Barroco - Otros barrocos - Alonso López Pinciano: Filosofía antigua poética IX, 1595


Epístola Nona

De la comedia.

[Frag. 1.]

En esta Corte, señor don Gabriel, ay vn rumor de cierto caso acontecido dentro della; ensaliendo la fama, os la embiaré; en tanto que llega lo más cierto, os hago sabidor de vn certíssimo, y es: que, assí como fué‘el concierto, vuestro Pinciano se passó al combite con Fadrique y Vgo, el qual [pág. 372] aun no era llegado, a cuya causa Fadrique rogó al Pinciano tuuiesse a bien esperar vn poco, el qual respondió: Vos, señor Fadrique, pedís perdón de la merced que recibo, porque amo yo a Vgo mucho. parte por ser de vos amado, parte, porque él lo merece y parte también por lo que con su comunicación interesso.

Fadrique dixo: Por mi parte os beso las manos, pero yo estoy cuydoso y aun apesarado en ver que tarda tanto; temo no aya venido la nueua péssima tras la mala, y que aya tenido noticia cierta de la muerte de su mujer, q[ue] Dios guarde, si viue.

A esta sazó[n] pisaua ya Vgo en el umbral de la sala y, respondiendo como ecco, dixo: ¡Viue!

Lo qual diziendo, dió vn tropeçón tal, que faltó poco que no cayesse, y, como solemos dezir, muerto de risa, Fadrique dixo: ¡Sea para bien, señor Vgo! Ya soy cierto, por lo que veo, que vuestra mujer tiene salud, mas ¿de qué, por vida mía, es la risa? Y assentaos primero.

Vgo se assentó, y luego dixo: No es caso para reyr todos, sino para los que professamos la facultad solamente.

Fadriq[ue] dixo: ¿Qué? ¡Por vida mía! Que la medicina en razón está fundada, y, aunque yo no la estudio como vos, podrá ser ente[n]der la cosa.

Vgo se tornó a reyr de gana, y después dixo assí: Entraua mi mujer en el sexto día de su enfermedad y dióla vn gran frío sin ocasión alguna, y poco después començó a desuariar con mil modos de locuras y desuaríos muy donosos. Vista esta novedad, embiaron a llamar al médico que la curaua; el médico, muy turbado, començó a raparla la cabeça, ponerla defensiuos, echar ventosas, las quales no se dexó ella faxar, dizie[n]do mil gracias desuariadas, que a muchos de los estantes hazían [pág. 373] reyr y, al médico, turbar más; el qual dezía que si él tuuiera la contrayerba, o la piedra bezar, o vna otra conserua de jacinto que se hazía en la Corte, él la diera sana, pero que, ansí, ella estaua puesta en peligro y que Dios la socorriesse, que El que la hizo de nada, la podía dar vida; y por abreuiar: la dexó en estado tal, a su parecer, que a la mañana no la visitó corno q[ue] era muerta. Embió a vn su criado a q[ue] oliesse lo que passaua, y sabido q[ue] no estaua la puerta barrida, fué a la visitar, y halló, por relación, cómo la auía venido vn sudor copioso, y, visto que estaua libre de calentura, dixo: «Mejor está algo, pero verdaderame[n]te que estos males son traydores, y que no ay que fiar, y tengo miedo que al catorzeno no llegue la execució[n] de la amenaça que nos dió el sexto». Assí dixo Vgo, y boluió a se reyr con vna grande gana más que nunca y tan desco[m]puestamente, que pensaron que estaua fuera de sí.

El Pinciano dixo entre sí: ¡Por vida mía, que este ho[m]bre deue ya estar arrepentido de auer sentido tanto la muerte de su mujer, y, ansí, agora se huelga co[n] las amenaças que a su vida della amenazan!

Y después: Ahora bien, señor Vgo, sepamos qué es la risa.

Vgo dixo: ¿No dixe ya que no es para todos? Y será menester leeros vna lección de medicina para que lo entendáys; mas vn buen entendimiento todo lo que es puesto en razón alcança: deuéys saber que aquel frío y aquel desuarío suele venir naturalmente a los que tienen la enfermedad que mi mujer tenía; y naturalmente al frío y desuarío suele venir vn sudor, y quedar buenos repentinamente los enfermos.

Calló Vgo y dixo el Pinciano: Pues todauía se pregunta q[ue] de qué os reys.

[Página 374.] Y luego Vgo: ¿Vos, señor, no lo veys? Si el frío y desuario vinieron naturalmente, como mensageros del sudor y de la salud, ¿de qué se alborotaua el médico?, ¿por qué desauciua [a] la enferma?, ¿y para qué raparla la cabeça, ponerla defensiuos y echarla ventosas?(46)

Ya lo entendemos, dixo Fadr[ique] y os reys con mucha razón. Mas ¿sabéys q[ué] me parece? Q[ue] el médico era el q[ue] desatinaua, y q[ue] a él le auían de echar las ventosas, rapar la cabeça y poner defensiuos.

Está muy bien dicho, dixo Vgo, muerto de risa; y a los temores que pone, respondo que no los creo.

A esso, respondió el Pinciano, no era menester responder, que bastaua auer errado en lo primero para tener por cierto que ansí lo haría en lo segundo.

Fadrique dixo: No ha sido mal ante de comida ésta; y, según el prólogo, pienso que auemos de tener oy comedia; y, pues nos queda harto tiempo para razonar, comamos a la veneciana oy.

Dicho, dieron fin a la plática y principio a la comida. Los tres combidados comieron muy a su sabor y sin hablar palabra en todo lo que fué comida. Y, dadas las gracias y alçando los manteles, dixo Fadrique: Por cierto, que le deue mucho el señor Vgo a la señora su mujer, que gran tristeza ha sentido con su mal y alegría grande con su bien; pero ella lo deue merecer todo, que le querrá mucho.

Mucho y cómo, respondió Vgo. Yo diré qué tanto, si me days licencia a que lo diga.

Y aun os lo rogamos, dixo Fadrique.

[Frag. 2.]

Y Vgo: Desta manera: anduue aficionado a mi mujer quatro años, y ella me miraua de la manera que vna donzella honesta honestamente puede mirar a vn hombre que la mira con ojos de casamiento: y, a mi parecer, si la [pág. 375] honestidad la diera lugar, me mostrara más el amor. Assí viuimos este tiempo, ella esperando y yo desesperando, hasta que vino la boda que dió fin a sus esperanças y mis desesperaciones, mas no al amor, que antes éste quedó tan entero como quanto más, y como agora que no lo puedo más encarecer. Era, en aquel tiempo, la ordinaria plática de mi mujer, en ofreciéndose la de la muerte, que al vno y otro desseaua diesse fin vna misma hora, y que fuesse después de tan largos años, que nos sacassen nuestros hijos en esporti l·los al sol; y, en suma, todas nuestras pláticas eran llenas de vn amor sin medida. Sucedió, pues, que, estando en la cumbre destos nuestros bienquereres, fuy yo a ser médico a vna aldea, y conmigo, mi mujer preñada en los mayores meses. Estaua ella tierna de auer dexado las casas de sus padres, y tierna también ella esperando el día trabaxoso de su parto; mas me juraua que todo aquello no estimaua en cosa alguna, y q[ue] qualquier trabajo le sería muy ligero, como no fuesse el carecer de mí; que ser mía impossible el poderlo tolerar. Entre otras vezes q[ue] esta plática. se ofreció, fué vna noche, después de cena, al tiempo q[ue] me llamaron para yr a visitar a vn enfermo, ho[m]bre de los granados del pueblo. Yo fuy, y el mal fué de manera, que me fué necessario el detenerme algú[n] rato en le hazer remedios. En ta[n]to, se alborotó el cielo, turbó el ayre. y a la cerrada noche acabó de cerrar vn nublado muy espesso, y el mismo, a abrirse por muchas partes, asordando a los oydos co[n] truenos, y cega[n]do las vistas con relá[m]pagos; mi pobre mujer, tierna por la edad, tierna por la ausencia de su madre y tierna por mi ausencia, y en vna casa ta’n grande, q[ue] en el patio [pág. 376] della se solían correr toros, estaua tan tierna, digo, que poco faltó que no pariesse antes del tie[m]po natural. Tenía vna moça q[ue] la seruía, y no osaua embiarme a llamar ni aun embiar a llamar a alguna vezina por no quedar del todo sola. Al fin, ella encendió vna vela a Nuestra Señora de Monserrato, y, tomando el rosario en las manos, se quedó dormida. Ya en esta sazón auía yo cumplido con mi officio en la otra casa, y, viniendo a hazerle en la mía y a alegrar a mi mujer, entré por la cámara, e l·la despertó y, assentada súbito en la cama, llena de saña, dixo: «¿Esta es vida? ¿Esta es vida? ¡Los diablos me lleve[n], si me tengo de casar más con médico en todos los días de mi vida!»

Ansí dixo Vgo, y el Pinciano con Fadrique quedaron grandemente descompuestos de risa del amor de la rezién casada.

Y dixo Fadrique: Por cierto, señor Vgo, está bien encarecido el mucho amor que vuestra mujer os tiene, pero a esse tiempo ella no querría compañía con vos en la muerte, sino que vos os fuésedes por vuestra parte y primero.

Ansí me parece, dixo Vgo, que por tanto he contado mi historia.

El Pinciano dixo: Lo passado, ha passado muy deleytoso, y yo desseo que lo que resta me sea vtil, y se trate de algo de la materia empeçada.

Muy bien es, respondió. Fadrique. Y, visto que Vgo callaua, dixo: Ea, señor Vgo, pues ayer nos hezistes llorar con vuestra trágica, razón será q[ue] nos hagáys oy reyr co[n] vuestra comedia, que esta materia es razón oy se toque, ansí por la alegría que todos tenemos, como porque el prólogo ha sido cómico; y más que, pues a la épica no se le dió el primer lugar en las especies poéticas, es razón que no se le dé el segundo, sino que, hecha [pág. 377] vn Toledo en Cortes, de enojada no quiera assentarse sino en el vltimo lugar.

Vgo dixo: Essa razón me arma muy mucho, y, con ella, todas las demás, y ansí doy principio a mi comedia.

[Frag.] 2

Agora, como dize Aristóteles, los inuentores de la comedia por negligencia sean ignotos, agora, como algunos sienten, ayan sido Phormis o Epicarmo(47), ella fué dicha deste no[m]bre «como», griego, que en castellano quiere dezir «barrio», porque sus autores andauan, de barrio en barrio, tomando las figuras q[ue] se les antojaua y haziendo personas y co[n]diciones de aquellos cuyas figuras se vestían, pintando al hombre vano, hablador, lisongero, glotón, y, a los demás, viciosos, según lo eran, y aún algo más feame[n]te; porque la comedia es imitación de peores q[ue] ellos eran, como diximos de la tragedia q[ue] o era de mejores. Esto se hazía al principio, tomando no sólo los vestidos y co[n]diciones de los q[ue] eran imitados, pero ta[m]bién los no[m]bres mismos. Las leyes justas moderaron esta demasía y ordenaron q[ue] ningú[n] cómico traxesse a la acción no[m]bre particular de ho[m]bre alguno por los escándalos q[ue] dello resultauan, y como, hecha la ley, se inue[n]ta la malicia, la inue[n]taron algunos poetas ponie[n]do en sus escritos los propios nombres de los que querían reprehender fuera de las acciones y representaciones: a este poema dixeron sátira, el qual, quitados los no[m]bres, era entonces vn sancto poema y del qual no es agora tie[m]po. Otros poetas cómicos no buscaron malicia co[n]tra las leyes, sino. obedeciéndolas, siguieron sus poemas de la manera que oy se vsan, descriuiendo y representando, no al indiuiduo, sino a la especie de los hombres malos y viciosos, sin poner nom[pág. 378]bre alguno ni aun seña por donde fuessen conocidos, porque la seña vale tanto como el nombre. Es de saber que, como la tragedia fué vn retrato de Eráclito, la comedia lo es de Demócrito; y, ansí como la tragedia con lástimas agenas sacaua lágrimas a los oyentes, las comedias con cosas de passatiempo sacan entretenimiento y risa; y ansí ésta como aquél·la, llorando y riendo, enseña a los ho[m]bres prudencia y valor, porque la tragedia con sus compassiones enseña valor para sufrir, y la comedia co[n] sus risas, prudencia para se gobernar el hombre en su familia. Por esto algunos difinen a la comedia deste modo: «Comedia es fábula que, enseñando afectos particulares, manifiesta lo vtil y dañoso a la vida humana». Ay quien la difine a mi parecer mejor, y dize que la comedia es poema actiuo negocioso, cuyo estilo es popular y fin alegre».

Conueniencia entre la comedia y la tragedia

Difiniciones de la comedia.Fadrique dixo: Buena me parece por cierto la difinición, pero mirad, por vuestra vida, si es mala ésta: «comedia es imitación actiua hecha para limpiar el ánimo de las passiones por medio del deleyte y risa». La qual tiene todo lo que las demás difiniciones, y enseña la repugnancia y contrariedad que con la tragedia tiene más manifiestamente.

El Pinciano dixo: A mí parece bien.

Y Vgo: A mí, también.

Y Fadrique: Adelante.

Vgo respondió pregu[n]tando: ¿Quién adelante? Vos, señor, auéys dado la difinición aprouada de los que aquí estamos, y es razón prosigáys, porq[ue] lo que se ha de dezir, ha de ser sobre la interpretación della, y vos que la days, soys obligado a la interpretar.

Pláceme, dixo Fadrique, y luego assí: Imitación es actiua la comedia; por actiua, se difere[n]cia del poema épico y dithirámbico; y, por medio de [pág. 379] deleyte y risa, se distingue y diferencia de la épica y de la tragedia.

Por cierto, dixo el Pinciano, vos auéys hecho vna breue diferencia entre la tragedia y la comedia, porque están los libros llenos de mil maneras de difere[n]cias entre essas dos acciones.

Si basta vna, dixo Fadrique, ¿para q[ué] tantas?

Y Vgo: Bien dize el señor Fadrique. Sí basta; mas no puedo pensar, digo, creer que tantos como han escrito, ayan ignorado lo que vos sabéys; y te[n]go sospecha que no en valde hizieron mención de tantas diferencias, y q[ue], visto que ni vna, ni otra, ni otra no bastaua sola por sí, fueron añadiendo más y más diferencias para que la vniuersalidad, en que las vnas faltauan, supliesse en las otras.

Fadrique: No lo entendía yo assí, sino que, aunque qualquiera de las diferencias basta para la distinción, por más superabundancia se pone otra y otra; pero veamos qué diferencias son las comunes, y, si todas no fueren comprendidas en esta mi difinición, yo auré errado.

Difere[n]cias entre trágica y cómica.

Esso desseo, dixo Vgo, que las oyáys, para que me respondáys a algunas dificultades que se me ofrezcan. Es la primera de las diferencias que entre la tragedia y comedia se ponen que la tragedia ha de tener personas graues, y la comedia, comunes, y es la segunda que la tragedia tiene grandes temores llenos de peligro, y la comedia, no; la tercera, la tragedia tiene tristes y lamentables fines; la comedia, no; la quarta, en la tragedia, quietos principios y turbados fines; la comedia, al contrario; la quinta, que en la tragedia se enseña la vida que se deue huyr, y en la comedia, la que se deue seguir [pág. 380]; la sexta, que la tragedia se funda en historia, y la comedia, es toda fábula, de manera que ni aun el nombre es lícito poner de persona alguna, como ya se dixo antes; la séptima, que la tragedia quiere y demanda estilo alto, y la comedia, baxo; y aun otras muchas más que no me acuerdo ponen los escritores, y ansí me admiro que vos, con sola esta palabra «por medio de passatiempo y risa», queráys diferenciar a la comedia de la tragedia.

Yo digo, dixo Fadrique, lo que entiendo desta plática; vos, argumentad lo que os pareciere, que para mi muy poco hazen las autoridades no fundadas en razón; mas, porque no os canséys, siguiendo el orden començado vuestro, digo: A la primera, que ella es la misma diferencia que la mía, porque las personas graues ryen poco, que el reyrse mucho es de comunes; y, diziendo «por medio de passatiempo y risa», es dezir que las personas de las comedias no han de ser graues ni grandes.

Vgo dixo entonces: ¿Pues q[ué] me dezís del Amphitryón de Plauto? ¿No son harto graues aq[ue]l·las personas, pues contiene reyes y aun dioses? ¿Y las comedias togatas y trabeatas no eran de ge[n]te patricia y graue?

Fadrique dixo: El Amphitryón de Plauto q[ue] dezís, no es pura comedia, porque el mismo Mercurio, prologando, la dize tragicomedia por la mezcla que tiene de las personas graues y de lo ridículo; de las togatas y trabeatas podemos dezir lo mismo, que no son puras comedias y que tienen olor de lo trágico.

Vgo replicó: Mirad lo que dezís, señor Fadrique, que tienen todas las partes de vuestra difinición, porque son imitaciones actiuas hechas para deleyte y risa.

Assí es la verdad, respondió Fadrique, mas co[n]siderad que [pág. 381] no tienen lo ridículo que a vna pura comedia conuiene, y que faltan burlas muchas y palabras de donayre mucho en essas acciones por guardar el decoro a los dioses, reyes y personas principales, a los quales es desconueniente la plática que engendra risa. A la segunda diferencia no ay que responder, que es la mía del todo, porque, si la tragedia está llena de temores y peligros, no podrá críar passatiempo y risa, sino lástima y compassión: la comedia que no los tiene, puede y es apta para hazer la risa y passatiempo que auemos dicho.

El Pinciano dixo entonces: Por cierto, señor, yo he visto en comedias muy finas y puras muchos temores, llantos y aun muertes.

Y Fadrique entonces: Ansí yo también, mas pregunto: ¿essos temores, llantos y muertes son para mouer a compassión o para hazer reyr?

Vgo se quedó vn poco pensatiuo, y Fadrique prosiguió diziendo: Para reyr son todos essos, no para llorar; y, si vos dellos no os reys, mereceys que se ryan de vos. ¿Qué cosa más de reyr que ver a vn moço, desollado de vna ramera, lamentarse que le ha chupado su hazienda y salud? ¿Y qué cosa más de reyr que ver otro tonto enamorado llorar la ausencia de su dama? ¿Y qué más que ver a la dama llorar de zelos a su amante? ¿Y qué más de reyr de ver los enredos de vna alcahueta o rufián marañados para engañar al vno y al otro? ¿Y q[ué] más de reyr de veer a vn sieruo malicioso lleno de temor y miedo que le han de apalear por algún embuste que hizo? ¿Y q[ué] más de reyr que veer a vn enamorado suspirando, la noche de Enero, en la calle y sazón elada, por la que está durmiendo a buen sueño y, si despierta, se está riendo dél? Si desto no os reys [pág. 382] que merecéys, digo otra vez, se ryan de vos.

Con todo quanto me dezís, dixo el Pinciano, veo yo que lloran los actores mismos en las comedias, y aun algunos oyentes, y veo también muertes en algunas dellas.

Y Fadrique Sí, algunos oyentes ay tan blandos de carona, que lloran en comedias; y los que, siendo de buen juyzio y espíritu, lloran, teniendo conmiseración y lástima, será por ser la acción más trágica y triste de lo que conuenía para la comedia. Ansí que los tales sentimientos, o son por demasiado sentido del oyente, o porque el poeta, dexando de guardar la perfección cómica, resualó en la trágica; porque, ansí como el deleyte de la compassión sólo toca al de la tragedia, el de la risa es propio de la comedia, como está dicho. Y la diferencia que ay de los temores trágicos a los cómicos es que aquéstos se quedan en los mismos actores y represe[n]ta[n]tes solos, y aquéllos passan de los representantes en los oyentes; y ansí las muertes trágicas son lastimosas, mas las de la comedia, si alguna ay, son de gusto y passatiempo, porque en ellas mueren personas que sobran en el mundo, como es vna vieja zizañadora, vn viejo auaro, vn rufián o vna alcahueta.

