual realmente nos pertenezca su amor. Sólo sobrevivimos con quimeras, con la fantasía del amor perenne que dura dos meses y medio, con la seguridad de tener nuestro complemento el siempre de un instante. Por que aunque al sujeto de nuestro amor lo eternicemos en un poema, este concluye siendo solamente un momento. Me he permitido hablar tan ávidamente del amor, pues quizá en el he fundado mi poética, si es que puedo llamarla así, en el recorrido entre amores extranjeros, amores fallidos, amores carcomidos por la ira y la culpa, amores divinizados, amores de fantasía, amores carnales, amores humanos, amores fraternales, amores aterrorizados, amores que se niegan a ser, y únicamente en uno de ellos he encontrado mi propia transparencia y esencia, en el amor de mis hijos María de Jesús y Alexei. Ce la vi, dicen los franceses, después de todo de que podría hablar si se realizarán mis fantasías de amor, es difícil escribir desde la felicidad, tal vez si poetizara desde ella sería una poetisa rosa y light, sin embargo, si se encuentra en mi poesía ese momento alegre traducido en erotismo. Por ello en Palabras Fértiles encontrarán aparte de de luto, locura, y enfrentamiento con lo divino, a los amores fallidos. Pero esa es mi vida, una concatenación de amores que se diluyen en el sueño, sin embargo, hace tan sólo unos días encontré accidentalmente una carta del hombre de los poemas de Palabras Fértiles , Joni Leimu, aquel vikingo que me escribió
“Sabes, fui cautivado por tus ojos al minuto en que los miré en el autobús. Ojos peligrosos, pronto me ahogue dentro de ellos.” Estas líneas me hicieron recordar que una vez afortunada, un hombre me miro con la poesía con la que yo lo miré. Joni Leimu, el hombre de uñas largas, el que devoró mis ojos y anima, bajo el reloj de Pachuca, el al igual de Ma. De Jesús partió dejando con su ausencia mi alma deshojada y el eco de su voz que dio ritmo a mi poesía. “El amor sabe escoger tan extraños caminos” escribió Shakespeare en Romeo y Julieta, y el camino se torno en un laberinto de insondables pasadizos que son la mente y el espíritu del hombre que asta hace unos días posesionaba mis pensamientos, un Teseo que ahora mismo pelea contra el minotauro, yo al final del laberinto espere pacientemente durante meses que finalizara su lucha, no salio del laberinto, casi muero en la espera, ya solo miro como el laberinto se derrumba con él dentro. Que común soy, parece necesidad o necedad el continuar buscando la fantasía medieval del caballero inexistente, sinceramente me siento ridícula hablando en la presentación de mi libro del tema, parece que vivo una segunda adolescencia o que nunca la deje, renunciaré a tratar de hacer que un hombre entienda mi complejidad, debo dedicarme a educar a mi propio hijo, por ello, seriamente he pensado en buscar otro motor que mueva a mi yo creativo, ojalá algún día pueda hacer poesía de protesta o política, ojalá pueda crecer como poeta y aprender a sublimar más allá del amor, que en realidad es todo, pero maduraré y pronunciaré algo mas que un nombre masculino ya sea Jordi, Joni, o Johnathan, debo aprender a hacer poesía de las ballenas que encallan, de alacranes con alas, de vacas locas, de crisis económica y de guerra entre musulmanes y cristianos, y así seguir buscando en la poesía la entelequia.




Discurso de presentación del libro Palabras fértiles, en la recepción del Premio Nacional que le otorgó el Insituto Mexicano de la Juventud en 2003

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Proyecto de Edición Libro de notas

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Datos Bio-bibliográficos

Alejandra Craules

(Puebla, México, 1975)

Bibliografía escogida:
Palabras fértiles, Instituto Hidalguense de la Juventud y del Deporte, Pachuca, 2003.


Enlaces:
Biografía, poemas

Otras artes poéticas del autor:

Más información en la wikipedia: Alejandra Craules

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