s.XX - Últimas tendencias - Goya Gutiérrez: Entrevista, 2008


TBR. ¿Qué es para ti la escritura de poesía? Te dedicas, además de a la poesía, a otras actividades artísticas, como la fotografía. ¿Crees que cada lenguaje artístico es un compartimento estanco, o hay un trasvase de uno a otro?

GG. La poesía ha sido y es para mí un importante hallazgo muy lento y progresivo en el tiempo. En estos momentos la poesía es una necesidad vital. En algún lugar he escrito que es un refugio, un espacio dulce que aún nos queda, frente a la monotonía, la estupidez, el tedio o el mercantilismo de este mundo. La escritura poética contiene una reminiscencia de ese sentido mágico-sagrado que tuvieron las primeras manifestaciones del arte en general para el ser primitivo. Algo parecido creo que ha dicho al respecto Antonio Gamoneda. La escritura poética es capaz de concentrar en ella misma la semilla de lo racional e irracional. Y versa sobre ese conocimiento intuitivo de las cosas que se va acumulando y subyace en el inconsciente del ser humano, como bien demostró Carl Jung en sus estudios sobre el subconsciente colectivo. Pero es en el artista o en el poeta en donde se produce lo que Baudelaire llamaba el momento de la gracia. El instante revelador de esa amalgama de realidades, algunas aún desconocidas e incomprensibles por parte del mismo creador, y que dependiendo de la forma como se las transforme o transmute a través de la palabra, surgirá otra realidad poética, distinta e intransferible en cada poeta. A partir pues de esas primeras manifestaciones poéticas que la memoria ha destilado, en el caso de la poesía, procede un trabajo de fina artesanía con las palabras, intentando racionalizar lo irracional que las imágenes albergan y engarzándolas a la música por la que vienen amparadas. El ritmo particular de cada composición poética es el que proporciona el sentido sensorial al contenido de la escritura. Y así forma y fondo son dos aspectos de un mismo elemento, ambos se funden en el poema, como escribía Paul Valèry, a través de su estudio titulado “El péndulo”. Las palabras en el poema son indicios de esa realidad interna que el poeta ha vertido y elaborado, a fin de que el receptor o lector las desvele y descubra la Belleza que hay en las cosas que muestra el poema. Mi experiencia con la fotografía es como editora y directora de una revista en la que además de la literatura y la poesía contempla también en sus ediciones la fotografía, la pintura o el dibujo. Creo que es posible una imbricación de unas artes con otras, por qué no, al fin y al cabo todas las artes nacen a partir de unos cimientos básicos semejantes que las sustentan. La fotografía, la pintura o el dibujo pueden contener poesía y ésta también características de aquéllas. El poeta puede escribir a partir de una fotografía o una pintura, interiorizando lo que ve en ellas y viceversa.

TBR. Tiendes a escribir poemas extensos, lo que supone una apuesta por la narratividad. Me gustaría que me dieras tu visión de ello.

GG. A veces a los creadores o a los poetas nos sorprenden cosas de nuestras propias creaciones, que incluso no hemos llegado a reflexionar o a plantearnos. Este sería el caso de esa narratividad de muchos de mis poemas, que tú mencionas. Tampoco creo que sea racional el hecho de que a partir de mi tercer libro, apenas puntúo gráficamente los poemas y esto surge con total naturalidad. Tu pregunta me ha hecho reflexionar, y efectivamente coincido contigo en que en mis cinco libros escritos, o bien aparecen poemas extensos o bien es un poema extenso fraccionado en lo que podríamos llamar cantos o partes que corresponden a ese mismo poema, y que giran en torno a una o varias ideas centrales que funcionan a modo de hilo conductor que los aúna. Y es verdad que este último aspecto se da en casi todos mis libros. Es posible que esta tendencia hacia el poema largo proceda del hecho de que en mi proceso creativo, a partir de algunas composiciones de poemas, me proponga un proyecto poético creando uno o varios ejes estructurales de ese posible futuro poemario. Por otra parte, pienso que el concepto de narratividad en poesía no es el mismo que en literatura, ya sea en el relato, o en la novela por poner un ejemplo. La mayoría de poemas son portadores de una historia que puede desarrollarse más o menos extensamente, o que puede incidir con mayor o menor intensidad en unos u otros aspectos relacionados con lo que sería el centro del poema. Incluso un haikú, composición mínima de tres versos, podemos considerar que narra, de una forma particular, imprimiendo o expresando la sensación de un instante que deviene en la naturaleza y que es observado, sentido y captado por el yo poético. Me pregunto si “Las coplas por la muerte de su padre”, de Jorge Manrique o el “Cántico espiritual” o la “Llama de amor viva”, de San Juan de la Cruz, no contienen además de otros elementos de expresión como el diálogo o las preguntas retóricas, elementos narrativos de una experiencia espiritual, expresados con imágenes que aluden a una corporeidad o realidad sensual, en el caso de San Juan de la Cruz. Quizás a diferencia de otros textos literarios, en el poema, el tiempo narrativo ha sido substituido por una sucesión de imágenes que recuerdan más al planteamiento y resultado de un cuadro pictórico. Particularmente pienso que una composición poética de dos o tres versos puede llegar a ser excelente, pero sucede en escasas ocasiones extraordinarias. Opino, como Baudelaire, que el poeta es capaz de plasmar su destreza en el poema y trasladar su vuelo poético al lector, en composiciones más amplias, que no son por ello las más fáciles, para llegar a conseguir el resultado final de un buen poema.

