Barroco - Otros barrocos - Alonso López Pinciano: Filosofía antigua poética V, 1595


Epístola quinta

De la fábula.Cvatro días después que la vuestra recebí, señor don Gabriel, que fué domingo, vn día antes de los Idus de mayo, el P[inciano] se llegó a la ventana de su Posada por escuchar si en la de F[adrique] auía algú[n] ruydo de conuersación, y, aunq[ue] no le oyó, parecié[n]dole hora de le auer, dexó la ve[n]tana y caminó al lugar acostumbrado, ado[n]de halló a los dos co[m]pañeros en plática de vnas nueuas poco razonables.

El P[inciano] los saludó, y se assentó, y empeçó a escuchar, y au[n] en el·lo se cansó, de manera que dixo: Dexemos, señores, por vida mía, las historias mentirosas, y tratemos de las fábulas verdaderas; començé a comer desta vianda sin gana, y estoy ya que me comeré, como dizen, vn pobre con sus llagas.

F[adrique] se sonrió y dixo. Ya lo entie[n]do; a la poe[pág. 165]sía queréys decir; que harto pobre y llagada anda por el mundo.

Sea como dezís, respondió el P[inciano], como yo sea escuchado; que, si por nueuas lo auéys, yo ta[m]bién las traygo agora, y son que he leydo vn pedazo de los Poéticos de Aristóteles.

Dicho esto, calló; y poco después Vgo. medio riendo, y, puestos los ojos en el semblante de Fadrique, habló assí: Pues dessa manera el P[inciano] nos podrá enseñar la plática que de la Poética en orden sigue.

El P[inciano] preguntó: ¿Qué es la que sigue?

[Frag. 1.]

F[adrique] respondió: Siguiendo el orde[n] resolutiuo, como hasta aquí, sucede tratar de la fábula; porque, si el poema es fábula y imitación en lenguaje, auiendo hablado del poema como todo y de sus especies en general, resta el hablar de las partes del poema, que son fábula y lenguaje; y siendo, como es, la fábula parte más essencial, a ella se deue el principio desta plática.

Otro orden, dixo Vgo, pensaua yo seguir; y es hablar de las especies de poema en particular, pero me parece mucho mejor el orden que dezís, y que primero se trate todo lo general y después ve[n]gamos a lo particular. Auemos hablado del poema y de sus especies en género; hablar conuiene de las partes essenciales del poema generalmente ta[m]bién; las quales, como está dicho, son: fábula, que es ánima y parte essencial, y lenguaje, que es materia sujetiua en quie[n]. Ea, pues, señor P[inciano], come[n]çad de la fábula, que, pues auéys leydo al Philósopho, y sabréys el todo en la fábrica della, que los demás escritores muy poco ha[n] añadido a lo essencial que él escriuió.

¿Añadido?, dixo Fadrique. ¡Ni au[n] atreuido!

Vgo respondió: Ya lo veo, y esso es dezir que me atreueré yo mucho si lo trato. Pues valga lo q[ue] valiere, q[ue] yo me tengo de atreuer esta vez, confiado en vuestra [pág. 166] ayuda. Ya sé que sigo camino de nadie andado, sino del Philósopho, y que él dexó en esta parte muchos estropieços y muchos passos vacíos, mas a los atreuidos ayuda la fortuna. Y, començando en el nombre de Dios, digo que la fábula es imitación de la obra. Imitación ha de ser, porque las ficiones que no tienen imitación y verisimilitud, no son fábulas, sino disparates, como algunas de las que antiguamente llamaron Milesias, agora libros de cauallerías, los quales tienen acaescimientos fuera de toda buena imitación y semejança a verdad. Ha de ser, digo, imitació[n] de obra y no ha de ser la obra misma; por esta causa Lucrecio y Lucano y otros assí que no contienen fábulas, no son poetas, digo, porque no imita[n] en sus escritos a la cosa, sino escriuen a la cosa como ella fué, o es, o será.

Fábula, imitación de la obra.

El P[inciano] dixo entonces: Pues yo ley en Arist[óteles] q[ue] el poeta escriue la cosa, o como pudo aco[n]tecer, o como en la verdad aconteció.

F[adrique] se sonrió y dixo: No es malo el argumento; bien muestra el co[m]pañero con las obras lo q[ue] con palabras dixo, y que ha visto los Poéticos del Philósopho.

Y Vgo luego: Esse argumento no es de los muy eficaces; ni aun es menester para su soltura más que leer al mismo que dió el fundamento de la argumentación, el qual dize que puede muy bie[n] vn poeta escreuir verdades y quedar poeta.

El P[inciano] replicó: Esse es vn enigma que yo no entiendo. Vos dezís que el poema ha de ser imitación de la verdad, y que no ha de ser la verdad misma, y vos dezís que puede ser la misma verdad; menester es que venga Edipo a desatar estos enigmas.

Aquí está, dixo Vgo. Atended y entenderéys. Y os torno a dezir que son palabras de Aristóteles. Imaginad [pág. 167] que vn autor compone vn volumen, en España, de obra y acción que en el tiempo que ella haze y finge suceda realmente en la Persia o en la India. Pregunto: ¿Cómo diréys a tal obra: historia o poema?

El P[inciano] estuuo vn poco pensando, y, visto por Vgo que no respondía, dixo: Claro está que, si él la fingió y escriuió lo que imaginó, que la obra será poema, no obstante que aco[n]tezca en este mismo tiempo; assí como habla mentira el que habla de cosa sin sabella, aunque realme[n]te sea verdad, porque da la cosa por verdadera que él no sabe que lo sea; y, en suma, el tal dize contrarias palabras a lo que su entendimiento tiene, que por otro nombre dizen mentir. De aquí consta que vna misma acción y acaescimiento puede ser fábula y historia; como lo sería la sobredicha, que el que la escriuiese en la España, sería poeta, y el que en la India, o adonde aconteció, histórico.

Fadrique dixo: El·lo está muy bien interpretado, y no ay que altercar sobre este negocio más, porque la prestancia de la Poética sobre la Historia en esso consiste: que el poeta escriue lo que inuenta y el historiador se lo halla guisado. Assí que la Poética haze la cosa y la cría de nueuo en el mundo, y, por tanto, le dieron el nombre griego que en castellano quiere dezir hazedora, como poeta, hazedor, nombre que a Dios solamente dieron los antiguos; mas la Historia no nos da la cosa, sino sólo el lenguaje y disposición de él.

El Pinciano dixo: Pues Fadrique viene en esta doctrina, yo estoy en el·la, y digo que me paresce bien, y co[n]fiesso q[ue] me paresce de Aris[tóteles]. Mas, co[n] todo esto, soy mal satisfecho acerca desde punto de la fábula, porque veo yo muchos poetas legítimos escriuir en [pág. 168] sus poemas historias fíníssimas, no acaso, sino de industria, y que las dan por tales; y si no, mirad a Homero, especialmente en la Iliada, adonde toca no pocas historias griegas; y a Virgilio en su Eneyda, adonde toca muy muchas latinas; mas, ¿qué necessidad tengo yo de traer estas autoridades, esta[n]do por mi parte Aristóteles? El qual manda que ciertas especies de poemas tengan historias antiguas, y aun significa que las que no se fundan en ellas digo en historias serán de poca perfectión.

Baste, baste, dixo Vgo, que todo esso tiene su respuesta y vos la ternéys con satisfación, si acaso me escucháys lo q[ue] voy a dezir. Ay tres maneras de fábulas: vnas, que todas son fición pura, de manera que fundame[n]to y fábrica todo es imaginación, tales son las Milesias y libros de cauallerías; otras ay que sobre vna mentira y fició[n] funda[n] vna verdad, como las de Esopo, dichas apologéticas, las quales, debaxo de vna hablilla, muestran vn consejo muy fino y verdadero; otras ay que sobre vna verdad fabrican mil ficiones, tales son las trágicas y épicas, las quales siempre, o casi siempre, se fundan en alguna historia, mas de forma que la historia es poca en respecto y comparación de la fábula; y assí de la mayor parte toma la denominació[n] la obra que de la vna y otra se haze.

F[adrique] añadió: Por esso cuentan a Lucano entre los históricos, el qual, aunque tiene fábulas, son pocas en respecto de las historias. Y Vgo ha concluydo muy doctamente q[ue] la fábula ha de ser imitación de la obra, y que, aunque el poeta escriua la verdad, si él no la sabía, será poeta, y que puede muy bien el poeta tocar historias, lo qual le es necessario en ciertas especies de poemas. Y, pues, esto de cómo la fábula es [pág. 169] imitación de la obra está llano, passemos adelante.