Fadrique cal·ló y Vgo dixo: No ay que dudar.

Y el Pinciano: Ya no tengo duda, porque el maestro me ha sacado della.

[Frag. 3.]

Y luego Fadrique: Es la tercera, que la tragedia tiene tristes y lamentables fines, y la comedia, alegres, la qual no sólo no contradize, mas confirma a mi diferencia, y es también vna con ella.

Vgo dixo entonces: Pues las tragedias también suelen tener alegres fines.

Fadriq[ue] respondió: Sí, mas no la comedia tristes [pág. 383] jamás.

Vgo replicó: Pues, si la vna y la otra tienen alegres fines, ¿en qué se diferenciarán?

Yo lo diré, dixo Fadrique. En que sí la tragedia alguna vez, que son pocas, viene a rematar en tales remates, tiene primero mil miserias, llantos y tristezas de los actores y representantes y mil temores y compassiones de los oyentes, como antes, hablando de la tragedia, se dixo; mas la comedia viene a fines alegres por medio de mil gustos y passatiempos de los oyentes, porque, aunque en los actores aya turbaciones y quexas, no passan, como he dicho, en los oye[n]tes, sino q[ue] de la perturbació[n] del actor se fina el oyente de risa.

El Pinciano dixo: ¿De manera que el fin alegre o triste no diferencia y distingue a la tragedia o comedia?

Y Fadrique: No, porque la Iphigenia a do ella auía de ser sacrificada; ni la otra adonde’ella auía de ser sacrificadora y sacerdotissa; ni otras algunas, de las que llaman simples, tienen fin triste; ni las demás de las que dizen dobles, adonde ay acciones de dos: la vna, principal, y la otra, menos principal, en las quales el vno es ve[n]cido y muerto y el otro queda, no sólo viuo, mas ve[n]cedor, como lo son muchas de las épicas trágicas; y desto no es agora lugar.

El P[inciano] replicó diziendo: Yo no entie[n]do bien esta cosa, porque, si no me engaño, los días passados dixistes q[ue] la tragedia auía mezclado a su acción los dichos sátiros Para aguar la melancholía y dar risa a los oyentes.

Fadrique respo[n]dió: Bien está, q[ue] essas acciones era[n] episódicas y fuera de la essencia de la fábula; q[ue], en la verdad, la tragedia no co[n]sie[n]te la alegría en lo general. La 4 difere[n]cia dezía q[ue] ay gran quietud, al principio, en la tragedia y, después, gra[n] perturbació[n]; y en la comedia, al co[n]trario: perturbación al [pág. 384] principio y quietud al fin; la qual diferencia no es cierta siempre, mas, antes, ansí la vna como la otra fábula deue, al principio, yrse perturbando poco a poco, y creciendo más la perturbación, y añudándose más la cosa, hasta la parte que fué dicha catástrophe y soltura; en el añudamiento y perturbación de la qual fábula está la diferencia essencial y importante, dicha tantas vezes, de lo ridículo y espantoso y miserable, porque en la tragedia va creciendo la perturbación temerosa y misericordiosa, y en la comedia la perturbación llena de risa en los oyentes. Esta sola es la diferencia essencial; que el fin ser alegre o triste, no lo es, como es prouado por ambas Iphigenias. La quinta tampoco es diferencia verdadera, mas, antes, parece contraria al juyzio del Philósopho, el qual dize que la tragedia es imitación de mejores, y la comedia, de peores. Y dello se colige que en la tragedia ha[n] de enseñar la vida que se deue seguir, y la comedia la que se deue huyr. Lo que yo siento es que la vna y la otra puede enseñar lo vno y lo otro. Ni la sexta diferencia(48) es cierta siempre, porque la Flor de Agathó[n], alabada de Aristóteles, y la Historia de Heliodoro, ta[n] loada de todos, no tuuieron fundamento en verdad alguna. La séptima que la tragedia(49) es hecha en alto estilo, y la comedia, en baxo, no es diferencia nueua, porque es anexo el estilo a la persona q[ue] habla: que, si en la comedia es persona común, y en la tragedia, graue, como es dicho, claro está que el désta ha de ser estilo graue, y el de aquélla, humilde; y, si es en las paliatas y togatas, también será el estilo graue, como el de la trágica por ser graues las personas destas especies de comedia, como después [pág. 385] veremos. Veys todas estas diferencias y que todas son inciertas, sino son aquellas que tocan en ridículo y gustoso y donoso, por sólo el qual se diferencia la comedia de la tragedia.

Ridículo, diferencia entre tragedia y comedia

Vgo dixo, entonces: Pues yo sé de vna diferencia cierta, diferencia que se os ha caydo de la memoria, que es de los chapines y çuecos.

El Pinciano se rió como de cosa nueua y dixo: ¿Qué es esso de çuecos y chapines?

Coturnos, çuecos(50) y planipedia.

Fadrique respondió: Yo os lo diré. De tres formas y maneras salían al teatro los actores antiguos y representantes: o en chapines altos, que dezían coturnos, o en mulillas, que dezían çuecos, o a pie llano, que dezían planipedia. Los coturnos y chapines altos vsauan los trágicos en las personas trágicas y graues; las mulillas y çuecos, en los cómicos y ciudadanos, y la planipedia, a pie llano, los dichos mimos, ya se sabe quié[n] éstos son. Y, si las matronas nuestras se han alçado con los chapines, y las moças de seruicio, con las mulillas, y apenas se halla vn hombre que pise llano, ¿para qué queréys que haga mención de lo q[ue] ya no es en vso a los poemas actiuos?

Vgo y el Pinciano se rieron mucho y dixero[n] que estaua muy bien respondido y que en la verdad lo ridículo era sólo lo que totalmente distinguía al vn poema del otro.

De manera, dixo el Pinciano, que, ansí como la trágica tiene por fin el enseñar por medio de miedo y misericordia, la comedia enseña por medio de pasatiempo y risa.

Esto dicho, el Pinciano calló vn poco, y, visto aquel punto se quedaua por llano. prosiguió diziendo: Ahora, pues, señor Fadrique, el señor Vgo nos dió tanto que l·lorar ayer con sus miedos y compassiones y muertes trágicas, trayendo en consecuencia las [pág. 386] personas y las maneras para mouer a miedo y co[m]passión al oyente , razón sera que en lo ridículo o risueño se toque algo; y q[ue], pues ayer lloramos tanto, no se passe oy el reyr en breue, y, al fin, se trate algo de la risa, porque soy aficionado a comedias y amo saber dellas más, y más este punto, como más essencial.

Fadrique respondió: Por cierto, señor, vos me quereys poner en vna dificultad no pequeña; no es la materia del reyr como la del llorar; que ésta es cifrada, y aquélla, esparcida y difusa, y las cosas que mueven a llanto se reduzen fácilmente a número cierto, mas las que a risa, no tienen número de muchas que son.

Bien está, dixo Vgo, q[ue], si vos queréys, todauía nos diréys más de lo q[ue] nosotros alcançamos.

Y Fadrique: Pudiera ser que no, mas, porque no me tengáys por mal co[m]pañero y estraño huésped, os quiero obedecer. Y, dexando lo vrbano dicho y, lo venusto, que ansí dize[n] los dichos y hechos cortesanos y discretos y agudos que no produzen risa, tratemos de solos aquellos que la crían y fueron dichos salados de algunos porque, ansí como lo salado da sed, éstos la dan de escuchar, y a mi fastidio de dezir cosa, que esta materia de la risa es fundada en torpeça y fealdad, y ansí será fuerça que yo sea en ello feo y torpe.

[Frag. 4.]

En cosa tan conocida como esta de la risa no me parece que ay que definir más de que la risa es risa. Ansí como la definició[n] es clara, la diuisión es escura. Haré lo que pudiere para reduzirla en orden co[n]ueniente. Digo, pues, que la vniuersal naturaleza, justa en todo, dió pocas asas y lugares de adonde se tome el miedo y misericordia, llanto y tristeza, y dió muchos de adonde se tome la risa, la qual es [pág. 387] contraria del todo a los ya dichos. Y esto fué hecho con suma prouidencia para que las muchas y breues causas de reyr se pudiessen aparejar con las pocas y largas de llorar, ansí que, si el llanto es largo en la vida humana y la risa es breue, las causas y ocasiones de reyr son muchas, y las de llorar, no tantas. Son muchos, digo, los motiuos y muchos los lugares, porque la risa está fundada en vn no sé qué de torpe y lo qual ay en el mundo más que otra cosa alguna. Sea, pues, el fundamento principal que la risa tiene su assiento en fealdad y torpeza.

La torpeza es fundame[n]to de la risa.

El Pinciano dixo entonces: Yo lo he ansí oydo dezir de Atistóteles, en sus Poéticos, y de Cicerón, en el segu[n]do De oratore, mas no lo entiendo bien, porque me parece que me río muchas veces de cosas que no tienen parte en lo feo y torpe.

Fadrique dixo: Hablaremos de essas cosas después que por exemplos ayamos fundado nuestra proposición: conuiene saber: que, lo ridículo está en lo feo. Digo ansí: que, como las más cosas del mundo se reduzen a obras y palabras, ansí tambié[n] la risa se reduze a palabras y obras. De las obras ridículas trae por exemplo Aristóteles trae la cara torzida de alguna persona: y es ansí la verdad, que, como vn rostro hermoso mueue a admiración, vno muy feo mueue a risa. Y éste basta, por exemplo, de las obras ridículas, las quales son muchas, y que se pueden mal poner en orden y concierto, porque todas las que son disparatadas y necias, como no vengan en daño notable de alguno, son ridículas; que, quando traen consigo daño notable, venze la compassión a lo ridículo y piérdese del todo la risa [pág. 388] y ansí vn cuerpo o vn rostro naturalmente feo y co[n]trahecho causa risa, lo que no haze causado por enfermedad, porque entra la co[m]passión del dolor y no consiente entrada a la risa. Esto mismo acontece quando vn hombre da vna cayda, que, si se hizo daño notable a su persona, nadie ay tan maligno que se ría, pero si el caydo se alla sin daño, ¿quién aurá que se pueda contener la risa?

Yo, no, a lo menos, dixo Vgo; que vn día me llamaron para visitar vn Grande de estos reynos que auía caydo de vn cauallo yendo a caça, y, visto que el daño no era de momento, fué tanta la risa q[ue] me vino de sólo acordarme de la cayda del señor, que, no pudiéndome contener, me puse detrás de las cortinas de la cama.

El Pinciano dixo entonce s: Confiesso que yo también padezco essa enfermedad, y me agrado que sea común a todos, mas pregunto: ¿qué torpe o qué feo ay en vna cayda?

Fadrique preguntó al Pinciano: Pregunto: ¿ay algún hombre o mujer que cayga hermosamente? Si la cayda es sin culpa del que cae, trae co[n]sigo fealdad en el cuerpo y descompostura dél, y sí cae por culpa suya y falta de auiso, lo qual es más ordinario, allende de la fealdad del cuerpo. trae otra del alma, que es la ignorancia.

Yo quiero, dixo el Pinciano, apretar más este negocio. ¿Qué ignorancia huuo en el señor q[ue] cayó, si el cauallo era vn demonio? ¿Y qué fealdad huuo en la cayda?

Vgo: ¡Si estaba seys leguas del caydo!

Fadrique se puso a pensar vn poco y dixo después: Fealdad fué del que cayó, sin hazerse daño notable, auer tenido miedo mucho y alboroto al tiempo del caer, y este pauor que sin porqué se presupone, es fealdad. Y, si esto queréys más cla[pág. 389]ro, imaginad vn hombre que huye de otro que le arroja naranjas de piedra, y otro que huye del que le arroja naranjas de cera, llenas de azaar, y veréys que, del primero que huye co[n] razón, tenemos compassión, y del segu[n]do nos reymos por el engaño que padece: y no me digáys que yo también, sí cayera, tuuiera antes del caer miedo, y, con este, después que viera el poco daño, me riera del miedo que tuue sin porqué, según lo que sucedió. Olor de fealdad y torpeza ha de auer necessariamente en la cosa ridícula.

Pregu[n]to, dixo Pinciano, ¿qué obra fea huuo en esto que diré, lo qual causo mucha risa? Estaua vn labrador encima de vn pollino, comiendo vn pastel, y dos estudiantes se pusieron en medio: el vno de los quales le preguntó cierta cosa, y, en tanto que el labrador respo[n]dió al vno, el otro le sacó la carne del pastel sutilmente, y se la metió en vna escarcela que trahía; el labrador passó adelante dos o tres passos y quando vió la cáxcara sin meollo, se quedó mirando al cielo, como que algún páxaro se la huuiera lleuado. El robador y, encubridor se fuero[n] de risa finados, y finados de risa lo vieron los circunstantes, y los estudiantes se tragaron su carne a medias.

Cuento es ridículo ésse, dixo Fadrique, y mucho, porque tiene lo feo doblado: fealdad de parte del labrador, que fué la ignora[n]cia, y fealdad de parte de los estudiantes, que fué picardía. Y, si co[n]sideráys ate[n]tamente en todos estos hechos ridículos, hallaréys lo mismo; y es tan verdad esto, que muchas cosas que de suyo no son ridículas, se hazen tales por la fealdad sola del lugar de donde salen; y si no, aduertid en la ventosidad, que, si sale por la boca del hombre, no ay hom [pág.390]bre que se ría jamás, pero, sí por la parte contraria, ¿quién ay que no se mueua a risa, especialmente en tiempo y en sazón?

Vgo dixo: Sí, harto reydo fué el caso de Boscán ante su dama, al qual salió un suspiro, sin licencia de su dueño, por la dicha parte, y dió tanto que reyr, que ay opiniones por aquel solo suspiro auer sido Boscán más famoso que por los metros que hizo.

De otro, dixo Fadriq[ue], me acuerdo yo harto reydo y más prouechoso.

Y el Piniciano: Si fuere pulla, que no valga.

No, dixo Fadriq[ue]. Fué el caso que eran vnos representa[n]tes hazie[n]do vna comedia en casa de vn gran señor destos reynos, adonde estauan muchos señores titulados y no titulados con sus mujeres, que auían sido combidados por el señor de la casa; sucedió, pues, que salió vn entremés, y en él, vn rufián muy brauato, cuyas brauezas vinieron a término que vn pajezillo le quitó la espada, y le hizo poner de rodillas en el suelo y, alça[n]do la espada desnuda en alto, le dixo q[ue] se confessasse. Al tie[m]po q[ue] esto oyó el brauo espadachín, soltósele vna ventosidad por la parte inferior que atronó el aposento; el vno y otro representante se entraron atajados, sin más hablar, y la gente quedó descompuesta de risa, y que agora no acaba. Después de auer pasado vna ola della, embió el señor de la casa a saber si auía sido hecho aquel sonido con algún artificio, y el que fué, halló al autor de la comedia riñendo con el de la ventosidad por lo q[ue] había hecho; él se disculpaua diziendo q[ue] aquellas cosas no eran en manos de las gentes y que fué obra d[e]l miedo, forçada y no uolu[n]taria. El señor supo esto y diziendo: «representante q[ue] sabe hazer tan bien su persona en la comedia, justo es q[ue] sea remu[pág. 391]nerado luego», y le embió vna gra[n]de taça dorada co[n] vn recado muy donoso, y fué: q[ue] él le embiaua aquel vaso por[que], de aquí adelante, no los diesse a beuer en el otro. Todos los demás señores, querie[n]do imitar al dueño de la casa, le embiaron sus joyas, y, aunq[ue] la comedia fué muy graciosa y ridícula, no tanto como en la hazaña del brauato.

No me tenéys mas q[ue] dezir, dixo el P[inciano], veo q[ue] es ansí lo que dezís: y me acuerdo de vna melecina del Conde de Benaue[n]te y del doctor Villalobos y d[e] Mari-García q[ue] dió mucho q[ue] reyr, y el día de oy le da; y hallo, por mi cuenta, ser la causa q[ue], como dezís, la risa está fundada en lo feo y torpe.

Y Vgo dixo: Ta[m]bién me acuerdo yo, no de oydas, sino de vistas, vna co[n]firmación no pequeña al propósito, mas quierola dexar para otro tie[m]po.

Fad[rique] le rogó la dixesse. Vg[o] dixo: Presto es dicha. Yo visité a vn cauallero del hábito de Sa[n]tiago, persona graue en su co[n]dición y graue en su edad, porq[ue] tenía setenta años y más. Era su enfermedad vn dolor d[e] hijada, para el qual le ordené vna melecina. El dixo que en su vida la auía recebido y q[ue] le diesse otro remedio, q[ue] aquél era escusado: yo le dixe que no sabía otro que fuesse más cierto y seguro, y que se le quedaua escrito, que la necessidad le diría lo que hauía de hazer; en esto me fuy y boluí a la tarde a le visitar, al qual hallé riendo descompuestamente, q[ue] yo me admiré y dixe: «Buena señal es quando el enfermo ríe». El me respondió riendo: «Pues yo os prometo q[ue] el dolor es poco menor, mas, después q[ue] me acuerdo de la manera q[ue] me puse para echarme la melecina, yo no soy mío ni poderoso para resistir la risa». Y, dicho, comiença a reyr de nueuo.

Exe[m]plo es ésse, dixo F[adrique], harto al propósito d[e] lo q[ue] se va habla[n]do [pág. 392]. Y, si queréys más confirmación, fingid que quatro ho[m]bres están en conuersación; de los quales, el vno, tesorero de algún señor, el otro, médico, y los otros dos, gentiles hombres; y que al vno del·los le traen vna carta y que, leyda, parece de poca importancia, y assí lo entienden todos; si el tesorero a quien se dió, dize della: «éssa será buena para hazer receptas», será dicho gracioso por la metáphora, porque su intento era dezir que «para pólizas». Y, si se diera al médico y dixera: «éssa será buena para pólizas», ta[m]bién el dicho tenía de lo agradable por la misma metáphora, y no tuuiera ridículo, porq[ue] no tenía algo de lo feo. Pero, si el vno de los gentiles hombres dixera: mejor será para biznaga», sin duda fuera ridículo por lo feo. Y si el otro dixera: «buena será para el bote de todas las conseruas», fuera más ridículo por el primor mayor en mayor fealdad, por la proporción que ay del seruidor al bote, y por la desproporción que tiene lo que contiene a la conserua. Quede, en suma, assentado que tanto es vna cosa ridícula, quanto participa de torpeza y fealdad en cierta forma, agora sea en obras, agora en palabras. Y, por esta ocasión, también son las acciones trágicas más conuenientes a reyes que no las cómicas, a los quales se saca mal la risa, ni con garabatos, especialmente en actos públicos. Y aduierto que, como diximos en la trágica, el que quiere mouer lágrimas, si no lo sabe hazer, mueue a vómito. Resumiendo, pues, la cosa, digo: que la materia de la risa está en obras y palabras, y que las obras son como las palabras, en las quales ay alguna fealdad y torpeza. Las obras se pueden mal [pág. 393]reducir a orden cierto, sino al general y vniuersal que está dicho, y es: que la obra fea, necia o disparatada, en cierta sazón y conyuntura, es produzidora de la risa, como la de vn hombre apassionado del miedo, que, por escaparse, se pone debaxo de vna albarda; y otro, estimulado de la ira, que arroja el copo de estopa al que dessea matar; y del enamorado que anda sin juyzio; y del auaro que saca el dinero de la tierra con grande afán y, después, voluntario le sepulta y entierra. Obras son también las imitaciones hechas con cuerpo, ojos, boca, manos, contrahaziendo a alguno, como los mimos y representantes hacen, los quales suelen tener mucho de lo ridículo. Déstos y otros semejantes se pueden tomar los lugares de la risa, en quanto a las obras; y, en quanto a las palabras, es de aduertir q[ue] el que dice la palabra ridícula, deue quedar mesurado para hazerla más risueña; y que de las palabras, vnas son vrbanas y discretas, que, sin perjuyzio de nadie notable, dan materia de risa; y esta especie es tal, que puede parecer delante de reyes. Las demás, que nacen de la dicazidad y murmuración y fealdad y torpeza de palabras, son malas, y ansí se guarde el cómico della en todo caso de acciones delante de reyes y príncipes grandes, los quales aborrecen naturalme[n]te a toda fealdad.

