Barroco - Otros barrocos - Alonso López Pinciano: Filosofía antigua poética VII, 1595


Epístola séptima

Del metro.Por vuestro seruicio y mi prouecho, señor don Gabriel, el día siguiente que la passada os escriuí, se passó el Pinciano a casa de Fadrique a la hora acostumbrada; parlaron de cosas varias y no tocaro[n] en la Poética, porque Vgo era ausente. Y, visto se tardaua más de lo que solía, el P[inciano] preguntó por él a F[adrique], el qual respondió q[ue] auía ydo a negociar ciertos recados que para su pleyto co[n]uenían. Después de auer assí respo[n]dido F[adrique] al P[inciano], le preguntó el porqué lo dezía, q[ue] si le faltaua algo de la materia passada.

[Frag. 1.]

P[inciano]: Sí; que auía visto la figura en la tabla, pero sin colores; y quisiera mucho oyr algo [pág. 280] dellos a Vgo, porque, al fin, es poeta prático, y estas menudencias son sabidas mejor de los que exercitan la prática que no de los que la theórica(32).

Y F[adrique]: Vos auéys dicho muy bien, que, si va a dezir la verdad, jamás hize metros castellanos, y, aunque he leydo algunos papeles que dellos están escritos, no me satisfazen bien.

Pinc[iano]: Vos solo, Fadr[ique], soys extraño, ni las fábulas nuestras os satisfazen, ni el metro os contenta; o vos soys mal acondicionado, o no sé qué me diga.

Fadrique: En lo que toca a lo principal, que es la fábula, no me descontentaron a mí jamás vuestros escritores, porque nunca hizieron caudal, ni mención della; no sé yo la causa. Y, en lo que al metro, es verdad que no me satisfaze la arte que enseñan, mas son opiniones de hombres, y lo que yo aborrezco, es amado, de otros. Assí q[ue] no condeno yo las métricas artes q[ue] hasta agora están escriptas, sino digo vna verdad, y es que a mí no satisfaze[n].

Pinciano: ¿Pues cómo quisiérades vos que fuera el processo della?

Fadrique: Acá es vna imaginación mía, hasta agora no vista: ha de parecer muy nueua, y por eso cal·lo.

El Pinciano dixo: A los amigos aun los pensamientos se puede[n] descubrir, y me hazéys agrauio en guardar tanto vna cosa que yo tanto desseo.

Con condición, respondió Fadrique, que lo guardéys secreto para vos, comienço y digo: Que no tiene el metro tan poca parte en la Poética como dixo Vgo, sino que me parece que el vso de lo que suelen los que quieren endereçar algún palo torcido, que le tuercen a la parte contraria: esta opinión de que la poética consiste en el metro era torcida y quiso, por la endereçar, torcerla a la contraria parte [pág. 281], haziendo al metro de ninguna sustancia en la poética. Agora que no está aquí, diré lo que siento, y es: que me parece que el metro es la materia sugetiua en quie[n] la poética se sugeta perfecta, digo, y verdadera y todas las imitaciones en le[n]guaje y plática q[ue] carecen del metro, tienen vn no sé q[ué] menos de lo que les conuiene; no digo que no ay poesía en prosa, mas digo que la fina siempre siguió al metro y, aunque ay algunos poemas buenos sin él, no tienen aquella perfección que con él tuuieran.

Esso digo, dixo el Pinciano, es bueno, y siempre fuy de esse parecer, sino que Vgo es tan riguroso lógico, que no ay quien le espere. Sí; que bien sabemos el poder que Virgilio da a los versos, y que dize que pueden traer del cielo a la luna, y no vemos también que aquella grandeza de estilo alto está muy a propósito al metro y que en el real propheta se vee bien claro. Pregunto: ¿Qué propheta habló con aquella grandeza que él y con aquella frequencia de figuras? Ninguno; porque los demás no escriuieron ni prophetaron en lenguaje numeroso y métrico.

Vos auéys, dixo Fadrique, magnificado bien el metro, y él lo merece: que, si es bueno, es vna gallarda cosa y suauíssima por cierto, a lo menos, a mis orejas. Y, si huuiera yo de escriuir poesía, la escriuiera en metro, sin falta alguna, especial si no fuera comedia.

El Pinciano dixo: ¿Pues qué?, ¿no parecen bien las comedias en verso?

No parecen mal, dixo Fadrique, mas tan bien parecen en prosa como en metro, y fuérame a lo más fácil.

A dezir la verdad, dixo el Pinziano, como los argumentos y casos de las comedias son tan ordinarios, no parecieran mal en común manera de hablar, porq[ue] [pág. 282] assí se hiziera[n] más verisímiles, pero ¿por q[ué] los poetas griegos y latinos cómicos vsaron de los metros?

Fad[rique] respondió No todos; que algunos vsaron prosa, y el día de oy la Vsa los italianos con harta propiedad, allende de que, si miramos los metros de las comedias antiguas, son tales que parecen prosa, mas, con todo esso, digo que cada vno puede hazer lo que quisiere en este particular sin cometer yerro alguno. Y, boluiendo al començado propósito, digo que el metro es vna parte del número poético, porque, como diximos, la imitación se haze con tres géneros: con lengua, harmonía y número; y este número comprehende al tripudio y al metro, y el vno y el otro se obligan a cierto número, éste de sylabas o de pies, y aquél, de passos. Y, porque el metro se sugeta en la lengua y oración, podremos dezir que el metro es vna oración numerosa.

Prosa numerosa.

Apenas acabó Fad[rique] esto, quando el Pin[ciano] dixo: No me contento, señor, con esta definición que days, porque la prosa también se obliga al número.

Si ella es la que deue, F[adrique] dixo, dezís bien y habláys mal, porq[ue] habláys sin tie[m]po, y, si me diérades lugar, yo acabara mi difinición. Y, toma[n]do la cosa de más atrás, digo q[ue] toda oración necessariamente, o sea prosa o metro, o buena o mala, ha de ser numerosa y tener número cierto, porq[ue], no le tenie[n]do, procederá en infinito, mas la buena oración deue tener número tal, q[ue] venga[n] sus comas co[n] los puntos, haziendo vnos co[m]pases y remates agradables a los oydos; de manera q[ue] vna cosa es oración numerosa; otra cosa, oració[n] de número bueno y co[n]certado. A este número se allega otro q[ue] le ata y ordena más estrecha y suaueme[n]te, el qual dize[n] metro, porq[ue] no sólo tiene [pág. 283] número co[n]certado, mas co[n]certado, determinado y particular en pies y sylabas q[ue] le haze ser metro.

El P[inciano] dixo: ¿Pie y metro no es todo vno?

[Frag.] 2.

F[adrique] respo[n]dió: Vos auéys dicho muy bie[n], y me auéys auisado, porq[ue] yo yua a la poesía y metro latino; y, pues vos pregu[n]táys del castel·lano, hablo d[e]l castellano, y digo: que el metro, al presente en Castilla vsado, es vna juntura de sylabas en número cierto y determinado.

Metro.El Pinciano dixo: ¿Pues cómo, señor, no hazéys mención en el metro de los pies? Que con pies también andan los poemas castellanos.

Fadrique respondió: Metro, pie y verso en castellano no es todo vno, lo que no es en el griego y latino, en los quales el pie es parte del metro. Assí, que, si vna vez dixere lo vno o lo otro, sea entendido por vna misma cosa, porque el metro se dize por la medida, y verso, porque en él se truecan los vocablos de vna parte en otra al hazerle, y pie, porque con él y sobre él anda la rima. Y, supuesta la difinición de la cosa, resta digamos la diuisión, la qual tiene el metro castellano en dos partes: o en castellano antiguo o en castellano moderno, nueuamente a Castilla traydo, que, por otro nombre, dezimos metro italiano. Digamos, pues, del castellano viejo y propio, el qual se divide en quatro especies comúnmente, porque la vna especie de metros tiene quatro sylabas, y a ésta dizen pie quebrado, como «contemplando» en la Copla primera de don Iorge Manrique, que comiença assí:Quatro especies de metros castellanos.

Recuerde el alma dormida,

Auiue el seso y despierte,

Contemplando.

Tiene la segunda especie seys sylabas, como:

No lloréys, mi madre.

La tercera de ocho, como:

Después que por este suelo.

La quarta de doze, como:

[pág. 284] Al muy prepotente don Iuan el Segundo.

En las tres primeras especies de metro dichas no ay primor alguno, porque, cayan como cayeren, si el acento está en penúltima, auiendo ocho sílabas, o seys, o quatro, sonará como metro muy bueno y concertado; mas es de aduertir que, quando el acento se pone en la ultima sylaba, ésta vale por dos, de manera que en tal sazón el pie quebrado ha de tener tres sylabas no más, y assí, en los demás, porq[ue], si les dan sus sylabas enteras, con el acento en la ultima no sonarán. Lo que he dicho destos versos castel·lanos menores, digo del mayor de a doze sylabas; y digo también de los que después diré italianos, que la vltima sylaba acentuada vale por dos. Destos sobredichos metros de a seys y ocho sylabas enteras, como tengo dicho, si el acento tiene en la penúltima, como quiera que caya, sonará muy bien, y no tiene más primor; mas, si le tuuieren en la ultima o antepenúltima, no sonarán como deuen, como en éste:

Amad a Dios de coraçón.

y en éste:

Vos soys un hombre próspero.

Yo pensé, dixo el Pinciano, que tenían más primor los metros que el que auéys dicho.

Y Fadrique: Pues no tienen más éstos destas tres especies que acabo de dezir, ni yo la siento. Las demás que restan, tienen algún primor, pero, con todo, no llegan al de los griegos y latinos, porque los nuestros carece[n] de sylabas largas y breues. De aquí pienso que nació en ellos el vsar de las figuras que los latinos dixeron «similiter desinente», que nosotros llamamos consonante, para que con ellas se supliesse la falta de primor que nuestros versos tienen en compa[pág. 285]ración de los latinos.