[Frag.] 2

Vgo prosiguió diziendo: Después de auer declarado qué cosa sea fábula en general, resta hazer vna declaración del no[m]bre fábula, por quitar adelante ocasiones de equiuocación.

Bien me parece, dixo Pinciano, que todo es necessario, y me admiro cómo, siguiendo la buena y perfecta lógica, no diuidís primero al equíuoco que deys la difinición dél.

Vgo respondió: No es equíuoco el nombre que igualmente abraça, y con razón genérica, a vna, dos o más cosas como fábula, la qual contiene debaxo de sí, y con vna razón misma, al que dezimos argumento y al que llamamos episodio y a la junta del vno y otro, que es la poética imitación toda.

Argumento. Episodio.

Aquí cessó Vgo, y Fad[rique] dixo: Declaraos vn poco más, señor Vgo, que no estáys bien manifiesto.

Y luego Vgo començó assí: Ay en la fábula y se dize fábula como por analogía lo que es fábula y por otro nombre se llama el argumento; y ay en la fábula lo que es fábula y se dize fábula co[n] nombre genérico y con más especial, episodio; ay en la fábula lo que es fábula y se dize fábula, que es el compuesto del argumento y del episodio.

Dixo Fad[rique] entonces: Mirad, señor Vgo, que ay muchos poemas que no tienen más que el argumento y del todo carecen de episodios.

Assí es la verdad, respondió Vgo, mas yo no he dicho que toda fábula tiene episodios. Agora lo digo; que las principales que son épica, trágica y cómica, necessariamente los deuen tener; aquélla largos, y éstas dos vltimas, breues; essotros poemas son estrechos, y para su cumplimiento les basta fábula sola. Aduierto q[ue] quando digo fábula, solamente entiendo [pág. 170] el argumento que por otro nombre dize hipóthesi, o cuerpo de fábula, y quando episodio, entiendo las añadiduras de la fábula, que se pueden poner y quitar sin que la acción esté sobrada o manca, y quando dixere la fábula toda, entiendo argumento y episodios juntamente.

Argumento: qué sea; qué cosa sea Episodio.

Yo entiendo, dixo el Pinciano, los vocablos, y ente[n]deré de oy más lo que por ellos dezís; mas la cosa no la puedo bien entender.

Fadrique rogó a Vgo traxesse algún exe[m]plo, y Vgo dixo: El q[ue] Aristóteles trae de la Vlysea de Homero en sus Poéticos; el qual dize que el argumento de aquel poema es de vn ho[m]bre que, peregrinando muchos años, guardado de Neptuno sólo, padeció en las cosas de su casa, de suerte que los pretendientes a su muger le comían la hazienda, y a la vida del hijo aparejauan asechanças; el qual peregrino vino a su tierra después de grandes tempestades, y dándose a conocer a los suyos, se ayuntó con ellos, y, quedando él saluo, destruyó a sus enemigos. Veys el propio de la fábula, y los demás que la Vlysea contiene, son episodios. Estas son palabras del Philósopho mismo, adonde, por el vocablo propio, distingue a la fábula del episodio, como que lo que es contenido en este argumento sea propio y necessario, y lo que es fuera dél, que son los episodios, no lo sean, sino que se pueden quitar y poner y variar según la voluntad del poeta.

El Pinciano dixo entonces: ¡Pues cómo! ¿Homero no pudiera hazer fábula de Vlyses de otra manera?

Vgo respondió: Bien pudiera Homero imitar a otra acción, mas no a esta que auemos referido, y, a mi parecer, el autor del dicho poema era necessario que lleuase tal discurso en la fá[pág. 171]bula, so pena que, o la hiziera mal acostumbrada, o poco deleytosa, o todo junto; pero pudiera bien quitar los episodios y poner otros que quiça fuessen de más verisimilitud y aun deleyte.

Fadrique dixo: Como quiera que sea, o fuesse la mejor fábula del poeta, o no lo fuesse, la intención dél fué dar aquel principio y fin a la fábula, en lo qual consiste la hipóthesi y argumento essencial. Mas, si yo me acuerdo, otro exemplo trae el Philósopho no malo, porque es de acción trágica y de episodios breues y que diuersos poetas la tocaron, por cuya diuersidad se declara más lo que la fábula tiene propio y lo que no; y aun también cómo se deue entender la sentencia de Aristóteles por la qual manda que las fábulas recebidas no se alteren.

Ya lo entiendo, respondió Vgo, éssa es la Iphigenia, sobre la qual poetaron Eurípides y Polydes muy de otra manera; mas no en lo propio de la fábula y argumento, el qual, según el Philósopho, en sus Poéticos, fué desta manera: Siendo vna doncella a punto de ser degollada en sacrificio, fué desaparecida de aquellos que la querían sacrificar y lleuada a vna región remota a ser sacerdotissa; en la qual región era costumbre sacrificar los estrangeros que allí aportauan. Sucedió, pues, que, después de algunos días, arribó a aquella tierra vn hermano de la donzella sacerdotissa, el qual fué presso y lleuado, según la costumbre que allí auía, a que fuesse sacrificado por mano de la hermana, y al tiempo que le querían sacrificar se conocieron los hermanos, que fué causa de [pág. 172] la saluación del hermano. Este es el argumento y propio de la fábula de la Iphigenia, y éste es el q[ue] no se deue alterar en manera alguna y que, como auemos dicho, es significado con nombre de fábula propiamente y como por analogía. Assí que las fábulas manda el Philósopho que no se alteren, q[ue] es dezir, los argumentos de las fábulas recebidas: mas puédense alterar los episodios, como se veen legítimamente alterados en Eurípides y Polydes, los quales con diuersos ñudos y reconocimientos y episodios, ataron y desataron y cumplieron la misma fábula sobredicha, de la qual auía vna noticia comú[n] y recebida de todos; y adelante se offrecerá la plática de la Tragedia, ado[n]de se dirá más destas tragedias, y dello resultará más claro lo q[ue] dicho tengo.

Aquí dixo el Pinciano: Tan grande me parece la fábula de la Iphigenia como la de la Vlysea, y la de la Iphigenia se comprehende en muy pequeño libro, y la Vlysea en 24.

Fadr[ique] respo[n]dió: El Philósopho dize que las fábulas todas de su principio salen pequeñas, y que el hazerse grandes o chicas después, está en los episodios; los quales tienen muy grandes las épicas, como muy chicos las trágicas y cómicas.

Vgo confirmó entonces diziendo: Esso es ansí; y yo lo auía significado antes, aunque no tan bien como Fadr[ique].

Dexemos de cortesías digo, dixo el Pinciano, y sepa yo algo más destos episodios, para que mejor los distinga de la fábula.

Qué sea Episodio.

Sabida q[ué] sea la fábula, dixo Vgo, presto es sabido qué sea el episodio, el qual es todo lo demás que no es fábula. Episodio, digo, es vn emplasto que se pega y despega a la fábula sin quedar pegado algo dél.

Fadr[ique] se rió mucho, y Vgo prosiguió [pág. 173] diziendo: Sí, que el buen emplasto tiene estas co[n]diciones, y el buen episodio también; el qual se añade a la fábula y se puede quitar, quedando ella entera en su propio y essencial, y se puede añadir otro y otros, según que el autor diesse gusto. Y si esta comparación no os agrada, escuchad otra, y quiça será más enojosa al oydo y más buena al entendimiento. Y haced cuenta que la fábula toda es vn vientre o menudo, y que el argumento es aquel·la tela mantecosa, dicha entresijo, de donde están asidos los intestinos, y que éstos son los episodios, los quales se van enredando con la fábula como los intestinos con la tela.

Fad[rique] se tornó a reyr y dixo: Si no fuérades médico castellano, no truxérades essas comparaciones. Y, buelto al Pinciano: Vos, señor, pensad que la fábula es vna rosa abierta, y que el peçón y cabeçuela es la fábula, y las hojas son los episodios que la ensanchan y florecen; y assí, como las hojas penden de la cabeçuela, deuen pender los episodios de la fábula.

Vgo se rió y dixo: Si no fuera Fad[rique] valenciano, no truxera comparación de rosas; no lo digo porque no es mejor que las mías, mas que todos auemos hecho nuestra persona en la comedia. Digo, en suma, que los episodios son aquellas acciones, las quales au[n] que son tan fuera de la fábula, que se pueden quitar della quedando perfecta deuen ser tan aplicados a ella, que parezcan vna misma cosa; y como se suele dezir de las guarniciones o faxas bien puestas, que parecen auer nacido con la ropa guarnecida.

Aquí dixo el Pinc[iano]: Yo también quiero dar mi semeja[n]te en esta co[n]uersación, por ver si la entie[n]do como ella es; y me parece a mí q[ue] los episodios son los montes, lagos y arboledas que por ornato y [pág. 174] sin necessidad los pintores fingen(24) alderredor de aq[ue]llo q[ue] es principal en su intención, como alrededor de vna ciudad, de vn castillo, o de vn exército que camina.