Mas exemplos de risa en obras.

Risa en palabras.El Pinciano preguntó: ¿Pues aquel suspiro del representante medroso no pareció mal?

Lugares de risa se toma[n] de la oratoria.

Con todo esso, dixo Fadrique, no lo tengo por seguro ante semejante teatro, porque pudiera oler mal. Y, viniendo a lo principal de lo ridículo, que consiste en palabras, digo que se pueden mejor reduzir en orden, y que de la arte de bien dezir puede tomar la suya [pág.394] el cómico para él hazer reyr, y se puede aprouechar, según el tiempo y sazón que al poeta mejor pareciere. De la oratoria materia, que es la questión, tomará el poeta cómico lugar para su risa, si finge alguna q[ue] sea disparatada, ridícula y necia, qual fué la de los dos litigantes que gastaron su hazienda sobre por quien auía cantado el cuquillo; y qual fué también la del marido y la mujer que, auiendo acabado de poner vnos oliuos, començaron a poner dificultad a qué precio auían de vender las oliuas. Y éstos baste[n] por exemplo de la questión, aduirtiendo que la questión ridícula quiere nacer siempre de algún disparate de opinión.

De la questión. De las partes de la oratoria. De la inve[n]ción y lugares de argumentos. De la difinición.

De las partes de la oratoria se toman también argumentos de risa; y, ansí como los rhetóricos sacan sus argumentos para suadir, pueden los cómicos sacarlas para mouer a risa de los mismos lugares que la inuención da. De la difinición sea exemplo el que difinió a la mujer diziendo: «La mujer es sarna del espíritu del hombre, queriendo dezir que, como la sarna trae inquietud al cuerpo, la mujer trae en dessassossiego al alma del hombre. De la etymología se sacarán también modos de reyr de dos maneras: o por el sentido propio, o por el contrario, por el propio, como dezir que la mujer tomó nombre de muerte y no de muelle; y, por el contrario sentido, como dezir q[ue] al Iurista dizen letrado, como al negro, Iuan Blanco. De la participación o diuisión, como la que respondió Galua a vno que le pidió prestada vna capa aguadera, al qual respondió: «Si no llueve, no te es necessaria; y, si llueve, la auré yo menester», la qual sería más ridícula si fuesse más [pág. 395] fea, como de vno que, recibiendo olor malo, dixo: «o es mierda o assan torreznos»

De la etymología.

De la división.

Vgo dixo: Acójome en essa partición a los torreznos.

De los conjugatos.

Y Fadrique prosiguió diziendo: De los conjugatos se tomará aquello de Ouidio: «con oro tiene el hombre honra; del oro le viene el ser temido: por oro es amado de las damas; y, al fin, reyna el oro; éste es siglo de oro que no el passado». Del argumento de menor a mayor exemplo el cuento que se dize entre el Cardenal Fray Francisco Ximénez y vn litigante, el qual tenía vn pleito ante el Vicario de Alcalá, y, sospechando que estaua inclinado a la parte contraria, pidió al Cardenal diesse vn otro Juez con el Vicario para que mejor se declarasse su justicia. El Arçobispo le dixo que de adó[n]de quería que le traxesse Acompañado a su Vicario, y esto, co[n] vn poco de cólera. El litigante dixo: «Señor, de Madrid se puede traer». Y, luego, con más cólera le dixo el Cardenal assí: «¿Qué hombre puede auer en Madrid que pueda ser Acompañado de mi Juez?» Aquí el litigante se encolerizó y dixo: «¡Cuerpo de Dios conmigo! ¿Pudo dar Tordelaguna a vn hombre para Arçobispo de Toledo, y Madrid no puede darle para Aco[m]pañado, del Vicario de Alcalá?» Este exemplo baste del argumento de menor a mayor, el qual es de la especie de los agudos y discretos, y del argumento de mayor a menor será vno de los rudos y simples: fué vn hombre a la plaça vna mañana a coger trastejadores para su casa y, teniendo noticia que eran vnos de aquel officio, se llegó a ellos y les dixo: «Hermanos, ¿aurá aquí alguno de vosotros que sepa trastejar vna casa?» El [pág. 396] vno dellos respondió: «¿Y cómo? Agora hombre ay aquí que ha trastexado en Salamanca». Y argumento del contrario, como el dicho de Vasco Fernández, portugués, y de vn criado del Rey Católico, y fué que, en la guerra de Granada, Vasco Ferná[n]dez fué con su cauallo corriendo, y, entrando en Granada, clauó con su puñal vn escrito en vna puerta, el qual dezía: «Aquí llegó Vasco Fernández». El ya dicho criado del Rey tomó otro cauallo y, auiendo entrado en Granada más adelante, clauó otro escrito que dezía: «Aquí no llegó Vasco Fernández». Y del diuerso, el dicho del predicador portugués en el sermón de la victoria de Aljuuarrota, el qual, estando en la narración de la postura de los esquadrones. dixo: «Estauan los christianos de la vna parte del río, y los castellanos, de la otra». Y del disímil, como lo dixo don Diego de Mendoza de vn Cardenal Legado al Emperador el qual Cardenal era muy pequeño y muy gordo, y dixo don Diego: «q[ue] más parecía chichón q[ue] cardenal». Y deste disímil, y del símil, juga[n]do del equívoco, se harán mil formas de mouer a risa, y, especialmente, en castellano, porq[ue] abunda de, más equíuocas q[ue] otra alguna. nación, ansí como el griego de metaphóricos: en el símil se pueden poner todos los que dezimos apodos, los quales, por tomarse de muchas partes, son también innúmeros;

Del menor a mayor.Del mayor a menor.

Del contrario.

Del diuerso.

Del disímil y del símil.

Apodos de varias maneras.

porque el apodo se puede tomar del espíritu, como se dize al inquieto que tiene el espíritu de azogue; y del cuerpo se puede tomar de la grandeza, como el que dixo, de vn hombre largo, que era bueno para portero, que podría emplaçar por las ventanas, y de vn hombre menudico, que parecía passa de Corintho, y de. chico y [pág. 397] y gordo, como el q[ue] diximos del Cardenal poco ha; y de la figura, como el q[ue] vno dixo de vn ho[m]bre delgado, chico y moreno, que parecía euilleta de cobre. Y del argumento que de las señales se toma puede ser exemplo el de vn hombre q[ue], quexá[n]dose a vn capitán que le auían despojado vnos soldados de su compañía, fué preguntado del capitán si lleuaua el jubón que entonces traía vestido al tie[m]po que le despojaron; el hombre dixo sí, y el capitán respondió: «No eran de mi compañía, que, a serlo, no os le dexaran». Y en los adjuntos lugar y tiempo se pueden hazer y se hazen razones ridículas, ansí como en razón de las personas; en razó[n] de lugar fué gracioso vn mayordomo de vn cauallero pobre que, dando, cuenta a su señor del gasto de aquel día, entre otras partidas, tenía vna que dezía: «de quitar el estiércol de la caual·leriza y la barba de su merced, tres reales». Y, si queréys del lugar otro más ridículo, por ser más feo, sea el de vna dama, la qual tenía vna grieta pequeña en vn labio, y a la qual dixo vn gentil ho[m]bre q[ue] la saliua dél, con su labio puesta, le sería de gran provecho; la dama respondió: «esse remedio oyle yo alabar más para las almorranas, y vna negra mía las tiene» Esto en el lugar, y en el tiempo, vn cuento de vn canónigo y vn su criado, y fué: que, estando el canónigo en Flandes, el criado, que estaua en España, escriuió assí: «Señor, el macho está muy malo; el albeytar le manda sangrar; vea vuestra merced lo que manda». En razón también de tiempo se puede poner por exemplo el dicho de vn gentil hombre que, auiendo suplicado al Rey cierta cosa, y el Rey negándosela, le fué a besar las manos y se las besó [pág. 398] por la merced que le auía hecho. El Rey entendió que el hombre auía mal entendido la respuesta y le dixo: «¿Por qué me besáys la mano?» El gentil hombre respondió: «Porque Vuestra Magestad me despachó presto».

De las señales.

De los adjuntos.

Lugar.

Tiempo.

Esse caso, dixo Vgo, más que de lo ridículo, tiene de lo faceto y discreto.

De persona.

Fadr[ique] dixo: Ansí es la verdad, porque tiene poco de lo torpe y feo. Y, en razón de persona, como el cuento vulgar de vna mujer aldeana que mandó una gallina al cura, el qual se fué por su casa dissimulado, y, viendo que no estaua allí, por no boluer otra vez, le tomó la mejor que halló; a la mujer se lo dixo después vna niña, y la mujer luego exclamó diziendo: «¡Válame Dios! Infinitas vezes, y de veras, ofrecí al diablo aquella gallina, y nunca se la lleuó; y vna vez que se la ofrecí burlando al cura, se la lleuó al punto». Esto en la inuención. Y, en lo que toca a la disposición, se halla también mucho de lo ridículo, especial con ignorancia; tal fué la de vno que, rogando a vn señor vna cosa, le dixo: «Hágalo vuestra señoría, por amor de Dios y mío y de la señora condesa, que es más que todo». O de otro que, jurando, dixo: «¡Voto a Dios! Perdóneme Sancto Toribio», aunque este dicho se podría reduzir a vno de los schemas dicho licencia: y perdonadme, señor Pinciano, que os canso con cuentos viejos y, por tanto, desabridos.

De la disposición.

El Pinciano dixo: Bueno está esso, señor Fadrique, aunque bobo, no tanto que entienda andáys mal en referir cuentos viejos; sé que los traéys para exemplo, y sé que para este efecto ellos son los mejores.

Vgo dixo: Bien dicho.

Elocución.

Y Fadrique: Passemos adelante a la otra parte de la oratoria que se dice elocución, porque hermosea [pág. 399] a la oración con sales y flores nueuas(51). Y primero de los que dizen tropos, después, de las llamadas figuras de palabras y de las figuras de sentencias o schemas, porque todas estas cosas sin número darán lugares para nuestro intento. Entre los tropos se toma de la metáphora por necia y por discreta; sería ridícula metáphora, por necia, si alguno dixesse al mar «perplexo» por «confuso»; y sería discreta, como la que dixo vn señor por dos escuderos viejos, que, por el mes de enero, después de auer cenado, estauan murmurando dél y l·lorando el tiempo passado con lágrimas viuas, por quienes dixo el señor: «jamas vi por Nauidad llorar las vides, si no es agora». Y desta figura son infinitas las gracias que están escriptas, y infinitas las que se pueden yr sacando cada día.

Tropos.

MetáphoraVgo dixo entonces: Alguno dudará si lo que auéys dicho esté debaxo de metáphora o de equíuoco, porque tan común es llorar las vides como llorar el hombre. Y, si ha de ser tropo, deue, ser modo de hablar no común.

Fadrique dixo: Vos, señor Vgo, al fin dáys por vides a aquellos buenos hombres, y, si ellos estuuieran aquí, responderían sin falta alguna.

Yo lo entiendo ya, dixo Vgo, que quando el llorar no sea metáphora, lo es la vid.

Luego Fadrique prosiguió diziendo: El equíuoco nació de metaphórico, y vos me days ocasión de hablar dél con hazer llorar al equíuoco; y digo lo dicho: que dél se toman infinitas maneras de gracias, mas bastará traer vna o dos por exemplo. Y sea el primero el de Augusto, que, de vn su sieruo poco fiel, dixo: «Fulano, mi sieruo, es tan priuado mío, que para él no ay cosa cerrada en mi palacio» [pág. 400]. Son también especies de metáphoras los refranes, en los quales puede auer mucho de lo ridículo. Sigue en orden la alegoría, la qual es junta de metáphoras, y de la qual sea exemplo Cicerón, que dixo de Celio, orador, que tenía mejor siniestra q[ue] diestra, porque sabía, mejor acusar que defender. Esta tampoco es muy ridícula, porque tiene poco de lo feo y torpe, que, ado[n]de no ay dicazidad, digo, murmuración o fealdad de palabra o ignorancia y simpleza, el dicho agudo queda vrbano y cortesano, mas poco ridículo. Pero, si d[e] alegoría queréys exe[m]plo más risueño, sea este: vn estudiante yua en vil rocín muy, flaco y largo, y vn mercader le preguntó a cómo daua la vara; el estudiante, boluiendo la mano a la cola del rocín y alçandola dixo: «Entrad en la tienda». Y en el hipérbaton, como otra vez, en otra ocasión. diximos «elegante habla mente» por «habla elegantemente». Sea exemplo de la émphasis lo que dixo Lucio Acio: «nauío co[n] hierro», «cortó la piedra de amolar. Y de la hipérbole, el que para engrandecer la grandeza de vn aluañil dixo que podía desde el suelo trastexar las más altas torres; y deste género son las me[n]tiras ridículas, como los que dizen fieros. Esta hipérbole se haze más ridícula quando el que quiere exagerar la cosa, la disminuye, y más, acerca de alguna cosa torpe, como fué la del predicador que en vn sermón de la adúltera, afeando el adulterio, dixo que más quisiera pecar con dos vírgenes que con vna casada. Y de la perífrasi sea exe[m]plo la monja melindrosa que, por no dezir turmas con su vocablo, las dixo por vn circunloquio tan feo, q[ue] yo no me atreuo a le dezir; y assí se hallarán en los demás que dezimos tropos [pág. 401] lugares no poco s para sacar risa, que por no dilatar dexo.

Alegoría. Hipérbaton.

Emphasis.

Hipérbole.

Perífrasi.

Figuras.

Vamos, pues, a las figuras, de las quales digo q[ue] vnas tocan al cuerpo del vocablo; otras, al alma; las que al cuerpo, o le añaden, o le quitan; otras ponen o mudan (de la forma que a otro propósito se dixo): mudando, como si alguno por dezir «tanto» dixesse «tonto»; añadiendo, como por dezir «lengua latina», dezir «lengua latrina»; y por dezir «latina», dezir «latinaxa». Y de aquí se pueden sacar innumerables figuras hechas, o artificiosa, o simplemente. En las que tocan al ánima del vocablo se hal·lan también lugares para la risa, porque se hallarán en la repetición, conuersión o complexión y co[n]duplicación, bien que yo no me acuerdo. Y en la sinonymia, como la que conmigo vsó vn mi criado estudiante, el qual siempre que me acompañaua, lleuaua debaxo del braço los Oficios de Tulio, y vn día por leer yo en ellos vn poco le pregunté si trahía a Ciceró[n], y él me respondió: «No, señor, no traygo sino a Tulio». Y en la traducción, sea la respuesta de vn criado del Rey, al qual auía[n] dado vna posada mala, y, entre otras faltas que tenía, era no tener caualleriza; el mal aposentado se fué al aposentador y le pidió otra posada. El aposentador le pregu[n]tó q[ué] falta tenía la q[ue] le auía[n] dado. El criado del Rey le respondió: «Vna muy gra[n]de, q[ue] toda es establo y no tiene establo». Y, si queréys otro exe[m]plo, sea lo q[ue] vn cortesano respondió, que, diziéndole: «Fulano murmura de vos delante de todos», dixo «más quiero esse hombre murmure de mí dela[n]te de todos, que no que todos me murmuren delante dél». Ansimismo se hallarán en las conjunciones, difiniciones y precisiones(52), y en las anominaciones, ilusiones y jue[pág. 402]gos del vocablo, como si vno por dezir «alguazil» dixesse «guadamecil» de industria y con ignorancia; y por dezir «acanea», dixesse «cananea». Y, en las figuras que tienen assiento en me[n]gua de palabras, tiene ta[m]bién assiento y no malo la risa, Déstas suelen vsar los cómicos en personas turbadas, especialme[n]te en las de los simples que en España se suelen imitar; los quales, mientras comiençan muchas sente[n]cias y acaban ninguna, haze[n] mil precisiones muy graciosas.

Sinonymia.

Traduzión.
Vgo dixo: Essos son vnos personajes que suelen más deleytar que quantos salen a las comedias.

Y Fadrique: Ansí es la verdad, y con mucha razón, porque es vna persona la del simple en la qual cabe ignorancia, y cabe malicia, y, cabe también lasciuia rústica y grosera; y, al fin, es capaz de todas tres especies ridículas, porque, como persona ignorante, le está bien el preguntar, responder y discurrir necedades; y, como necia, le están bie[n] las palabras lasciuas, rústicas y grosseras; y, en la verdad, por le estar bien toda fealdad, es la persona más apta para la comedia de todas las demás, en cuya inuención se han auentajado los Españoles a Griegos y Latinos y a los demás: todos los quales vsaron, de sieruos en sus comedias para el fin de la risa, y a los quales faltaua alguna y algunas especies de lo ridículo, porque. o no tenían más que la dicazidad, o la lasciuia, y, qua[n]do mucho, las dos juntas, de manera que carecían de la ignorancia simple, la qual es autora grande de la risa.

Schemas.

Ay también en los schemas o figuras d[e] sentencias mucho de lo ridículo; todas las interrogaciones o pregu[n]tas necias lo son, como la que vn moço de veynte y quatro años que preguntó q[ue] de qué se hazía la madera. Este sea exemplo de [pág. 403] pregunta necia. Y, de la discreta, sea la pregu[n]ta que hizo vn soldado pequeño de cuerpo que, riñendo con otro gra[n]de y me[m]brudo, de palabra en palabra, resualó en la obra, y, jugando de antuuiada, dió vn bofetón al co[n]trario, y, queriendo echar mano a las armas, fueron despartidos por entonces, mas, después hechos amigos por el capitán, como el q[ue] fué cargado, no se pudo descargar co[n] obras, descargáuase con palabras, quexándose en todas partes que, fauorecido de su capitá[n], vn hombre, sin manos, se le huuiesse atreuido; y vna vez lo dixo en parte q[ue] lo oyó el q[ue] le hirió, el qual pregu[n]tó: «¿Y quando os di el bofetón tenía yo manos?» En las respuestas ay también mucho de lo ridículo por necias y por discretas. Por necia sea exemplo el q[ue], preguntado cómo se comía vn panal de miel, respo[n]dió, con ignorancia, q[ue] asado y cozido. Y de discreta sea la respuesta de Iulia, hija de Augusto, la qual era ta[n] desembuelta, q[ue] en vn banquete se le pudo pregu[n]tar por q[ué] causa la mujer, estando preñada, consentía el ayuntamie[n]to del macho, y las alimañas, no: ella respondió: «porque son alimañas». Ay también mucha sal en la mezcla de pregunta necia y respuesta discreta; tales fuero[n] las d[e] Tirio Máximo y Carpathio, los quales auían oydo vna representación juntos y juntos salieron del teatro, y, después della, al salir, preguntó Tirio a Carpathio si auía visto la representación. Carpathio respondió: «No, que estuue con los representantes jugando a la pelota». En las respuestas disimuladas ay tambié[n].mucho lugar de risa, y en las disparatadas; exemplo de las disimuladas sea vn ladrón famoso que, preguntándole vn alcalde en gerigonça, respondió: «Yo, señor, [pág. 404] nunca aprendí latín, y de la disparatada sea la de Cicerón, al qual dixo vno: «¿Qué haré, señor, desdichado de mí, que mi mujer se me ha ahorcado en mi huerto?» Cicerón respondió: «Yo os lo diré; dadme vna postura de esse árbol para plantarla en el mío».

Interrogaciones.
Respuestas.

El Pinciano dixo: No me parece esso tanto disparate como malicia de Ciceró[n].

