s.XX - Últimas tendencias - Jorge Riechmann: Apuntes a vuelapluma sobre estrategia, 1990


“Acción de primitivo y previsión de estratega.”
René Char

1. Ciertas ciudades honestas exhiben la realidad tal y como realmente es: un montón de ruinas (y en el costado el dolor lancinante de la esperanza).

2. ¿Por qué te muestras tan desastrosamente reacio a asimilar la enseñanza de las ruinas?

3. La historia humana: lo que está siempre todavía por hacer.

4. Historia: esos huesos mal soldados que es preciso fracturar de nuevo para que el miembro no se deforme. Pero el proceso se repite indefinidamente, casi como una maldición…

5. La historia se ensaña con los impacientes. La vida, con los rencorosos. Por más que a veces engañen las apariencias.

6. El reo, ante un bosque de hayas: —Ansío desesperadamente el derecho a la inocencia. (La humedad, los crujidos y el sol tamizado parecían ascender del fondo de los tiempos).

7. Sueña y ensueña, fantasea un mundo dócil a su voluntad, un espacio muelle y luminoso donde todos los seres se presentan blandamente en la única dimensión de la amabilidad. Tiene unas ganas indecentes de creer: con tal de obtener una elemental seguridad, por nimia y engañosa que sea, está pronto a agarrarse a cualquier clavo ardiendo.
            Bajo la muela de la fragmentación va dándose cuenta de que aprender a creer con veracidad es ejercer una disciplina de la renuncia. Y llega a intuir por qué mirar sostenidamente a la realidad es cosa tan dolorosa y difícil como mirar al sol: esa realidad que tiene rostro de niña con los ojos reventados.

8. En carne viva. En carne agonizante.
            Vivir hoy se asemejaría a una piel monstruosamente hinchada por la infección, y que al final revienta.
            Se asemejaría a la broma macabra de un resucitado que continuamente renaciese a la muerte.

9. Mi cuarto. Tanto las paredes como el suelo y el techo son piel de seres humanos desollados. Apenas me atrevo a respirar, pues el más leve de mis movimientos les inflige dolores atroces.

10. Vivir: no una enfermedad, sino un desollamiento. (Pero el mismo que repetía entre dientes estas palabras enrojecidas atesoraba de noche los sueños más dulces para una vigilia compartida).

11. En algún sitio he leído, o soñado, la descripción del tormento consistente en coser al cautivo dentro de una piel de buey húmeda, que al irse secando se contrae y lo asfixia lentamente. Hay días en que uno diría que se trata de una metáfora de la condición humana.

12. Vivir se parece también a esos troncos de decapitados que corren como locos una docena de pasos antes de postrarse definitivamente en el despectivo barro de la muerte.

13. “La verdadera vida está ausente”. Y esta sospecha aciaga de que al volver a casa va a encontrar puertas y ventanas cerradas a cal y canto…

14. Donde una puerta se cierra, otra se abre.
            Pero las estancias pueden estar dispuestas circularmente.

15. Como si la vida lúcida ya sólo pudiese adoptar la forma extrema de la elegía. Mas, ¿cuántos soportan la tensión desgarradora de una elegía con el rostro vuelto hacia adelante?

16. La materia del hombre es incluso más leve que su aliento, su palabra, su beso. ¿Cómo puede entonces cuajar de sopetón en tal escuadrón de navajas enigmáticas?

17. Incomprensible —con todo y ser tan corriente— la maldad por desvalimiento e incertidumbre.

18. Con respecto a los ángeles una sola exigencia: que no intenten imponernos su feroz sistema de pesos y medidas.

19. En contra del heroísmo —por higiene.

20. El hombre no es un lobo para el hombre, pero quizá sí un asno —con perdón de los asnos y de la dialéctica de la historia.

21. De nuestra cotidianidad de pesadilla:
            cirujano de la revelación olvida sus hierros dentro del cuerpo de la víctima.

22. ¿Europeos con conciencia limpia? Sonámbulos o pazguatos.
            La nuestra es la tradición —venerada, enriquecida, historiada, incansablemente hermoseada— del genocidio.

23. ¿Ciudad de los muertos? ¿O yo un muerto que vagabundea por la ciudad?

24. Cada almendro que se ve obligado a ceder su lugar al asfalto es una derrota para la civilización. (Quizá no para lo que ellos llaman “progreso”, pero sí para la civilización.)