¿Pues cómo, dixo el Pinciano, los castellanos no tenemos sylabas largas y breues? Me parece a mí que algún verso de arte mayor y de los italianos suena bien con onze sylabas, y otro que tiene onze también, suena mal, y esto claro es que está en algo.

Claro está, dixo Fadrique, mas no en lo que pensáys; que los castellanos no conocemos largas ni breues para el metro, ni aun creo que las pronunciamos con distinción.

El Pinciano preguntó si los italianos tienen en sus metros sylabas largas y cortas.

Fadrique respo[n]dió: Tampoco, como nosotros, las conocen en quanto al distinguir el metro del que no lo es, mas conócenlas en la prosa y en el metro para la pronunciación, porque quando quiere[n] hazer vna sylaba larga, abren la boca de vn palmo y echan el aliento entero, y, quando breue, pronuncian con la boca poco abierta, y que el aliento no passa de la garganta afuera, al parecer. Nosotros no tenemos estas pronunciaciones, y assí no hazemos estas diferencias tales, sino que a todas las sylabas casi pronunciamos con igual aliento y abrir de boca, como sean de vnas mismas letras. Y, por esta causa, tenemos tantos equíuocos en nuestra lengua castellana, q[ue], si los supiéramos diferenciar con su pronu[n]ciación diferente, alargando a la vna y abreuiando a la otra sylaba, como lo hace el griego, latino, italiano, y aun algunos estranjeros, no huuiera tanta abundancia dellos, ni nuestra le[n]gua estuuiera tan pobre. Mas esto es ya materia difere[n]te de nuestro intento començado.

Metro de arte mayor.

Auemos dicho de las tres especies de metros castel·lanos menores; digamos de la quarta, que es mayor, en la qual ay vn poco [pág. 286] más de primor, porque no sólo ha de tener sus sylabas, que son doze, mas ha de quebrar con el ace[n]to en ciertas partes, y, no quebra[n]do, no es metro. Esta quiebra de acento conuiene tambien a los metros italianos en diuersas partes, especialmente a los pies y versos enteros, porque tiene otros que son como medio quebrados; de todos los quales después se hará mención más espaciosa. Torno, pues, al metro castellano de doce sylabas; a éste diría yo verso o metro heroyco de mejor gana y con más justa razón q[ue] no al italiano endecasylabo suelto que se ha alçado con nombre de verso heroyco. Entre los italianos, que lo sea en hora buena, pues que ellos no tienen verso mayor y de más sonido, mas nosotros, que le tenemos mayor y de más sonido y más correspondiente al exámetro, razón sera que no quitemos a la nuestra el nombre de heroyco, por le dar a la nació[n] estrangera italiana, a la qual confiesso mucho primor en todo, y, en la Poética, mucho estudio, mas no mayoridad en este género de metro.

Ya desseo, dixo el P[inciano], oyros vn exemplo deste metro de vos tan alabado.

F[adrique]: En él fueron hechas las Trezientas de Iuan de Mena.

P[inciano]: Esse verso es dicho arte mayor.

F[adrique] Y le dieron nombre conueniente a su grandeza. ¿Vos no veys el ruydo y sonido que va haziendo en su pronunciación ta[n] grande y heroyco?¿Qué verso ay, fuera del exámetro, como éste:

Al muy prepote[n]te do[n] Iuan el Segu[n]do.

Ninguno, por cierto; ni entre griegos ni entre latinos. Este, pues, deue de oy más de nosotros, a lo menos ser dicho heroyco; el qual, como dicho tengo, consta de doze sylabas y que quiebra con el acento en tres partes: la vna, en quinta sylaba; y la otra [pág. 287], en octaua; y la otra, en vndécima, como lo veréys en el exemplo dicho:

Al muy prepoten-te do[n] Iuan-el Segu[n]do.

Y aduierto lo q[ue] antes de los ace[n]tos en las vltimas: q[ue] valen las sylabas vltimas acentuadas por dos, de manera q[ue], si el ace[n]to está en la ultima del verso de arte mayor o heroyco, se co[n]tará con 11 sylabas no más, y esto quede dicho de una vez para todos los metros castellanos y italianos.

¿Y essa quiebra q[ue] dezís, pregu[n]tó el P[inciano], con el acento en la 5, 8, 11, son forçosas para el metro?

Sí, respo[n]dió F[adrique], para el bueno, perfecto y sonoro, y de tal manera que, en dexando de quebrar, no sonará. Y, si no, deshaced el metro de arte mayor de manera que pierda el orden de las quiebras y se quede en el número mismo de las sylabas, y veréys cómo pierde el sonido, como si dixéssemos:

A don Iuan el Segundo, el muy prepotente,

el qual contiene las mismas doce sylabas, y, porque quiebra con acento fuera de la quinta, digo en la sexta, suena mal. Y esto siento ay que considerar en quanto al metro antiguo castellano, el qual, assí como el italiano, sólo consta de números de sylabas y números de acentos en ciertas partes señalados, y según estos números se diferencia el castellano de castellanos, y de italianos ta[m]bién.

Aquí dixo el Pinciano: Vos, señor, desterráys la qua[n]tidad de las sylabas, digo, las largas y breues, y verdaderame[n]te que éssa es doctrina peregrina.

Fadrique: No a los italianos, a lo menos, los quales confiessan ingenuamente que para sus metros no Vsa de la dicha quantidad.

P[inciano]: ¿Por qué?

F[adrique]: No lo sé, lo que dize[n] sé, y sé que es engaño pensar que porq[ue] el acento esté en vna sylaba, por esso es luenga. Y [pág. 288] mirad los griegos, que muy ordinariamente pone[n] el acento(33) en las sylabas breues, y los latinos, que, en vna dicción o vocablo que tiene tres sylabas largas, no pone[n] el acento más que en la vna dellas y tienen vocablos de tres sylabas solas todas breues, mas con sus acentos en vna, assí que es muy diferente la quantidad de la sylaba y el acento della. Los castellanos, como he dicho, a la pronunciación que yo veo y alcanço, abreuian las sylabas todas, y assí nunca las alargan, sino para burlar o escarnecer, que ento[n]ces abren la boca de vn geme y echa[n] toda la voz fuera della, y mientra hazen esto, gastan los dos tiempos que pide la sylaba larga. Y, pues los italianos no conoce[n] sylabas largas ni breues en los metros, no las conozcamos nosotros en los nuestros ni en los suyos, sino contentémonos con lo dicho de los acentos; que esto nos basta para la enseñança de la doctrina más clara y más breue.

Yo estoy satisfecho, dixo el Pinciano, y me parece muy bien lo que dezís por el presente, y os suplico prosigáys en la parte métrica.

Dixo. Y luego Fad[rique]: Dicho auemos de las especies de metros que Castil·la antiguamente vsó; agora digamos de las que vsa nueuamente, traydas de los italianos, los quales pienso yo terná[n] esta materia de rima puesta en orden, como aquel·los que en las otras siempre tuuieron mucha vigila[n]cia y solicitud mucha, y me holgara auer encontrado con alguno que la huuiesse escrito, pero buscadle, que a él me remito.

El Pinciano dixo: Y en tanto ¿no tengo yo de saber algo?

Metros italianos.

Y Fadrique: Lo que tengo, os daré, pues tanta gana tenéys de lo recebir. Y digo que del metro italiano hallo tres modos: el vno es de siete [pág. 289] sylabas, que responde a nuestro quebrado, porque nunca se halla que con otros de su linaje haga esta[n]za de por sí, y continuamente anda mezclado con otros enteros, con quienes haze muchas y varias especies de estanzas (assí los italianos dizen las q[ue] nosotros coplas). El otro es el endecasylabo o de 11 sylabas, con el qual el de siete se ayunta muchas veces, como con el castellano de a ocho se ayunta el de quatro sylabas en la copla que dizen de pie quebrado. El tercero y vltimo verso es de a doce sylabas, que por otro no[m]bre llaman esdrújulo, a mi parecer porque parece que resvala la sylaba ultima. En los metros italianos, digo otra vez, corre lo q[ue] auemos dicho de los acentos en las vltimas puestos, que hazen a las vltimas sylabas valer por dos.

Exe[m]plo del quebrado de siete sylabas sea el Petrarcha, en el primer verso de su ca[n]ción que empieça:

Criare, fresche e dolci acque,

Oue le belle membra.

En esta especie de metro no sé que aya mas co[n]sideración que del número de las sylabas, assí como diximos de los castellanos de arte menor (digo de los de a quatro, seys y ocho sylabas). En la segu[n]da especie de metro, que era el endecasylabo o de once sylabas, ay más consideración, porque se deue atender a los acentos, los quales tienen en la sexta y en la décima, como [pág. 290] se verá con exemplo en este metro del Petrarcha, traduzido, digo:

Vos que escucháys en metros el sonido.

El qual quiebra en la sexta y en la décima, como se ve pronunciando assí:

Vos que escucháys en me-tros el soni-do.

Puede también esta especie quebrar en la quarta sylaba con el acento, con que quiebra también en la octaua y décima, y se hazen desta suerte vnos metros muy facetos y galanos, como aquel del Petrarcha:

¡O, fortuna-do que tan cla-Ra trom-pa!

Y ésta es la naturaleza del endecasylabo, que, no quebrando con el acento en las formas q[ue] auemos dicho, no sonará por manera alguna bien. Y, si lo queréys prouar, desatad los metros dichos y veréys lo que passa, y el mal sonido que a la oreja prestan, y que, desatado el primero assí:

Vos que en metros el sonido escucháys.

aunque tiene las onze sylabas, no suena, porque no haze las quiebras con el acento como deue, en la sexta y décima sylaba, o en quarta, octaua y décima, sino házelas en tercera y séptima y décima; assí que toda la sustancia deste metro endecasylabo no está sólo en las onze sylabas, sino también en las quiebras dichas con el acento. Lo mismo veremos en la otra especie de metro que quiebra en quarta y octaua, y, mudando el acento, pierde el sonido, como sería si dixéssemos [pág. 291]:

¡O, fortuna-do que tan-clara trompa!