Fadrique respondió entonces: La co[m]paración es muy a propósito, saluo que los episodios poéticos no sólo traen ornato, mas vtil y prouechosa doctrina.

Yo he entendido ya, a mi parecer, dixo el Pinciano, esto de los episodios; digo qué cosa sean, mas no entiendo q[ue] deuan estar tan asidos y cosidos como queréys suadir. Veo yo que los entremeses, según vuestra difinición, son episodios; y tan fuera de la fábula algunas vezes, q[ue] ninguna cosa más.

Entremeses.

Sátiros.

Fad[rique] dixo: Y aun los Sátiros que los antiguos solían vsar en las tragedias para adulçar la melancolía dellas, eran también muy fuera de fábula. Eran estos Sátiros vnos mo[n]struos co[n] pies de cabras y frente cornuda, los quales salían, fuera de todo propósito de la tragedia, a solicitar las nimphas con canastillos de fruta.

Vgo respondió assí: Yo hablo de las acciones perfectas y de artificio, del qual éstas carecen en esto; aunque en las tragedias, por la causa que da Fad[rique], se pueden disimular, digo, porque en la tragedia no se consiente, ni en las fábulas, ni en los episodios, deleyte de risa y passatiempo, y assí es bueno entrexerir algo fuera de la fábula que entretenga y dé passatiempo. Mas en las comedias, a do la risa es lo principal que se ha de buscar, fuera de la doctrina, es justo que los episodios ridículos parezcan vna misma cosa con la fábula; y esto vemos practicado en las comedias de Aristóphanes y Terencio y las demás antiguas y modernas italianas. Con todo esso, digo que algunos entremeses, aunque la [pág. 175] trayda carece de arte, ellos no carecen de deleyte; y como sean verisímiles y ridículos, se pueden y deuen disimular. Y esto baste quanto a la declaración del argumento y del episodio. Vamos a la fábula toda, que es compuesta destos dos.

[Frag.] 3

Perdido auemos el orden resolutiuo, y, poco a poco, auemos venido al compositiuo; pues, auiendo hablado de las partes de la fábula, agora somos para hablar de toda ella. De la qual haremos tres consideraciones: la vna, de las partes sustanciales en que se diuide; y la otra, de las condiciones della; y la otra, de las quantitatiuas en que se parte. Digamos, pues, de cada vna en su lugar, y primero, de las partes sustanciales. Digo, pues, que la fábula o es simple o compuesta; simple se dize la que no tiene agniciones ni peripecias; y compuesta la que, o tiene agniciones, o peripecias, o todo junto. Simple fábula será como la Ilíada de Homero, y compuesta, como la Vlysea y la Eneyda de Virgilio.

Fábula: o es simple o co[m]puesto.

Aquí dixo Fadrique: Necessario será que Vgo se declare algo más, para que mejor sea entendido, y nos diga qué cosa es agnición y qué peripecia. Que yo sé que no enojará el escucharlo al Pinciano.

El qual díxo: ¡O, cómo soys discreto, señor Fadrique, y adivináys los pensamientos!

Agnición.

Dicho, calló, y Vgo prosiguió, diziendo: Agnición o reconocimiento se dize vna noticia súbita y repentina de alguna cosa, por la qual venimos en grande amor o en grande odio de otro; y peripecia se dize vna mudança súbita de la cosa en contrario estado que antes era. Exemplo del reconocimiento sea, en la Iphigenia [pág. 176] antes dicha, quando, estando para ser sacrificado Orestes, dixo ciertas palabras con que de Iphigenia su hermana fué reconocido; y exemplo de la peripecia sea lo que después del reconocimiento sucedió, que fué la libertad de Orestes, que tenía puesto el cuchillo a la garganta. Ay dos especies de peripecias: la vna, que passa del mal en bien, como esta que auemos referido; y la otra, al contrario, de bien en mal, qual se puede ver en los más de los trágicos antiguos.

Peripecia. El Pinciano dixo: Yo sé quie[n], a las acciones que tienen el fin feliz, quita el nombre de tragedias perfectas, y, qua[n]to al fin, dize que son puras cómicas; mas ya veo que este lenguaje no es deste lugar.

Vgo respondió: Vos, señor Pinc[iano], lo auéys dicho todo; y assí no tengo yo que dezir más de lo dicho; y es que la acción cómica siempre tiene la peripecia al fin, que passa de infeliz a feliz; y la trágica, en lo general, al contrario, passa de feliz en infeliz estado, mas no que sea tan contino, que alguna vez no suceda lo contrario, sin que se pierda la essencia de la tragedia, lo qual otro día se tocará más a lo extenso. Vamos a las agniciones y reconocimientos, en los quales ay también passo de infeliz a feliz, y déste a aquél. Del primero sea exemplo Virgilio en el primero de la Eneyda, ado[n]de fué reconocido de la reyna Dido con gran deleyte y gusto; y de lo segundo sea exemplo el mismo Virgilio, el qual, en el libro segundo, cue[n]ta que el griego Androgeo, estando en la assolación de Troya, vino a encontrarse con los de Eneas con ignorancia, y, después que reconoció ser sus enemigos, con gran pesar se retiró de la refriega, o, a lo [pág. 177] menos, se quiso retirar.

Aquí dixo Fad[rique]: Alguno huuiera que dexara essas vuestras diferencias de peripecias y agniciones dichas, por estar inclusas en las difiniciones mismas; pero no importa mucho como la verdad se entienda, la qual es el fin de las artes intelectuales. Mas importará mucho que sepamos los modos q[ue] de agniciones se hallan, las quales enseña el Philósopho no sin mucho primor; antes parece que en ellas tuuo grandíssima vigilancia, como cosa a la fábula muy importante, especialmente a la trágica, épica y cómica, que verdaderamente no parece ay deleyte en la acción adonde no se hallan algunas agniciones.

Vg[o] dixo a Fad[rique]: Vos, señor F[adrique], que tan bien sabéys el interés de la agnición, sabréys mejor la doctrina della, y assí, si no os desagrada, holgaría en lo escuchar.

F[adrique] respondió que por agora tenía más gana de oyr que de hablar, y Vgo habló desta manera: El Philósopho, en sus Poéticos, dize ay quatro especies de reconocimientos o noticias súbitas: la vna, menos artificiosa y más acostu[m]brada entre poetas, por ser más fácil, se haze y exercita con señales, las quales o son interiores (como cicatrices y lunares), o exteriores (como escripturas, anillos y collares); y la segunda especie es también poco artificiosa, y que es hecha del poeta, porque éste, dize, inuenta, para que el reconocimiento se haga, palabras que no son nacidas de la fábula misma, sino desuiadas y desasidas della; la tercera es por la memoria hecha; la quarta, por silogismo o discurso, en las quales dos especies se haze el reconocimie[n]to. En la primera, acordándose de alguna cosa que a la persona mueua a llanto o alegría, en la segunda [pág. 178], discutie[n]do de vna en otra razó[n] hasta venir en conocimie[n]to d[e] lo q[ue] está presente. Mas, si no os da pesadu[m]bre, quiero yo deziros vna imaginació[n] q[ue] me ha sobreuenido pa[ra] poner en mas método, a mi parecer, esta doctrina del Philósopho, la qual quedará más clara con sus exemplos.

F[adrique] dixo que dixesse, y el P[inciano] que recibiría merced, y Vgo començó assí: La noticia y reconocimiento, o se adquiere por medio del discurso del entendimiento, o por medio de la memoria, o de la voluntad; y la que por medio del discurso, es de dos maneras: o por medio del verdadero o del falso, de los oyentes,o del teatro, que, como dize Arist[óteles], todo es vno; digo, pues, q[ue] el reconocimiento que se adquiere mediante el verdadero discurso es qua[n]do de vna razón por otra razó[n] se viene súbitame[n]te en la noticia de la persona conocida. Exemplo déste sea la tragedia de Eschilo dicha Coéforo, en la qual fué reconocido Orestes de su hermana Electra.

La agnició[n] se suministra por las tres potencias del alma.

Agnició[n] por el entendimiento.

El P[inciano] dixo: Yo no sé el caso de essa fábula, y, por lo entender mejor, holgaría mucho el saberlo.

Vgo respondió: Presto es sabido. Electra, hija de Agamemnón, aco[m]pañada de algunas de sus siruientas, yua al sepulcro de su padre con ofrenda para aplacar a los dioses infernales, y en la vía vió vna cabellera por la qual discurrió que su hermano Orestes era venido desta forma: «Esta cabellera es semejante a la mía; mi hermano Orestes tenía el cabello al mío semeja[n]te; luego este cabello es de mi hermano Orestes; luego Orestes, mi hermano, está en esta tierra». Otro exemplo pone también Arist[óteles] del discurso verdadero, el qual fué de Polides, sophista, en la tragedia Iphigenia.

