s.XX - Otros del s.XX - Antonio Gala: Palabras previas, 1998


Estas líneas son una confidencia. Como el resto del libro: la confidencia de un poeta desconocido que con ella se presenta. A pecho descubierto.

Los propósitos ―por más serios que sean, y se cumplan o no― se aventuran en vano. Yo prometí que la edición de mis libros de poemas, en caso de hacerse, sería póstuma. Mi concepto de la intimidad y del pudor así lo ordenaba. No obstante, no he sabido resistirme a la petición de mis lectores y de mis editores. A ellos, sin la menor duda, va dedicado este libro.

No tengo yo una idea muy original de la poesía. Me parece que equivale a la poyesis platónica, en la idea de creación o de construcción. Es como un líquido que toma la forma del recipiente en que se vierte. Hay poesía de pintura, de literatura, de música, de escultura, de arquitectura. ..Habrá incluso una actitud poética que no se materialice en nada sino en procurar estarse ante las cosas con una posición de aprendizaje, de pregunta, de perplejidad: algo que no es más que una vía de conocimiento. Eso es la poesía, y no una vía de comunicación. De ahí que la poyesis que se concreta en el poema sea la más apreciable y la más difícil: una cristalización casi insoportable, una quemadura con la realidad más honda y verdadera, una reunión de contrarios, a través de sus raíces, desde luego.

He preferido no dar un libro sólo: no habría sabido cuál. He preferido dar unos cuantos poemas de cada uno. Unos cuantos poemas cuyo sentido común ―y qué opuesto en ocasiones al tema― fuese el amor. Desde mis diecisiete años hasta ayer mismo hay poemas recogidos aquí. Los de Perseo todavía se apoyan con exceso en la forma, en la jugosa percepción de las palabras, en la consanguínea sureña abundancia: son poemas de adolescencia. También casi los de Enemigo íntimo: una adolescencia, sin embargo, más reflexiva, desalentada por la búsqueda afanosa de la que no está ajena cierta divinidad. La acacia es consecuencia de una destitución; nace cuando todo parece acabarse: a los veintipocos años uno ignora que la vida comienza, o se reinaugura, cada mañana. y si no lo ignora, es igualo peor. La espera de ese retorno, de esa vuelta a empezar, la recoge Va/verde, 20. Su título no es que parezca una dirección: lo es; el contenido significa la invitación a una visita que se demoró mucho aún.

Baladas y canciones es un libro de transición que reúne composiciones de una época más amplia y menos unitaria que los otros. La deshora lleva un título delatante: el amor, en efecto, sólo llega para decir que no puede quedarse. Son sus rescoldos los que iluminan esta colección de poemas, bastante más larga que de aquí se deduce. Acaso Meditación en Queronea requiera una aclaración. La escribí refiriéndola al lugar en que se dio el combate de los tebanos con los macedonios. Fue vencido ―y muerto― en él el Batallón Sagrado, compuesto de amantes y amados a los que era más dura que morir la indignidad de mostrarse cobardes a los ojos de quien amaban. Alejandro, muy joven entonces, dio la orden de quemar los cadáveres; después fue reprendido por su padre, Filipo.. Ya era tarde, como siempre, para ellos. ..En este libro hay un vaivén de épocas, de escenarios, de sentimientos: el mundo es, en el fondo, Queronea y lo allí sucedido. Una dulce y ligera distracción produjo el pequeño conjunto Para Mirta, de sonetos barrocos: un ejercicio apasionado y leve a la vez, rebelde y escolástico a la vez, como las sensaciones que lo originaron. Los Sonetos de la Zubia, por el contrario, están escritos, a pie de obra, con el corazón. Ahí el poeta se ve sometido a un tiempo a la rígida y fiera disciplina del amor ya la rígida y suave disciplina del soneto. Todos ellos trazan una historia común: el paso del fervor ala gelidez, del piropo al ultraje, de la extravertida convivencia a la larga agonía solitaria. ..No en vano el libro siguiente lo titulé Testamento andaluz. Consta sólo de veinticuatro poemas: tres por cada una de las ocho melodiosas provincias hermanas. Veinticuatro momentos en que me sentí como una tesela modestísima que forma parte de un enorme mosaico, y en ese anonimato pervive, y en él, de un enigmático modo, se inmortaliza. En los años del Esplendor, Abderramán III, más de cincuenta califa de Córdoba, escribió su testamento. Tras oleadas de hipérboles y de glorias, acababa: «y fui feliz catorce días.» Pero, arrepentido de la última exageración, agregó: «No seguidos.» Yo no aspiré mucho tiempo a la felicidad; con la serenidad me basta no lejos de la con-fusión y del con-sentimiento.

Un personaje que a los cordobeses fascina es el arcángel Rafael, el mancebo que acompañó a Tobías en su viaje hacia el amor matrimonial. El último de los libros que componen éste, al que ni siquiera doy por concluido, es el Tobías desangelado: los viajes del protagonista desprovisto ya de la presencia humana, tangible, protectora y deseada del ángel.

Este libro polifacético es necesariamente especular. Refleja las distintas y transeúntes formas literarias y mi transeúnte biografía. Supongo que con dificultad podría hallarse un retrato más fiel de las únicas facciones de mi alma que importan. Si hablara, seguro que diría a cada lector el verso del Cantar de Cantares: «Pone me ut signaculum super cor tuum.» Ponme como una señalita sobre tu corazón.

En: Antonio Gala, Poemas de amor, Planeta, 1998.

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Proyecto de Edición Libro de notas

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Datos Bio-bibliográficos

Antonio Gala

(Cáceres, España, 1936)

Bibliografía escogida:
Enemigo íntimo, La Palma, 1992.
Poemas cordoveses, Ayuntamiento de Córdoba, 1994.
Poemas de amor, Planeta, Madrid, 1998.

Enlaces:
Entrevista: Entrevista

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Más información en la wikipedia: Antonio Gala

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