El qual parece mucho al castellano de arte mayor, y lo es verdaderamente en el sonido, aunque le falta vna sylaba para la perfección del, y sería del todo perfecto si se le antepusiesse vna sylaba, de modo que viniera a quebrar en quinta la primera vez, y la segunda en octaua, como si dixéssemos:

¡O, tu fortuna-do que tan-clara trom-pa!

Mas es tanto lo que haze el sonido en estos nuestros versos castellanos que, quando éste ay, no importa vna sylaba más o menos, lo qual no consiente el metro griego o latino, sino que, aunque más sonido tenga, si no consta de los pies q[ue] el metro requiere según es, no vale nada.

El Pinciano dixo: ¡Por vida mía! Vos dezís cosas nueua y, por el tanto, gustosas para mí mucho, y aun creo para qualquiera que dessee saber esta materia, porq[ue] hasta agora nos andáuamos quebrando la cabeça en esto de los metros; yo, a lo menos, andaua como ciego sin luz, y auéys alumbrado, no a mí solo, mas a todos los nuestros, y aun podría ser que los italianos sacassen de vuestras consideraciones algunas cosas dignas de consideración.

No sé, dixo Fadrique; yo no he leydo lo que el·los han escrito en esta materia, ni puedo juzgar; y podría ser que ellos la huuiessen llegado más al cabo, como yo lo tengo creydo, y también que no huuiessen llegado a esto, como vos significáys. Mas, dexado esto a vna parte, que no importa, vamos a lo que importa, que es la especie tercera del metro italiano, el qual es dicho esdrújulo y es de doze sylabas, vna más que el endecasylabo, y igual al de arte mayor.

El Pinciano dixo: Mucho me huelgo de que ayáis dicho essa semejança, porque, tras ella, ha de venir a razón la diferencia.

Fadrique respondió: Si vos no me lo acordáredes, pudiera ser se me fuera de la memoria. La diferencia está en que el arte mayor quiebra con el acento en quinta y octaua y vndécima sylaba, como está dicho, y digo otra vez por [pág. 292] exemplo déste:

Tus casos fala-ces fortu-na canta-mos.

Y el esdrújulo quiebra en sexta y décima, qual el endecasylabo, como:

¡O mando! ¡O palo real-triste y solí-cito!

En el qual veréys, si le desatáys, lo mismo que en los demás metros desatados auemos visto, que, co[n] la mudança del acento, pierde el sonido, y no por otra causa alguna. Y esto baste de los metros castellanos y italianos comunes.

Metros nuevos.(34)

Calló vn poco Fadrique y dixo el Pinciano: ¿Pues cómo? ¿Ay otras especies de metros?

Fadrique respondió: Sí, yo sé algunos que no son conocidos ni se Vsa, y otros q[ue] no son conocidos y se Vsa, como el pentesylabo o de cinco sylabas, el qual corresponde al adonio-dímetro latino, tal es en latín:

Terruit urbem,

que es el quarto de la Ode 21 de Horacio, del libro primero, el qual, buelto en romance, dirá:

Dió espanto-a Roma.

Esta es una especie de metro que nunca anda sino compuesta con otra, digo en castellano. Mas dexemos esto, que no haze agora tanto al caso, y vamos al otro metro extrauagante, el qual es nonisylabo o de nueue sylabas, y también, como el quinto, es desvsado, sino en la composición, de manera que con él y con otro se haze vn metro solo.

El Pinciano dixo: Vos, señor Fadrique, dezís marauillas, pero a mí increybles, porque, si el menor metro es quadrisylabo y se junta con este nosísylabo, harán trece sylabas, y tal metro no le conozco yo.

Fadrique se sonrió y dixo: Pues yo os diré mayores marauillas: que ay ta[m]bié[n] metro de diez [pág. 293] sylabas, el qual es como los dos sobredichos de cinco y nueue, que, como algunas preposiciones, sólo se hallan en composición; y dezís bien que el nonisylabo, ayuntado al menor metro, hará treze sylabas. Exemplo de nonisylabo sea éste:

Señores de toda la tierra.

Y del decasylabo:

Súbito corte el tímido cieruo.

No me negaréys que éstos no tienen agradable juntura de sylabas, y, por el tanto, numeroso sonido, el qual haze al metro.

Parece, dixo Pinciano.

Y Fadrique: Todauía está el P[inciano] vn tanto incrédulo en que aya o pueda auer metro que tenga más sylabas que onze o doze; pues es menester que escuchéys lo mucho para que creáys lo poco; puede auer metros de treze, catorze, quinze, diez y seys y diez y siete sylabas.

El Pinciano quedó mudo gra[n] rato y mudo también Fadrique, y, rato después, assí rompió el silencio:Frag. 3.

Parece el raro nadante en piélago grande.

Y mucho en la guerra sufre con sólido pecho.

A Dido Phenisa prestan implácido sueño.

Atruenan los polos, ya los ayres relámpagos orden.

Con hórrido estrépito féruido bate el Italo campo.

Al tiempo que estos versos está Fadrique dizie[n]do, entró Vgo, y, oydos por él, dixo en alta voz: ¡Sa[n]to Dios!, ¿qué oyo? Paréceme auer oydo a Virgilio en lengua castel·lana.

Vos auéys dicho bien, dixo Fadrique, que todos estos son exámetros de Virgi[pág. 294]lio: el primero de los quales tiene treze; el segundo, catorce; el tercero, quince; el cuarto, diez y seys, y el quinto, diez y siete sylabas.

Vgo admirado, rogó a Fadrique tornasse sobre aquellos metros y dixesse de qué parte los sacó del poeta, y lo demás que para la enseñança de aquella nueua doctrina conuenía; que, a su parecer, no se podían reduzir los metros latinos, ni passarlos en romance, por el defecto de las luengas sylabas y breues de que los castellanos carecen.

Fadrique dixo a Vgo: Si huuiérades venido poco ante, os fuera manifiesto más lo que he dicho y cómo el romance no tiene sylabas luengas ni breues, pero pregunto: ¿El latino no tiene versos muchos, los quales tienen muy bue[n] sonido y no aquellas sylabas q[ue] deuen tener? Como si dixéssemos, por exemplo, al exámetro: ¿quá[n]tos auéys visto de muy buen sonido y que no constan como deuen?

Vgo respondió: Muchos.

Y luego Fadrique: Pues acordaos de lo que auéys dicho: que el italiano y el español no tienen con[n]sideración más que del sonido bueno, el qual procede de la buena disposición de los acentos.

Vgo respondió que él lo sabía.

Y Fadrique: Pues hagamos vna cosa: consideremos en los versos latinos el número de las sylabas que tienen, y las partes adonde ponen su acento, y haremos sus versos n[uest]ros.

Vgo replicó aquí: Bien está, señor, si los metros latinos tuuiessen número determinado de sylabas. ¿No veys(35) q[ue], como la sylaba luenga vale por dos, q[ue], vnas vezes la misma especie de metro tiene más y menos sylabas, como el exámetro, el qual, si consta de cinco espondeos, tiene treze sylabas: si de dáctilos, diez y siete?

Fa[drique] dixo [pág. 295]: Vos, señor Vgo, auéys dudado muy bien por cierto, pero, si yo os mostrasse claro q[ue] el exámetro se puede reduzir al castellano y italiano, ¿quedaréys conte[n]to?

Vgo respondió: Y loco de conte[n]to, porque tal cosa jamás ohí.

Pues escuchad, respondió Fadriq[ue]. Vos auéys dicho muy bien q[ue] el exámetro de cinco espondeos tiene treze sylabas, y el de cinco dáctilos, diez y siete; y, según esto, los exámetros intermedios ternán el número de sylabas próximo al vno o al otro, según participare de los dáctilos o espondeos; de manera que el que fuere de cinco espondeos y vn dáctilo, terná treze sylabas; el que tuuiere quatro espondeos y dos dáctilos, catorze; el que tres dáctilos y tres espo[n]deos, diez y seys; el que cinco dáctilos y vn espondeo, diez y siete.

Assí es, respondió Vg[o].

Y Fadrique: Pues háganse los metros nuestros de treze, catorze, quinze, diez y seys y diez y siete, y dadles sus acentos en sus lugares co[n]uenientes, y hallaréys tantas especies de exámetros en vuestra lengua castellana vos, y los demás, en las suyas.

Vgo dixo: Dadles vos, y hal·ladlos vos.

Y Fadrique: Que me plaze. Y primero tomo por exemplo a aquel exámetro de cinco espondeos, del primero de la Eneyda, que tiene:

Apparent rari nantes in gurgite vasto.

Y hágole metro desta manera:

Parece el raro nadante en piélago grande.

Y tomemos al que tiene quatro espondeos y dos dáctilos, como el del primero de la Eneyda, que dize:

Multa quoque et bello passus, dum conderet vrbe[m] [pág. 296].

Que dirá en nuestra lengua assí:

Mucho en lid bélica sufre con sólido pecho.

(No importa sean o no perfectamente traduzidos los metros.)

Vamos al que tiene tantos espondeos como dáctilos, y sea aquél del quarto de la Eneyda:

Verbaq[ue], nec placida[m] membris dat cura quietem.

El qual será nuestro assí:

La dama tristíssima recibe implácido sueño.

Del de quatro dáctilos y dos espondeos sea exe[m]plo el del primero de la Eneyda, que dize assí:

Intonuere poli et crebris micat ignibus aether(36).

El qual se hará nuestro assí:

Atruenan los polos, ya los ayres relámpagos arden.

