s.XX - Poesía social - Pablo Mora: Con-versando con Pablo Mora


...laborando por todos
los que callan, y avanzan, y protestan y empuñan
la luz como un cuchillo o la paz como un fusil.

Blas de Otero: Escrito con lluvia.

Con-versar con el escritor venezolano Pablo Mora es penetrar en el alma de un poeta. Su poder con la palabra y su vida abocada a la poesía, son un coro para el asombro, un puente entre libertad y literatura en donde el hombre, desnudo y valiente, muestra sin restricciones el mundo a través de sus ojos. ¡A la mano el fusíl!

Hay dos preguntas que son muy difíciles de contestar pero que aún así resultan interesantes para hacérselas a un poeta: ¿Qué es la poesía? ¿Qué es ser poeta?

La poesía es un acto de fe en el hombre, en la palabra y en la vida. Sorprenderse, extrañarse, asombrarse. Un instrumento para transformar el mundo. Experiencia de vida. Momento de liberación, individual y colectiva. Un destino. Un asombro que se pasa a limpio. Un renglón que se le añade al mundo. Ser poeta es estar dispuesto a la vigilia. Estar de guardia. Buscar la luz. Navegar hacia adentro del asombro. Acompañarnos con un pan en la mano y un camino en el pie. Saber el tamaño exacto de la pena. Conocer el lado oscuro de la rosa y la terrible majestad del pan. Volverse vagabundo, apoyar las palabras sobre la sangre, arrestar al viento, al sol, las mariposas. Inventar ratos, penas, alegrías y tardanzas. Echar un vistazo al mundo. Ponerle trampas a la muerte. Infundir a los hombres un hambre ardorosa e insaciable de belleza, entusiasmo y libertad. ¿Cómo se reveló la poesía en tu vida? ¿Cómo se reveló la poesía en mi vida? Tal vez, el día que de casa me dijeron: ve por el camino, tan sólo encontrarás algunos duendes; mientras en busca de esos duendes ando todavía. Lo cierto fue que comencé por cultivar almácigos cabe la sombra de los guamos memoriosos de mi aldea. Almácigo llamé al primero de los sueños que pasé a limpio. Y así a mis seis primeros sueños. En homenaje al arbusto sabeo que nuestra fecunda zona viste de jazmines. Semillero, en la esperanza de que algo el tiempo salvaría de aquella siembra. Era el tiempo del despertar al infortunio desde la comarca de la infancia, desde el útero feliz de la campiña. La aldea dichosa que de antiguo requería el milagro del canto mañanero. De pronto llegó la noche insomne. Ante la escalofriante letanía del dolor humano, la cósmica plegaria, la bienaventuranza nueva, la meditación en el desierto en busca de la tierra prometida. El ansia de la Paz, la solidaridad, el sueño, la utopía, la pazpoesía. Hasta que nos sentimos en asombro, al descubierto, a coro en el asombro, capturando instantes, tristumbres, arrecheras, oquedades, lanzando pompas de jabón a los caminos, convencidos de que el asombro es la mejor forma de lidiar la muerte. Ahora, mientras la madre mira desde la lejanía, la sombra antigua que a las costas de la divina antigüedad nos ata. Mientras el mundo se desvive entre galácticos presagios y alientos de hecatombes, construimos nuestra trinchera, desde donde disparamos, a diestra y siniestra, contra obnubilados y díscolos, con la más convincente de las armas, el verso. Soldados de la Paz, disparamos nuestros versos contra la guerra. ¿Cómo definirías a tu poesía? ¿Mi poesía? Una forma o fase de la luna de mi aldea. Un almácigo que se quema al sol. Un coro en el que canta un insomne. Hacer caber a Dios en un dedal, al sol en el ojo de una hormiga, al mar en los labios de una perla o al universo en una gota de rocío. Un deseo de arrear la luz. Querer encontrarle al silencio su guarida. Cuando uno adopta a la poesía como elemento fundamental de su vida ¿Qué cosas gana y qué pierde? Pareciera maldición o bendición, ese estado fundamental de vida. Lo cierto es que uno logra que lo oigan las estrellas. Sabe que una piedra es un pájaro que ya no vuela; que el hombre es un gran dolor en viaje. Conoce del reverso de las cosas y la vida. Se convence del poder de creación de la palabra. De que habrá de haber lugar