El Pinc[iano] dixo entonces: ¿Esse l·lamáys discurso verdadero? Mas lo pudiera [pág. 179] ser, que en las caras y en las hablas y en la letra con dificultad se halla vno que a otro parezca, pero en los cabellos ay muchos que tengan semejança.

F[adrique] respo[n]dió: Bien está, q[ue] deuían tener alguna particularidad más q[ue] otros los cabellos d[e] Electra y Orestes.

Y luego V[go]: Assí es el verdadero disso. Y del falso digo que, por no parecer, la tragedia del Falso Mensajero de Vlyses, la qual trae por exe[m]plo el Philósopho, tiene alguna dificultad en quie[n] los come[n]tadores andan varios, alambicando sus celebros por se auentajar en sus pareceres. El mío diré, que es vno de ellos, y es éste: que algún hombre viniesse ante Penélope, mujer de VIyses, diziendo que él era Vlyses; y que, si lo quería aueriguar bien, le truxessen su arco era este arco de tal condición, que ninguno otro sino Vlyses le sabía armar, y que él le armaría y desarmaría; y que la gente del teatro y Penélope quedasse con sola esta promessa satisfecha de que él era Vlyses, y, sin hazer más prueua, fuesse recebido por tal en casa de Penélope.

El Pinciano dixo entonces: Mirad, señor Vgo, que yo he oydo tratar este punto, y Aristóteles no dize que fuesse discurso falso de Penélope, sino del teatro, digo, de los oyentes; y en este exemplo tambien parece auer sido engañada la mujer de Vlyses.

Fadrique dixo: Otro lo auía sido más, que era Vlyses, si en su casa y en su lugar era recebido otro huésped. Esto dixo riendo, y, después, con seueridad: No dize mal el Pinciano, y me parece a mí que será exemplo dado bueno, si entendemos y imaginamos que el teatro sólo fué el engaño, y que el reconocimiento tuuo respecto a los oye[n]tes y no a Penélope, la qual co[n]uiene imaginar [pág. 180] que dissimuló por le castigar después. Con todo esto, dexo a aluedrío de cada vno siga su parecer, que la tragedia fué del Falso Mensajero, y la agnición, por discurso falso y engañoso; y assí no es mucho si nos engañamos en nuestros discursos. Y prosiga Vg[o] en la segunda pote[n]cia de la ánima, pues de la primera está dicho lo que basta.

Agnició[n] por memoria.

Por medio de la memoria, dixo Vg[o], se haze el reconocimiento en otras dos maneras: porq[ue], o la memoria procede de la vista, como el q[ue], viendo la figura de la persona q[ue] amaua, suspiró, y por el suspiro causado de la memoria fué reconocido; o la memoria procede del oydo, como a Vlyses, el qual, estando con Alcinoo, rey de los Pheaces, lloró por la memoria, y por el llanto fué reconocido de el Rey.

El Pin[ciano] dixo entonces: ¿Cómo passó esso?

Y Vgo dixo: Homero lo cuenta en su Odisea, y dize que, siendo Vlyses con el Rey Alcinoo, en vn ba[n]quete sobre mesa, Demodoco, músico, ca[n]tó la entrada del cauallo en Troya y cómo entre los primeros fué Vlyses; el qual, luego que lo oyó, empeçó a distilar lágrimas inuolu[n]tarias, y las inuolu[n]tarias lágrimas a dar noticia de su persona; y assí fué reconocido del rey Alcinoo y de la demás gente que con él era. Desta forma, por la memoria que se viene en reconocimiento de alguna persona; y por medio de la voluntad en dos maneras tambié[n]: o que la persona que ha de ser reconocida, quiere serlo expressamente, como a Vlyses le aconteció con su ama y con sus pastores, a los quales dixo: «Yo soy Vlyses», y, dizie[n]do, les mostró señales por las quales fuesse dellos reconocido; o dissimulada y fingidamente, como en la tragedia de Iphigenia, que al tiempo que Iphigenia quería sacrificar a Orestes [pág. 181], Orestes dixo palabras industriosas por donde fué reconocido della, sin que se imaginasse auerlas dicho con tal fin y propósito. Y a éste dize Aristóteles modo de reconocimie[n]to fingido del poeta, porque el poeta finge que la persona que ha de ser reconocida dize fingidamente palabras por do[n]de lo sea, sin que se entienda auer tal prete[n]dido.

Agnició[n] por medio de la voluntad. El P[inciano] dixo entonces: Mucho holgara de saber por exemplo esso que me dezís más particularmente.

Y respo[n]dió Vg[o]: Me agrada. Eurípides a la vna de sus Iphigenias pone fin con que Iphigenia, hija de Agamemnón, estando para ser sacrificada, fué lleuada a ser sacerdotissa de Diana en la Táurica, región regida por el rey Thoante, a do era costumbre sacrificar a la diosa dicha los estrangeros q[ue] a aquella tierra aportauan. Esto de querer sacrificarla vino a noticia de Orestes, su hermano, mas no adónde ella fuesse lleuada; lo dicho está en la Iphibenia primera; y en la segu[n]da dize el mismo poeta que Orestes arribó a aquella región y fué presso y lleuado para ser sacrificado; y en el camino supo por vna carta q[ue] su hermana Iphigenia era la sacerdotissa de Diana y la que auía de hazer el sacrificio de su persona. Orestes, dissimulado, permitió ser lleuado a la ara, adonde estando ya para ser sacrificado, voluntaria y artificiosamente se manifestó diziendo: «¡O, hados iniquos, mi hermana Iphigenia murió sacrificada, y yo ta[m]bién muero sacrificado!». Destas palabras resultó el reconocimie[n]to suyo, y la vida salua juntame[n]te, como está dicho.

Aquí dixo el P[inciano]: Me parece estar antes traydo exemplo de la Iphigenia, en la primera especie de reconocimiento q[ue] habla en el discurso.

Vg[o] dixo: No le truxe yo, sino el Philósopho [pág. 182], y éste ta[m]bié[n] trae el mismo. Y es de aduertir q[ue] el exe[m]plo q[ue] se tocó en el discurso y ente[n]dimiento, fué de la Iphigenia de Polide sophista, y el que se tocó en la volu[n]tad, fué de Eurípides, y q[ue] pudiero[n] bie[n] los poetas disentir en la forma del reconocimiento y mudar especie, como, en la verdad, lo hizieron, y assí lo da a entender el Philósopho.

Aquí cessó Vgo, y Fadrique dixo: ¿Por qué vos, señor Vgo, no auéys dicho quál forma de reconocimie[n]to es mejor, y quál menos artificiosa para que sepamos quál se deue seguir?

Vgo respondió: Quál se deua seguir, no lo sé yo; porque la conseque[n]cia de las cosas trae muchas vezes más a cuento la menos artificiosa; mas diré quál tiene más arte y es más agradable, y esto, sin mudar vna cosa de lo que el Philósopho enseña. Digo que el reconocimiento que toca a la vltima potencia, q[ue] es la voluntad, es menos artificioso y aun deleytoso; y el q[ue] toca al de la memoria es más deleytoso que ninguno otro; y q[ue] el que toca al discurso y ente[n]dimiento es más artificioso. Assí me parece a mí; no sé yo q[ué] le parece al señor F[adrique].

Fadr[ique] dixo: No mal. Y me parece bien, porq[ue] se acabe esta materia de los reconocimientos, con que digáys q[ue] los buenos reconocimientos, de qualquier especie q[ue] sean, deuen estar sembrados por la misma fábula, para q[ue] sin máchina ni milagro sea desatada; sino q[ue] ella, de suyo, sin viole[n]cia ni fuerça alguna, se desmarañe y manifieste al pueblo.

V[go] dixo: Ya está dicho por vos; y assí no te[n]go q[ue] dezir más q[ue] aprouar y prouar vuestra sente[n]cia con la Historia de Heliodoro, la qual para mí es vna galana fábula, y en quie[n] el poeta sembró por toda ella la simiente del reconocimiento de Cariclea, primero, co[n] las escrituras, después, con [pág. 183] las joyas, y, después, co[n] las señales del cuerpo; de todas las quales vino vltimame[n]te el reconocimie[n]to y soltura de ñudo ta[n] gracioso y agradable, q[ue] ninguno más. Y, aunq[ue] la forma del reconocimie[n]to toca al menos artificioso, q[ue] es al d[e] la volu[n]tad, mas el poeta fué tan agudo, y le hizo tan artificioso, que iguala a los demás, porq[ue] no hizo a Cariclea manifestadora de sí misma, sino a Sisimithres, que era el que la auía criado.