TBR. Los títulos de tus libros -De mares y espumas, La mirada y el viaje, etc.-contienen siempre una dualidad que responde a una dualidad interna. ¿A qué se debe esa elección?

GG. No siempre, o yo diría que pocas veces, ocurre que un título de un libro llegue a sintetizar completamente la esencia del contenido de ese libro de poemas, aunque desde luego estoy de acuerdo en que puede conformar una o varias imágenes representativas y potentes del mismo. Este sería el caso de mi primer libro, De mares y espumas, en el que el mar aparece como un escenario de fondo, imagen de lo insondable, de la experiencia vital que conduce a la muerte, de la nada espumosa o espumeante, y en la segunda parte ese sentido de lo inabarcable se sintetiza en el dolor que supone la conciencia de lo efímero en cuanto al sentimiento amoroso o al deseo. El título de mi segundo libro, La mirada y el viaje, que precisamente está estructurado en dos partes, también responde a una dualidad interna, la mirada es el canal y la esclusa que hará navegable la experiencia del viaje. Y también en El cantar de las amantes podríamos decir que en este título hay aspectos como la música, el sentido del cántico, la división de poemas en cantos o la condición femenina de las amantes, que podrían corresponderse. No sucede lo mismo en mi libro inédito Ánforas, aunque representa una potente imagen de la obra poética, presente a lo largo de todo el libro. Y en mi último poemario escrito e inédito, Hacia lo abierto, es curioso que esté dividido en cuatro partes, siendo duales los títulos de las mismas. Me inclino a pensar que quizás esa dualidad en algunos títulos y su correspondencia con la obra es quizás una tendencia puede que de cierta raíz romántica, por tanto cultural, y de una concepción de la existencia humana también dual, pero complementaria, como cuando contemplamos las dualidades de cuerpo y espíritu, racional e irracional, visible e invisible, etcétera, etcétera.

TBR. El mundo moderno, la ciudad, tienen una presencia importante en tu obra, sobre todo en La mirada y el viaje. ¿Crees que la poesía es un lenguaje válido para analizar la contemporaneidad?

GG. El verbo “analizar” no me acaba de gustar del todo para la poesía o para el poema, porque me suena a diseccionar algo. Yo creo que el poema muestra precisamente una realidad que ha sido interiorizada por el/la poeta. Y ésta puede incitar a la reflexión, al sentimiento, al conocimiento, a lo sensorial o al mero placer estético que las palabras nos sugieren. Naturalmente esa realidad poética tiene que ver en mayor o menor medida con la realidad en la que el/la poeta se ha inscrito, el contexto histórico, social y cultural en el que ha vivido, su mundo sensorial y de experiencia, sus lecturas, su bagaje cultural, su visión sobre el mundo o sobre la propia poesía. En el caso de mi libro La mirada y el viaje, efectivamente, es una apuesta por el mundo de la modernidad. El yo poético o los yos poéticos que aparecen representan al Ulises moderno sondeando las ciudades, los espacios, admirándose de su belleza en la primera parte, mientras que la segunda es un regreso a la ciudad, que es todas las ciudades, con el aprendizaje de quien ha visto y ha experimentado, mostrando el carácter ambivalente de las cosas de ese mundo. Mi próximo libro, aún inédito, Ánforas, retoma también el tema del viaje y sobre todo del regreso, con una profundización y un tono distintos. Desde luego, el lenguaje poético creo que dentro de los lenguajes artísticos, es el que más capacidad tiene para expresar tanto el mundo moderno y urbano como el de la naturaleza, o como el mundo espiritual, existencial o el surrealista de los sueños. El lenguaje poético posee la textura de lo versátil y lo ambivalente, y su ambigüedad, permeabilidad y flexibilidad permiten juegos, matices o giros con las palabras aportando un sentido nuevo de ellas mismas y logrando expresiones a distintos niveles de interpretación, cosa que no es tan fácil con otros lenguajes, incluso con el literario, o sería imposible con un lenguaje científico y unívoco. Como contrapartida puede que aunque la traducción en poesía sea posible o más bien la versión de un idioma a otro, quizás el lenguaje de las artes plásticas o el de la música posea más universalidad. Sin embargo, a pesar de esa capacidad del lenguaje poético a que me refería al principio, la queja de los poetas desde siempre ha sido y es esa imposibilidad o inefabilidad de la palabra para expresar todo lo que el poeta desearía, y por tanto siempre hay algo que se escapa irremediablemente.

De The Barcelona Review

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Proyecto de Edición Libro de notas

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Datos Bio-bibliográficos

Goya Gutiérrez

(Zaragoza, 1954)

Bibliografía escogida:

Regresar, 1995
De mares y espumas, 2001
La mirada y el viaje, 2004.
El cantar de los amantes, 2006.


Enlaces:
Página sobre la autora
Selección de poemas

Otras artes poéticas del autor:

Más información en la wikipedia: Goya Gutiérrez

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