para la poesía si no quieren pueblos y hombres sucumbir. Y, viéndolo bien, nada pierde. ¿Qué poetas te guiaron e inspiraron en tu vida y marcaron tu destino? Temprano me conseguí con Juan Ramón Jiménez y el aquelárrico Fausto de Goethe. Siempre estuvimos a la sombra de Neruda, Vallejo, Whitman y Miguel Hernández. Más fraternalmente, con la iracundia de nuestro entrañable hermano Dionisio Aymará. En mi errancia italiana, compartimos con la Escuela Lombarda, sobre todo con Edoardo Sanguinetti y Luciano Erba. Con el dolor a cuestas de Pavese. Con Ungaretti, Montale y Quasimodo. Otros poetas en el camino fueron Maiakovsky, Rimbaud, Rilke. De nuestra frontera, Jorge Gaitán Durán y Cote Lamus. Pero, entre todos, nos selló la vida, el camarada Rafael Guerrero — Carlos Guerin— cuando el fusil le dio la mano al verso, cuando, frente a la violencia institucionalizada, aprendimos que la poesía ha de ser fusil, vida, protesta y alarido permanentes. ¿Qué opinás de la poesía latinoamericana actual? Se nota una patente tendencia porque las palabras recuperen su desnudez: Que cada palabra lleve lo que dice./ Que sea como el temblor que la sostiene./ Que se mantenga como un latido. (Rafael Cadenas, Venezuela). Se insiste en la inocencia semántica de la palabra. Se pelea por un verdadero espacio verbal a veces a espaldas de un genuino espacio temporal ideológico. ¿Qué papel ocupa la poesía en la realidad actual? Actualmente, en tres planos se desliza el quehacer poético: el semántico o verbal, el creativo o emocional y el ideológico o conceptual. Importante que ninguno de los tres faltase a la hora de la verdad o creación: La emoción, la palabra y el contexto sociopolítico-ideológico. ¿El poeta es un “poeta comprometido” cuando se compromete con su obra o cuando trata temas políticos y sociales? Asombro, imaginación, descubrimiento, encuentro, convocatoria, rebelión, revelación, libertad de vuelo, la poesía, antes que contar con una esencia única, se fundamenta en una búsqueda de la verdad-belleza fincada en una vivencia personal, a la luz de una praxis cimentada en un colectivo, ofrecida como testimonio creador. Ponga la atención en sí o en el colectivo, a partir de su interioridad en el común misterio, dentro de una perenne vigilancia, el poeta da cuenta de lo que siente, vive, medita o ve. Poesía revolucionaria o social —el nombre no importa (política, civil)— sustantivamente es expresión literaria y adjetivamente realidad social. Es arte, ciencia y técnica, que conllevan un profundo mensaje humano. Una literatura que sobre su finalidad característica —la búsqueda de la belleza— persigue otra: la de tocar muy de cerca la sensibilidad popular. Ahora bien, para que se dé esta poesía, cabalmente, se requiere un artista de genio, un creador pleno. De resto, se expone a dejarse llevar por el soporte —la realidad social—, olvidando su papel de recreador de la belleza. De ahí que sean pocos los elegidos. El campo atrae, pero sobran los versificadores y faltan los poetas, los poetas de hecho. Tanto es así que de encontrarnos frente a un verdadero poema social, éste no ha de tener ni fecha de emisión —de nacimiento— ni de defunción. Estaríamos frente a la eterna poesía: la que resiste a los siglos por su mensaje. Hasta un poeta griego antiguo mantendría, así, la vigencia, hoy: Tirteo. Diríamos que mientras exista un Vietnam o un Irak sobre la tierra, existirá la poesía y poesía social. Para Ludovico Silva, la belleza es revolucionaria. De este principio debe nutrirse la teoría del socialismo. Ya Rimbaud sostenía la proposición de que “el porvenir será socialista”. Todo arte verdadero per se es revolucionario, independientemente o más allá de su contenido ideológico-político, si es que lo tiene. Toda revolución artística genera una transformación y una expansión de la sensibilidad humana y de la conciencia del hombre. El socialismo tiene que presentarse como una nueva sensibilidad, como un desarrollo libre de la conciencia, como la emancipación estética del hombre; en