Exemplo del dáctilo quinto sea aquel del libro octauo de la Eneyda, que dize assí:

Quadrupedante putrem sonitu quatit, ungula ca[m]pu[m].

Que, buelto, dirá assí:

Con hórrido strépito féruido bate el Italo campo.

Vgo dixo: ¡O, qué altíssimo sonido! ¡Y cómo a mis orejas son los versos marauillosamente agradables! ¡Por vida mía, que los digáys juntos otra vez!

Según esso, respondió Fadrique, no será fastidiosa la repetición dellos:

Parece el raro nadante en piélago grande.

Mucho en lid béllica sufre con sólido pecho.

La dama tristíssima recibe implácido sueño.

Atruenan los polos, ya los ayres relá[m]pagos arden

Con hórrido estrépito férvido bate el Italo ca[m]po.

¡Por vida mía!, dixo el Pinciano; los versos son ga[pág. 297]lanos, y que, si yo huuiera de escriuir algún poema heroyco, me parece q[ue] me abraçara con este género de metro, y me quitara desta burlería de los co[n]sonantes.

Fadrique se quedó pensando un poco, y dixo después: Si el volumen que escriuiérades fuera breue, como el de Museo en los amores de Leandro y Hero, no digo nada; mas, si fuera vna épica larga, digo que fuera grande cosa.

Vgo preguntó entonces: ¿Pues por qué?

Y Fadrique: Porque, como ya está tan recebida la octaua y la consonancia en ella para la heroyca, el que en otro metro escriuiesse, parece que se pone a peligro de no agradar y de perder su trabajo, y la pérdida sería tanto mayor, quanto la obra lo fuesse.

Dicho assí, prosiguió diziendo el Pinciano: Pongo que vos quisiérades emprender alguna obra en estos metros que a los exámetros responden: ¿cómo los auéys de hazer? Porque, aunq[ue] la natural vena haría mucho, mucho haría la arte, y, si della carecéys, gastaréys mucho más tiempo en los co[m]poner.

Ya yo sé, dixo el Pinciano, q[ue] la naturaleza haze hábil al hombre, y la arte da facilidad. Y, si sabéys otra más de lo que auéys dicho del número de las sylabas, me haréys gracia della.

Vgo dixo entonces al Pinciano: Mas pedidlo todo hecho y acabado. Harto ha dicho el señor Fadrique, y tan nueuo, q[ue] a mí me admira, y estoy corrido en cierta manera que, auiendo hojeado los naturales y estrangeros que desta materia poética han escrito, no aya topado con alguno que semejante materia me aya enseñado.

Fadrique se sonrió y dixo: Pues yo, aunque no sé hacer metros, sé lo dicho, y sé más, que sé la compostura dellos; la qual me costó algunos pe[n]sa[pág. 298]mientos, de quienes saqué lo que ya empieço. Y, supuesto que son cinco las especies de los exámetros, como ya está referido, digo de la primera, la qual tiene en el latino cinco espondeos y vn dáctilo y, en todos, 13 sylabas, y sylabas 13 en nuestro romance, cuyo exemplo fué:

Parece el raro nadante en piélago grande.

Aduierto, pues, q[ue] este tal tiene 5 sylabas en la quiebra primera, q[ue] es dezir, es vn verso pentesylabo, el qual, a la quarta sylaba, quiebra con el acento y descansa en la quinta, y el resto es vn verso de copla castellana, dicho octisylabo, que tiene ocho sylabas, como ya está dicho; de manera que del octisylabo y pe[n]tesylabo se hazen las treze sylabas q[ue] componen al heroyco de cinco espondeos, descansando en el pentesylabo desta manera:

Parece el raro-nadante en piélago grande.

Vgo dixo: Mirad, señor Fadr[ique], que, si añadís vna sylaba al octisylabo y fuesse nonisylabo, haría no mal sonido y más conforme al latín.

Vos dezís la verdad, dixo Fadrique, y sería tal:

Parecen raros-nadantes en piélago grande.

Y en ello el exámetro y el arte mayor castel·lano conforman mucho, porque el vno y el otro recibe algunas sylabas sin perder sonido, lo qual los demás versos no suelen hazer.

Vgo dixo: Bien está; lo dicho es del de cinco espondeos; veamos el siguiente, que tiene catorze sylabas de suyo en latín, y no se puede tener más ni menos.

Tal es, dixo Fadrique, el que tiene quatro espondeos y dos dáctilos, como el dicho ya assí:

[pág. 299] Multa quoque bello et bello passus, dum co[n]deret vrbe[m].

Y mucho en la guerra-sufre con sólido pecho.

El qual consta del metro exylabo o de seys sylabas, en el qual descansa después de auer rompido con el acento en la quinta, y, después, passa adelante con el octisylabo; y con él remata su sonido de la forma dicha. Fué la tercera especie la que tiene tantos dáctylos quantos espondeos, y haze quince sylabas desta manera:

Verbaque, nec placidam me[m]bris dat cura quietem.

A Dido Phenisa-prestan un implácido sueño.

Este consta: del primero, de seys sylabas, y el vltimo, de nueue; y éste y los demás todos se puede[n] reduzir, quitando o poniendo algunas sylabas, que, como no sean menos de treze ni más de diez y siete, acentuados en su lugar, sonarán.

Era la quarta especie del que tiene diez y seys sylabas, en quatro dáctilos y dos espondeos, como el ya dicho:

Intonuere poli [et] micat crebris ignibus aether.

Atruenan los polos-ya los ayres relámpagos arde[n].

El qual descansa en el exylabo, y acaba con el metro decasylabo. El vltimo, que es el dactylico, tiene diez y siete sylabas, el qual consta de metro eptisylabo esdrujulado y de otro de diez sylabas, como:

Con hórrido estrépito féruido bate el Italo campo.

A do es de considerar que, en vez de los dáctylos, se vsurpan los esdrújulos. Y esto es lo q[ue] yo, en breue [pág. 300], siento de la reducción del exámetro y trasplantación en el castellano. Y del pentámetro, entended lo mismo; por exemplo, deste verso ouidiano:

Dulcis amor patriae, dulce uidere suos.

Que, buelto en romance, dirá assí:

Dulce el mirar la patria, dulce el mirar los suyos.

Del qual pentámetro aurá tantas especies, quantas ay de pies en la primera parte hasta la cesura; porque, desde allí hasta el fin, todos los pentámetros son iguales; los quales han de tener, por fuerça, ni más ni menos que siete sylabas, seys de dos dáctylos y vna de la cesura, mas los dos pies primeros pueden ser dáctylos y espondeos, y pueden ser vno dáctylo y otro espo[n]deo; y assí podrá tener siete sylabas, como la segua[n]da parte del metro, la qual, como es dicho, tiene seys sylabas de dos dáctylos, y vna, de la cesura. Desta manera terná todo el verso catorze sylabas y sonará de la forma sobredicha, el qual sea exemplo de todos dáctylos, y puede tener treze sylabas, siendo vno dáctylo y otro espo[n]deo, como se verá en este pentámetro de Marco Ierónimo Vida:

Concipiet dulcem pectore laetitiam.

Que, buelto en castellano y con las sylabas mismas, dirá:

Dentro en las entrañas concebirá alegría.

Y, si ambos son espondeos, terná no más que doze sylabas; cinco, al primer descanso, quatro, de los espondeos, y vna, de la cesura, como en este metro del mismo, en el lugar mismo.

Et messes condi in horrea uiua suas.

El qual tiene dos espondeos, que, con la cesura [pág. 301], haze cinco sylabas, y que, buelto en romance, dirá assí:

Y miesses guarda en sus graneros fértiles.

La composición de las quales especies se haze desta manera: que el que tiene todos dáctilos catorze sylabas, se hará de dos eptisylabos; y el que treze sylabas y tres dáctilos, se forma del exylabo y eptisylabo, y el que tiene doze sylabas y dos espo[n]deos, con[n]stará del metro pentesylabo y eptisylabo. Assí en el exámetro y pentámetro se haze la redución, y assí en las demás especies de metros se verá, atendiendo al número de las sylabas y a los ace[n]tos adonde rompen.

Holgara, dixo Vgo, ver vn sáphico de los que dizen pe[n]támetros dícolos.

Yo os daré, dixo F[adrique], por exemplo vn endecasylabo dessos q[ue] pedís, mas entended que en romance no ay dícolos, ni los demás que dezís, sino el descanso del metro y rompimiento del acento, como en esta Oda se verá, digo en su traslación:

Iam sa-tis ter-ris niuis-atque-dirae

Grandi-nis mi-sit Pater, et ru-bente

Dexte-ra sa-cras iacu-latus-arces,

Terruit urbem.

Digo, pues, que en la traslación deuen quedar, como es dicho, las onze sylabas que tiene como endecasylabo, que es el metro, y guardar el acento desta manera:

Assaz en las tierras-de nieue y granizo

Llouió el soberano-Alá y, con la diestra

Rubia hiriendo-a los sacros palacios,

Dió espanto a Roma.

[Pág. 302]Dicho esto, dixo Vgo: Paréceme que oyo a los metros de arte mayor.

Fadrique respondió: Algo se parecen, especial los endecasylabos (porque los de arte mayor, vnos, tienen onze sylabas; otros, doze); estos que agora damos trasladados todos son endecasylabos; y, assí como dellos auéys visto hecha la traducción, se puede de los jámbicos y de las demás especies todas de metros.

Claro está, dixo Vgo, que, pues se ha hecho de los difíciles, mejor se podrá hazer de los más fáciles.

Y Fadriq[ue]: Ya estoy vn poco cansado, y os ruego, señor Vgo, prosigáys en la cosa de las junturas de metros que en Castilla dizen coplas y, en Italia, estanzas.

Frag. 4. De las coplas; primero de las castellanas.