Fadrique respondió: No malicia, por amor de mí, que M[arco] T[ulio] habló burlando y, por gracia y para diuertir al hombre de su pena. Ay también respuestas retorsiuas muy donosas, muchas y muy varias, que, por no cansar, passo, poniendo por exemplo la de Cicerón a Vidio Curio, el qual tenía siempre costumbre de quitarse los años de su edad; y en, vna co[n]uersación se quitó tantos, que le dixo Cicerón: «Luego, quando abogamos tú y yo juntos, no eras tú nacido». Y en las prosopopeyas ay también mucha simiente de risa, como se dize que, estando comiendo ciertos cauaballeros vnos peces a la mesa de vn gran señor, el señor mismo los repartió con su mano y dió vno pequeño a vn hidalgo, el qual, escozido de la ho[n]ra, o del prouecho, o de todo junto, puso el pez a su oydo. El señor le preguntó qué hazía, y el hidalgo dixo: «Señor, mi padre murió en el río de a do se sacó este pez, y preguntáuale yo si conoció a mi padre quando se ahogó; y dezíame el pez que no, porque era él entonces muy chiquito». Y en la ironía, como en la de Augusto César, que, auiendo despedido a vn soldado por invtil, el soldado le dixo: «¿Qué, señor, diré a mi padre quando esté delante dél?» Al qual dixo el César: «Dile tú que no te agradé yo». Y en la llamada concessión ay mucho ridículo, como se vió, en Salamanca, entre dos opo[pág.405]sitores, el vno de los quales para mejor suadir su negocio dixo a los votos, después de la lección leyda- «No ay, señores, discípulo que sea mayor que el maestro, y fulano, mi contrario, ha sido oyente mío muchos días». Passó esto assí, y el contrario, al día siguiente, respondiendo a la objeción, dixo assí: «Yo, señores, concedo que no ay maestro que no sepa más que su discípulo, y que yo lo fuy de mi opositor, el qual, en nueue lecciones que, para se hazer bachil·ler, leyó a mí y a otros amigos, nos declaró y enseñó los libros De Arte amandi». Esta fué a mi parecer vna graciosa concessión. Y no lo fué menos la del padre prior de no sé qué monesterio.

Prosopopeyas.Ironía.

Concessión.

Calló Fadrique y el Pinciano le rogó la dixesse.

A Fadrique se le hizo pesadumbre y dixo Vgo: Pues yo la quiero dezir, que a los limpios todo es limpio. Reprehendía vn prior a vn su súbdito y nueuo predicador que en vn sermón de las vírgenes auía estado demasiadame[n]te virginal, porque hizo en él muchos apóstrofes a ellas, diziendo que las amaua, y las quería, y que de ellas era muy deuoto, y que desseaua viuir y morir con ellas y cosas desta manera, dichas más con simplicidad que con deshonesto celo. Mas no bastó su buena voluntad a q[ue] los oyentes no murmurassen, y la murmuración no viniesse a las orejas del prelado, el qual dixo después al predicador que, de allí adelante mirasse cómo hablaua en aquella materia, y le dió las razones. El predicador se indignó de verse reprehe[n]dido y dixo colérico: «Pues bien, padre nuestro, ¿ay más q[ue] dezir? Digo otra vez q[ue] amo a las vírgenes y que vírgenes las quiero». El padre superior respondió con mucha flema: «Yo también, mas no las pido a voces y en [pág. 4o6] el púlpito».

Fadrique dixo entonces: De los exemplos no es necessaria la verdad; y assí éste sea vno dellos, q[ue], en mi opinió[n], todos los religiosos son muy buenos y muy castos y dignos de estimación mucha; yo, a lo menos, confiesso de mí que, en viendo a vno cubierto de su vestidura regular, aunque sea el más ignorante motilón, le tengo vn respeto muy grande por lo mucho de bueno que debaxo de aquel hábito contemplo.

El Pinciano dixo: El q[ue] otra cosa pensasse, pecaría mortalme[n]te.

Y Vgo: Y el q[ue] por la boca lo echasse, sería digno de vn gran castigo.

Deprecació[n].

Fadrique prosiguió dizie[n]do: Y en la deprecación ay también de lo risueño, como se vió en vna de vn hombre cuya mujer andaua en casa más que a medias; el qual, siendo junto con vnos médicos en conuersación, escuchó vna disputa y questión sobre por qué causa naturaleza criaua leche en los pechos de algunos hombres, y auiendo respondido vno de los médicos que la naturaleza no hazía cosa en balde, y que sin duda criaua en los pechos de los hombres la leche para algún fin, y que, a su parecer, era para que el hombre a vna necessidad sustentásse a los hijos con su leche, esto oydo por el hombre susodicho, dixo desta manera: «Señores, por amor de Dios, os ruego habléys passo, q[ue], si las mugeres alcançan a saber esto, nos harán criar nuestros hijos siempre, y, alguna vez, los agenos».

Aquí dixo Vgo: Mirad, señores, que la sal de esse dicho no está tanto en la deprecación quanto en el dicho o concepto, porque, sin deprecación alguna, fuera el dicho muy gracioso.

Muchos dichos, dixo Fadrique, ay ridículos que no están en figura rhetórica alguna, sino que lo son por el [pág. 407] concepto y sentencia solamente, pero tengo por bien reduzir a figura los que pueden ser reduzidos como quiera que sea.

Y el Pinciano: Mucho quisiera yo saber esto de los conceptos ridículos, porque, a mi gusto, agradan más los que cobran la gracia por la sentencia que no por la palabra.

Por cierto, respondió Fadrique, y aun yo os lo quisiera dezir por saberlo, mas esto de los conceptos, como lo de las obras que al principio diximos, carece de orden para ser enseñado; y sólo sé dezir que el concepto que tuuiesse y exprimiesse algo de feo de la manera q[ue] está dicha, será ridículo. Esta es vna materia tan derramada, que no siento quien la aya recogido más, ni aun tanto como lo que auéys oydo; y os hago saber q[ue] aun en estas partes de la Retórica ay dificultad de dar orden entero, porque las figuras, en doctrina de Cicerón, son infinitas, y de lo infinito no ay sciencia. Assí, pues, se sacan y hallan los lugares de la risa en la questión, y assí también, en las partes de la oratoria.

De las partes de la oración.

Digo, breue, de las de la oración: el exordio suele ser ridículo por necio, de la manera q[ue] fué el de vn vasallo q[ue], hablando al Rey, començó la plática diziendo «assí como la asna de Balán»...; començó, digo. y acabó, porque de turbado no supo más que dezirlo tres o quatro vezes.

Esso, dixo Vgo, fué ridículo mucho; yo lo concedo por razón del exordio, que dezir el hombre vna necedad, súfrese, mas, en las primeras palabras, que deue[n] ser más premeditadas es causa que la sea mucho mayor.

Este, dixo Fadriq[ue], fué ridículo por necio, y ridículo por discreto el exordio q[ue] luego hizo su co[m]pañero al Rey, dizie[n]do, assí: «luego, señor, q[ue] le vi come[n]çar por asno, ente[n]dí q[ue] auía de caer [pág. 408], lo que ante Vuestra Magestad nos ha traydo es esto y esto…». y assí discurrió en lo demás, no ridícula, mas admirablemente. En las refutaciones se halla[n] también lugares de risa no pocos, ni poco graciosos. Y sea exemplo vna de Augusto a vn mal soldado, dicho Pomponio, el qual se quexaua a sus amigos y no amigos del César, que, auiéndole seruido, no le hazía la merced que sus seruicios, a su parecer, merecían. Este se fué vn día ante el Emperador y le dixo razones muy flacas por donde le deuía hazer mercedes, y añadió diziendo que, por seruirle, le auían dado vna gran cuchil·lada, en la cara. El César respondió: «Quando otra vez huyéredes, no boluáys la cara atrás». Y, dexadas las retorsiones de Aristipo y las respuestas a las tácitas objeciones de Dionisio el Tirano, digo de la que

Refutaciones.Aquí dixo el Pinciano: De buena gana escuchara yo las que dexáis, si no recibiera vuestra persona algún enfado.

Vgo se entrepuso diziendo: Hasse de dar gusto al amigo en lo que justo pide, y luego prosiguió desta manera: Tuuo Aristipo, philósopho, muy graciosas refutaciones, entre las quales fué vna que, sie[n]do acusado que huuiesse dado quatro reales por vna perdiz para su comida, lo qual no estaua bien a vn philósopho professor de virtud y templança, respondió: que, antes, era muy propio del philósopho no estimar el dinero. Esta sea vna de las muchas retorsiones de Aristipo; y otra de Dionysio sea q[ue], auiendo despojado de vna barba larga q[ue] de oro mazizo tenía el dios Esculapio, dixo que su padre no tenía barba y que no era razón la tuuiesse el hijo.

Basta, dixo Fadrique, y prosiguió diziendo assí: Es también graciosa manera de refutar negando vna cosa dicha y [pág. 409] añadie[n]do otra peor desta manera: quexáuasse Domicia Romana de Iunio Baso que huuiesse dicho della que, de escasa y apocada vendía los çapatos viejos de sus siruientes, y Iunio la aplacó dizie[n]do: «Nunca yo tal he dicho, señora; lo que yo dixe es q[ue] los co[m]práuades viejos para os los calçar».

El cue[n]to rieron mucho los co[m]pañeros y dixo el Pin[ciano] riendo: Buena manera, por cierto, de amansar la ira es ésta.

Y F[adrique]: En la especie de aduersar y refutar, afirmando y confirmando, fué assí: que vn médico sabio, pero colérico demasiadamente, y, por ello, muy notado, seruía a vn señor, assistiéndole a comidas y cenas (quiero dezir que le era criado, como los demás); y, yendo vna mañana a la comida de su señor, tuuo palabras co[n] vn su criado en la sala, tan altas, que llegaron a oydos dél, y, alborotado, dixo a sus criados que mirassen qué alboroto era aquí; vno de los quales respondió q[ue] no era nada, y que era el médico que reñía con su criado. El señor dissimuló y prosiguió en su comida, la qual auía empeçado; el médico entró, hizo su salutación y pússose en el lugar que solía; calló el médico y calló el señor y callaron todos gran rato; después del qual, dixo el señor al médico assí: «Muchos médicos he conocido en esta tierra, y, entre otros, a vno, el qual era muy buen letrado discreto, de buen parecer, y, en suma, os parecéys a él todo lo possible, sino que el otro era muy colérico».

Y Fadrique luego en breues palabras cifró lo que auía, reduziendo la risa a conceptos, palabras y obras, con lo qual hizo fin.

Vgo dixo: Pues no auemos bien acabado estos lugares de tomar la risa, porque, aunque es assí que son los tres dichos generales, conceptos, palabras [pág. 410] y obras, no auemos hecho memoria de vna diferencia de risa llamada passiua, la qual es de las más graciosas de todas.

Risa passiua.

¿Qué es esto de passiua?, preguntó el Pinciano.

Y luego respondió Fadrique: Bien dize Vgo; risa passiua se dize quando la risa se conuierte en burla del que pretende que otro sea el reydo y burlado. Desta especie se veen algunas en el Cortesano y en otros libros; y désta me acuerdo auer leydo que vn orador estaua orando contra vn homicida, el qual, en el fin de la oración, sacó ensangretado el estoque co[n] que auía hecho el homicidio diziendo: «Con éste, con éste se hizo el crimen». Estaua el orador de la parte contraria presente, y, por conuertir la compassión en risa, se alçó y, las manos en la cabeça, se fué huyendo y clamando q[ue] le guardassen. Resultó de aquí que no sucedió lo q[ue] él pretendió, q[ue] era que fuesse reydo su aduersario, sino q[ue] el reydo y escarnecido fué él mismo, de manera que, pensando ser persona actiua en la risa, fué passiua. Esta especie de risa passiua puede ser rústica, como ésta, y industriosa, como muchas vezes la suelen vsar los hombres que dizen de plazer, los quales hazen mil descuydos artificiosos para que ellos sean los reydos, y éste es exemplo que en las obras consiste; pienso que, si hiziesse memoria, me acordaría de algunos q[ue] en las palabras consisten.

Vgo dixo ento[n]ces: Aquel de Octauiano César con Marcio está en palabras.

Esse, respondió Fadr[ique], dudo yo si fué de los passiuos solamente, y me parece a mí que fué vna mezcla del actiuo y del passiuo.

Sepa yo, dixo el Pin[ciano], esse del César.

Y F[adrique]: En hora buena, Tenía Octauio, entre otros, vn seruidor, dicho Marcio; éste, pedía al César mercedes a menudo, y el [pág. 411] César nunca se las hazía por ser injustas sus peticiones. Sucedió, pues, que en ocasión que el Marcio era presente. con vn papel en la mano, para le demandar cierta merced, vn otro se entrepuso, suplicándole vna gracia. Octauiano le escuchó, y, visto no demandaua lo justo, le respondió: «Vos, amigo, no os canseys en mas razones: q[ue] no tengo de hazer lo q[ue] pedís, como ni tampoco haré lo q[ue] Marcio me quiere demandar». Fué el dicho reydo por dos causas, por la necedad de Marcio y por la escasez del César.

[Frag. 5.] Especies cómicas.

Dicho esto, cessó vn poco Fadrique y después prosiguió diziendo: Digamos ya de las cómicas especies. Y digo assí: que la comedia, o es paliata, o togata, que es dezir, o es griega, o latina. La griega fué diuidida en tres especies: cómica, satírica y mímica; la latina o romana en quatro: pretextata, trabeata, tabernaria y atelana. Acerca de lo qual es de aduertir que, assí como la tragedia se distingue de la comedia principalmente por la grandeza y memoria de las personas, la comedia haze sus diferencias por la mayoría y pequeñez del·las; que la griega, dicha cómica, era vna comedia entre la gente más granada del pueblo, digo q[ue] en ella se imitaua la gente más principal. La satírica remedaua a la de estado ni gra[n]de ni chico, sino mediano; como la mímica, sólo contrahazía a la más baxa plebe; en ella se imitauan palabras y obras de hombres baxos y soeces, lasciuos, suzios y deshonestos. La romana comedia por el semejante sacó sus diferencias, porq[ue] la pretextata era imitación de gente patricia y generosa; la que imitaua a la ge[n]te eq[ue]stre y mediana, se llamaua trabeata; la q[ue] al comú[n] del pueblo y vulgo, tabernaria; y la [pág. 412] q[ue] a las personas viles, como la mímica griega, era dicha atelana. Esto es lo que, en suma, siento de las especies cómicas, digo, de la comedia y partes della essenciales. Y en lo que toca a las quantitauas, es de saber que la comedia, como la tragedia, son vna cosa misma, porque, assí como ésta, tiene principio, medio y fin, ñudo y soltura, prótasis, epítasis, catástasis y catástrophe, y, en ellas, actos cinco y lo demás que es dicho.

La comedia se divide según la cantidad.

Vgo dixo entonces: Paréceme, señor Fadrique, que vays huyendo de lo dificultoso, porque no hazéys mención de las primeras partes en que la tragedia se diuidió según su cantidad, que son: prólogo, episodio, éxodo y choro. ¿Por ventura es porque el choro no es consequente a la poética cómica?

Esso, respondió Fadrique, fué assí vn tiempo, como en la tragedia si bien me acuerdo, se trató, mas, desde el Philósopho hasta estos tiempos, y aun antes ya la comedia rescebía choro, lo qual se colige claramente del mismo Philósopho, que, en el capítulo segu[n]do del tercero de sus Poéticos, haze mención del choro trágico y del cómico. Y, en la verdad. las dichas partes prólogo, episodio, éxodo y choro se me fueron de la memoria: y me afirmo en q[ue] también la cómica como la trágica las tiene; mas se deue considerar, quanto al prólogo, que la comedia le tiene siempre afuera de la acción, lo qual no conuiene a la trágica, porq[ue], auiendo ésta de ser acción grauíssima, marauillosa y fuera de lo que ordinario se vee en el mundo, no conuiene entrar prologando antes, sino simuladamente yr haziendo la zanja a la obra misma dentro della; y en esto conuiene con la épica, como después se verá. En el choro ay que considerar que el [pág. 413] trágico tuuo tres partes, digo, tres acciones: la vna era lamentar, y ésta se hazía co[n] la multitud; la otra, razonar, y ésta se obraua hablando vn solo actor o representante en vez de la multitud; y la tercera era cantar, no vno, ni muchos, sino dos, tres o quatro, de lo qual se colige que la comedia solamente recebió del choro la vna parte o acción, que fué la música. De lo qual resulta que la tragedia no tuuo prólogo afuera de la acción, y que la comedia no tuuo choro perfecto; mas esta materia, especial la del prólogo, se tocará adelante, si venimos a la épica algún día.

El Pinciano dixo entonces: Está muy bien, mas yo no se que cosa sea prólogo en la poética; en la oratoria ya yo sé, como el otro día se dixo, que es vn seminario de la oración y vn lugar adonde está cifrado todo lo que la oración contiene.

Fadrique respondió: Si por seminario se entiende lo que acabáys de dezir que es vna recapitulación y suma de la cosa toda, esso es dar a entender que es lo mismo que el argumento; mas, si como yo entiendo, por seminario se entiende vna oración en la cual por lo passado se da luz a lo poruenir, éste es verdaderamente prólogo; y déste vsan los escritores comúnmente antes de las obras, y déste vsa el cómico en vna de las especies que de prólogo tiene: el qual prólogo cómico fué diuidido en quatro maneras. Ay vn prólogo que es dicho comendatiuo, porque en él la fábula o el autor es alabado; y ay prólogo relatiuo, adonde el poeta da gracias al pueblo o habla contra algún aduersario. Ayle también argumentatiuo, que es el que diximos daua luz por lo passado a lo poruenir. Y ay prólogo, de todos mezclado, q[ue] no tiene [pág. 414] nombre, y se podría llamar prólogo mixto.

Dicho está ya de la essencia, especies y partes de la comedia; resta dezir vn poco de las condiciones della; que yo acabaré con suma breuedad, porque me deys el plaudite; que he sido el huésped, tengo que mantener la conuersación hasta el fin, pues sé cierto que no os enoja.

Vgo y el Pinciano acometiero[n] palabras de cumplimie[n]to, y Fadrique dixo: No ay para que gastemos el tiempo mal gastado, que yo sé lo q[ue] sé y quisiera más saber lo que no sé; y, después, prosiguió diziendo: La fábula cómica ha de tener cinco actos, como poco ha diximos, y en lo qual conuiene con la trágica. La segunda es también común a las acciones dramáticas, y es: q[ue] cada persona no salga más que cinco vezes al teatro en toda la acció[n], q[ue] viene a ser, en cada acto, vna vez. Y desta manera quedan las entradas tan mezcladas, q[ue] ningún actor da molestia con su freque[n]cia: dexo aparte la persona dicha prostática, la qual no suele salir más que vna vez a dar materia a lo que adelante se ha de dezir, y hazer. Sea la tercera condición q[ue] en la scena no salgan de tres personas arriba, y si saliesse la quarta, esté muda, y, como dize Horacio, no trabaje en hablar; y esto, con mucha razón, porque, en auiendo plática de más dé tres, nace vna confusión molestíssima. La quarta: quando saliere alguna imitación de músicos a dar música, no aya más que vna persona fuera de los músicos, y, si huuiere alguna otra, esté como azechando para algú[n] fin. La quinta, que toda acción se finja ser hecha dentro de tres días. En todas las quales condiciones conuiene con la tragedia.

Vgo dixo aquí: Pues el Philósopho no da más que vn día de término a la [pág. 415] tragedia.

Fadrique se sonrió y dixo: Ahora bien: los hombres de aquel·los tiempos andauan más listos y agudos en el camino de la virtud; y assí el tiempo que entonces bastó, agora no basta. Bien me parece lo que algunos han escrito; que la tragedia te[n]ga cinco días de término, y la comedia, tres, confesando que quanto menos el plazo fuere, terná más de perfección, como no contrauenga a la verisimilitud, la qual es todo de la poética imitación, y más de la cómica que de otra alguna. Y con esto se dé fin a nuestra comedia.

Vgo y el Pinciano dieron el plaudite. dando vnas grandes y regozijadas palmadas, ya en esta sazón declinaua el sol. Fadrique pidió su capa y el Pinciano se despidió de los compañeros con mucha alegría. Fecha, en las Calendas de Iulio. Vale.

Respuesta de don Gabriel a la epístola nouena del Pinciano.

