s.XX - Modernismo (y 98) - Miguel de Unamuno: Caña salvaje, 1908


¿Arte? ¿Para qué arte?
Canta, alma mía,
canta a tu modo…
pero no cantes, grita,
grita tus ansias
sin hacer caso alguno de sus músicas,
y déjales que pasen,
¡son los artistas!
Redondas conclusiones
quieren los pobres;
tú busca, busca sin descanso, busca
donde no encuentres.
Huye de lo perfecto,
de lo acabado;
no, nada que se acabe,
nada ya lleno;
¡cuanto des sea germen
de algo más alto!
¿Ellos? ¿Quiénes son ellos?
Los pobres para oír cuentan tan sólo
con los oídos.
Hoy gritas una cosa,
otra mañana;
te trae su afán, su grito,
cada día que pasa.
Fuiste ayer uno
y hoy eres otro;
y ¿qué serás mañana,
mi pobre espíritu?
Yo no sé lo que quiero,
no me conozco
¡ni me importa saberlo!
¿Es que soy algo más que frágil caña
por la que sopla el viento?
El viento del Señor, del infinito,
sin arranque ni término.
Doblégate a su soplo
y déjale que en ti susurre o brame,
siempre a su modo.
¿Arte? ¿Qué es eso de arte?
¡No te hagas caramillo,
sigue de caña!
Caña simple, salvaje,
que cela con sus hojas
las aguas del arroyo
que no reposa.
No, no junto al camino,
a distraer el viaje
del peregrino,
no a alegrar las jornadas
del caminante,
sino aquí, en el retiro,
donde tan sólo llegan
de cuando en cuando
los que sin fin ni rumbo
vagan perdidos.
Y tú, caña salvaje,
darás a sus oídos
la voz del viento del Señor eterno,
del misterio los gritos.
Hoy de levante sopla,
mañana de poniente,
de norte o sur tal vez o en remolino.
Y «¿qué dice?», preguntan los artistas
que el caramillo tocan
conforme al arte
es decir, a la lógica;
«¡vaya una caña simple!»
«¡Juguete a todo viento
se contradice!»
Es tu Señor, mi alma,
es Dios quien por ti sopla,
es Dios, mi pobre caña,
quien a sí mismo en ti se contradice.
Sin plan alguno su poder ensaya
-el plan es cosa de hombres,
seres finitos-,
juega a la omnipotencia,
y tú, mi pobre caña, eres juguete
de su divina fuerza.
Caña salvaje,
al aire suelto tus hojas verdes,
y tus raíces
junto al arroyo de aguas
que al mar cayendo
jamás descansan.
Caña, mi caña,
ríndete al soplo del Señor, tu Espíritu
es el que en ti… no canta
sino que chilla,
zumba y susurra,
sin plan ni arte,
soplándote hoy de aquí y de allá mañana,
caña salvaje.
¡Caña, mi caña,
no te hagas caramillo,
sigue salvaje!
¡Nada de cortes,
sigue erguida y entera,
al albedrío de tu Dios rendida,
salvaje cuerda!
¡Cuerda sonora
de la lira viviente de la selva!
Lejos de los caminos
de artistas y viandantes,
por donde no trafican
buhoneros del arte,
donde los siervos del Señor se pierden
en la selva a que se entra
y no se sale,
la selva sin senderos,
como no sean
los que nos muestra el cielo,
los senderos de estrellas.
¡Caña, mi caña,
bajo el cielo estrellado
zumba de noche,
ya los pobres durmientes
el sueño rompe!
Caña salvaje,
¡qué tienes, dime, tú que hacer con eso
que llaman arte?
Caña, mi caña,
doblégate al Señor, que a su albedrío
Él en ti canta;
en ti, caña salvaje,
sin plan alguno su poder ensaya;
juega contigo;
sé su juguete tú, mi pobre caña.



Marzo, 1908.

De Rimas de dentro, 1923.

***


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Datos Bio-bibliográficos

Miguel de Unamuno

(Bilbao, España, 1864-1931)
Bibliografía escogida:
La lira de las musas, Cátedra, Madrid, 1985.
Antología poética, Ediciones Publicitarias Simancas, Palencia, 2003.
Sonetos, Turner, Madrid, 1992.

Enlaces:
Biografía, poemas, ensayos
Estudio sobre él
Poemas

Otras artes poéticas del autor:

Más información en la wikipedia: Miguel de Unamuno

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