definitiva, lejos de toda plusvalía ideológica, como la emancipación de la “alienación universal”. De donde Belleza y Revolución ha de ser permanente bandera de combate. ¿Hay palabras no poéticas? Toda palabra es poética, crea. Soplo de aire con poder de creación. (José Ortega y Gasset). Siempre la Palabra, en la punta del tiempo navegando. Liberada, purificada, primordial, esencial, resolutiva, signo del ser, una palabra-ser. La palabra revela el porvenir. Soy de creer que después de la inspiración, el poeta necesita moldear su poesía para que llegue a los ojos del lector, para que esa entrega de su cuerpo y de su alma logre su máxima belleza ¿Qué pensás de la corrección? Lisa como una tabla, fresca, limpia como una copa nueva, a la palabra cortamos su medida, dirigimos su brote, la levantamos en la mano, fraternal, furente, fuego, arroyo, fogonazo, campanada, brillante como una estrella… tócala, híncale el diente y ándate silbando en el camino. ¿Cómo ves el mundo editorial, en tu país y en Latinoamérica, con respecto a la poesía? Aquí en Argentina es muy difícil que editen a los nuevos poetas, venden más las novelas, y más que las novelas venden los libros de autoayuda y las biografías no autorizadas de famosos, etc.¿Esto es así en todas partes? ¿La poesía es para elegidos? ¿Sólo los poetas leen a otros poetas? ¿Por dónde comenzar? El reino editorial, acá y allá, no conoce todavía del marketing. Menos lo conocen los poetas. La poesía, desgraciadamente, pareciera ser para elegidos. El mundo, en cambio, que fue para llegar a ser leído —tolle, lege— nos convoca al legado de todas las lecturas. Quien vio, anduvo y leyó, deberá —testigo en mano— traspasar el hormigón de sus lecturas, su asombro, su cosecha, en sueño, en teleescritura-teleliteratura eternas. Y para cerrar este hermoso compartir ¿Qué consejos le darías a quienes fueron tocados por la poesía y comienzan a escribir sus primeros versos? Cree en la locura de los pájaros, en la fresca escarapela de las sombras, en el risueño misterio de la tarde. Cree que jamás la canción tuvo punto final, que la existencia no es más que un plagio y que los poetas escriben las mismas cosas con uno que otro colorido. En esa continuidad profunda que, de siglo en siglo, traspasa de poeta en poeta; que sólo existe un poema y un poeta y hasta una sola palabra para quienes existen, existieron y existirán. Cree que “nuestra poesía no es nuestra, la hacen a través nuestro, mil asistencias, unas veces agradecidas, otras, inadvertidas.” Cree en la POESÍA, SOCIEDAD ANÓNIMA. En que nadie es nadie, salvo nuestra salvación en la obra común, en el canto coral que ilumina la esperanza. Cree que nunca estás solo. Solos, no somos nada, nadie; juntos, inmortales. Cree en la obra colectiva y anónima, aún en ciernes, transformando y creando conciencia impersonal. Parte del sueño de una corriente eléctrica que eternamente fluye, y que ha de convertirse en realidad gracias a una superconductividad, apuesta al saber, al diálogo, a la liberación, a la completitud creadora. Apuesta al hombre, a la palabra y a la vida. Apuesta al sueño y al regreso. Al juego, al abrazo y a la danza. Sobre todo a la revancha. A la esperanza desnuda. Al orgasmo del mundo que hace cauce. A la belleza que se expande.


De Revista Axolotl

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Proyecto de Edición Libro de notas

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Datos Bio-bibliográficos

Pablo Mora

(Venezuela, 1942)

Bibligrafía escogida:
De la noche insomne, Porlamar, Editorial Fondene, (Colección Madre Perla), 1992. 97p.
Asombro al descubierto, Mérida, ediciones Mucuglifo, Editorial Venezolana, C. A. 1996. 88 p.
A coro en el asombro (Antología), San Cristóbal, Serie Universitaria BATT-UNET, Vol. 171, 2000. 251 p.
Parte del asombro, San Cristóbal, Ediciones Erato, 2000. 69 p.

Enlaces:
poesia.org
Poiesologia Otras artes poéticas del autor:

Más información en la wikipedia: Pablo Mora

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