[Frag. 1]

Si trágico fué el prólogo, señor amigo, de la tragedia, el de la comedia fué cómico: de manera que a mí dió gran risa el caso entre Vgo y su mujer, el qual tuuo fin tan diferente de lo que prometió, que de trágico y graue se hizo alegre y ridículo. Son estas ostentaciones muy al propósito para la risa, y me admiro cómo entre las figuras ridículas no fué puesta. Esto breuemente, porq[ue] no es deste lugar; serálo el dezir que vuestra epístola me fué muy agradable con la salud de la mujer de Vgo, que soy rezién casado y quiero mucho a mi mujer, y más cada día, y tengo gran lástima de los casados antiguos que pierden sus honestas compañías, pérdida que es mayor quanto más largo el ñudo [pág. 416] matrimonial; y esto, acerca del primero fragme[n]to.

[Frag. 2.]

De vuestra letra contiene el segundo al principio y a los inuentores de la comedia, la qual define y se difere[n]cia de los demás poemas con el ridículo especialmente. Pero quiero aduertir que, aunq[ue] el ridículo es diferencia muy intrínseca a la cómica, se entiende que deue caer con el género, que es imitación actiua; que vemos algunas imitaciones ridículas, quales son algunas de las satíricas, y no pertenece[n] a la cómica, porque, o son enarratiuas, o comunes. Exemplo de lo que digo veréys en las sátiras de Horacio, el qual mofa escarneciendo y burlando con mucho de lo ridículo. La definición que el Philósopho de la comedia dexó es muy buena también, y me marauillo cómo no se aprouecharon della los compañeros; pero, sí bien se aduierte, la vna y la otra son casi vna cosa misma. La essencia de la tragedia está muy bien excluyda por el ridículo solo; y assí, de oy más, me parece se ponga silencio a la multiplicación de palabras no necessarias. En este segundo fragmento se tocaron también las dos primeras de las siete diferencias entre ella y la comedia.

[Frag. 3.]

Y en el tercero se prosiguen las cinco restantes, y no sé qué añadir como ni qué quitar, lo qual suelo yo hazer de mejor gana, porque amo a la breuedad lacónica.

[Frag. 4.]

El quarto contiene la materia ridícula y, por el tanto, torpe. Yo quisiera que ella se tocara co[n] vn poco de modestia; mas a los limpios todo es limpio, y todo os lo perdono, y au[n] lo agradezco, no por el deleyte que en la lectura recebí, sino por la doctrina que apre[n]do. Vna cosa no puedo callar, y es [pág.417] que vuestro F[adrique] me parece tiene espíritu muy cómico, si ya no lo fué ta[n]to por agasajar a los huéspedes; a esto me arrimo más, que los hombres vrbanos y corteses buscan todas las vías con que deleytar a sus huéspedes como sean honestas, y éstas se deuen contar entre las que no lo son. La diuisió[n] del ridículo en obras y palabras, y la de las palabras especialmente, está más copiosa que otras que he visto. Cicerón tocó esta materia, en el segu[n]do libro De Oratore ad Q. Fratrem; pero, pues Quintiliano, que después le sucedió, no es tan copioso como vuestro Fadrique, a Fadrique me allego por agora en esta parte, y aun en las demás me allegaré; tanta es su opinión para conmigo.

[Frag. 5.]

Contiene el quinto y vltimo párrafo las especies, de la comedia, assí las que fueron acerca de los griegos como las que a los romanos fueron en vso: Tiene también las condiciones, algunas de las quales, por ser comunes a todas las dramáticas, fueron puestas en la epístola vuestra que de la tragedia recebí, como también otras que a la parte de la cantidad della tocan. Todo está bien dicho y bien escrito; yo os ruego no os canséys en lo que yo recibo tanto gusto y cortesía.

Fecha, dos días antes de las Nonas de Iulio. Vale.

[Frag. 2.] Difinición de la tragedia.

El Pinciano dixo entonces: ¿Qué dezís, señor Vgo, aquí acción?Yo lo diré, respondió Vgo. Pregunto: ¿Aquella obra que se va haziendo en la representación o leyendo fuera della, passó como se representa o escriue? No. Pues el imitar a aquella obra que no fué y pudiera ser, llamo yo imitación de acción.Fa[drique] dixo: Poco ay que dificultar en esso [pág. 328] del género. Adela[n]te. Passemos a las diferencias, porque son ta[n]tas, que será marauilla si no las tenemos entre nosotros, V[go] y yo.Y Vg[o] luego: Pocas aurá q[ue] sea[n] de importancia entre dos que tan amigos tienen los ánimos, allende de q[ue] ya sabe el señor Fadrique que todos le reconocemos por maestro; y, dexados cumplimientos, digo: que el primer miembro de la diferencia es «graue»: algunos dizen virtuoso, mas no me parece bien, que el ser virtuoso no diferencia a vn poema de otro (todos lo son: a lo menos, lo deuen ser), saluo si no quisieran poner el nombre virtuoso ju[n]to co[n] lo de más adela[n]te; paréceme mejor la antes dicha interpretación del vocablo griego «graue».Y a mí también, dixo Fad[rique].Dicho, prosiguió Vgo: De los dos miembros que siguen, que son «perfecta y de grandeza co[n]ueniente», poco agora tenemos que dezir pues, quando se trató de la fábula en general, se tocaron estos dos puntos, y se mostró cómo la fábula ha de ser perfecta y acabada, no diuidida en dos, y que deue tener vna grandeza moderada: y el cómo sigue «en oración suaue» (aquí dizen algunos que sonaría mejor, pues el griego da lugar, «oración sazonada o adobada») no reparo, que tan metaphórico es vn vocablo como otro, y tanto el vno como el otro da a entender lo que quiere dezir, que es, que la oración sea hermosa y ornada y sin aspereza.Tampoco reparo en esso, dixo Fadrique, aunque mas me satisfiziera el nombre jucundo o agradable, porque, al·lende de que viene muy bien con el vocablo griego, viene no mal al propósito. Pero no importa mucho, como se entienda q[ue] el Philósopho quiso dezir figurado, y, especialmente, el metaphórico, porque, hablando [pág. 329] de las frasis, él mismo, en sus Poéticos, dize que las metáphoras son más a propósito para la trágica. Passemos adelante.Vgo obedeció y dixo luego: La quinta parte, que dize «con las tres formas de imitación juntas», es clara y declarada ya qua[n]do de las diferencias de la poética en general se trató, adonde se tocó de la manera q[ue] el tripudio y música entrauan en la dithirámbica y trágica, y q[ue] en aquélla era[n] juntas, a vn mismo tie[m]po, todas tres especies de imitación, y, en ésta, juntas, mas en difere[n]tes tiempos. Es la sexta «para limpiar las passiones del ánimo», y es el fin este vniuersal de la poética, a la qual vniuersal obra particulariza con el instrumento; porqué ninguna especie de poética vsa de miedo y misericordia para quietar los ánimos como la trágica, q[ue], aunque en el quietar los ánimos conuiene con la épica, pero ésta no obra tanto esta acción como la trágica, la qual, poniendo personas viuas delante, mueue mucho más a miedo y co[m]passión, y, por la causa misma, quieta mucho más.El Pinciano dixo entonces: Desseo saber qué cosa sea passiones del alma o del ánimo.Vgo luego respo[n]dió algo enfadado: Esta materia se tocó al principio; y assí digo, en breue, q[ue] es el ánimo capaz de passiones (por otro nombre, afectos) y es de virtudes. Virtudes se dizen condiciones o hábitos, por las quales vn hombre es vn buen varón; y las passiones son vnas disposiciones que perturban al hombre, por las quales ni es malo ni bueno, porque son naturales y inuoluntarias: virtudes son como humilde y piadoso, templado, manso, liberal, casto, diligente y otras cosas desta forma; passiones y afectos o per[pág. 330]turbaciones del alma son: ira, miedo, tristeza, co[m]passión y otras ansí. A éstas dixo Galeno enfermedades del ánimo, y aun hizo vn libro de su cura. Y esto es lo que, en breue, se puede al presente dezir de las passiones dichas, a las quales, como digo, la trágica limpia, más q[ue] otra especie de poética, por medio de miedo y misericordia.Fadrique dixo entonces: Tened punto, que me haze dificultad lo q[ue] auéys dicho. Yo confiesso, como dezís, que, por causa de la acción viua, en la representación tiene más eficacia y mueue más mucho la tragedia que no la épica, mas aduertid que, según doctrina de Aristóteles y según la verdad, la tragedia tiene su essencia fuera de la representación; y es manifiesto, porque essas tragedias de Sóphocles, Eurípides y Séneca y las demás que andan por ahí escritas en papel, en él son tragedias como en el theatro.Vgo dixo entonces: Ello es ansí, mas, al fin, tienen aquella aptitud para la representación, y, por el consiguiente, para el mouer más que no la épica. Y, si os pareciere que por aquí no se diferencia bien la épica y la trágica, diferéncianse por el término enarración, como que quiera dezir Aristóteles: «la épica como la trágica limpian las perturbaciones del ánimo, mas la épica házelo como poema común, enarratiuo parte y parte actiuo, y la trágica como poema puro actiuo que no tiene mezcla alguna de lo enarratiuo».Mejor estoy con esso, dixo Fadrique.Y luego, el Pinciano: Essas parece[n] muchas honduras para mí, sobre las quales bolueremos otro día, porque se me ha ofrecido otra dificultad, que deue de ser más fácil, y es: que cómo vna ac[pág. 331]ción puede quitar las perturbaciones del ánimo por medio de otras perturbaciones. Y desseo saber qué son essas perturbaciones que la tragedia limpia.Vgo: Todas.Pinciano: ¿Y al miedo y compassión?Vgo: Las primeras.Pinciano: Pues ahí está mi mayor dificultad. ¿Cómo con temor y misericordia se quita la misericordia y el temor? ¿Por ventura es esta acción de clauo que, con vno, se saca el otro, o de sacamolero que, con vn dolor, quita otro?Esso mismo, dixo Vgo, porque, con el ver vn Príamo, y vna Ecuba, y vn Héctor, y vn Vlyses tan fatigados de la fortuna, viene el hombre en temor no le acontezca[n] semejantes cosas y desastres; y, aunque por la compassión de mirarlas co[n] sus ojos en otros se compadece y teme, esta[n]do presente la tal acción, mas, después, pierde el miedo y temor con la experiencia del auer mirado tan horre[n]dos actos, y haze reflexión en el ánimo; de manera q[ue], alabando y magnificando al que fué osado y sufrido, y vituperando al que fué cobarde y pusilánime, queda hecho mucho más fuerte q[ue] antes; y de aquí luego sucede el librarse de la conmiseracion, porque la persona que es fuerte para en su casa, también lo será en la agena, y de la agena miseria no sentirá compassió[n] tanta. Esto se prueua en el sexo femenino, el qual, como es débil y enfermo para sufrir, lo es también para resistir a la co[m]passión.Y el P[inciano] ento[n]ces: Pues yo auía oydo dezir q[ue] era virtud gra[n]de el ser vna persona co[m]passiua.F[adrique] respo[n]dió: Si lo dexa de ser por falta de sentir, falta es muy grande, mas de la manera q[ue] Vgo dize, es muy gran prudencia, y aun virtud acquisita, necessaríssima para los hombres y mu[pág. 332]geres, porque de la ternura y compassión demasiada vemos muchos inconuenientes, y de la fortaleza, en esta forma, ningunos o pocos.Si, señor, Vgo dixo, que el rey muy tierno, y el juez muy muelle, y el padre familias muy blando harán vna política y vna economía muy tierna, muelle y bla[n]da; y aun el hombre que en las cosas de su cuerpo fuere assí, será vn hombre muelle, mal héctico y acostumbrado. Entero y no muy compasiuo co[n]uiene sea el hombre; y esta entereza se gana con la tragedia, como dicho tengo, particularmente más que en la épica ni histórica, por causa de la acción.Fadrique dixo: Vos, señor Vgo, auéys traydo la difinición de la tragedia del mismo Philósopho en sus Poéticos, sin añadir ni quitar cosa, la qual es buena por cierto, mas veamos si la podemos recoger vn poco más, porque es virtud de la difinición ser breue si haze su oficio, que es dar la essencia y distinguir al definito de las demás cosas que están debaxo de su género. Y, si esta que agora diré l
o haze ansí, razón será que no sea menospreciada: «Tragedia dixera yo que es imitación actiua de acción graue, hecha para limpiar los ánimos de perturbaciones por medio de misericordia y miedo». Por actiua se diferencia de la épica y dithirámbica; y por ser acción graue, de la cómica, y, especialme[n]te, por la vltima, que es limpiar los ánimos de miedo y misericordia por medio de misericordia y miedo.Otra más breue difinición de la tragedia.

Co[n] esto estoy mejor, dixo Vgo, porque ay algunas acciones graues, las quales son comedias, como las dichas togatas y trabeatas, adonde tenían las principales partes las personas principales y patricias [pág. 333]. Y prosiguió diziendo: Bien pudiera yo dexar esta plática al señor Fadrique, como quien tan bien la entiende, pero tengo de obedecer.

[Frag. 3.]

Dicha la etymología y la essencia de la tragedia, sigue en orden el dezir de su diuisión en especies, y, dexada la primera en simple y compuesta, q[ue], como fábula, tiene, porque puede tener y no tener agniciones y peripecias, digo que de la tragedia ay dos especies, y que, o es pathética o morata.

Dos especies de tragedia.

Fadrique dixo entonces: A lo menos, no seguís el orden de Aristóteles en la diuisión de la tragedia en especies.Y Vgo: Ni aun el número tampoco; él se fué por allá, y yo, por acá, y no nos contradiremos en lo importante.Fadrique se rió mucho y dixo: Ya os entiendo; vos auéys querido huyr vnos passos pantanosos que están en el camino peripatético, y auéys hecho muy cuerdamente, porque, si va a dezir la verdad, no me atreuiera yo a los passar.Vgo dixo: Pues tengo compañeros en mi miseria, quiero hablar más claro. El Philósopho haze quatro especies de trágicas: compuesta, patética, morata y la que él dize de los infernales, y otros, simple; y yo no lo entiendo, porque en otra parte dize que la Ilíada es pathética y simple, y la Vlysea, compuesta y morata, y, según esto, confunde las especies vnas con otras. Y ansí me ha parecido se diuidan las fábulas, generalmente, en simples y compuestas, de las quales, como entonces se dixo, la compuesta tiene agniciones y peripecias, y la simple, no; y que cada vna déstas, siendo trágica, puede ser pathética o morata. Tampoco entiendo la especie quarta que de tragedia haze, porque los exemplos q[ue] pone son pathéticos [pág. 334], y, por el consequente, el·las serán pathéticas.Fadrique dixo: Los códices están muy perturbados y mal dispuestas las razones por negligencia de los que le sucedieron. Y ésta aya sido la digressión acabada, y bolued a vuestro negocio.Digo, pues, dixo Vgo, que ansí la simple como la compuesta tragedia puede ser, o pathética, o morata; pathética es aquella que está llena de miedos y miseria, como es la Ecuba de Eurípides y como se entiende que fué el Aiaz de Esquilo, en las quales con tristeza y llanto era la oración toda, y en todo el pueblo causaron llanto y tristeza. Morata se dize la que contiene y enseña costumbres, como aquella que de Peleo fué dicha, éste fué vn varón de mucha virtud, o qual la de Séneca, llamada Hypólito, el qual fué insigne en la castidad. Será mejor la tragedia q[ue], siendo compuesta de agniciones y peripecias, fuere pathética, porque el deleyte viene a la tragedia de la compassión del oyente, y no le podrá tener si el agente no parece estar muy apassionado: por la qual causa deuen las tragedias mudarse de felicidad en infelicidad, que el fin de la soltura de la fábula es el que más mueue. La segunda especie, dicha morata o bien acostumbrada, aunque es de más vtilidad, no de tanto deleyte trágico, porque la persona que tiene la acción en las partes principales, o es buena, o mala; si es buena la persona, para ser mo[pág. 335]rata la acción y que enseñe buenas costumbres, ha de passar de infelicidad a felicidad, y, passando assí, carece la acción del fin espantoso y misericordioso; carece, al fin, de la compassión, la qual es tan importante a la tragedia como vemos en su difinición; y, si es la persona mala, para ser morata y bien acostumbrada la fábula, al contrario, passará de felicidad en infelicidad, la qual acción traerá deleyte con la vengança y con la justicia, mas no con la miseración tan necessaria a la pathética.El Pinciano dixo entonces: Pues si no ha de ser buena ni mala la persona de la tragedia, ¿cómo ha de ser?Vgo dixo: Aristóteles dize que ni buena ni mala por las razones que él enseña y yo he dicho: que sea, quiere, vna persona que no sea buena, porq[ue] ser vn bueno perseguido hasta el fin enoja al oyente, y, aguada la conmiseracion con el enojo, queda aguado el deleyte de la acción fuera de que es hazer a la fábula mal acostumbrada; que no sea, quiere, la persona mala ni buena, por la dicha razón, sino que sea de tal condición, que por algún error aya caydo en alguna desuentura y miseria especial, y, ya que no sea cayda por error, a lo menos, quanto a sus costumbres, no merezca la muerte. Es, pues, la mejor tragedia la pathética, porque más cumple con la obligación del mouer a conmiseración, y, si tiene el fin desastrado y miserable, es la mejor. Será en el segundo lugar de bondad la tragedia cuya persona, o ni buena ni mala, o buena, passando por muchas miserias, después venga a tener vn fin alegre y placentero, mas ésta tal terná vn poco de olor de comedia quanto al fin; tal fué la vna y la otra Iphigenia; en la vna de las quales estaua Iphigenia para ser sacrificada, y Diana la arrebató del altar y puso en su lugar vna cierua; y la otra, ya que tenía a su hermano Orestes puesto para le sacrificar, le reconoce y libra del sacrificio y de la muerte. Déstas significa Aristóteles lo que yo he dicho: q[ue] no son puras tragedias, como no lo son [pág. 336] las pathéticas dichas mezcladas con la cómica. Y más dize: «que los poetas se dan mucho a esta especie de tragedias de industria, por deleytar más a los oyentes».