Frag. 4. Tres condiciones de la fábula.

Dicho esto, dixo Vgo: Dicha la esse[n]cia y diuisió[n] d[e] la fábula en especies genericas q[ue] las especies son ta[n]tas como fué dicho d[e] los poetas resta saber de las condiciones dellas; las quales son tres pares co[n]trarios, porq[ue] la fábula deue ser: vna y varia, perturbadora y quietadora de los ánimos, y admirable y verisímil. Digamos, pues, del par primero, q[ue] co[n]tiene la unidad y variedad de la fábula.

Primera condició[n] vnidad y variedad.

Vnidad de la fábula.

Acerca de lo primero, digo: q[ue] la fábula, en dotrina de Aris[tóteles], es como vn animal perfecto y acabado, el qual ha d[e] ser vno y simple, porq[ue] el q[ue] no lo fuera, sería mo[n]struoso; como si digamos vn leó[n]: si tiene todas sus partes de leó[n], cabeça, pecho, vientre y lo demás, es vn simple y perfeto; y si por ve[n]tura tuuiesse el pecho o otro mie[m]bro qualquiera de otro qualquier animal, no se dirá vno y simple, y q[ue] co[n]sta de vna sola naturaleza, sino mo[n]struo, porq[ue] tiene más naturalezas.

Fad[rique] dixo: Declaraos vn poco más.

Y el P[inciano]: No es menester; yo lo entie[n]do. Lo q[ue] quiere dezir Arist[óteles] es q[ue] los episodios digan con el argume[n]to, como antes fué dicho.

Vg[o] dixo: Yo agora no hablo sino según q[ue] antes signifiqué, ente[n]die[n]do por la fábula el solo argume[n]to de la obra; q[ue] de la vnidad y herma[n]dad entre el episodio y la fábula ya está dicho. Digo, pues, q[ue] la fábula-argume[n]to ha d[e] ser vna acció[n].

F[adrique] replicó: Ta[m]bié[n] es menester declarar esta vnidad [pág. 184] de cosas y cómo ha de ser vna acción sola, porque veo yo muchas fábulas y entre ellas cuento las de Terencio, que son buenas, y tienen doblada la acció[n].

Vgo dixo: Bien puede tener, no sólo argume[n]to, pero la fábula toda, diuersas acciones, mas que sea la vna principal, como en el animal vemos que tiene muchos miembros y el coraçón es el principal principio y fuente de todos; a los quales él con su natural calor alimenta; confiesso en las fábulas de Terencio y otras que no ay tanta simplicidad y vnidad como Aris[tóteles] quiere, mas, en la verdad, aunque faltan en esta parte, son buenas.

El P[inciano] dixo: Yo no entiendo bien esta nuestra plática, y holgaría mucho saberla por algún exemplo.

Vgo respo[n]dió: Es muy fácil si auéys leydo a Terencio, y si no, leedle y hallaréys q[ue] la Hecira y el Phormió[n] son vna acció[n], y las demás, Andria, digo, Eunucho, Heauto[n]timorumenos y Adelfos son acción doble.

Yo lo entiendo ya, dixo el Pinc[iano]; de modo que llamáys acción vnica a do se trata de vna persona y de vna obra, como en la Hecira y Phormión, q[ue] sólo se trata de vna boda de vna persona; y acción doble dezís adonde se tratan dos acciones y de personas diferentes, como en las demás comedias tere[n]cianas, en las quales se veen dobles enamorados y, después, dobles las bodas.

Allá va, dixo Fad[rique] a Vgo.

Y Vgo luego: No porque sea de vna persona, es acción vnica y sencilla; que de vna misma persona se pueden hazer veynte tragedias, si la sucedieron acciones dignas dellas, como se vee en la Iphigenia primera y segunda de Eurípides, que, por ser dos acciones differentes, el poeta hizo dos Iphigenias; la vna, de quando a ella la querían [pág. 185] sacrificar, y la otra, de quando ella quiso sacrificar al hermano.

Todo ello está bie[n], dixo F[adrique], mas falta dezir si esta acción desta persona ha de ser de tal manera que la tal acción sólo dependa de la tal persona.

V[go] respondió: En las acciones heroycas pensaría yo q[ue] conue[n]dría fuesse vnica la acción, de modo que sólo mirasse a vna persona, como lo vemos en la Ilíada, Vlysea, Eneyda y en las d[e] más épicas graues; mas en las trágicas no entiendo que sea necessario, como se vee, por exemplo, de la tragedia Philotetes, ado[n]de para la expugnació[n] de Troya era Pyrrho la principal persona, mas no que pudiesse obrar la tal acción sin Philotetes.

F[adrique] dixo entonces: Vos, señor V[go], auéys hablado con la experiencia, mas, siguiendo yo a la arte y sciencia, digo que, aunque es más perfectión que la acción se atribuya a vn solo varón, con todo esso, se puede permitir en la heroyca que el tal varón tenga otra persona sin quien no pueda executar su acción.

¡O, señor, dixo Vgo, que quien quiere engrandezer a vn príncipe y le haze cabeça de la acción que pretende, no es razó[n] dalle coadjutores, porque en cierta manera le haze afrenta! Y si los dieren, no necessarios, como lo fué Philotetes en esta tragedia, sino uolu[n]tarios, y que él pueda despedir y recebir a los que se le antojare.

F[adrique] dixo: No quiero porfiar. Passad adela[n]te.

No, dixo el P[inciano], sino estemos quedos y sepa yo el porqué se condenan las fábulas dobles, si pueden ser prouechosas y deleytosas, como las de Terencio, las quatro digo.

Vgo dilató vn poco la respuesta, como que la pensaua. F[adrique] dixo: No sé si auéys bien entendido qué sea fábula doble; es el término del Philósopho, y por el exe[m]plo q[ue] traéys me parece desconocéys la cosa. Digo, pues [pág. 186], que de las fábulas, vnas son simples, y otras, co[m]puestas de agniciones y peripecias, como está ya dicho; y las co[m]puestas son las mejores en qua[n]to a esto; y digo más: que las fábulas son simples y son dobles; q[ue] es dezir, no ay en ellas más q[ue] vn tránsito de felicidad a infelicidad o al co[n]trario, como se vee en la Hécuba y en la Iphigenia; y estas fábulas simples so[n] trágicas y so[n] mejores q[ue] las dobles, en las quales ay dos trá[n]sitos, como se vee en la Eneyda, q[ue] Turno passa de felicidad a infelicidad, y Eneas, al co[n]trario; y esta especie de fábulas, como después se ente[n]derá mejor, es buena para la Épica. Mas, boluie[n]do a la duda del P[inciano], digo que tengamos cierto y por sin duda alguna la arte se fundó en la naturaleza, y que aquella fábula será más artificiosa que más deleytare y más enseñare con más simplicidad, porque, según el mismo Philósopho, en vano se aplican muchos modos para vna acción; si vno solo basta para enseñar y deleytar en vn poema, ¿para qué se aplicarán muchos? Y vltra: ¿no veys que es mas artificioso, y, por el consiguiente, más grato sobre vn solo argumento y fundamento de vna fábula fundar vn poema bastante en la grandeza y magnitud que no asir de muchos argumentos, que esto parece argüyr falta de inuención? ¿Quánto será más digno de loor el que sobre vna sola sentencia dixere vna hora razones bien ordenadas o el que sobre dos o más sentencias? ¿Quál muestra más inuención y quál más facundia?

Y el P[inciano]: Luego se tocará esse punto, que agora estoy bien satisfecho desta cosa, porque veo yo en essas represe[n]taciones ordinarias dos y tres y quatro casamientos en vna.

Vgo respondió: Y aún más que Bachilleres en Artes de vna vez se hazen en Al[pág. 187]calá de Henares, y aunque los oyentes se quedan graduados en artes, conforme al refrán…

Y Fadrique: Tan asnos como antes, queréys dezir, y dezís muy bien, porque de la muchedumbre de enamoramientos que en vna fábula se representan nace tanta confusión, que ni los oyentes lo entienden, ni los actores lo entendieron, ni los poetas supieron lo que hizieron. Sobre vna sola acción se ha de fundar el poema y sobre vn argume[n]to, el qual, como está dicho, de su nacimie[n]to es breue, y co[n] la frequencia y gra[n]deza o gra[n]de freque[n]cia ju[n]tamente de los episodios artificiosos se deue traer la fábula toda a justa grandeza.

El P[inciano] preguntó assí: ¿Quál es la grandeza justa de la fábula toda? Que de los argumentos ya yo sé que son muy breues.

