s.XX - Últimas tendencias - Olvido García Valdés: Entrevista, 2007


Luis Muñiz
Olvido García Valdés (Santianes de Pravia, 1950) mereció el pasado martes el Premio Nacional de Poesía por su último libro, Y todos estábamos vivos (Tusquets, 2006). Autora de otros cinco poemarios, ha escrito, además, el ensayo biográfico Teresa de Jesús (2001) y traducido a Pier Paolo Pasolini y, junto con Monika Zgustova, a las poetas rusas Anna Ajmátova y Marina Tsvetáieva.

-Empezó a publicar tarde, aunque escribía desde adolescente; ahora está preparando la publicación de su poesía reunida y tiene un importante premio en su haber. ¿Se imaginó alguna vez conquistando estos honores?

-No, claro que no. Comienzo a publicar muy tarde y me parece que maduro estéticamente, también, muy tarde. No sé por qué. Los autores que empiezan a publicar y a madurar siendo muy jóvenes adquieren en seguida una seguridad en sí mismos muy fuerte; en cambio, a mí lo que me caracteriza es una enorme inseguridad que, con el paso del tiempo, se ha ido atemperando y he empezado a saber manejar. Pero no hace tanto que esa inseguridad era todavía enfermiza; así que no, nada de esto era imaginable.

-Dice ahora que «Y todos estábamos vivos» se abre a «Del ojo al hueso», su anterior poemario. ¿Cuál es la conexión entre ambos y por qué no estaba presente antes, cuando no veía tan claro el vínculo de su último libro con el resto de su producción?

-«Y todos estábamos vivos» no enlaza con «Del ojo al hueso», pero se escribe en un ámbito que se abre con aquel libro. De todas formas, lo que se abre no es sólo ese espacio; hay, también, en ambos, un modo de abrir la escritura, que antes era más contenida, sobre todo en lo tocante a su propio fluir. Es como si se hubiera destapado algo.

-¿Y eso afecta a la cantidad de poemas, cien, que terminan integrando su último volumen?

-No, eso tiene que ver exclusivamente con el tiempo y con la decisión de permitir que entren poemas con un contenido ideológico fuerte, que, aunque no se trasluzca, para mí está ahí. Siempre he escrito mucho más de lo que he publicado y esta vez he permitido que entren más cosas en el libro.

-El campo que sale en sus poemas, y que dice que tanto consuelo le proporciona, es muy castellano, con mucha luz, sobrio, duro. ¿Dónde está, en su obra, el campo asturiano? ¿Consuela menos?

-El campo asturiano está en la memoria, es una luz de la memoria que está presente de manera muy intensa en «ella, los pájaros», un libro asociado, entre otras muchas cosas, a la figura de la madre. En general, el campo asturiano no es el campo asturiano considerado en abstracto; es, concretamente, el espacio que yo viví de niña en Santianes de Pravia: los montes, el pueblo visto desde los montes. Es la memoria infantil, que es la raíz absoluta del ser. Pero, pensándolo bien, es cierto: el campo que consuela es el castellano, no el asturiano, porque éste pertenece a la memoria, y esa memoria no consuela.

-¿No cree que el mayor compromiso que puede asumir un poeta es utilizar un lenguaje no reglado, no desgastado por el uso, y que los llamados o autodenominados poetas comprometidos no son tales porque su realismo es puro orden?

-A lo mejor hay que empezar por analizar el término: compromiso, una palabra desgastada, una palabra cajón. La etiqueta suele dar con frecuencia una escritura plana, convencional; una escritura que sabe lo que quiere decir antes de decirlo. Ése es un punto de vista, pero hay otro: el de tantear a medida que se escribe, el de estar inmersa en un proceso en el que el poema acaba incorporando cosas que no tenías ni idea de que iban a llegar al texto. Ese modo de estar en la escritura, por su propia naturaleza, da una forma imprevisible; es una forma que se va encontrando. Hay un enorme compromiso en este segundo modo de abordar la escritura: el poeta intenta no mentirse, no decir lo que ya sabe, y quiere mirar el mundo de verdad; el compromiso con el mundo es enorme, tan grande como con la escritura.

-Pero, en este último libro, algunos poemas, como el que empieza «Juntas en la cocina sin apenas», parecen entrar de lleno en ese territorio del compromiso, con propósito de denuncia y todo. ¿Cómo opera para preservar la autonomía del lenguaje, para no caer en el partidismo?

-Es un problema de punto de vista. Yo digo a veces que un poema guarda la vida, lo que importa de la vida. Ese tipo de textos por los que pregunta responden a una determinada manera de mirar. En ese poema hay una enorme violencia; es el percibir esa violencia lo que te hace escribir: guardas la ira y la violencia, guardas ese modo de recibir lo que te llega.

-¿No hay ningún método?

-No, el único método que hay es el del poema.

-Antonio Gamoneda ya tiene el «Cervantes». ¿Quién debería ser, a su juicio, el próximo galardonado?

-Me resulta imposible responder a esa pregunta. Le puedo decir varios nombres, obras que admiro profundamente: pienso en María Victoria Atencia, José Miguel Ullán, el cubano Lorenzo García Vega, Arnaldo Calveyra, argentino que vive en Francia, Carlos Piera…

-Da la impresión de que el panorama poético asturiano es muy variopinto, pero también muy rico. ¿Qué nombres destacaría? Hay escrituras que, pese a su originalidad, no acaban de ser conocidas, como la de Fernando Menéndez.

-Fernando Menéndez es un nombre muy importante y tiene muy buenos lectores. Sin embargo, estamos hablando de un proceso muy lento, que a veces toma veinte o treinta años. Piense, por ejemplo, en el caso de Moisés Mori; con él ha ocurrido así: apenas está empezando ahora a encontrar lectores fuertes, de verdad, y reconocimiento fuera de los círculos más minoritarios. Yo espero que no suceda lo mismo con Fernando, Hermes González o Marcos Canteli, y que sus nombres vayan adquiriendo la resonancia que ya empieza a tener el trabajo de Moisés Mori.

De Diario Independiente de Asturias

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Datos Bio-bibliográficos

Olvido García Valdés

(Santianes de Pravia, Asturias, España,1950)

Bibliografía escogida:
El tercer jardín, 1986
Exposición, 1990
Ella, los pájaros, 1994
Caza nocturna, 1997
Del ojo al hueso, 2001
La poesía, ese cuerpo extraño, 2005
Y todos estábamos vivos, 2006

Enlaces:
En la Biblioteca Cervantes
Antología

Otras artes poéticas del autor:

Más información en la wikipedia: Olvido García Valdés

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