Fin de la tragedia principal: enseñar y no deleytar

Aquí dixo el Pinciano: ¿Luego más deleyta la acción que tiene buen fin?Vgo respondió: Si es qual la que yo digo, sí: mas no la viene el deleyte de la misericordia y compassión, el qual es propio de la trágica y por esto dize el Philósopho después: «que los tales trágicos que buscan el deleyte, en su acció[n], en el fin della, no son puros trágicos».Fadrique dixo: Esto a mí haze vna gran dificultad, y es: si esta especie de acción trágica que dezís mezclada de cómica puede ser bien acostumbrada, y que enseñe mejores costumbres, y la más deleytosa de todas, ¿por qué no será la mejor de todas?; que la poesía para enseñar y deleytar se hizo, y parece que será mejor el poema que más deleytare y enseñare.Más alcança que no esso el señor Fadrique, dixo Vgo; esse género de acción trágica deleyta más, conffiesso, mas enseña menos; porque, aunque enseña con ser bien acostumbrada, no suade ni fuerça como la pathética, que tiene el fin desastrado; porque, quando el hombre se halla en trabajos, no se acuerda de lo que lphigenia y Orestes passaron, sino del fin en que las dos Iphigenias tuuieron, que fué bueno: mas, quando se acuerda de vn Edipo y Hércule[s] Oetheo(42), tórnase el hombre muy consolado en sus miserias, porque vee co[n] los ojos que, aunque las suyas son grandes, no lo son tanto como las de Hércules Oetheo y Edipo, y ansí queda más fuerte para sufrir más y más trabajos y desuenturas. Y, como sea el fin de la tragedia limpiar el ánimo de passiones, házese más lim[pág. 337]pio con las acciones que tuuieron mal fin y desastrado; que, como dicho es, con la frecuencia de ver tales acciones, queda el hombre enseñado a perder el miedo y la demasiada compassión. Esto se vee claro en los condenados a muerte; que, si alguno lo es en pueblo pequeño, no vsado a ver ajusticiar hombres, al tiempo que le l·leuan por las calles y el pregonero va publicando la causa de su muerte, los hombres se enternecen, lloran los viejos, plañen las mujeres y aun gimen los niños viendo lamentar a sus madres: mas, si la tal justicia se executa en vna gran ciudad, adonde muchas vezes se executa la tal justicia, no haze más mouimiento el ajusticiado ni el pregonero en la gente que si no fuesse cosa de momento. Y desto es la causa la costumbre que la gente tiene de ver semejantes cosas, la qual les tiene ya enseñados a perder el miedo y la misericordia.Dixo el Pinciano: Como los sacristanes que tienen perdida la reuerencia a los altares.Fadrique se quedó pensatiuo vn poco y después dixo: A mí me parece bien la respuesta de Vgo, y aun la comparación de Pinciano es semejante en parte, no del todo, porque los vsados a ver justicias pierden el miedo con la prudencia q[ue] han ganado, y los sacristanes con la ignorancia quitan al altar el respeto deuido.Prosiguió Vgo y dixo: Fué el Philósopho en esta parte, como en las demás, grande y diuino maestro, el qual primero que otro ninguno puso en arte perfecta las obras de naturaleza. Muertes quiere que aya en la tragedia y, para que más mueuan, que sean en el remate dellas: y que la persona o personas sean grandes [pág. 338] príncipes: y que no sean malos ni buenos, para que, sin hazer la acción mal acostumbrada, críen y impriman gran miedo y compassión, como lo hizo la Ilíada de Homero: que la Vlysea, por no tener el fin trágico, dize que es mezcla de trágica y cómica: trágica, por la persona que tenía en la acción las primeras partes, que era Vlyses, y por las miserias q[ue] passó, y cómica porque faltó el mucho miedo y fin funesto.Aquí dixo el Pinciano: Yo no entiendo esto de «ni buenos ni malos», porque, si la trágica es imitación de mejores, ¿cómo será de ni malos ni buenos?No es mala la duda, dixo Fadrique.Y luego Vgo: Yo no entiendo por imitación de mejores mejoría en las costumbres, sino en estado de vida.Fadrique aprouó y siguió diziendo: Interpretación es éssa muy buena y llegada a razón, y más, que es sacada de la doctrina del Philósopho en las definiciones que de la trágica y cómica da. La de la trágica poco ha que aquí fué manifiesta, y la de la cómica lo será después. Digo, pues, de la tragedia que es acción graue, o, si más queréys, imitación de acción graue, adonde nos da a entender que la persona de la tal acción deue ser graue, no que deua ser mala ni buena, según sus costumbres. Y vamos a la difinición de la comedia, que ésta nos dará más luz de lo que andamos a buscar. Dize, pues, el Philósopho: «La comedia, como diximos, es imitación de peores y no según todo género de vicio, sino según el vicio que es ridículo y mueue a risa, de manera que comedia es imitación del ridículo, y tragedia del graue». ¿No veys las oposiciones manifiestas, y que el Philósopho [pág. 339] por buenos y malos entiende aquí las personas, o graues, o ridículas?No ay que dificultar, dixo el Pinciano, mas desseo yo saber: ¿por qué vsó destos términos y no de los propios?Vgo respondió: A mi parecer es porque las personas graues y principales son mejores en las costumbres, y las comunes y baxas, peores.Aquí dixo Fadrique a Vgo: Esso será a vuestro parecer, mas no al mío, porque soy cierto el Philósopho habló en esto con la propiedad y rigor que él suele ordinariamente vsar y deue todo maestro. Y, para que se entienda lo que digo ser assí, pregunto: ¿Qué quiere dezir (digo en palabras propias y no metaphóricas) qua[n]do vn hombre dize a otro que «es mejor que él» y quando se dize «fulano es de buena cepa»? ¿Por ventura quiere dezir en costumbres o en nobleza de sangre y grauedad de antepassados?Claro está, dixo el Pinciano, que quiere dezir lo postrero, y que es en palabras propias y sin tropo o figura alguna.Vgo dixo que él estaua contento y que agradecía a su trabajo la interpretación de la cosa, y la declaración del nombre bueno y malo, al ingenio de Fadrique.Y Vgo, prosiguiendo, dixo: Torno a mi propósito; digo que la perfecta tragedia deue con la conmiseración dar su deleyte, el qual será más quanto la lástima será mayor y más larga, y que la que en el fin fuere lastimosa, guardará más la perfección trágica en quanto a este punto. Y, si Aristóteles en alguna parte dize que la mejor tragedia es la que tiene el fin feliz, se entienda quanto al deleyte, no quanto a la puridad trágica.[Pág. 340] Aquí dixo el Pinciano: Yo lo entiendo bien; vos queréys dezir que, aunque deleyta más el fin feliz, pero que aquel deleyte no es puro trágico, porque no viene de la co[m]pasión; mas procurad, por vida mía, que sepa yo algo de aquesta compassión, sobre cuyo fundame[n]to nuestra tragedia se labra; y, si os seruís, me hazed participa[n]te de lo que ay que considerar en estas passiones y afectos de misericordia y lástima.Vgo reparó vn poco y, visto que no salía Fadrique a la passada, dixo: Diré muy poco, en respecto de lo que los oyentes míos saben, mas tengo de obedecer y responder a lo preguntado; y digo, tomando la cosa de vn poco atrás, que en esta materia ay que considerar tres cosas. La vna: ¿qué personas son buenas para la compassión? La segunda: ¿que cosas sean las que la hazen? La tercera y vltima: ¿de qué manera se ha de auer el poeta para enxendrar compassión en el oyente? Las personas de la compassión, o son actiuas que la hazen, o pasiuas que la padecen. De las actiuas está ya dicho que las conuenientes para ella son personas graues, las quales naturalmente mueuen más a co[m]passión, quanto de más alto estado vienen a mayor miseria: y las personas que son conocidas de todos por las Historias antiguas y poemas, será[n] más a propósito: lo vno, porque, como conocidas, haze[n] más co[m]passión y lo otro, porque, como públicas, hazen más fee y verisimilitud en la acción.

Del mouer a co[m]pasión.

Personas de compasión.

Fadrique dixo: Pues la Flor de Agathón alabada es del Philósopho, no obstante que tuuo los nombres fingidos.Vgo respondió: No sé yo que por esso la alabe Arist[óteles]; puede ser vna fábula buena y perfecta en vnas cosas, y, en otras, no ta[n]to; y en esto lo dexó de [pág. 341] ser la Flor de Agathó[n]. Otra objeción tenia mas fuerte esta mi sentencia, y es la Historia de Heliodoro, la qual es fingida toda hasta los no[m]bres y es de los poemas mejores que ha auido en el mundo.Fadrique dixo: No es grande essa dificultad; q[ue] Theágenes no era tan gran príncipe que se deuiera tener el nombre suyo en memoria y fama (bien que decendiente de Pirrho): y Chariclea, heredera del reyno de Ethiopía, era de quien acá y en la Grecia auía poca noticia, y, con fingir Reyna y Princesa de tierras ignotas, cumplió con la verisimilitud el poeta, porque nadie podría dezir que en Ethiopía no huuo rey Hydaspes, ni reyna Persina. Mas, si vn poeta fingiesse vna acción para representar en la Corte de España, en la qual Oronte, rey godo, tuuiesse las partes primeras, los ho[m]bres que de Historia saben, se reyrían, porque nu[n]ca tal rey ha auido en España; en Persia o Ethiopía se pudiera representar acaso, que no sabían tanto de las cosas de España.Vgo dixo: Conozco que yo no auía penetrado essa respuesta y me agrada mucho. Y prosiguió diziendo: Sea la tercera co[n]dición de las personas actiuas y efectiuas de compasión: que sea la persona ni buena ni mala para la especie pathética dicha, que sea buena para la morata y acabe en fin feliz, y sea mala para la morata que remate en desastrado fin. Y porque desto está ya dicha la causa, passo adelante, a las personas pasiuas, digo las aparejadas para en ella se imprimir la compassión y las que son agenas de toda piedad y misericordia. Los hombres desconfiados y como desesperados y que se juzgan infelices, y los contrarios a éstos, que, estando en felicidad confiados, les parece [pág. 342] auer echado clauo a fortuna, como dizen, no son capazes de compassió[n]: aquéllos, porque les parece que su mal es mayor que otro ninguno y su passión propia venze a la compassión agena, y ésto[s], porque les parece a ellos(43) que no les puede acaecer semejante desuentura como la que veen, leen o oyen que la causa más propinqua de la compassión es el acuerdo y memoria de que la tal miseria puede acontecer a él o a alguno de los suyos próximos en parentesco o amistad. Son buenos para recebir misericordia los medios entre estos dos extremos: que ni estén en desconfiança de desuentura, ni en uentura confidada; y, al fin, no son buenos para esta compassión los que están asidos de otra passión propia, como los iracundos, ínuidos y tímidos.El Pinciano dixo entonces: Esso de los que están ocupados del temor no entiendo, porque, si la tragedia es acción llena de temor y compassión, parece que los tímidos han de ser más compasiuos.Vgo dixo: Confiesso contradición, al parecer, mas no, a la verdad, porque no entiendo en vn mismo, sino en diferente tiempo, de manera que, agora el oyente esté atemorizado, agora misericordioso; y ansí no se contradize Aristóteles, el qual es autor de lo vno y de lo otro en sus Poéticos y Rhetóricos.Fadrique dixo entonces: Bien estoy yo con esso, y muy mejor con que lo vno y lo otro, temor y compassión, se hallen juntos, como en la verdad se pueden hallar mezclados y yo los perciuo en muchas acciones trágicas, y lo perciuirá quien atentamente lo considerare, no que sean temor y compassión excessiuos, porque esto es impossible, mas que el miedo sea excessiuo, y la [pág. 343] compassión, no tanto. Y, al contrario, como si vn hombre fuesse muerto delante de vos indignamente, claro está que juntamente sentiríades temor que aquel matador no haga lo mismo en vos, y sentiríades también co[m]passión del muerto: y claro está que, si el homicida os fuesse a matar, luego crecería en vos el miedo y la compassión menguaría, de modo que ninguna centella quedasse della.El Pinciano dixo: Está muy bien dicho, a mi parecer; yo, a lo menos, ansí lo prueuo y aprueuo. Mas vna dificultad me queda: que en estas acciones verdaderas yo no sólo no siento deleyte, mas muy grande pesar, aunque jamas aya sido el muerto de mí conocido; y confiesso que, quando lo oyo dezir, no recibo disgusto, como también, quando lo veo representar, confiesso que recibo deleyte.Vos auéys tocado, dixo Fadrique, vna materia vn poco honda, y aun hedionda; dezís verdad, y lo que dezís es cosa natural; mas la causa dello no os la quiero dezir por agora, sino contentaos con saber que, si recibís pesar quando veys la muerte presente verdadera, es porque teméys la vuestra más viuamente, y, quando la oys por relación o en tragedias, no la teméys, porque está ausente.El Pinciano dixo entonces: No es esso lo que busco ya, sino el porqué da deleyte la muerte agena.Esse es, dixo Fadrique, el cieno que yo os dezía. No os sé dezir más de que nuestra naturaleza mala no piensa que es dichosa sino quando vee a otro en gran miseria; de manera que el deleyte viene en esta acción por la presencia de la compassión y ausencia del miedo: y nosotros auemos hecho vna larga disgres[pág. 344]sión de lo principal, que era de las personas aptas y ineptas a la compassión.Vgo dixo: De las ineptas no sé yo que reste alguna, porque vna que auía, q[ue] era la de los ho[m]bres q[ue] a todos juzgan malos, como se dize de Thimón, philósopho, ya está dicha; y ansí solo resta por dezir que los hombres prude[n]tes y los flacos, como los viejos y los sabios, porq[ue] luego discurren del ageno mal en el propio, y las mugeres, como flacas, son muy aparejadas para recebir este afecto de compassión. Ansí queda acabada esta primera parte que toca a las personas actiuas y passiuas.El Pinciano dixo luego: Yo no entiendo bien esta materia, porque agora poco ha, y los días passados tratando desta vtilidad de la poética, me dixistes, por exemplo, de la tragedia, que quita los miedos y compassiones y haze prudentes a los hombres y experimentados para que, de ay adelante, no sean perturbados destas passiones; agora dezís que los prudentes son aparejados para recebir estas perturbaciones de miedo y misericordia, y, especial, la desta misericordia.Fadrique dixo: No es mala la dificultad, y, aunq[ue] a mí me la ha hecho otras vezes, y he hallado por respuesta q[ue] los prude[n]tes, como dize Aristót[eles], en sus Rhetóricos, son muy aparejados para recebir el presente afecto de la co[n]miseración, pero que, en passando, no sólo no queda hecho daño, mas prouecho y experiencia para oluidarle más presto, el qual es acto de prudencia acquisita para la dicha experiencia; y, al contrario, el hombre que désta carece, no sólo recibe el afecto de la compasión, pero se le viste y haze dél vn hábito que no se le puede desnudar.Vgo dixo entonces: Para el mayor argumento del mu[n]do basta [pág. 345] una soltura, si es buena, y esta del señor Fadrique lo es.El Pinciano respondió como el ecco y dixo: Lo es.

De las cosas que mueue[n] a co[m]pasión.

Y Vgo luego: Supuesto que la conmiseración y compassión es vna tristeza del mal presente en persona que no lo merece, digo acerca de lo segundo: que son miserables y mueuen a compassión todas aquellas acciones que hazen la dicha tristeza, las quales todas co[n]tar será muy dificultoso, como muchas dellas muy fácil; y tales son las muertes, los peligros della próximos, tra[n]ces de fortuna en los bienes que del·la tienen nombre, afrentas, falta de amigos, destierros, ausencias de bienquerientes para no los ver jamás, males recebidos de parte que bienes prometía, y los bienes presentes muy desseados, quanto el gozarlos es prohibido; y en estas desuenturas y las demás ay vn cierto término y medio, porque, quando la desuentura es suma y en cosa próxima, piérdese la conmiseración y compassión, y, en su lugar, queda vn hombre alienado, como se dize de Amasi, que, viendo lleuar a su hijo a la muerte, no lloró: mas, si las causas son menos graues y conjuntas, engendran lloro, como del mismo se dize que lloró viendo pedir limosna a vn su amigo, [al] que le auía visto en próspera fortuna(44). Ayuda también al mouimiento de la compassión el género, porque más mueue a misericordia la miseria de vna muger que no la de vn hombre; ayuda la edad, porque más mueuen los niños y viejos que los de media edad: ayuda la costu[m]bre, porque más mueue el bueno que no el malo y el indiferente; haze también la dignidad y estado de vida, porque más mueue, como está dicho, vn príncipe que vn popular, y más vn religioso que vn se[pág. 346]glar. Y esto, de la segu[n]da parte, que tocaua a las cosas que mueuen a compassión y la ayudan. Añádese a esta tercera el modo de mouer a compassión, y con esto quedará acabada esta materia; acerca de la qual aduierto al trágico que mire lo que haze quando se pone en vn acto semejante, porque no ay medio del lloro a la risa, y entienda que si no haze llorar, ha de hazer reyr, que es la mayor imperfección que se puede imaginar ni pensar, y, al fin, hará comedia de tragedia.El modo de mouer a co[m]pasión.

¿Esse halláys por inconueniente?, dixo el Pinciano. Esse mal me hagan.Y Fadrique luego: Harto inconueniente es errar el hombre de su intento, quanto más que la tal acción no quedaría comedia del todo, sino vna tragedia muy desabrida, porque aquel solo acto ridículo no bastaua a hazer alegre a la acción toda, y bastaría hazerla toda desazonada.Assí es la cosa, dixo Vgo, y ansí la significa Quintiliano, y ansí de Arist[óteles] se colige manifiestamente. Conuiene, pues, que el poeta que quiere mouer aqueste afecto misericordioso, tenga la dicha cuenta, y para esto se aproueche de lo que dicho está en las personas y en las cosas miserables; y más, en el modo q[ue], ya breue, digo, y es, que, segú[n] la sazón y ocasión, diga el poeta en voz miserable la miseria vehementemente; y añádala con las presentes fatigas, y esto no sólo con palabras, sino con las obras; y aprouéchese de algunas señales del autor de su daño; y diga algunas palabras, si ha de morir hablando con las señales mismas, como lo hizo Dido a la espada de Eneas; y vse de otras assí semejantes, las quales tienen la eficacia de sacar lágrimas, y aduierto q[ue] sea muy breue el poeta en esta sazón [pág. 347], porque la lágrima se seca con presteza, y, si la acción no pausa estando el ojo húmido, queda muy fría. Y esto se ha dicho breuemente de la co[n]miseración poética; de la oratoria hallará más el que leyere a Quintiliano, porque hallará modos para mouer a misericordia el actor, diferentes de las q[ue] vsa el reo.El Pinciano dixo: Vos auéys dicho general de la miseria que haze misericordia, mas no en especial de la vltima y mayor de todas, que es la muerte; veo que de las muertes, vnas se executan, otras, no; y de las vnas y de las otras desseo saber quál acometimiento y quál género de muerte es el que más conuiene a la trágica acción.

Géneros de muerte y quál más miserable.

Vgo respondió: Yo me auía oluidado. Cosa es ésta digna de memoria, acerca de la qual, supuesto que la trágica perfecta deue tener acontecimientos de muertes o muertes por manos agenas o propias, tratando de los agenos acometimientos, digo: q[ue] el que va a dar muerte a otro, o sabe a quien va dar muerte, o no lo sabe; si sabiendo a quien va a matar, no le mata, es acción q[ue] ni es de arte ni de deleyte alguno, sino vna frialdad muy gra[n]de; mas si sabe a quien va a matar y le mata, es acción trágica y no de las más deleytosas. Y, si el que va a matar ignora quién sea aquel a quien va a matar y no le mata después, porque viene en su conocimiento, como Iphigenia vino en reconocimiento de Orestes, tiene mucho de lo deleytoso y poco de lo trágico; mas si mata al que no conoce, siendo pariente o bienquerie[n]te, como padre, hermano o hijo, enamorado, será esta acción la más trágica y au[n] deleytosa de todas. Tal fué la de Edipo. Ansí q[ue] la acción adonde ay acometimiento de muerte en[pág. 348]tre personas que se conocen, si no sucede la muerte, es fría y sin arte alguna; y aquella adonde auía noticia de partes y mata el vno al otro, tiene algo más de artificioso, especialmente si el que ha de morir vsa de algunas palabras dignas de compassión, como hizo Turno con Eneas, las quales palabras artificiosas hizieron artificioso el género de muerte que de suyo no lo era. Será, en tercero grado, buena la acción tercera, adonde acomete el vno a matar ignorante, y, al tiempo del hecho, conoce al q[ue] ha de ser muerto, y dexa de executar la muerte por ser hermano, padre, hijo, o parie[n]te próximo, o gran amigo. La cuarta especie de acometimiento, adonde con ignorancia mata vno a otro alguno de los sobredichos, es la más perfecta acción trágica, porque trae más conmiseración que otra alguna, aunque no trae tanto deleyte como la tercera. Muertes, l·lantos y miserias ha de tener la tragedia fina y perfecta, lo qual auía, aunque no por preceptos, enseñado, antes que Aristóteles, Eurípides, a quien vn Rey, dicho Archelao, mandó que dél hiziesse vna tragedia, y Eurípides le respondió q[ue] nunca Dios permitiesse tanto mal a su persona.Pues Eurípides, dixo el Pinciano, alguna hizo que no tuuo mal fin, y, como hizo la Iphigenia que le tuuo bueno, pudiera hazer otra de Archelao.Fadrique dixo: No le ahorcaron, mas tuuo la soga a la garganta y auía subido al vltimo escalón.Vgo dixo: Esso mismo; y, para esse buen fin que tuuo la Iphigenia, ¡quántas miserias y desuenturas y tormentos de coraçón passaron Agamenón, Clite[m]nestra y la misma Iphigenia! ¡Qué clauos en el alma el padre! ¡Qué cuchillos en las entrañas la madre! ¡Qué [pág. 349] miserables llantos! Mirad bien, señor Pinciano, que, aunque no acabó en mal, sino en bien, fué por caminos tan pesados el buen sucesso, que Eurípides no quisiera que el rey Archelao le diera materia para tragedia. Muertes han de tener las finas tragedias y puras, y las que son mezcladas con la cómica, han de tener terrores y espantos y calamidades en el medio y fin de la acción hasta la catástrophe y soltura del ñudo, y entonces han de venir el deleyte cómico y fin próspero a la que le ha de tener.