V[go] respondió: Sobre esse fundame[n]to vos mismo podéys colegir q[ue] las fábulas de poemas incapaces de episodios todas son muy breues, y assí no ay q[ue] hablar de su gra[n]deza. Y, hablando de los principales poemas q[ue] recibe[n] episodios, digo de su magnitud y grandeza siguiendo la alegoría del animal, como el mismo Arist[óteles] la sigue en sus Poéticos que, assí como el animal muy pequeño no deleyta, porque no se puede bien distinguir la proporción de los miembros, y como el que fuere tan gra[n]de como vn monte tampoco deleytaría, porque no se podrían comprehender bien los miembros dél, assí la fábula muy pequeña y la muy grande pierden su fin en el deleyte y gusto que deuen dar al oyente. De manera que la fábula ha de ser grande, q[ue] distinga sus partes y las entregue claras, y no ta[n]to, q[ue] las partes del animal se pierda[n] de vista; y si queréys que hable más claro y con palabras de el mismo Philósopho: «la buena fábula [pág. 188], quanto a la magnitud y grandeza, es la que más se alarga hasta que toda ella venga a ser manifiesta». Por alargarse da a entender que no ha de ser corta, para que tenga claridad en sus partes, y, por el se venir súbito a manifestar, da a entender que no ha de ser tan grande, que por la grandeza sea incomprensible.

No ay más que dezir, dixo F[adrique].

Y el P[inciano]: Yo tengo más que oyr, y es: ¿Qué fábulas éstas sean?

Vgo respondió, algo enojado, preguntando al Pinciano: ¿Ya no está dicho que las que son capaces de episodios, quales son las trágicas, cómicas y épicas?

Ay os espero, replicó el P[inciano]. ¿Pues por qué las trágicas y cómicas son tan cortas en comparación de las épicas? ¿Por ventura está este negocio de las fábulas en el vso también como las demás cosas?

No, dixo F[adrique], no está sino en razón. Y, aunque la diera mejor que yo Vgo, quiero agora dezir la mía. Las fábulas trágicas y cómicas bien se pudieran estender tanto como las épicas, quanto al volumen del·las; que aquí está la Celestina, que es muy larga, y también ley yo otra que dizen La Madre de Parmeno, la qual era mucho más. Pero como estos tales poemas son hechos principalmente para ser representados, siendo largos, no lo pueden ser representado[s], digo(25) y pierde[n] mucho de su sal. De manera que la fábula actiua y representatiua no vendría a ser manifiesta a los oyentes en el teatro súbito; porq[ue] se tardaría en representar, de manera que antes q[ue] ella fuesse acabada, lo fuesse la paciencia del oyente. Conuiene, pues, que la trágica y cómica tengan vna jvsta grandeza, qua[n]to baste a entretener y no cansar al auditorio, que será espacio de tres horas, antes que más, menos.

El P[inciano] replicó diziendo: ¡Esso se podría remediar co[n] par[pág. 189]tilla en dos o tres representaciones! Que assí lo he visto en estos teatros, primera y segunda y tercera parte de comedias.

¿Qué es esso? ¡O, qué gentil remedio! dixo Vgo. Animal perfecto, dize el Philósopho, que ha de ser la fábula, no inséctil o ceñido, el que, hecho pedaços, biue como las culebras y lagartijas. ¿Vos no veys que, si ella es vna acción sola, como deue, quedará manco el poema y sin gusto alguno, y que tendría fin en el teatro la representación en el medio y en la mayor perturbación della? ¿Y que este animal queda visto imperfectamente y no del todo? Será, digo, desabridíssima la tal representación, y si alguna déstas han agradado, es porque se representan debaxo de diuersas acciones, de manera que la acción primera fué animal perfecto y la segunda, otro perfecto animal. Esto se declarará mejor quando se declaren las partes quantitatiuas de la fábula, adonde se hablará del ñudo y la soltura. Agora cierro lo dicho de la vnidad, grandeza y perfectión de la fábula.

Menester es, dixo el P[inciano], abrir otro poco, y que por la abertura entre luz por donde yo vea el tiempo en que estas acciones se deuen hazer, y si tienen término o no. Yo me declaro: si importa que la obra dellas se finja ser hecha en largo o breue espacio de tiempo, porque veo yo a las épicas sin alguno, y las trágicas también algunas vezes.

Vgo se rió y dixo: Y aun en las cómicas en essos teatros tambié[n]. La cosa es desta manera: que la épica no tiene cierto término, porque los episodios son muy largos y el poema muy largo hablo en general y en su naturaleza, mas la trágica no deue tener más término que vn día. Lo mismo entiendo yo de la cómica.

El Pinciano dixo: La razón espero.

Y [pág. 190] Vgo: Ella es ésta: deleytan y duelen más las obras deleytosas y dolorosas súbitamente venidas; y assí como el fin del poeta es deleytar, tiene necessidad quanto sea posible, dar breue tiempo a la acción deleytosa, porque quanto se va dilatando el tiempo della, se va agua[n]do más el deleyte, y de otro modo, ni las acciones ni las peripecias perturban lo que deuieran.

El P[inciano] dixo: Yo lo he entendido.

Y Fadrique: Essa es la razón de la doctrina del Philósopho; mas me parece mucho el rigor, y no mal lo que algunos modernos han dicho y antiguos practicado; que la comedia se pueda representar como que la acción del·la aya acontecido en tres días, y la de la tragedia, en cinco, a lo más largo. Y de aquí se puede colegir quáles son los poemas a do nasce vn niño, y cresce, y tiene barbas, y se casa, y tiene hijos y nietos, lo qual en la épica, aunque no tiene término, es ridículo, ¿qué será en las actiuas que le tienen tan breue? Y esto basta de la vnidad de la fábula. La otra parte, co[n]traria al parecer, que es la variedad, resta, y resta poco al que sabe que la naturaleza se goza con la variedad de las cosas, y que este animal fábula será tanto más deleytoso, quanta más variedad de pinturas y colores en él se vieren.

De la variedad de la fábula.Todo está dicho, dixo Vgo, y yo no tengo más que decir acerca de la variedad sino que nos acordemos de Virgilio con quánto deleyte varía su poema, el qual, entre otras cosas, de tal suerte varía las muertes que, aunque son infinitas, vna jamás parece a otra. ¿Qué diré de la variedad de las oraciones y de lo demás de el summo Poeta, el qual propongo para ser imitado? Vamos a la segunda condición: que ha de ser perturbadora y [pág. 191] quietadora. Perturbació[n], dize el Philósopho, es vna acción llena de alegría o tristeza; y assí toda buena fábula deue perturbar y alborotar al ánimo por dos maneras: por espanto y conmiseración, como las épicas y trágicas; por alegría y risa, como las cómicas y ditirámbicas. Y deue también quietar al ánimo, porque, después destas perturbaciones, el oyente ha de quedar enseñado en la doctrina de las cosas que quitan la vna y la otra perturbación. Y porque esta materia de perturbar tendrá su lugar propio en otro lugar, no digo más del·la.

De la 2 condición de la fábula.

Fadrique dixo: Dize muy bien Vgo, que la plática de la perturbación triste viene mejor en la tragedia, y de la alegre, en la comedia, para las quales se quede; y acábese la condición tercera, que fué de la admiración y verisimilitud que ha de tener la fábula buena.

El Pinciano dixo entonces: Ya dixe que he leydo a Aristóteles estos días, y me paresce, si bien me acuerdo, que esto de la perturbación es por él tratado en consequencia de la tragedia, y adelante dize: «Traté de las partes essenciales de la tragedia, agora he de hablar de las que tocan a la cantidad».

Fadrique respondió: Es assí lo que dezís, mas aduertid que lo mismo podréys argüyr de los reconocimientos y peripecias, porque éstas y la perturbación andan acompañados a vna, y a vna trata de ellas el Philósopho en essa parte; y lo mejor que a mí paresce es que perturbación, reconoscimiento y peripecia son partes essenciales, como Aristóteles significa, a la tragedia, pero genéricas y no específicas, como si dixéssemos: el sentir es [pág. 192] essencial al hombre, mas genérico y que compete a los demás animales. Digo, pues, que la perturbación, reconocimiento y peripecia son tratados del Philósopho en materia de tragedia, como partes essenciales della genéricas, mas que tambié[n] lo son a la épica y a la comedia. Y vos, ¿no veys essas fábulas cómo todas son llenas de perturbación, reconocimientos y peripecias? ¿y que la perturbación es acción llena de alegría o de tristeza? ¿y que la alegría más compete a la comedia que a otra acción alguna fabulosa, aunque alguna vez se halle en la épica y trágica?

El P[inciano] dixo: Estoy satisfecho.

Frag. 5.