Diré lo que supiere, dixo Vgo. Copla o estanza quiere dezir ayuntamiento o juntura, como que en ellas se ayuntan los metros con alguna consonancia correspondiente a ciertos lugares, porque el castel·lano no conoce compostura de metros y ayuntamientos sin alguna consonancia. Y, hablando, primero, de los primeros de quatro sylabas, dichos quebrados, digo que ellos, por sí, no suelen hazer coplas sino ayuntados a los enteros suyos, que son a los de ocho sylabas, como se vee en las de don Iorge Ma[n]rique q[ue] empieça[n].

Recuerde el alma dormida.

En las quales coplas, dichas de pie quebrado, no conozco regla concertada, porque vnos quiebran de vna manera, otros, de otra, según al autor se le antoja; y vnos responde[n] de vna, y otros, de otra manera con la consonancia. Pudiera ser que, haziendo experiencia en el Cancionero General, se sacara alguna regla más cierta, mas a mí me parece el trabajo mucho, y el prouecho, poco; y assí, hasta agora [pág. 303], me contento con lo dicho. Esta que sigo es vía nueua y jamás de otro andada que yo sepa; después se puede perficionar, que fácil es añadir a lo inuentado. Los que más supieren, podrá[n] proseguir, si es que lo que agora digo algún día se pusiere en papel. Y esto, en el metro quebrado de quatro sylabas. En el de seys también veo diuersas maneras de juntas o de coplas: la vna es en forma de romance viejo, como éste:

Luego que naciera,

Nací desdichada,

Los hados mostraron

Estrella enojada.

El qual consona y responde con la consonancia o assonancia del segundo al quarto, y assí va por los pares respondiendo hasta el fin. Otra manera tiene también de consonancia este metro de seys sylabas, en la qual responde segundo con primero, y quarto con tercero, y assí van respondiendo los pares a los nones, hasta el fin, como es el que comiença:

De las Nueve-Villas

salieron dos niñas

De Villalumbroso.

Con ellas un moço.

Ay también en este género de metro los que dizen motes, y ay en ellos coplas de tan diferentes maneras, que apenas se pueden reduzir en orden cierto; de lo qual se saca que cada vno puede arbitrar como mejor le parec[i]era(37), por ser de las coplas irregulares, como dicen los italianos.

El Pinciano dixo luego: Esso no entiendo.

Composturas regulares y irregulares.

Y Vgo: Yo os lo diré. Ay vnas junturas de metros regulares que siempre guardan orden perpetuo, como la octaua rima que ellos dixeron y nosotros dezimos [pág. 304]: la qual siempre ha guardado su orden, como después mejor veremos; y, otras que nunca guardan orden, como las canciones y madrigales, que cada vno las haze como se le antoja. Ay otras mezcladas que, en general, guardan siempre vn orden cierto, como el soneto en tener catorze pies, pero no tan cierto y perpetuo que alguna vez no passe co[n] algún épodo de dos o tres versos. Digo, pues, que nuestras coplas, assí las quebradas como las de pies de seys sylabas, son irregulares, que no guardan orden cierto. Vamos a las coplas de los metros de a ocho sylabas, de los quales podremos dezir lo mismo que de las dichas: que, en sí, no tienen número cierto de metros, ni orden concertado en las asonancias, porque los ay que dizen motes, de dos, tres y quatro metros, y, en éstos, diuersidad de co[n]sonancias. Ay ta[m]bién las que dezimos coplas hechas a los motes, que en los metros no tienen número cierto, ni cierto modo en la consonancia, como en los de seys sylabas se dixo. Ay también las que son coplas sueltas de motes, en las quales tambié[n] se aduierte la misma irregularidad, y en las quales el orden es que carecen dél por la mucha variedad dellos, como las que verá el que viere al Cancionero General. A mí me agradan aquellas dos maneras que vsó Iuan de Mena en la Coronació[n]: la primera, en la primera copla, y la segunda, en la segunda; y agrádanme assí en el número de los metros, que son cinco, como en la co[n]sonancia, porque me haze bue[n] sonido. A otros agradarán otras de otra manera, que hartas ay en que escoger para el que quisiere metrificar. Y esto baste, dicho con suma breuedad, que para vna persona discreta basta el [pág. 305] tocar los puntos. Y, para acabar con nuestros castel·lanos, digamos del mayor, más artificioso y más sonoro de quantos ay y huuo, excepto el exámetro. Digamos, digo, de la juntura dél, que de su persona ya se trató lo necessario; digo, pues, que el metro heroyco de arte mayor se ayunta con sus compañeros en consonancia alguna continuamente, porque yo nunca le he visto suelto.

Dixo el Pinciano: Pues ¿por qué, si este metro es tan señalado como dezís, no podría andar suelto, como lo haze el exámetro y endecasylabo que los italianos dizen heroyco quando es suelto?

Esso, dixo Vgo, yo no os sabré dezir más de lo dicho, que assí lo veo en vso; que, a dezir lo que siento, mucho mejor parecería suelto y sin consonancia alguna para algunas especies de poemas; que, aunque no fuesse tan suaue, a lo menos, ternía más de grandeza; mas toda arte, y más la Poética, anda tras el deleyte. Y, boluiendo a mi negocio, digo que yo veo a este metro ayuntado con otros sus compañeros, siempre en consonancia de tres maneras: o hecha la juntura y copla de quatro en quatro versos, o de cinco en cinco, o de ocho en ocho. Y se podría también hazer juntura de tres en tres muy bien, y no me acuerdo bien si la he visto, mas paréceme q[ue] la más general es la de ocho, como las de Iuan de Mena, en cuyas consonancias veo ta[m]bién irregularidad, y que vnos consonan de vna manera, y otros, de otra; porque en la primera copla consona tercero con primero y quarto, y quinto y octauo con segu[n]do, y los dos seys y siete, atados entre sí y sueltos de los demás. Y ay otros que no guardan este orden en la co[n]sonancia, como aquella que empieça [pág. 306]:

Compostura de arte mayor.Tus casos falaces…

Y la otra:

Por ende, vosotras…

En las quales sigue la consonancia este orden: que primero, quarto, quinto y octauo se responden como en soneto se dirá, y segu[n]do y tercero, entre sí y sueltos de los demás; lo mismo hazen sexto y séptimo; digo, en suma, q[ue] estas juntas o coplas tienen regularidad en el número, q[ue] todas son de ocho pies, mas no en la consonancia, si ya no dixessemos q[ue] la regla es que guarde vno de los dos dichos órdenes, que en tal caso quedaría por orde[n] y regla la diuisió[n] dicha y no me parecería mal. En lo q[ue] toca a las coplas de a tres, de a quatro y cinco metros de arte mayor, ay variedad de consonancias, mas en las de a cinco a mí parece[n] bien las que consonan con primero, tercero y quinto, y, con el segu[n]do, el quarto; y en las de a quatro pies las que consonan quarto co[n] primero, y tercero con segundo; y en las de a tres me agrada vaya el primero suelto y los dos atados; otros aurá q[ue] gusten de otro orden en el consonar; cada vno elija lo que mejor le estuuiere, que, en cosas irregulares como éstas, todo hombre es libre y puede seguir su libre aluedrío. Y esto baste con breuedad de lo castellano; vamos a lo italiano.

Digo, pues, que digan estanzas, digan rimas los italianos las que los castellanos dezimos coplas, no importa cosa alguna, como se entie[n]da lo q[ue] ellas son, que son junturas de metros.

El Pinc[iano] dixo: ¿Pues cómo? ¿No dezís lo que de las coplas castellanas dixistes: que eran junturas de metros, los quales, a ciertos lugares, se responden con la final?

Yo, dixo Fad[rique], no dixe [pág. 307] tal: final quiere dezir la vltima sylaba, y ésta no basta para hazer la co[n]sonancia, porque alguna vez ha de auer dos sylabas semejantes, y alguna vez, tres, para que consuene vn nombre con otro; y, aunque ésta sea vna digressión, será tan breue, que sirua de paréntesis, en quien entenderéys la sustancia de la consonancia, la qual está en que, desde el acento de la dicción o vocablo, corresponda a la otra en las mismas letras y acento; de manera que, si el acento está en la vltima sylaba, no es menester más semejança de vna dicción a otra para la consonancia que la vltima sylaba, como se vee en estos: vestí, comí; amor, dolor, los quales son co[n]sonantes; pero, si el acento está en vna sylaba antes, dicha penúltima, desde allí han de ser semejantes en las letras todos los vocablos que huuieren de consonar, como se vee en estos: vida, vnida; muerte, suerte.

El P[inciano] añadió: Y canto y sancto.

Y luego Fad[rique] Esso no; que ellos, en rigor, no son consona[n]tes, porque, aunque tienen el acento, como dezimos, en la penúltima, mas no tienen las mismas letras el vn vocablo que el otro; sancto tiene vna mas, porque tiene vna c antes de la t, y assí no son consonantes en manera alguna, sino assona[n]tes; y, si vos alguna vez los auéys visto consonar en poetas graues, será cometiendo la figura dicha síncopa, que es quita[n]do la c del santo. Y, prosiguiendo con mi razón, digo que si el acento está en la antepenúltima, de allí también deue empeçar la semejança en las letras, de modo que no falte vna tilde, ni sobre, como se vee en los vocablos autores de los esdrújulos: válido, cálido; tímido, frígido; lícito, solícito; sándalo, escándalo; débiles, flébiles, hábiles, lábiles. Y aquí tenga [pág. 308] fin la paréntesis.