25. El pecado original del ser humano se llama falsificación. Y se transmite en efecto, como dice el mito, de una generación a otra desde el comienzo de los tiempos.

26. No hay realista que hoy salga adelante sin doscientos gramos de veneno y una punta de ironía. Desconfiamos de la ingenuidad, esa virgen necia (sin ceder por ello ni un palmo de terreno ante el cinismo).

27. ¡Qué ansiedad enfermiza por endosarle las culpas al cosmos!

28. Del principio de validez general “no debes despreciar al ser humano” (“el fascismo es el desprecio”, sentenció Camus fundadamente) se sigue como natural corolario: “no te desprecies a ti mismo”.

29. ¿Qué sentimiento prevalece en el tuerto que se halla en tierra de ciegos? ¿El horror y la maravilla ante la luz, el ansia devoradora de monarquía, la responsabilidad ante sus hermanos?

30. Experiencia básica: copertenencia —siempre amenazada.

31. Mucho más que seres humanos somos haceres humanos. Y nos hacemos humanos recíprocamente: imposible en solitario. Reconozco mi rostro en otro rostro, mi voz en otra voz, mi amor en otro amor. “No hay hombre sin hombre”, reza el refrán.

32. Lo más arduo, lo más necesario, lo más irrenunciablemente humano: salir al encuentro del otro. Transformarse a sí mismo.

33. Soy una criatura humana llena de limitaciones. Consisto en mis limitaciones. Sé que individualmente nunca alcanzaré cumplimiento: un hombre cabal no sería sino una comunidad de seres humanos libres, donde cada uno completase a los demás y fuese completado por ellos. Semejante comunidad no existe ni —que sepamos— ha existido nunca. Quienes impiden que llegue a formarse son cabales asesinos de la humanidad. (Si se me pidiesen motivos para la rebelión, aduciría éste.)

34. Volver la espalda a la perfumería del espíritu y trabajar por la transformación del hombre.

35. Todo se decide en ese instante durante el cual depende de ti ser ascua viva o ceniza de la extinción.

36. ¿Podríamos vivir sin la esperanza de que se renueve el prodigio de la revelación del mundo a través del otro?

37. Asombroso que a pesar del torrente de tormento, de injusticia, de veneno, de rabia, de vileza, nos las arreglemos para vivir parcelas de precaria felicidad personal. No pienso flaquear.

38. Que a lo largo de toda mi vida, a pesar de las inmensas presiones de vileza y decrepitud que pujan por aplastarnos, pudiese yo permanecer digno de tu mirada en el ápice del goce compartido. No pido otra cosa.

39. “La luz engendra sombras”. Manuel de Falla, citado por el pintor José Hernández.

40. Los combates decisivos, a pesar de las apariencias, siempre se han ganado solamente en retirada.

41. ¿No pensaste en la duplicidad del vencedor? ¿Ni en la indefinible paciencia del vencido? Entonces no mereces ser llamado estratega.

42. Ortodoxia: quien en lugar de vísceras tiene papilla precisa un esqueleto externo.

43. Para los asnos con estudios superiores disponen los amos de zanahorias especiales. No es emancipación todo lo que reluce.

44. Toda polémica durante la cual prestes más atención a los puntos débiles del adversario que a los tuyos propios será para ti estéril.

45. Camus recuerda que Nietzsche ha escrito: nada decisivo puede construirse sino sobre un “a pesar de todo”.

46. Tirar de la manta, una y otra vez, hasta las últimas desnudeces. Hasta el verdadero esqueleto del temblor. Y aunque a la postre la intuida plenitud resulte ser ceniza.
Tira de la sábana:
la gloria del cuerpo.
Tira de la manta:
la muerte chasca huesos.
Vivir es una brasa,
morir un eco.



Publicado en Poesía practicable, Hiperión, Madrid 1990.

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Proyecto de Edición Libro de notas

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Datos Bio-bibliográficos

Jorge Riechmann

(Madrid, 1962)

Bibliografía escogida:
Cántico de la erosión, Madrid, Hiperión, 1987.
Poesía practicable, Madrid, Hiperión, 1990.
El corte bajo la piel, Madrid, Bitácora, 1994.
La estación vacía, Alzira, Germanía, 2000.

Enlaces:
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Otras artes poéticas del autor:

Más información en la wikipedia: Jorge Riechmann

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