Fadrique dixo entonces: Verdad; y tanto, que el Philósopho condena a los poetas que, siendo trágicos, traen en sus acciones prodigios sin calamidad y miseria; de manera que fábula y episodios han de ser llenos de calamidades y desuenturas, y es de tal manera, que, de las maneras que ay de acometimientos miserables y mortales, el que mata al amigo es mucho más trágico.[Frag. 4.]

Abundantemente está ya hablado de la essencia trágica y sus diferencias, y, en consequencia desto, de las personas conuenientes para la tragedia, y de las especies también de muertes que más o menos miseración y terror imprimen a los oyentes, y como toda tragedia ha de estar llena de terrores y lástimas, agora sea pathética, agora morata, sino que de la pathética han de ser mayores y han de acabar con fin trágico y miserable si ha de ser bien trágica. Y, al fin, está tocada ya la parte de la essencia trágica: agora resta que se diuida en partes. Dicho esto, calló Fadrique.Vgo esperó vn poco a ver si Fadrique prosiguiera y, visto que no, començó desta manera: Dos diuisiones padece en sí cada vna de las especies trágicas: la vna, según su [pág. 350] calidad, y de la otra, según su cantidad. De la vna y la otra diré, y, puesto fin a las dos, se porná fin a nuestra materia trágica. Según su calidad, se diuide la tragedia en seys partes: en fábula, costumbres, lenguaje, sentencia, música y aparato. Destas dos vltimas partes, que son aparato y música, poco tenemos que dezir, porque tocan más a la representación y representantes que no a la poesía y poeta. Digamos, pues, de las demás, y, primero, de la fábula, de la qual parte dize el Philósopho que es tan necessaria en la tragedia, que, adonde ella falta, falta la tragedia. Y está claro, porque, no siendo fábula, no será imitación; y, no siendo poema, no será tragedia.

Seys partes de la tragedia.

Fábula.

El Pinciano dixo: ¿Pues qué será una acción, en metro hecha, a do se representasse, assí como aconteció, la muerte del rey don Pedro o las de Marco Antonio y Cleopatra, que son mejores sugetos para tragedia?Vgo respondió: ¿Assí como ellas y sus mismas circunstancias passaron?El Pinciano respondió: Sí.Y Fadrique: Ay no ay que dificultar; éssa no será tragedia.Y Vgo: ¿Cómo la ha de ser, si es historia la tal acción, y la tragedia ha de ser fábula? Que sería dar dos contradictorias justamente verdaderas.¿Pues qué será?, dixo el Pinciano.Y Fad[rique]: Será representació[n] de vna historia.Vgo prosiguió diziendo: Diferencia va de la vna a la otra; q[ue] la histórica narración no le costó trabajo alguno al autor, y, como antes fué dicho, si fuera tragedia, auía de auer ala[m]bicado su celebro para narrar o escriuir vna cosa que, siendo mentira, pareciesse ver dad, y que, junto con esto, traxesse a los oyentes gra[n]de admiración. ¿Ya no diximos el otro día q[ue] el primor ma[pág. 351]yor del poema era la fábula, y no lo prouamos por el Philósopho quando se habló della? Y, si queréys las formales palabras, son éstas: «Vemos que fácilmente los hombres hazen metros buenos y no vemos q[ue] aciertan a hazer buenas fábulas». Torno al propósito, y digo, con el Philósopho, q[ue] el poeta trágico no deue estar ligado a las fábulas vulgares, sino fingir y inuentar otras de nueuo, q[ue] en esto está el mayor primor; y, si sobre las antiguas quiere fundar la suya, sea de modo q[ue], mudándolas, varíe, porque tanto hará officio mejor de poeta.

Más fácil es hazer buenos metros que fábulas buenas.

El Pin[ciano] dixo: Pues este día passado traxistes vos, señor Vgo, de Arist[óteles] que el poeta no deue alterar las fábulas recebidas. Yo, por fábulas recebidas, entiendo las antiguas que son públicas y notorias, como la de Píramo y Tysbe, q[ue] murieron volu[n]tarios en vna espada espetados.Fadr[ique] dixo: No es malo el argumento. También ha mostrado el Pin[ciano] que tiene memoria.Sí, dixo el P[inciano], si como yo la tuue la tuuiera el señor Vgo, no se huuiera contradicho tan manifiestamente.Fadrique se sonrió. Vgo mesurado dixo: Vos, señor Pinciano, auéys tocado vna questión no nueua, y vna dificultad de otros dificultada, y es: ¿en qué manera se deuen conseruar las fábulas antiguas y en q[ué] es lícito alterarlas? Acerca de lo qual repetir co[n]uiene co[n] breuedad lo que antes más espaciosamente está dicho, y es: q[ue] el poeta q[ue] se pone a escriuir trágica, o toma argume[n]to nueuo, y déste no es la questión, porq[ue] en éste no podrá alterar sie[n]do nueuo, ni seguir a otro, o toma argume[n]to antiguo y de otros tomado, y desta fábula es la dificultad.Perdonadme, dixo el P[inciano], si os soy molesto co[n] interrumpir vuestra plática, y dezirme quál de essos argume[n]tos es el mejor.

Vg[o] [pág. 352] dixo: el nueuo y de otro ninguno tomado, como poco antes dixe.Ansí es verdad que lo dixistes, dixo el Pinciano, y de auerlo dicho nació mi duda, porque auéys también dicho que la buena acción trágica ha de tener fundame[n]to en cosas antiguas, y esto parece contradición.Vos, señor Pinciano, dixo Vgo, me auéys puesto los argumentos doblados, y, antes q[ue] el vno desate, me cargáys con otro. Respo[n]do a este vltimo, primero, q[ue] es assí: q[ue] yo he dicho, de autoridad del Philósopho, q[ue] los no[m]bres de algunos Príncipes y Reyes antiguos se deuen poner en las tragedias nueuas, mas no que las acciones eran necessarias, sino que el poeta puede variar en ellas, como ya digo, respondiendo al argumento primero: claro está que las acciones de las tragedias antiguas se deuen alterar, porque, si no las alterasse el poeta en algo, ¿qué de nueuo escriue? Sería hazer lo hecho o, por mejor dezir, nada; mas, ¿en q[ué] ha de ser la nouedad y alteración? Aquí la dificultad, porque algunos que dize[n] que las tragedias se pueden alterar en todo lo que es el ñudo dellas, mas que la soltura ha de quedar siempre immudable y estable; otros dizen lo contrario, y es: que el ñudo especialmente se debe alterar, y lo demás, no. Y, dexadas estas opiniones aparte, digo que me parece mejor otra tercera, la qual no se ata a ñudo ni soltura; y soy de parecer q[ue] no se deue alterar la fábula en aquel·la acción que está recebida públicamente; y esto, agora sea en el ñudo y agora en la soltura, como en los dos exe[m]plos que el Philósopho pone en Orestes y Clitemnestra, y Alcmeón y Erífile; de las quales tragedias las acciones principales (que son: que Orestes mató a Clitemnestra, y Alcmeón[pág. 353], a Erífile), no se deuen de alterar; y con esto respondo a la vna y otra duda.Estoy bien, dixo Fadrique, en la negatiua del señor Vgo, y que no conuiene que el ñudo sea vno mismo en la fábula vieja y nueua, porque el ñudo se va haziendo y atando de la fábula y episodios, y ocupa más de las tres partes de la acción, y aun más de los quatro actos de cinco que son; y, si el ñudo se conseruasse en la fábula nueua como en la vieja, sería ninguna o casi ninguna la inuención del poeta; y estoy también en que no es necessario que, siendo el ñudo diuerso de la nueua y antigua acción, la soltura sea la misma, porque en vna misma fábula, dicha Iphigenia, desañudaron Eurípides y Polide(45) con diferentes agniciones, según refiere Aristóteles en sus Poéticos y no fueron dél reprehendidos; y, por lo que en este mismo texto Aristóteles refiere, soy de parecer que, como él mismo dize, en alguna manera se alteren las fábulas recebidas.El Pinciano dixo entonces: Yo no entiendo vuestra plática; acabáys de dezir que se pueden alterar en el ñudo y en la soltura, y éssa es la fábula toda, y agora que no se deuen alterar. ¡Cosas oyo nueuas!Vgo dixo: Y aun yo también.Y Fadrique luego: Y oiréys cada día que añadir a las cosas inuentadas no es de hazer muy dificultoso. Y, para que mejor yo sea entendido, pregunto: ¿Qué cosa es fábula? ¿y qué episodio? Dicho está ya que fábula es aquella acción breuísima que es contenida en el argumento, q[ue], por otro nombre, en este lugar, Aristóteles dize lo vniuersal del cuerpo de la fábula; y episodio, aquellas acciones que la van aumentando y ensanchando, como antes se dixo, qua[n]do se trató de las partes [pág. 354] de la fábula. Ahora pues, dize Aristóteles, si alguno quisiere hazer alguna fábula de nueuo sobre sugeto y acción antigua, que, si la tal fábula está recebida que es dezir, sea de varón graue, en ninguna manera el poeta nueuo la altere. Ansí que los episodios que ocupan, de diez partes, las nueue de la acción, puede los alterar, mas la fábula, que es el argumento y breuíssima parte de la acción, no debe recebir alteración por vía alguna. Y, para que esto sea más claro, quiero traer el exemplo mismo que Aristóteles trae de la Iphigenia, cuya fábula o argumento es éste: vna virgen, lleuada a ser sacrificada, fué arrebatada inuisiblemente de los ojos de aquellos que la lleuauan al sacrificio, y hecha sacerdotissa en vna tierra de la qual era costumbre y ley que qualquier estrangero que a ella aportasse fuesse sacrificado. Sucedió, en este tiempo, que vn hermano de la sacerdotissa, arribado en aquella parte, fué preso y lleuado al sacrificio. La sacerdotissa, su hermana, le conoció, de la manera que dixo Eurípides o de la que Polyde, sophista, de la qual agnición o reconocimiento resultó la salud de ambos. Y no fué menester, dize Aristóteles, dezir cómo el hermano aquí vino: si traydo por algú[n] dios, o por alguna otra causa, con la manifestación de lo qual sería salir fuera del universal. Ni tampoco era menester dezir el fin a que él venía, porque sería cosa fuera de la misma fábula. Veys adonde Aristóteles da a entender que ni Eurípides ni Polyde salieron de aquello que fué fábula, mas que salieron en los episodios y en la soltura, porque vsaron de diuersas agniciones y conocimientos, de los quales sólo puso el Philósopho el de Eurípides [pág. 355]; y yo no sé más desta materia.

Cómo se ha[n] de alterar y no alterar las fábulas recebidas.
Al Pinciano pareció no mal y a Vgo muy bien la distinción, assí por nueua como porque no hal·laua objeció[n] que la poner, por ser fundada tan en la doctrina de Arist[óteles]. Después, dixo Vgo: ¿De manera que, si vn poeta quisiera hazer otra Vlysea, auía de poner y expresar peregrinación de Vlyses por muchos años?, ¿y que fué guardado y amparado de alguna deidad?, ¿y que en tanto padecía su casa en su hazienda, que se la comían agenos, y sus hijos, asechanças?, ¿y a dó se manifestó, primero, a alguno de los suyos, y, ajuntado con ellos, se huuo de suerte que él quedó saluo y sus enemigos quedaron destruydos?Sí, dixo Fadrique, todo esso era co[n]ueniente poner, y aun necessario, para no alterar la fábula de vn tan graue varón como fué Homero, y tan recebida de todo el mundo; y harto espacio le quedará al poeta en que se pueda ensanchar, que el argumento necessario es breue, y los episodios de la épica, muy largos.El Pinciano dixo: Pues Aristóteles dize que el argumento de la Vlysea es largo.Y Fadrique: En otra parte auía dicho que las fábulas todas nacen breues de su natural y se aumentan con los episodios; y lo que ahí quiso dezir el Philósopho es no que el argumento es largo en la Vlysea, sino que la materia es larga para el poeta, porque en tantos años de peregrinación se pueden engerir muchos y muy largos episodios. Dicho me parece q[ue] está buen rato de la primera parte de la tragedia, que era la fábula trágica; bien se podría passar adelante.Vgo prosiguió diziendo: Las costumbres viene[n] [pág. 356] en el segu[n]do lugar.

[Frag. 5.]

Y el P[inciano]: Mejor, a mi juyzio, estuuieran en el primero

Costumbre, segu[n]da parte de fábula trágica.

Esso no, dixo F[adrique], porque en la materia q[ue] agora se trata es la fábula preside[n]ta, y de manera q[ue] ella puede estar sin costumbre, mas no la costu[m]bre sin ella, digo en el poema, q[ue], fuera dél, bien puede estar la vna sin la otra.Esso no entiendo bie[n], dixo el Pin[ciano].Y luego Fa[drique]: La costumbre no dize de suyo acción, porque puede vn hombre tener costumbre de robar y no robar dexándola de executar; y puede vn hombre tener costu[m]bre de ser fiel y el aparejo hazerle ladrón, que sería tener acción y no costumbre, mas en el poema, en el qual la acción es forçosa, no puede acontecer q[ue] la costumbre esté sin ella, mas puede ser q[ue] la acción esté sin costu[m]bre, quiero decir, que no enseñe costumbres de las personas en las fábulas contenidas.Yo, dixo el Pinciano, me agrado de entenderlo, porque antes entendía que el poema podía no enseñar costumbres a los oyentes, y esto era contrario a lo que yo auía concebido de las passadas conversaciones.No, dixo Fadrique, mas digo que la fábula puede estar sin enseñar costumbres de otros; y esto verá claramente quien leyere al Philósopho en este punto, el qual dize ansí, hablando del presente poema: «De ninguna manera puede estar la tragedia sin acció[n], mas, sin costumbre, puede; muchas tragedias de las nueuas carecen dellas y muchos poetas ay déstos, como de pintores, entre los quales Polygnoto fué vn gran pintor de las costumbres, y Zeuxis no las tiene en su pintura». Quede, pues, la costumbre en el lugar que Aristóteles la puso, que es el segu[n]do, y Vgo prosiga su plática començada.Passo adelante, dixo Vgo, y digo que no quiero definir a la cos[pág. 357]tumbre por no hazer a la difinició[n] más oscura que el difinito; mas entro diziendo de las condiciones que Aristóteles escribe, que son quatro: la primera, que sea buena, y la segunda…

Co[n]diciones de la costu[m]bre: quatro.

Aquí dixo Fadrique: Tened vn poco y en lo bueno descansemos más tiempo. ¿Qué ente[n]déys por buena costumbre?Vgo respondió: La que Aristóteles: que sea honesta, loable y virtuosa, que es la que deue enseñar el poeta, poniendo al bueno galardón, y, al malo, castigo, como en la fábula trágica morata diximos. Y buena costumbre es también que la persona en la tragedia enseña con sus palabras honestas y graues, y con los hechos honestos y justos; yo, debaxo de buena costumbre, entiendo todo esto; vos, entended lo que os pareciere.Lo postrero, dixo Fadrique, me agrada más. Passa adelante.Y luego Vgo: La segunda condición es que sea conueniente, porque no sólo es menester que sea la costumbre buena, mas que sea conueniente, porque la fortaleza y ánimo es bueno, mas en la muger es desconueniente, y la fidelidad es costu[m]bre buena, mas en el esclauo es desproporcionada. Y, ansí conuiene, para que la costumbre sea en tales conueniente, que el sieruo se pinte siempre astuto por la necessidad, traydor por el miedo, infiel por la sugeción; y a la muger, flaca por su naturaleza, y tímida por su flaqueza, y, por el temor, engañosa. Para hazer admiración se podrían pintar, assí sieruos como mugeres, al contrario, especial en la épica, mas agora yo hablo en las acciones dramáticas y que se representan, en las quales es menester mayor la verisimilitud, como está dicho antes. Y el porqué es la condición tercera: que sea semejante a la per[pág. 358]sona que representa, por la qual semejança dixo Horacio, en su Arte: «Sea Medea feroz; llorosa, Ino; pérfido, Ixión, y Orestes, triste». La quarta: que sea constante, como el Horacio mismo enseña diziendo: «que, si alguno quisiere introduzir alguna persona de nueuo y nueua, mire cómo la comiença en sus costumbres, y en ellas prosiga siempre hasta el fin constante y firme». Y esto, porque acontece naturalmente que el hombre contino sigue la naturaleza de su costumbre.¿Qué me dezís, dixo el Pinciano, de los vacíos enamorados, los quales nunca tienen firmeza en cosa, y agora quieren esto, agora hazen lo otro, y mudan más especies en su voluntad que Protheo en su persona? ¿Por ventura hanse de fingir constantes los que no lo son?Vgo dixo: Toda passión grande turba al ánimo, de manera que, a vezes, no sabe lo que se pretende el dueño, y, en tal estado, la firmeza y constancia es no tener ninguna, porque, como el hombre está perturbado con la esperança, el temor, la ira y los demás afectos, es impossible tener el ánimo en su lugar; y ansí a los tales el natural mouimiento es la inconstancia, y el poeta la guardará en ellos y los hará consta[n]tes en la mudança y firmes en la variedad.Está bien dicho, dixo Fadrique, mas yo más presto me eximiera de la objeción diziendo: que essos actos de los hombres apassionados son afectos, y agora de las costumbres era nuestra plática o disputa.

Lenguaje, tercera parte de la trágica.

Vgo respondió: Atajo fuera ésse sin trabajo; y prosiguió diziendo: La tercera parte de la tragedia era la oración o lenguaje, acerca del qual no tengo más que dezir de que ha de ser como el mismo Aristóteles dixo: jocundo; y yo añado: estilo [pág. 359] alto.Y, visto el Pinciano que Vgo pausó, dixo: ¿Pues no dezís si esta dicción o lenguaje ha de ser suelto o atado con número de sylabas?Vgo respondió: En la tragedia, sí; assí lo quiere el Philósopho manifiestamente en sus Poéticos; y viene a razón, porq[ue], si la oración ha de ser jocunda, la métrica lo es; y verdaderamente que esta acción trágica tiene necessidad de todas estas salsas para comerla, q[ue], aunq[ue] trae deleyte con la conmiseración, va muy aguada con el·la misma y con el temor y espanto q[ue] enge[n]dra. Metrífica ha de ser la acción trágica, y aun particularmente dize della Aristóteles que no se ata a especie particular de metro.Pues yo sé donde dize, dixo Fadrique, que dexó los jambos octonarios y tomó los exámetros.Y yo también, respondió Vgo, que fué en sus Poéticos, a do, por guardar el decoro de la grauedad, perdió la verisimilitud del lenguaje, que los jambos aparejados era[n] para la plática verisímil. Dixe esto porque entendáys que me acuerdo del lugar; y, respondiendo a vuestra duda, digo que el Philósopho no dize ahí que fueron todos los metros jambos antes, y, después, exámetros; antes yo entiendo que por la mayor parte; y ansí no me parecen mal los trágicos de nuestros tiempos que mezcla[n] toda especie de metros, y aun los graues, quales son los endecasylabos, y los de arte mayor podrían en diferentes estanzas; la qual variedad es conforme a la práctica y vemos en Eurípides, Séneca y los demás trágicos griegos y latinos. Sigue en orden la parte quarta y vltima que toca al poeta, que es la sentencia, la qual no aquí quiere dezir solame[n]te aquella oración que enseña lo que en la vida [pág. 360] acontece, o conuiene que acontezca, sino aquel sentimiento del alma por el qual se mueue a recebir los efectos y passiones della; y, como las costumbres pertenecen a la elección del ánima, ansí las passiones, a la sentencia della. El tratado desta materia viene más al rhetórico que al poeta, y assí conuiene se busque en la Rhetórica. Sentencia, parte quarta de la tragedia.