Y, boluiendo en nuestra plática començada, respondo a vuestra dificultad, y digo: q[ue] los castellanos nu[n]ca hiziero[n] juntas de metros sin consonancias, y los italianos, sí: y, por esto, a las coplas de los castellanos añadí la consonancia que en las estanzas italianas he dexado. Todo será más claro en la diuisión que agora sucederá a la difinición, de la qual digo assí: q[ue] el metro italiano se ata con otro y haze estanza y rima de dos maneras: o sin consonancia o con ella; sin consonancia, como el verso suelto, endecasylabo o de onze sylabas, al qual llaman heroyco, pienso que por esta razón de yr suelto, assí como el exámetro, y porque para los italianos tiene más sonido que otra especie de metro (y digo por la vna y la otra cosa juntamente, porque cada cosa, por sí, no bastara a mi parecer); que al metro endecasylabo, atado con consonancia, no le dizen heroyco, ni tampoco los demás metros latinos, fuera del exámetro, tienen co[n]sonancia, que todos carecen della.

Rimas italianas regulares y irregulares.

El Pinciano dixo: Yo pensara que le llamauan heroyco al suelto endecasylabo, porque, conforme a vuestra doctrina, la consona[n]cia es ornato, y la heroyca no le busca tanto.

Fadrique respondió: No me parece mal. Y luego prosiguió diziendo: Vsase también, aunq[ue] yo no lo he visto, entre los italianos soltar a los esdrújulos; y, a la verdad, en Castilla se podían desatar mejor por la falta de vocablos para tal metro conuenientes. Estas especies de estanzas y junturas de metro hallo yo que no sean atadas a consonancia por ley alguna.

El Pinciano dixo: Pues yo me acuerdo de otra que llaman sestina, la qual no se ata a otros consonantes.

¿Esso, dixo Fadrique [pág. 309], llamáys soltar? La mayor atadura es de quantas ay, porque se ata, no a semejança, sino a identidad y a disposición artificiosa; mas no es tiempo de tratar esta materia.

Antes, sí, dixo el Pinciano, q[ue] después podrá ser se nos oluide.

Y Fadrique: Pues no tengo que dezir de su orden más del dicho, que es primo y artificioso, y no tengo de hazer lo que está hecho: id a alguna de essas Artes Poéticas que andan en romance, y hallaréys el orden que tienen las sestinas y qué composturas; las quales son tan largas, que no caben en mi memoria; y, si queréys que hable más claro, no quiero gastar el tiempo para dar exemplo dellas; baste dezir que la sestina es vna compostura de metros endecasylabos de seys en seys pies ordenados, sin consonancia alguna, y es vna de las rimas más regulares que ay, porq[ue] ha de tener 39 pies repartidos en 6 esta[n]zas y media. Los nombres finales de los metros para más perfección ha[n] de tener dos sylabas, y aun ay quien diga que han de ser sustantiuos, lo qual no hallo yo en todas las del Petrarcha; en el épodo o media estanza, que tiene tres versos, deuen estar puestos cada dos de los nombres finales, y no sé más; y, si lo sé, no lo puedo dezir, que por 4 o 6 reales hallaréys vn libro que os lo diga más de espacio.

El Pinciano dixo entonces: Vos, señor Fadrique, soys extraño: q[ue] a los otros no dolió el escriuir, y a vos os duele el hablar.

Fadrique respondió: Los otros escritores hizieron bien en gastar el papel en lo que no estaua escrito, y yo haría mal si, en lo que está hablado, gasto palabras.

Ahora bien, dixo el Pinciano, no os quiero mejor; passemos adelante.

Y luego Fadr[ique]: Ya está dicho de los metros sueltos; vamos a los [pág. 310] que, atados con co[n]sonancia, hazen su juntura. Déstos digo lo que antes de los castellanos; que vnos son regulares; y otros, irregulares; y otros, mezclados: y, pues los exemplos dellos están ya dichos, no ay [que] detenernos(38), sino otra vez diuidir y dezir q[ue] los regulares o son sestinas, o tercetos, o octauas rimas; las quales han guardado siempre vn perpetuo orden: y los irregulares son ca[n]ciones, madrigales, ballatas: y los comunes o mezclados son como sonetos y quartetos (los quales andan a vezes aparte de los sonetos, como los seruentesios de las octauas). Veys aquí quanto os puedo dezir desta materia, y no sé más.

El Pinciano dixo: Vos. señor, me auéys dado mucho, a mi parecer, y yo lo he tratado sin mazcar.

Y Vgo: ¿Pues qué? ¿Queréys que os diga yo agora por exemplo todo lo que en compendio os he dicho? Esso sería hazer vn comentario a Plinio: porque, si después de aueros dicho de las rimas regulares y de las mezcladas, os dixesse de las especies irregulares que hasta agora se ha[n] vsado, y las que se podrían inuentar, poco dixe del comento de Plinio, ¡sería encerrar la mar dentro de vn grano de tabaco!

No, dixo el Pinciano, quiero yo lo impossible, que es lo particular, mas si quisiera no me dixérades lo general de essas especies de estanzas que auéys diuidido.

Aora, pues, dixo Vgo, abridme las orejas, porque, si digo la verdad, esta materia me amoyna, y mirad que no lo diré más que vna vez.

Ni os preguntaré, dixo el Pinciano, palabra, aunq[ue] tenga alguna duda.

Para duda, dixo Vgo, yo os doy licencia, como no sea causada por falta de atención; y agora quiero la te[n]gáys, no porque importe la doctrina, sino por no dezir dos vezes lo que vna [pág. 311] vez digo de mala gana. Digo, pues, de las rimas regulares que contino guardan vn orden concertado, que es la primera la sestina, de la qual ya dixe más de lo que pensé y os remito al Petrarcha.

Sestina.

El Pinciano dixo luego: Muchas cosas leo yo que no entiendo, y podría ser ésta vna dellas; y, si vos agora me dezís el orden que la sestina tiene, yo la entenderé mejor quando la vea escrita.

Vgo dixo: Como no sea dar exemplo della, porque sería muy largo, os quiero hazer este seruicio, y, añadiendo a lo dicho, digo q[ue] la primera estanza tiene los versos sueltos de la manera ya dicha, y, después, en las demás, se repiten los nombres finales mismos, assí que [en] la segunda estanza se pone el nombre vltimo(39) de la primera en el primero verso: y en el segu[n]do, el primero de la primera esta[n]za; y en el tercero, el quinto; y en el quarto, el segundo; y en el quinto, el quarto; y en el sexto, el tercero; y las demás siguen este orde[n], co[n]tinuando la vltima a la penúltima hasta el épodo, que cierra de la manera antes dicha. El terceto quiere dezir tres pies, y es equíuoco, porque significa a los q[ue], de tres en tres, cierran el soneto; y desta manera se co[n]sidera como parte; y significa ta[m]bién la estanza q[ue] se dize tercetos, los quales son todos endecasylabos, como la sestina, pero difiere[n] en otras muchas cosas della, porq[ue] van de 3 en 3 eslauonados, de manera q[ue] al 1 responde el 3; el 4 al 2; y el 5 va suelto: el 6 respo[n]de al 4; y el 7 al 5; y el 8 va suelto; de manera que, cada terceto o tres pies, va vno suelto de los antepassados, con el qual se va encadenando la compostura, de la manera que se vee en Los Triumphos del Petrarcha; y, assí como el principio no tiene más que vna consonancia [pág. 312], el fin también queda con sola otra, digo el principio y fin del capítulo, que assí dizen esta forma de estanza; la qual es muchas vezes muy larga, y que llega a sesenta tercetos y más; y la qual no deue multiplicar la consonancia, sino que todos los co[n]sonantes deuen ser diferentes. El que dizen vnos ouillejo otros, cadena, es vna forma de estanza en la qual el quebrado italiano responde con la co[n]sonancia a la final dicción del metro entero. Octauas son las que, siendo de ocho pies y endecasylabos, como las ya dichas especies todas, co[n]cierta[n] tercero con primero, quarto con segundo, quinto co[n] tercero, sexto con quarto, y los vltimos dos, sueltos de los demás, se atan entre sí con consonancia. Esta forma de esta[n]za y el ouillejo o cadena no fué vsada del Petrarcha, a do se colige que fueron después dél inuentados. El que dizen seruentesio no es más que los primeros quatro pies de la esta[n]za que dizen octaua. La que dizen lira, en la verdad, es vna especie de canción, mas ya algunos la ponen como cosa apartada y como difere[n]te especie de las regulares, la qual consta de número cierto de pies, que son cinco. El primero es quebrado; el 2, entero; el 3, quebrado y responde al primero; el 4, quebrado y responde al segundo; el 5, entero y respo[n]de al quarto y segundo. De exe[m]plos están llenos los poetas. Y esto, de las rimas regulares.

Terceto.Cadena.

Octauas.

Seruentesio.

Lira.

Las irregulares todas, o las más dellas, constan de pies enteros y quebrados juntamente mezclados. De las canciones ay un número sin fin; los quales dexo porq[ue] no se puede poner orden cierto en sus consonancias, ni en el número tampoco, como ni en las ballatas y madrigales, que ni éstas ni aquéllas tie[pág. 313]nen cierto número de verso.

Batallas. Madrigales.

Ya yo sé, dixo Pin[ciano], que se diferencian las canciones de los madrigales y ballatas, mas no sé en qué éstas de aquél·las.

Vgo respondió: La lira, ballatas y madrigales todos son vna especie de canciones, y, assí como éstas puede[n] ser hechas al aluedrío del poeta, lo pueden ser essotras composiciones, saluo lo que sabéys que el madrigal y ballata andan a solas y no acompañadas como las canciones, las quales, como diximos de los tercetos, no se deuen encontrar con las consonancias, especial en las estanzas enteras, que el épodo bien se puede encontrar con la estanza entera en la consonancia.

Canciones.

Assí es verdad, dixo Fadrique, que yo he visto en el Petrarcha esse encuentro que dezís del épodo y estanza, mas no de vna estanza con otra; y, por huyr deste encuentro, partió el Petrarcha en las canciones dichas las tres Sorellas, la primera de las quales empieça:

Perche la uita è breue.