Y Vgo luego: Vamos a la tercera condición de la fábula, que es: ha de ser admirable y verisímil. Ha de ser admirable, porque los poemas que no traen admiración, no mueuen cosa alguna, y son como sueños fríos algunas vezes. Esta doctrina enseña Galeno, q[ue] en el tercero Del vso de las partes dize assí: «La poética musa, entre otros ornamentos y arreos que tiene, el principal es el milagro y marauilla; por lo qual parece que el poema que no es prodigioso es de ningún ser».

3. Condició[n]F[adrique] dixo: No vengo en esso, señor Vgo, que, au[n]que el poema no sea admirable, con sola la imitación deleyta mucho. Y si no, mirad a vn ho[m]bre que haze alguna cosa ordinaria y común: mirad cómo vno está en su propio officio gana[n]do su vida a hazer buñuelos, y ¿qué haréys si le veys? Nada, y ni os mouerá más que si nada fuese visto por vos; y mirad que vn representante en el teatro pone sus tréuedes, y en ellas, la sartén, y que enciende la lumbre, y empuña la pasta, y échala en la sartén, saca el buñuelo, cómese vnos, vende otros, ¿por ventura podréys tener la risa? Claro es que os reyréys y holgaréys co[n] [pág. 193] sola la imitación; assí que ésta es de tanto deleyte, que basta mouer a risa y passatiempo; y lo mismo es en las acciones trágicas.

Vgo dixo entonces: Essa imitación común tiene también su admiración; y claro está que los que se ríen del·lo, se admiran de la imitación tan a gusto. Mas no hablo desta admiración solamente, sino de otra causada de algún acaecimiento nueuo y raro; porque esta nouedad haze mucho para el deleyte, que, aunque como auéys dicho, y muy bien, sola la imitación le trahía, mas quando es de cosa no oyda, ni vista, admira mucho más y deleyta. Y assí soy de parecer que el poeta sea en la inuención nueuo y raro; en la historia, admirable; y en la fábula, prodigioso y espantoso; porque la cosa nueua deleyta, y la admirable, más, y más la prodigiosa y espantosa; y el que no tuuiere ingenio furioso harto y inue[n]tiuo, añada a lo inuentado, que la añadidura también tiene inuención en cierta forma; y como ay hombres que sin arrimo andan mal, mas arrimados a arrimo, por ligero que sea, andan bien, assí ay ingenios que de suyo no son muy inuentiuos, mas arrimados a las inuenciones de otros, añaden cosas más que medianas. Y esto es lo que yo siento ay que dezir en esto de la admiración y del poema admirable.

El Pinciano dixo: Vos, señor Vgo, andáys ta[n] breue en vuestra plática, que la hazéys escura; no seáys auariento de cosa tan barata como son palabras, y dezid más, y ensanchad esse dicho para que quede más manifiesto.

Fadriq[ue] respondió: Por cierto, lo essencial de la admiración está dicho a mi parecer, aunque el señor Vgo lo pudiera estender vn poco más, añadiendo a lo que dixo ser [pág. 194] inuención de ingenio versátil y furioso, que la facultad inuentiva es de la parte que discurre, como Aristóteles enseña. Mas ésta y otras semejantes cosas no son de mucha essencia.

Para lo que al presente se trata quisiera yo, dixo el Pinciano, que me dixeran ¿cómo inuentaré alguna fábula o trágica o cómica?

Yo lo diré, dixo Vgo. Imaginad vna acción nueua y rara y que sea deleytosa; y si de vna vez no se haze bien, bolued otra, y otra, quitando y poniendo en el ente[n]dimiento y discurso que, sin falta alguna, al cabo de poco tiempo, auréys hallado lo que buscáys. Esta acción es la fábula, que después podéys ensanchar con otros acaecimientos, endereçados a la acción principal (a los quales diximos episodios). Y si no queréys trabajar tanto como esto, preguntad a qualquier hombre que aya llegado a veynte y cinco años el discurso de su vida, que él os dará materia para otras tantas comedias; y leed las historias, que qualquiera os dará para otras tantas tragedias, añadiendo y quitando de la verdad lo que os pareciere conuenir, porque el deleyte sea mayor. Y empeçad, que yo os prometo que, si començáys, q[ue] os comáys las manos tras esta scie[n]cia; y no os acobardéys, q[ue] el me[n]tir es la cosa más fácil que ay en el mundo.

Pincia[no]: Mas el mentir con arte es muy dificultoso.

Vgo: Sí es, mas perdiendo se enseñan las gentes a jugar; y vos, haziendo disparates, os enseñaréys a poetar, que ninguno nació enseñado.

Agora bien, dixo el Pinc[iano], entender querría la theórica y la parte contemplatiua desta philosophía. Pregunto: ¿Esa admiración q[ue] dezís ser tan necessaria, diuídese en especies o es sola vna?

Vg[o] dixo: Sí; tres especies ay de admiraciones [pág. 195], porque vnas son ni alegres ni tristes, como el buelo de Pegaso; otras, trágicas y tristes, como la muerte de Príamo y desuentura de Hécuba; otras son ridículas, como las burlas entre Mercurio y Sosia.

Fadrique, riendo, dixo: ¿Y por qué no dezís la de Iúpiter y Amphitrión?

Y riendo respo[n]dió Vgo: Porque éssas son burlas muy pesadas. Y después: Dicho auemos de la admiración; resta dezir de la verisimilitud.

Verisimilitud.

Yo lo deseo mucho, dixo el Pinc[iano], porque parece que tienen contradición lo admirable y lo verisímil.

Vgo respondió: Sí; esta cosa de fábula tiene mucho que co[n]siderar, y en el·la se veen muchos ñudos, porque ha de ser la fábula admirable, como está dicho; y verisímil, como se dirá agora; y ha de ser vna, como rato antes dixe; y ha de ser varia, como después poco; y con esto y de ser vna, ha de ser dos, y tres, y quatro, y aun cinco.

El Pinciano dixo: Yo me veo a la puente de los asnos, y con tantas dificultades que, si no tuviera tan buenas guías para el camino que resta, pienso que tornara a andar el camino andado y dexara lo de adelante.

Agora bien, dixo Fadrique, vos podéys enseñar a todos; mas, con licencia del señor Vgo, yo quiero poner el fundamento a esta fábrica de la verisimilitud, y digo que es tan necessaria, que, adonde falta ella, falta el ánima de la poética y forma, porque el que no haze acción verisímil, a nadie imita. Assí que el poeta de tal manera deue ser admirable, que no salga de los términos de la semejança a verdad.

Yo lo entiendo bien, dixo el Pinciano, mas para entenderlo mejor quiero traer a Horacio, el qual, en su Arte, no pone límite alguno, mas antes dize que los pintores y poetas tienen facultad [pág. 196] de atreuerse a quanto quieran finjir y machinar.

Vgo dixo entonces: Bolued la hoja, y hallaréys la respuesta, o, por mejor dezir, bolued el ojo a la hoja dos dedos más abaxo; veréys que dize la forma que en esto se deue guardar, y es: que no se ayunten imposibles, ni aues a sierpes, ni corderos a tigres; lo qual fué también el introito a su obra, diziendo que de tal modo ha de ser la licción, que no dé que reyr de imposible, que es dezir, de necia; porque si vn pintor, debaxo de vna cabeça de vna dama, pintase vn cuello de cauallo, y debaxo déste, vn cuerpo de aue, y éste rematasse con cola de algún pescado, no se podrían las gentes contener de risa.

Pues, señor, dixo el Pinc[iano], yo he visto pinturas de éssas y aun poemas. ¿Y vos no veys cómo Virgilio pinta a Atlante?

Fadr[ique] dixo: Essas son pinturas alegóricas y significatiuas de cosas, y no son de las que agora se tratan, que son de las q[ue] no tienen alegoría alguna, sino que, por causar admiración, algunos poetas pintan pinturas y disparates ridículos y ajenos de toda imitación. Torno, y digo que aquellos vocablos que declaran la naturaleza de Atlante son metaphóricos: la cabeça significa cumbre del monte, el pecho, la baxada; y assí, de lo demás. De a do se colige no ser aquella descripción fabulosa, sino histórica y verdadera, y que no tienen los pintores y poetas más licencia de se estender en sus ficciones de quanto se alarga el término de la verisimilitud.

Yo entiendo, dixo el Pinc[iano], muy bien lo que dezís, mas no cómo sea que muchos poetas y muy graues han dexado a la verisimilitud que pregonáys, y, teniendo por más essencial de la poética la admiración que no [pág. 197] la verisimilitud, han escrito cosas prodigiosas fuera de toda verdad. Y, porque no se me oluide, pregunto: ¿Qué semejança a verdad tiene Homero, quando en su Vlysea dize que los bueyes del Sol hechos pedaços y en los asadores bramaua[n] al fuego? ¿Y en su Ilíada, que el río Simoes peleaua contra Aquiles? ¿Y qué también Virgilio, quando dize que las naues de Eneas, quemadas, se conuirtieron en nimphas? Y vn número sin número, quales vemos en Ovidio y otros.