Fadrique dixo entonces: Ansí lo dize Aristóteles en sus Poéticos y ansí él mismo lo trata en sus Rhetóricos ad Theodecten; mas pregunto: ¿cómo dezís que el mouer afectos toca al rhetórico y no veys que el poema que no mueue no vale cosa alguna, y que es vna cosa desalmada y muerta?Vgo dixo entonces: Peor mucho es la Rhetórica, que no es ella la muerta, quando en esta parte falta, sino homicida de la honra y de la vida, porque está la honra y vida puesta en manos de vn orador, las quales haze saluas muchas vezes con solos los afectos bien mouidos y impressos.Fadriq[ue] dixo. Está muy bien respondido, y yo estoy contento, y mi réplica siruió de anzuelo para pescaros estas razones, y que el Pinciano gozasse algo de la pesca, porque, aunque es grande el primor que trae a la poética la parte de mouer afectos, a causa de seguir mucho a la verisimilitud, pero, en la verdad, más se pierde o gana en el moverlas mal o bien en la Rhetórica que en la Poética; y assí me parece que el que esta parte quisiere, acuda, como dezís, a la Rhetórica y allí lo hallará.El Pinciano dixo: Yo no entiendo bien essa cosa, y me parece que Aristóteles anda jugando a essotro lo sabe: si el mouer de los afectos de la Poética remite a la Rhetórica, y el mouer de la conmiseración de la Rhetórica a su [pág. 361] Poética, parece que se anda jugando y burlando de nosotros.Vgo dixo: No tanto como esso, señor Pinciano; que, si Aristóteles remitió de la Rhetórica a la Poética el tratado de los afectos y passiones, lo hizo muy bien por las razones dichas, y porque remite la materia en general. Mas a la Poética de Rhetórica no remite el tratado de afectos en general, sino sólo la conmiseración, de la qual deuía tratar particularmente el poeta en la tragedia; porque el deleyte q[ue] de tal acció[n] se recibe, nace de la conmiseracion y compassión, y ansí trató della buen pedaço, hablando en el vocablo con[n]miseración y tratando del sugeto conueniente para la tragedia y de las especies de muertes. Y, aunque algunos quieren prouar que Aristóteles escriuió más libros de los que parecen acerca de la Poética suya, por causa de la remisión que haze de la Rhetórica a los Poéticos, en esto de la conmiseración (como que en la Poética que agora ay suya no hablasse assaz della) no tiene[n] razón, porq[ue] Arist[óteles] trató en sus Poéticos suficientemente de la co[n]miseración y lástimas. Y, si desta parte huuiera de hablar más, lo deuiera de hazer hablando de la trágica, la qual y la épica dexó acabadas del todo, según el epílogo de sus Poéticos manifiestamente da a entender. Y, si el Philósopho en sus Rhetóricos trató de conmiseración más particularmente en algunos puntos della, fué quando a la Poética no pertenecían. Y con esto doy fin a las quatro partes de la tragedia según sus qualidades, pues las otras dos, que eran música y aparato, tocan a los actores, y, si alguna vez se hiziese del·los mención, se tocará esta materia.Fadrique dixo: ¡Sea en hora buena, señor Vgo! [Pág. 362] Huys de los espectáculos y la música: ya os entiendo. Passa adelante, que yo espero acabéys esta parte con mucho regozijo otro día antes de muchos.

[Frag. 6.]

Y Vgo luego: Dichas las partes de la tragedia segú[n] su calidad, resta el dezirlas según su cantidad. La fábula trágica actiua se diuide en quatro partes, conforme a la doctrina de Aristóteles: prólogo, episodio, éxodo, chórico. Por este orden lo escriue el Philósopho, el qual no guardaré yo, a fin de hazerme más claro, para lo qual es necessario començar a dezir del choro. Choro fué, acerca de los antiguos, dicho la junta de los actores y representantes en la qual vna hablaua en vez de todas ju[n]tas o todas ju[n]tas ca[n]taua[n] o llorauan. Este choro fué diuidido en tres partes: en párodo, estásimo y como; y es de aduertir q[ue] no todas eran siempre necessarias, sino q[ue] vna vez se seruía el choro de vna, y otra, de otra. Párodo se dezía la entrada primera, adonde se refería la ocasión de la venida del choro; y estásimo, quando éste estaua junto co[n]tando alguna miseria sucedida, llamóse assí porque hablaba o cantaua en metros estantes y graues, y jambos o espondeos, huyendo siempre de los leues, quales son anapestos y trocheos, como se dezía quando el choro lamentaua algún caso graue. Esto es dicho del choro y de sus partes. Y del prólogo digo q[ue] es assí llamada aquella parte de la tragedia que es puesta ante la entrada del choro.

Artes de tragedia según la cantidad.

Choro trágica.

Prólogo trágico.

Mirad, señor Vgo, dixo Pinciano, lo que dezís; que el prólogo, según doctrina de Quintiliano, está sembrado y esparcido por la oración toda y no tiene lugar propio.Bien duda el Pinciano, ayudó luego diziendo Fadrique.Vgo [pág. 363] respondió: Duda bien, pero con vna distinción pie[n]so quitarle la duda. Y, dexado aparte a Quintiliano, el qual, o habló de su prólogo oratorio, o del argumentatiuo de la comedia, digo que, como el Philósopho enseña, en el tercero de sus Rhetóricos ad Theodecten, prólogo en la poética es lo mismo que exordio en la oratoria; y el vno y el otro tiene[n] oficio de declarar en breue la causa final a quie[n] la plática se endereça; y, en suma, según el vocablo mismo suena y da a entender, prólogo es aquella parte que primera se ofrece en el poema; la qual, o no presta alguna luz a lo futuro de la acción, o la presta de manera que por ella es entendida la acción que sin ella fuera escura; el que no da luz alguna, es siempre cómico, y el que la da, puede ser cómico y puede ser trágico. El cómico que da luz, se dize argumentatiuo, a diferencia de los otros cómicos que arriba dixe no dar de sí alguna claridad: y este tal es contino puesto fuera de la acción, lo qual no haze el prólogo trágico, que, siendo puesto, de la manera que fué dicho, antes que el resto de la acción y dando por lo passado luz a lo porvenir, está siempre asido con la acción misma, de forma que no se puede desmembrar sin quedar manca la fábula. Déste, pues, habla Aristóteles, y déste digo yo que está puesto delante del choro y del párodo, si es que le ay. Y esta descripción del trágico prólogo no puede conuenir al cómico en manera alguna.Esso desseo saber, dixo el Pinciano, porque aquella especie del choro que canta, yo la veo del prólogo en las comedias nuestras y no parece mal.Vgo respondió: Auéys dicho muy bien y no ay que responder a essa dificultad, sino [pág. 364] distinguir y dezir que el choro que canta puede estar en la comedia, mas no el que habla por vna sola persona, o el que llora por todas juntas, y es la razón porque aquel que canta no tiene más significación que el ornato, mas aquel ado[n]de habla vno en lugar de muchos y adonde muchos lloran, tiene alegoría y significación de pueblo ju[n]to y política, a cuya doctrina, según antes diximos, se endereçó la trágica y no la cómica. Bien sé que otro interpreta ésta de otra forma, mas yo me hallo mejor con lo dicho.El choro, dixo Fadrique, fué recebido de la cómica y dado del magistrado mucho después que ella tuuo su principio; y estoy bien en q[ue] fuesse el de la música con números y personas más dignas, porque el que no era tan numeroso y digno yo pienso auer casi començado con la comedia misma; y esto baste, que ha sido digressión al choro del prólogo.

Episodio.

Vgo dixo: Viene la tercera parte, que era el episodio, el qual en la trágica tiene su lugar entre choro y choro, que es dezir entre las músicas, y es también dezir que ni el prólogo ni el éxodo tienen algo del episodio.No del todo, replicó el Pinciano, que, si tengo buen acuerdo, quando se trató de la fábula entendí que el episodio se puede mezclar al prólogo muy bien, assí como lo haze con el choro mismo.No dificulta mal, dixo Fadrique, el Pinciano, y, si se quiere aprouechar de las descripciones que del episodio entonces se dieron, hará más fuerte su argumento.Sí, señor, respondió el Pinciano, que las hojas de las rosas están por todas partes asidas a su peçón, y los intestinos al entresijo, y las faxas a toda la ropa cercan y guarnecen.Yo, a lo menos, dixo Fadrique, assí lo veo en [pág. 365] muchos poemas, y más clarame[n]te, en los trágicos, adonde se miran mezclados a los prólogos y éxodos muchos episodios.Vgo preguntó si auía más que argüyr. El Pin[ciano] respondió que no.

Otras diuisiones de la tragedia según la cantidad.

Y Vgo, luego desta manera: Yo concedo, señores, lo que el vno y el otro auéys dicho; mas, si soys seruidos, aduertid q[ue] yo hablo agora del episodio trágico, no cómico ni épico; y, si os parece mejor que, aunq[ue] en el prólogo y éxodo puede auer episodio mezclado, que pierda el nombre de episodio por causa de la mezcla, ved lo que os parece.Fadrique dixo entonces: Con esso estoy bien; que, assí como en presencia del sol se escurecen las centellas, los episodios pierden su luz y nombre quando con el prólogo y éxodo están vnidos, porque el argumento y fábula principal en el éxodo y prólogo vniuersal se contienen, y la fábula y argumento son lo essencial del poema, como antes diximos no vna vez. Cesse, pues, el nombre de episodio delante del prólogo y éxodo por las dichas causas: y, quando éstos faltan, que es entre las cantinelas y choros, díganse las ficciones y fábulas episodios en hora buena.El Pinciano dixo: En hora buena.Y después Vgo, no descontento, passó adelante diziendo: Dicho auemos de las tres partes que a la trágica diuiden: choro, prólogo y episodio. Resta dezir del éxodo si huuiera qué, mas yo no siento aya más que dezir de lo dicho, que es la vltima parte de la acción, después de la qual no ay más música.Dixo el Pinciano: No ay choro queréys dezir.Y Vgo: No, porq[ue] podría rematar la acción el choro sin música, y este remate es la vltima parte del éxodo. Assí la fábula trágica se diuide según su cantidad primerame[n]te; y segundo, en partes dichas: prótasis, epítasis, catástasis, catástrophe. Recibe también otra diuisión en la qual comunica con la comedia, que es hecha en cinco actos. De modo que la tragedia recibe, segú[n] su cantidad, tres maneras de diuisiones: la vna, como tragedia, propia, en prólogo, episodio, éxodo y chórico; la otra, común, como especie de fábula, que es en otras quatro: prótasis, epítasis, catástasis, catástrophe: y la otra, en la qual comunica también con la comedia, que es en cinco actos, que se dizen las porciones mayores en que se diuide la fábula actiua para ser representada. Sirue esta vltima diuisión, que es entre acto y acto, para dos cosas: la vna, para variar la acción, y la otra, para que passe algún tiempo entre el fin del vn acto y principio del otro. Algunos ha[n] dificultado el porqué ha[n] de ser cinco los actos y no más ni menos. Otros dan otras causas, mas yo soy de parecer que los que hizieron cinco actos, siguieron la alegoría de Aristóteles, el qual dize que la fábula es animal perfecto y parece que es razón que tenga cinco sentidos, conforme a los quales diuidieron los actos. Cada vno puede sentir como quisiere, que la cosa es de no mucha essencia; y, haziendo vna comparación entre los cinco actos y las quatro partes en que la fábula se diuide, me parece que el primer acto y la prótasis es todo vno; y la epítasis y catástasis contienen al segundo, tercero y quarto [pág. 367] acto; y que la catástrophe y el quinto acto es todo casi vno, ansí como el acto primero y la prótasis. Y, haziendo co[m]paración de las partes de la tragedia y de los actos, será que el prólogo es la prótasis y el primer acto; y la epítasis y catástasis, el segundo, tercero y quarto acto; y el éxodo y catástrophe y el acto quinto vna cosa misma o poco más o menos. Otras diuisiones tiene[n] las fábulas actiuas en partes menores, dichas escenas, las quales son vnas acciones breues, a do, entrados vnos, salen otros, y algunas vezes queda alguno de la escena passada y da principio a la venidera; en las quales se deue considerar que no conuiene salgan más de tres personas, y, si saliere[n] más, que estén callando las demás fuera de tres, porque entre tres puede auer razonamiento conueniente, y, en passando deste número, se confunde de manera que se dexa entender mal la fábula; y también es de aduertir que los antiguos trágicos, en tiempo que salían con alguna música, en scena digo, no admitían más que una persona con ella, y, si otra estaua en el teatro, era como escondida; pienso yo que lo hazían para dar verisimilitud mejor, y aun ta[m]bién para aconsejar que el que va a dar músicas a las damas, basta que haga mal, sin que lleue testigos de la liuiandad del que la da y de las que la escuchan. Y con esto sea el fin a esta tragedia, si, señores, os parece.El Pinciano dixo entonces: Sea en hora buena, pero no sé qué auía oydo dezir de prólogos comendaticios y argumentatiuos, y otras especies dellos, do[n]de parece que auéys andado muy breue en vuestra plática.Fadrique dixo: Sí, breue ha andado y compendioso, y en esso de los prólogos que dezís no es este tiempo, porque Vgo ha tratado del prólogo trágico, el qual es parte de la fábula trágica, y los prólogos que vos dezís, no son partes de la fábula y acción, y son prólogos cómicos, como ya está significado, y verná mejor dezir dellos en otra sazón, si alguna vez se tratare de [pág. 368] la otra especie de la poética dicha comedia. Pero pudiera Vgo dezir de algunas cosas y condiciones que tiene la tragedia, necessarias para la acción y aun, sin ella como es: que el choro no tiene número de gente determinado, y que las cosas que no se puede[n] representar bien, no salgan en scena, sino q[ue] finja[n] estar hechas o hazerse de[n]tro.Vgo dixo: Todo esso es assí, aunque esta vltima condición dicha está en la verisimilitud, que para este fin fué ordenada; y otras condiciones tiene también; mas, porq[ue] no son propias a la trágica, sino comunes a ella y a la cómica, las dexo para otra sazón, si viniere de tratar de la comedia, a do se dirán las diferencias entre estos dos poemas tan reñidas, aduirtiendo que a la trágica es anexa la grandeza con simplicidad, como a la lírica el ornato, el qual recibe la trágica en el choro y no en lo demás de la acción; esto digo hablando del decoro, porque el ornato siempre agrada.Yo estoy contento, dixo el Pinciano.Y Fadrique: Y yo lo estaré si, como estáys presentes, venís mañana a comer conmigo.Yo acepto, dixo el Pinciano.Luego. Vgo dilató la respuesta por vn poco, mas, al fin, dió el sí, y con esto se partió cada vno a su posada.El Pinciano, señor do[n] Gabriel, estaua esperando a vn hombre de essa tierra que le combidó a escriuiros, y luego, antes de vna hora, le despachó con la presente. Mañana ternán los philopoetas fiesta de quatro capas; beberán alegremente y con esto podrá ser que, al olor de Mester Bacho, acudan las Musas. Fecha, doze días antes de las Calendas de Iulio. Vale [pág. 369].Respuesta de don Gabriel a la epístola octaua del Pinciano.Veo, señor amigo, en esta vltima q[ue] me auéys escrito, pintado el animal perfecto que dize Aristóteles como exemplo de la tragedia, de la qual principalmente se aprouecha el Philósopho, y aun Horacio, para su Poética. Pienso yo que, por ser este poema perfecto sobre todos los demás desta materia, que es grauíssimo y simplicíssimo, y, juntamente con esto, añuda más fuerte y desata más breue que no la épica, su madre; y, en suma, es vn animal que muestra al ojo más presto las figuras y mie[m]bros. En seys me le embiáys partido.

[Frag. 1.]

El primero contiene la etymología y principio de la tragedia, y la diferencia entre ellos y la dithirámbica, y assimismo el porqué consintió en los sátiros liuianos siendo poema graue.

[Frag. 2.]

El segundo tiene su difinición assí larga como Aristóteles la escriuió, y me parece bien la del Philósopho y bien la de Fadrique, el qual a la de Aristóteles reforma la longitud. No me atreueré a dezir quál sea la mejor, porque ambas son descripciones, y de vna cosa puede auer muchas que sea[n] buenas; confiesso que la claridad y breuedad es alabada en la descripción, assí como en la difinición.

[Frag. 3.]

En el tercero me embiáys las especies de la tragedia co[n] diuisión nueua, aunq[ue] sacada del Philósopho: no me parece mal; porq[ue], en la verdad, como fábula, puede ser simple y co[m]puesta, y, como tragedia, no puede ser más q[ue] pathética o morata, que las de los infernales a mi parecer, o son moratas, o pathéti[pág. 370]cas. De pathéticas sea exemplo Virgilio, en los niños rezién nacidos y en los mayores que muriero[n] por algún falso testimonio: assí q[ue] los infernales innocentes, como los que acabamos de dezir y semejantes, pertenecen a la pathética, y los q[ue] juntamente padecen, a la morata.Acerca de la pathética, la qual es la especie más trágica, se tocaron muchos puntos y buenos sobre la conmiseración, assí de la naturaleza della como de las cosas que la hazen, y de las personas conuenientes que la engendran, y el estilo que deuen guardar los poetas en la tal conmiseración, poetas digo, porque la conmiseración de los rhetóricos va por otro camino algo desuiada. Contiene también este mismo fragmento las especies de acometimientos y, de las muertes, quál sea la mejor para la tragedia; y aquí se ve[n]tila la questión y lleva al cabo del fin trágico, y si es mejor la acción que remata en muerte o la que se desañuda librando della al que ya estaua con el cuchillo a la garganta. La distinción y soltura deste ñudo me parece bien por cierto, porque, diziendo vna verdad que todos experimentamos, se concilia el Philósopho consigo mismo.

[Frag. 4.]

En el quarto se diuide la tragedia, según su calidad, en las seys partes, assí como Aristóteles lo hizo: fábula, costumbres, lenguaje, sentencia, música, ornato. Trátase en ella de la fábula como de parte más principal y calidad essencial más que otra alguna; trátase también que el buen poeta deue ser inuentor della, y que, si sobre alguna inuentada poetare, la deue variar de manera que la moderna no parezca a la antigua, si no es en aquellas cosas que son recebidas de las gentes vniuersalmen[pág. 371]te, como sería la de Hércules, que murió quemado en el monte Oeta, y la de Iphigenia, q[ue] fué librada de la muerte por la dea Diana. Y, en suma, que el poeta deue dexar el argumento de la fábula antigua viuo y entero, de lo qual se saca que no está la conseruación de las fábulas recebidas que Aristóteles encarga en guardar el modo al ñudo ni a la soltura antigua; todo lo qual prueua también vuestra carta, que no tiene necessidad de agena confirmación.

[Frag. 5.]

El quinto fragmento contiene las otras tres partes a la tragedia intrínsecas, que son: costumbres, lenguaje, sentencia; y de todas tres, buenas consideraciones.

[Frag. 6.]

Y el sexto, las partes qua[n]titatiuas de la tragedia, q[ue] son: prólogo, episodio, éxodo y choro, las quales todas son del Philósopho; de todas se habla bien, y, especialmente, me agrada en la distinción de los prólogos trágicos y cómicos y de los oratorios. Fecha, cinco días antes de las Calendas de Iulio. Vale.

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Proyecto de Edición Libro de notas

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Datos Bio-bibliográficos

Alonso López Pinciano

(Valladolid, 1547-1627)

Bibliografía escogida:

Philosophía antigua poética, Fundación José Antonio
de Castro, 1998

Enlaces:
Obras completas

Otras artes poéticas del autor:

Más información en la wikipedia: Alonso López Pinciano

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