Las quales se encuentran co[n] la co[n]sonancia, porq[ue] la segunda estanza de la canción primera se encuentra con la tercera estanza de la canción segunda, y la primera estanza de la segunda canción con la quinta estanza de la canción vltima; y podría ser que hiziesse también el Petrarcha essa diuisión por no cansar con canción tan larga; y harto larga ha sido la nuestra en materia poco graue. Restaua[n] las rimas mezcladas, que eran los sonetos y los quartetos, que tambié[n] son especie de rimas aparte del soneto. Digo que, en general, los sonetos guardan vn orden, consonando quarto, quinto y octauo al primero, y tercero, sexto y séptimo al segundo primero [pág. 314]. Algunas vezes acontece seguir el orden de la octaua hasta el sexto pie, y, después, los dos segu[n]dos pies, dexando el orden de la octaua misma en el fin, seguir a la misma en el principio, digo, consonando par con par, y impar con impar; los tercetos del soneto son tan irregulares como las canciones. Del quarteto, especie de rima de por sí, no tengo que dezir sino que sigue el orde[n] del soneto, y assí alguna vez será quarteto de soneto común y ordinario, y alguna, del extraordinario, que responde a la octaua en las co[n]sonancias, que por otros nombres diximos seruentesio. Con los tercetos, sestinas, octauas, ouillejos, serue[n]tesios, quartetos, endecasylabos siempre, y las demás rimas italianas se puede[n] mezclar los quebrados, y con el soneto, qua[n]do tiene más de los catorze pies; porque en los demás q[ue] yo llamo épodo, puede quebrar vno o dos, o los que quisiere. Y esto baste por agora de los metros, q[ue] para mí es vna cosa muy cansada, porq[ue] hablo con miedo en ellos y puede ser q[ue] se me oluiden algunas especies dellos o de las rimas y estanzas.

Sonetos.

Quartetos.[Frag.] 5.

Calló después desto buen rato Vgo y el Pinci[ano], de manera que parecía no auer más q[ue] enseñar ni que preguntar en aq[uel·la] conuersación, y, después de vn gran rato, dixo el Pinc[iano] assí: Yo os veo, señor Vgo, ta[n] mal con esta plática, que me acobardo de os preguntar otro poco q[ue] me resta, mas otro día estaréys de mejor humor y recibiré la merced.

Vgo le dixo riendo: Pregu[n]tad lo q[ue] queréys q[ue], como no sea punto tan escusado como el passado, no me será enojoso y, por mucho q[ue] lo sea, digo q[ue] lo tengo por bien.

Entonces el Pin[ciano] dixo: Bésoos, señor, las manos por la merced. Y después: Lo q[ue] me ha venido al pe[n]samie[n] [pág. 315]to es saber q[ué] género de metro es mejor para la épica; no digo bien, que el metro ya sé q[ue] es bueno para ella, el de arte mayor y el suelto italiano; ¿por q[ué] el de arte mayor es más heroyco q[ue] ninguno, y el italiano tiene el no[m]bre de heroyco?

Metros de heroyca.

Vgo respondió: Y aun en esso q[ue] teneys por cierto, ay q[ue] dificultar, porq[ue], aunq[ue] el metro de arte mayor es mas sonoro y verdaderame[n]te mejor para la heroyca, está ya ta[n] fuera de vso, q[ue] no sé sí agradaría tanto; y el q[ue] llamamos heroyco italiano, como está tan falto de consona[n]cias y respondencias, no tiene aquella suauidad y el deleyte que las rimas, y assí soy de parecer que los endecasylabos italianos, atados a respo[n]dencias de ocho en ocho, son los mejores, después de los de arte mayor, los quales mejores fuera[n], si fueran más en vso.

En suma, dixo el P[inciano], a vos parece que la arte mayor, y el verso heroyco que dizen italiano, y las octauas son buenas para las épicas y epopeyas; mas q[ue] tenéys por mejores las octauas, y aun yo las veo más en vso para cosas graues q[ue] no otras rimas algunas. ¿Y, al fin, la Poética, como los trajes, está puesta en vso?

Vg[o] luego: ¿Pues no auemos dicho q[ue] el metro es ornato desta dama poética? Y el ornato está muy puesto en el vso, el qual sigue a la naturaleza muchas vezes. Digo q[ue] muy buena rima es la octaua para la especie de fábula q[ue] pregu[n]táys; y si yo huuiera de escriuir fábula heroyca, aunq[ue] estoy aficionado a las rimas de mi patria, creo q[ue], por esta vez, las dexara para seguir las estra[n]geras; d[e] modo q[ue] la octaua solame[n]te queda perfecta, co[n]sumada y buena para la épica, a mi juizio. Y es d[e] aduertir q[ue] no es lícito al poeta épico vsar d[e] otro género d[e] metro sino el en q[ue] vna vez come[n]çó, co[n]forme a la doctrina d[e]l Phil[ósopho] y costu[m]bre d[e] [pág. 316] poetas antiguos, a quienes no fué lícito poner otro género de metros en la heroyca.

El Pinciano dixo: Pues las Bucólicas y Geórgicas también, como la Eneyda, están escritas en exámetros.

Ahora bien dixo Fadrique, éssas son otras quinientas. No ha dicho Vgo que la heroyca sola consiente exámetros, ni tampoco dixo que sola quiere octauas y q[ue] no es lícito en la heroyca de exámetros poner metros que no lo sean.

El Pinciano dixo: Y si algún heroyco, entre los endecasylabos de las octauas, pusiesse algún esdrújulo, ¿sería error?

Fadrique dixo: Como fuesse vno, entre muchos de vn libro, no sería mucho error, que antes estos desuíos pequeños y raros hermosean a la oración, haziendo el metro peregrino, y se deuían dezir lunares antes que faltas; que en la heroyca de Virgilio se hallarán algunos que no sean exámetros, aunq[ue] muy pocos, como digo.

¿Y si fuesse de arte mayor, preguntó el Pinciano, el que se mezclasse al endecasylabo?

Fadrique: Esso no tanto, porque es diuersidad mayor, a do no sólo el metro muda especie, mas patria y todo. Y, si mucho me apretáys, diré q[ue] tambié[n] se puede permitir de la manera dicha que sean muy pocos y raros; y, pues se admiten los vocablos estra[n]geros, también se pueden admitir los versos, especialmente que tienen tanta semejança, mas lo mejor es seguir la tela con vn mismo hilo de metro.

Metros de trágica.

Calló aquí Fadrique y, poco después, dixo: ¿No preguntáys de la trágica algo? Deuéyslo de saber.

No, dixo Pinciano, sino que no os quiero cansar.

Y luego Fadrique: La trágica consiente todo género de coplas y metros y estanzas.

¿Cómo?, dixo [pág. 317] el Pinciano. ¿Que co[n]siente redondillas castellanas enteras, quebradas, y arte mayor? ¿También los metros y rimas italianas?

F[adrique] respo[n]dió: Quien dize todo, nada excluye. Mas es de aduertir q[ue] conuiene a las personas trágicas y principales darles metros y rimas mayores, y, a las menores, menores; y las mayores son las que constan de arte mayor o endecasylabos, y, pues el vso ha echado esta copla de arte mayor, echémosla también de la trágica; y, recogiendo más la generalidad dicha, digo q[ue], excepta arte mayor y quebrados castellanos, todas las demás estanzas son buenas para la trágica.

Al fin, dixo el Pinciano, vos echáys della la arte mayor y quebrados.

Aquí pensó vn poco Fadrique y dixo: Sí, para el cuerpo de la tragedia: y permitiríale fuera della, porque en el prólogo no parecería mal la arte mayor hablo al vso de los prólogos de agora y no parecería mal el quebrado castellano en el choro, si aconteciesse a llorar y lame[n]tar una miseria. Y esto, del metro de la tragedia. Y de la comedia misma digo que recibe toda suerte de metros qual la tragedia, mas no conuiene contenga muchos de los endecasylabos, ni tampoco canciones; por[que], como las personas son baxas, no está bie[n] vsen de metros altos muchos; y en lo de las canciones digo no conuienen, porque son rimas muy fuera del común vso de hablar, y la comedia déuese aplicar mucho al vso común. De aquí nace que los antiguos vsaron mucho los jambos, y a nosotros nos estarán bien las redondillas; y, si alguno quisiere hazer comedias en prosa, no les condenaré por ello, porque, en la verdad, las hará verisímiles más, aunque menos deleytosas. Yo, a lo menos, soy [pág. 318] tan aficionado a la buena imitación, que por ella oluidaré de buena gana el deleyte del metro; y desto ya está hablado antes de agora.

Metros de comedia.

Metros de dithirá[m]bica

Del metro y rimas para la dithirámbica o lírica resta dezir, y con esto auremos acabado lo q[ue] toca a las quatro especies de poética mayores. De la dithirá[m]bica poco ay q[ue] dezir, porque ésta ya se perdió, mas de lo que está escrito se saca que era el metro muy tumultuoso y hinchado por la copia de vocablos co[m]puestos que vsaua; y, dexado esto aparte, hablemos de la que fué substituyda en su lugar, dicha lírica, para la qual son buenos los metros castellanos de seys y ocho sylabas, quebrados o enteros. Son también buenas todas las especies de canciones, mas especial las italianas me parece que son a este propósito, porque ordinariamente van siguiendo el co[n]cepto en más que vna ni dos estanzas.

Metros de lírica.El Pinc[iano]: Pues las ballatas dichas también siguen más que vna estanza, y, como son para baylar, podrían ser para cantar, y aun los madrigales también alguna vez.

Fad[rique] dixo: Essas son ca[n]ciones rústicas, y las líricas tiene[n] más primor y nobleza, y de manera q[ue] casi se avezinan a la grandeza trágica.

Metros de sátira.

Calló un poco F[adrique], y después dixo el P[inciano]: ¿Para la sátira q[ué] metros son buenos?

F[adrique] respo[n]dió: Ningunos.

