s.XX - Últimas tendencias - Juan Carlos Elijas: Poesía de la inexperiencia

El Inexperto está convencido de que le mueve más una necesidad de expresarse que una necesidad de entenderse.
Sabe que la poesía es un paso entre la experiencia y la palabra. Sabe también de la relevancia del silencio en este trayecto. Sabe que sus creaciones despedirán, inevitablemente, una luz determinada y un sonido al uso, pues los contenidos son, esencialmente, formas.
El Inexperto necesita un lenguaje, un idioma, un vocabulario para dar noticia del acto creativo. Más que un instrumento, se trata de una salvación. Es importante cierta honestidad frente a todo esto, el estudio minucioso de la composición. Otra cosa es la impaciente voluntad de estilo, la subjetividad sin interlocutor, la individualidad enfermiza de la hidalguía.
En el anunciado proceso El Inexperto no se molesta demasiado en sellar su obra con visos de modernidad, pues será de lo único de lo que no podrá librarse si usa con empeño más o menos resoluto las herramientas de que dispone: ritmo, tropo, rima, tono, actitud…tradición. Es conocida la cita:

La poesía se me genera en las mandíbulas del estómago, cuando la realidad golpea de tal forma que la emoción resultante, aún instinto, ha de ser reconocida y autorizada por esa parcela lógica del corazón. Desde ese momento, la intuición no desaparecerá hasta que el poema se halle completo: no otro motor guiará las imágenes hacia esa otra habla que es el lenguaje poético: un cálculo ilimitado de posibilidades con unos sedimentos a sus espaldas que responden al nombre de tradición. (E.B. “Inexperiencia y realidad poética” CCC. Madrid .1999)

El Inexperto experimenta un acto de creación artística mediante las palabras. Es posible que la realidad del nuevo milenio ofrezca más opciones que nunca para poner a prueba un sujeto lírico gobernado por la sinrazón o la esquizofrenia. El Inexperto debe ser consciente de que los desdoblamientos (o destriplamientos o destetramientos) de personalidad van a empezar a ponerse de moda, y debe dar por zanjado el tema. La excesiva proliferación de pessoaos puede dañar uno de los más delicados argumentos de la poesía: el misterio.

El habla interior (las hablas interiores) es el cordón umbilical que (más como diálogo que como monólogo) llevará a El Inexperto a enfrentarse con cuestiones del tipo: ¿dispongo de voz personal?, ¿es el lenguaje el que me habla?, ¿es patológica la polifonía de mi conciencia? y, por ende, ¿debo ordenarla, o encontrar una solución artística, o bien sanitaria al respecto?

Una de las funciones del léxico emocional es organizar la actitud que el sujeto presentará en sus creaciones. Sabemos que la respuesta está en el genio. No sé si es una frivolidad decir que el humor contribuye a superar las enfermedades psíquicas y los desajustes sentimentales producidos por la generación de edificios artísticos que no pueden escapar de lo previsible.

Toda creación supone en su origen una especie de apetito que hace presentir el descubrimiento. La facultad creadora va acompañada de la observación. El Inexperto sabe de un esfuerzo técnico vigilante para encontrar en las formas sencillas elementos dignos de ser (a)notados.

Publicado en La decisión de naufragar (Tarragona: Cuadernos de la perra gorda, 2001)

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