s.XX - Últimas tendencias - Ramón García Mateos: Una tal vez poética, 2005
Poesía y literatura no son la misma cosa; porque el origen de la poesía no está en la letra escrita —salvemos el pleonasmo— sino en la palabra oral, viva y de repente, que se pierde en el tiempo, en la palabra sagrada, rito y conjuro, que descubre el mundo y lo crea y lo transforma; porque la poesía no es subsidiaria de la vida, la poesía es la propia vida, la vida que bulle en el corazón de las palabras, palabras que son la vida misma, el corazón de un hombre, una palabra; porque no escribimos el poema —concreción de la poesía—, es el poema quien nos escribe, nos informa, nos construye: razón y conocimiento, pasión e inteligencia.
Poesía y literatura no son la misma cosa; porque la literatura nace de la invención —de la mentira— y el verso desgrana la verdad en gajos de emoción y de ternura; porque la poesía es numen creador, dios de la blasfemia, redentor apóstata que nos salva de la equimosis del tiempo; porque la literatura es aire, dulzura que acaricia, mas el poema es luz que de tan pura hiere, resplandor que revela la negrura del alma, que inquieta las pupilas, deforma los cartílagos y purifica el tuétano del dolor.
Poesía y literatura no son la misma cosa; matrimonio es la letra, es la ley, el contrato, la poesía es la puta, es la amante que lame nuestro sexo, que destruye firmezas, que esconde entre sus muslos la flor de una pasión; la poesía es la absenta, Baudelaire y el ajenjo, es la pipa de kif, el incesto y el hambre, el mendigo y un grito en el filo imposible de una navaja de afeitar; literatura es la siembra, esperanza y futuro, recolección y vendimia,
en el verso más puro sólo hallamos un páramo que jamás nos consuela, donde no hay confianza ni aliento ni promesa, sólo cáncer y sueño, contraseña que esconde la medida del miedo.
Poesía y literatura no son la misma cosa; claro está que hablamos de lo que escriben los poetas, esos poetas que dejan la vida crucificada en las palabras: Juan de Yepes, César Vallejo, Blas de Otero… esos poetas que escriben con la sangre y con el pulso de la muerte: Jorge Manrique, Garcilaso, el gran Aldana… poetas del desamparo y la amargura: voces anónimas que gimen al compás de una guitarra…. poetas para el clamor y la memoria: Quevedo, don Antonio Machado, García Lorca… Poesía y literatura no son la misma cosa, no, porque escribir como ellos escriben, y no hay duda, le cuesta a uno la vida.
Datos Bio-bibliográficos
Ramón García Mateos
(Salamanca, España, 1960)
Bibliografía escogida:
Triste es el territorio de la ausencia, Col. Julio Nombela, Madrid, 1998
Como el faro sin luz de la tristeza, Provincia, León, 2000
De ronda y madrugada, Aguaclara, Alicante, 2001
Morfina en el corazón, Colección Melibea, Talavera de la Reina, 2003
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