Tres vezes se lo pregu[n]tó el P[inciano] y F[adrique] respo[n]dió: Ningunos.

Ahora bien, dixo el P[inciano], yo os entiendo; vos queréys dezir q[ue] no conuiene se diga mal de nadie.

F[adrique] respo[n]dió: Vos me auéys interpretado más piadosamente y menos agudame[n]te q[ue] yo lo entiendo. Sabréys que quiero dezir que el metro fué vna inue[n]ción para deleytar, y es ta[n]to el deleyte q[ue] las gentes reciben con el oyr faltas de sus próximos, q[ue] no es menester salsa de versos para [pág. 319] comer de buena gana el ma[n]jar de la murmuración; de manera q[ue] ésta es vna hermosura q[ue] no ha menester afeyte, o fealdad tan agradable que no es menester hermosearla. Y, dexada aparte esta plática, q[ue] sabe algo a satírica, digo q[ue], si yo huuiera de escriuirla, la escriuiera en tercetos, los quales me parece[n] más a propósito.

Mirad, dixo el P[inciano], que las he visto buenas en redondillas.

Y, aunque sea[n] en redondas, dixo F[adrique], quadrarán a toda oreja, y darán quadratura de círculo. Y passemos a las coplas que para los mimos vienen a propósito, las quales diría yo que son las redondillas; y assí los zarauandistas, q[ue] el día de oy tienen mucho de los mimos, las vsan: y también es su metro de le[n]guaje más común y plebeyo, el qual los mimos imitaua[n], assí como los cómicos, q[ue] a ellos era[n] muy semeja[n]tes, como antes diximos. Pa[ra] bucólica es bueno el terceto, y ay quie[n] aya vsado la octaua, y au[n] entrepuesto ca[n]ciones a tercetos; digo q[ue] el terceto me parece mejor mucho.

Metros de mimos.

Metros de bucólicos.

Mirad, señor, dixo el P[inciano], q[ue] el Sanazaro vsó las ca[n]ciones en su Archadia.

Y luego F[adrique]: Mirad, señor, q[ue] no era razona[n]do, como lo haze[n] los bucólicos sino ca[n]tando, como lo haze[n] los líricos.

¿De manera, dixo el P[inciano], q[ue] os parece el terceto bueno pa[ra] la bucólica, y las demás rimas no?

Metros de elegías.

Assí es, dixo F[adrique], y mirad q[ue] se me oluida dezir de las redo[n]dillas y bucólicas, que ay vna bucólica en ellas hecha muy ilustre, y anda con no[m]bre de Mingo Rebulgo. Para las elegías son buenos los tercetos.

Yo los he visto, dixo el P[inciano], en ca[n]ciones.

Y luego F[adrique]: Y yo ta[m]bié[n], mas verdaderame[n]te parece[n] mejor en este género d[e] metro, y parece no mal en el castellano de 6 sylabas, en el qual algunos dize[n] el metro d[e] las endechas, porq[ue] en él se canta[n]. Y, si buscamos algú[n] [pág. 320] metro que responda al elegíaco latino, exámetro y pentámetro, no estoy mal en la copla castellana de ocho, con su quebrado, la qual parece quebrar de la manera que el exámetro y pentámetro, aunque no es tan sonoro. Exemplo sean las coplas de don Iorge Manrique.

Metros de apólogos.

De los apólogos resta que digamos, los quales no están escritos en metros gran parte, sino en prosa, porque los autores dellos atie[n]den más a lo essencial, que es la doctrina, que al deleyte. Y desto ya está dicho antes de agora, y, si versos para ellos se han de vsar, a mí parecen bien las octauas, si el apólogo es algo largo, y, si es breue, bastará vn soneto, el qual también podrá seruir al epigrama, si el concepto es largo; de manera que el soneto seruirá bien al apólogo y al epigrama, si aquésta es larga y aquél es corto; y, si la epigrama tiene el concepto breue, como es lo más ordinario, se puede poner en vn seruentesio, o en quarteto, o en vn madrigal, y, si es breue, en vna redo[n]dilla de quatro pies. Al fin: como fuesse el concepto, se deue escoger la rima; si largo, largo; si breue, breue; si mediano, mediano; tal es la octaua y tal fué el concepto que vn poeta formó de dos niños hermanos muy hermosos, el vno de los quales era varón, y el otro, hembra; ésta, falta del ojo siniestro, y aquél, del diestro; el poeta latino puso el concepto en dos distintos exámetros y pentámetros, los quales, puestos en vna octaua, suenan assí:

Metros de epigrama.

Falto es Achón del diestro, y del siniestro

Ojo Leonela está, su hermana bella;

Y a buen juyzio de pintor maestro,

Hermosíssimo es él, bellísima ella.

[pág. 321] Niño bello a quien falta el ojo diestro,

Da essotro con que vees a la donzella,

Y quedaréys el uno y otro luego,

Ella, Venus hermosa, y tú, Amor ciego.

Mucho mejor está en latín, pero, exemplo de lo que digo, basta assí. Y, si preguntáys que por q[ué] traygo exemplo deste poema y no de los demás, digo que lo hago por dezir el concepto agudo, que, a mi parecer, lo fué. Y, tornando al començado propósito, digo que las rimas deuen ser según la especie de la Poética, y diferentes los versos, como está dicho. Mas ay vna generalidad que conuiene a toda especie de metro y es que consiente toda sinalefa, si no es de la m; y admite sinéresis mucho más que el castellano, italiano, que el latino y griego, y a vezes no sólo dos, mas tres vocales se hazen vna sola. Es de aduertir assimismo que el metro ha de ser libre, no forçado, sonoroso y igual, y que se deue hazer en tiempo y limar en tiempo; declárome y digo: que el metro se debe hacer con furor y eme[n]dar sin él.

Esto dicho por Vgo, al Pin[ciano] vino de su casa vn recado de parte de cierta persona q[ue] le buscaua, el qual se despidió de Fadr[ique] y Vgo, después de los auer dado gracias de la doctrina recebida. El Pinciano negoció con el que buscaua con mucha priessa y aun con falta de atención, porque el negocio era no de mucha importancia y porq[ue] le diuertía el miedo de perder de su memoria lo q[ue] auía oydo.

Acabado con el negociante, tomó la pluma, señor do[n] Gabriel, para os hazer participa[n]te de lo q[ue] auéys leydo, si es q[ue] soléys leer los papeles con orde[n]. Fecha, vn día después de las Nonas de Iunio. Vale.

[Pág. 322]

Respuesta de don Gabriel a la epístola séptima del Pinciano.

[Frag. 1.]

Cayó en este lugar de pies, señor Pinciano, el tratado que recebí del metro, porque, auiendo hablado de la materia sugetiua de la poética, que es el lenguaje, restaua hablar del metro en quien el lenguaje poético se sugeta; y me agradó q[ue] no estuuiesse Vgo en essa primera conuersación, porq[ue] co[n] su rigor nos desterrará el metro; y me parece bie[n] lo que Fad[rique] siente dél: q[ue] es importa[n]te en la poética mucho por las razones q[ue] él trae. Pero, en lo que toca al vso dél en las comedias, disiento en alguna manera, y, siendo de parecer que la comedia y la apologética no parecen mal en prosa y que justamente se deuen en ella recebir, afirmo q[ue] la vna y la otra y todas las demás especies de la poética están con más perfección en el metro, y que es más el deleyte que éste trae que no disgusto la falta de imitación.

[Frag. 2.]

Contiene el segundo fragmento que el ser del metro castellano y italiano está en el número cierto de sylabas ace[n]tuadas en ciertas partes, de lo qual tenía yo alguna noticia, y agora hize la prueua; de manera que no hallo dificultad, ni pequeña. La diuisión de los metros, assí castellanos como italianos, me parece bien; los q[ue] dezís de nueue y diez sylabas son vn poco durillos en su sonido, mas no de manera que se esconda el número y ace[n]to, que son autores del metro. Otra vez tornáys a fundar que no ay sylabas lue[n]gas ni breues en nuestros metros: con razón de oy más se desterrarán, y en su lugar quedarán los ace[n]tos que Fadrique pone.

[Frag. 3.]

En [pág. 323] el tercero se conuierten y truecan los metros latinos en castel·lanos; el qual trueco a mí me ha sido dos vezes agradable, y, con la nouedad y con el primor, cosa nueua y que nadie hasta agora, que yo sepa, ha puesto en imprenta ni aun en práctica. Y, en lo que toca a la duda de si serán bien recebidos en Castilla, digo que yo no la tengo, y que serán bien recebidos a mi parecer, porque son hermosos quanto se pueden imaginar; y tengo de emprender vna Elegía con el exámetro y pentámetro, con lo qual acabaré de aueriguar si mi opinión es mala o buena; que, quando no sea como espero y no parezcan tan bien como pienso, se perderá poco tie[m]po en hazerla, por ser, como es, poema breue.

[Frag. 4.]

El quarto no me enseña cosa alguna de nueuo, porq[ue] en la doctrina del metro solame[n]te ésta ha sido la parte que han tocado los escritores, a los quales añade vuestro Vgo algo, aunque poco, a lo que yo sabía. Con todo esto, agradezco en él vuestra diligencia, y en los tres primeros alabo la inue[n]ción nueua y doctrina nunca escrita de otro alguno. Déuese alaba[n]ça a todo buen inue[n]tor, como premio a todo buen escritor, que honra y premio son los que sustienen las artes y las defienden de la cayda. Fecha, dos días antes de los Idus de Iunio. Vale.

***


Proyecto de Edición Libro de notas

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Datos Bio-bibliográficos

Alonso López Pinciano

(Valladolid, 1547-1627)

Bibliografía escogida:

Philosophía antigua poética, Fundación José Antonio
de Castro, 1998

Enlaces:
Obras completas

Otras artes poéticas del autor:

Más información en la wikipedia: Alonso López Pinciano

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