s.XX - Otros del s.XX - José Antonio Ramos Sucre: Sobre la poesía elocuente, 1925


La elocuencia es el don natural de persuadir y de conmover. La retórica, arte de bien decir, es sierva leal o desleal de la elocuencia, y cuando usa palabra altisonante o superflua merece el nombre de declamación. De modo que no hay disculpa al confundir maliciosamente la elocuencia, ventaja del contenido, emanada del afecto vehemente o de la convicción sincera, con la declamación que es vicio de la expresión, retórica defectuosa.

Algunos poetas sostienen que debe torcerse el cuello a la elocuencia, y conviene objetarles que tal severidad sólo debe usarse con la declamación, porque aquel don afortunado sirve muy bien a la poesía entusiasmada y lírica. Además, debe distinguirse entre los poetas inactuales y egotistas y los poetas comunicativos, de apostolado y de combate, bardos de aliento profético y simpatía ardorosa que ejercen una función nacional o humanitaria. Los últimos no pueden prescindir jamás de la elocuencia y se expresarán inevitablemente en imágenes, medio que puede enunciar la filosofía más ardua y comunica eléctricamente la emoción. La imagen es la manera concreta y gráfica de expresarse, y declara una emotividad fina y emana de la aguda organización de los sentidos corporales. Algunos dialécticos, enamorados de la idea universal y sin fisonomía, reprueban esta manera de expresión, considerándola de humilde origen sensorial, y abogando por la supremacía de la inteligencia, con lo cual insisten en las distintas facultades de la mente humana, que es probablemente una totalidad sin partes.

La imagen siempre está cerca de símbolo o se confunde con él, y, fuera de ser gráfica, deja por estela cierta vaguedad y santidad que son propias de la poesía más excelente, cercana de la música y lejana de la escultura.

La imagen, expresión de lo particular, conviene especialmente con la poesía, porque el arte es individuante. La imagen es un medio de expresión concreta y simpática, apta para poner de relieve las ideas sublimes e independientes de la metafísica y las nociones contingentes de la experiencia, y comunica instantáneamente los afectos. Pero nunca deja de ser un medio de expresión, y quien la use como fin viene a parar en retórico vicioso, en declamador.

De La torre de Timón (1925).
En Poéticas reunidas

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Datos Bio-bibliográficos

José Antonio Ramos Sucre

(Cumama, Venezuela, 1890-1930)

Bibliografía escogida:
Trizas de papel, 1921.
Sobre las huellas de Humbold, 1923.
La torre de timón, 19255.
Las formas del fuego, 1929. [Edición moderna en Siruela, 1988]
Obra poética, México, Fondo de Cultura Económica, 1999.

Enlaces:
Fundación Ramos Sucre

Otras artes poéticas del autor:

Más información en la wikipedia: José Antonio Ramos Sucre

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