Vgo dixo: A esta objeción respondiera Plutarcho, y aun Aristóteles, que la alegoría es la causa basta[n]te para lo poder hazer.

Y Fadr[ique] se entrepuso diziendo: El que leyere los papeles de Palefato, terná andado mucho en este camino, porq[ue] este autor declara las tales alegorías. Dicho esto, prosiguió así: Supuesto que el poeta deue guardar verisimilitud en todo, la deue guardar también en la religión, ley y seta que en aquel tiempo y en aquella región se vsaua. Digo que Homero, Virgilio y los demás no hizieron agrauio a la imitación, mas fuéronla conseruando con mucha perfección en general, porque en el tiempo que ellos escriuieron, el Sol era tenido por Dios y Cibele por diosa, y los ríos y fue[n]tes, dioses juzgados por su perpetuydad. Y assí no ay que marauillar si por milagro del dios Sol sus bueyes bramauan en los assadores, y si por Príamo el dios Simoes peleaba, y si por la madre Berecinthia las naues de Eneas fueron hechas nimphas, la madera de las quales se auía cortado del mo[n]te de la dicha diosa; y si miráys la proposición de la obra de Ovidio, hallaréys que dize:

[pág. 198] En cuerpos nueuos las trocadas formas,

Encomienço a cantar; vosotros, dioses,

Que fuisteys en mudarlas, dadme ayuda.

Assí que, conforme a aquel·los tiempos, Homero, Virgilio y los demás prosiguieron muy bien su imitación, y en ella la verisimilitud, la qual agora en nuestros tie[m]pos se guardará siguie[n]do nuestra religión en los poemas.

Dixo el P[inciano]: Pregunto, por vida mía: ¿de dónde nace que la religión de los antiguos ge[n]tiles no nos ofende al leerla, y si los cristianos la vsan en sus poemas, nos ofenden grandemente, pues sabemos que aquellas acciones no tuuieron verisimilitud alguna entonces, como ni agora la tienen? ¿Y tan clara y desuergonçada fué la mentira de aquellos antiguos, que della ellos no tuuiero[n] duda?

F[adrique] dixo: Muchas disculpas pueden tener para lo q[ue] dezís, y de las disculpas les nace el no ofender a los lectores; y, dexadas las demás aparte, sea vna: q[ue] acerca del vulgo aquella religió[n] tenía verdad en la letra, y acerca de los sabios, en alegoría. Y porque entonces los poetas escriuieron cosas verisímiles en su falsa religión no enfadan agora ni enojan a los lectores: lo qual harían los cristianos poetas, porque dirían mentiras muy descaradas, si siguiessen la tal religión.

Vgo dixo: Es tan necessaria la verisimilitud en doctrina de Aristóteles, que el poeta deue dexar lo possible no verisímil, y seguir lo verisímil, au[n]que impossible.

El Pinciano se rió y dixo: ¿Qué algarauía es ésta? ¿Que el poeta ha de seguir en su fábula lo impossible verisímil, y no lo possible y no verisímil?

Y Vgo: Sí; porq[ue] no es muy difícil que vna cosa sea possible y no verisímil.

Y [pág. 199] Fadrique preguntó al Pinciano. ¿Es verisímil que vn hombre dance puesto de pies en vna soga tirante y haga de las que dize[n] cabriolas?

Oydo lo he dezir, dixo el P[inciano], mas no parece verdad.

Y V[go]: Pues yo lo he visto.

Y Fa[drique] Pues, si lo auéys visto, possible es. Assí q[ue], essa obra no es verisímil, mas es possible; y au[n] acontece ser necessario y no verisímil (hablo co[n] las gentes quales son comúnmente y aun co[n] quien se trata generalmente). ¿Todavía parece que dudáys? Pues torno a pregu[n]tar: ¿El sol es possible q[ue] sea mayor que la tierra?

P[inciano]: Y aun necessario, si los mathemáticos enseñan verdad.

F[adrique]: Pues haced vn poema actiuo o común desso; veréys cómo se ryen las ge[n]tes, lleuadas de la incredulidad y falta de verisimilitud para con ellas. ¿Veys cómo ay cosa possible y no verisímil? Y que sea vna cosa impossible y verisímil, podéys ver en la tragedia de Edipo, el qual habla como que Edipo no supiesse quién huuiesse muerto a su padre, y, por lo que antes de la tragedia se sabía, era impossible que no supiesse auerle él muerto. Assí fué la verdad y assí Aristóteles lo dize en sus Poéticos a este mismo propósito. Y si queréys otros exemplos más claros, mirad a la República de Platón, la qual es muy verisímil al parecer ordinario, y si vn poco la exprimís, la hallaréys impossible. Y, en lo possible y no verisímil, imaginad que en vn teatro se haze vna representación de que, yendo tres hombres a matar a vn Rey, súbito se quedaron muertos. Possible fué que el vno muriesse súbito, y que el otro, y el otro, mas no parece verisímil que en aquella sazón todos muriessen de repente; y assí quedaría la acción fría, no más que por falta [pág. 200] del verisímil, en el qual pecado caen los que desatan el ñudo de las acciones con máchina; y es de aduertir que, aunque en toda especie de fábula es la verisimilitud necessaria, pero mucho más en las dramáticas y representatiuas, las quales mueuen mucho más al ánimo, porque entra su imitación por el ojo, y, por ser acción sujeta a la vista, la falta es mucho manifiesta más que no en aquellas especies de fábulas q[ue] entra[n] por el oydo o lectura, como son las comunes; assí q[ue] especialmente es menester la semejança a verdad en las dichas fábulas actiuas, porque el bramar los bueyes del Sol y otras cosas semejantes parecen bien dichas en el poema común, pero, representadas en teatro, parecieran muy mal, que ni los bueyes se pudieran poner bien en los assadores, ni pudieran bramar.La máchina quita a la verisimilitud, y más, al fin.

Fadr[ique] dixo: Bramaran más a mi parecer los oyentes de dolor de ver vna acción tan fuera de toda imitación, o, a lo menos bramara Horacio, si presente se hallara, que dize:

No conuiene Medea despedace

Delante del teatro sus hijuelos;

Ni delante del pueblo, Atreo tueste

Las entrañas del hijo de Thieste.

Calló Fadrique y dixo el Pinciano: Pues yo leo muchas vezes en fábulas actiuas, trágicas y cómicas muchas acciones agenas de toda verisimilitud, y no de qualquier autor, sino de muy graues, como Eurípides, Sóphocles, Aristófanes, Plauto y Terencio.

Ay se me caya la capa, dixo V[go], mas veamos en qué parte y cómo.

El Pin[ciano] respondió: Fá[pág. 201]cil es dezirlas yo y confessarlas vos. Pregunto: quando los actores en el teatro representan a las dos de la tarde vna acción como es hecha a las dos de la noche, ¿qué semejança a verdad tiene la tal obra, pues los actores dizen que es de noche y los oyentes están mirando al sol? ¿A quién creerán más los muchos oyentes: a los pocos representantes que dizen ser de noche, o a sus ojos que veen el día claro? Y vltra desto: quando vn representante se persina al entrar al tablado, como si saliesse de su casa, y a tres passos llama a otra que se finge más de ciento de la suya, ¿qué verisimilitud tiene? Y quando vn actor está con otros razonando al oydo, como en secreto, y da las bozes q[ue] las oye[n] las mujeres que está[n] más remotas, ¿qué verisimilitud tiene? Yo confiesso que no lo alcanço.

Vgo dixo: Argumentos son éstos hartos, y harto fuertes y que no tiene[n] respuesta fácil a mi parecer; y veo que dezís la verdad y que los poetas hizieron bien; y veo que la verisimilitud se deue guardar y que no se guarda. Yo pido término para responder.

Fadr[ique] dixo entonces: En tanto que llega el parecer pe[n]sado del amigo, quiero yo dar el mío repentino. Para lo qual pregunto si la acción se puede hazer sin estos defectos. Parece que no. Y más pregunto: si parecen bien essos actos, aunque no verisímiles. Paréceme que sí. ¿Qué resta? Que pues no puede ser de otra manera y la acción es deleytosa, la tal fábula no sea condenada, ni el autor tenido en menos. Y como generalmente las faltas suelen estar en los artífices y no en las artes, al contrario, algunas vezes suele estar la obra con alguna imperfección, no por falta del poeta, sino de la misma arte; la qual[pág. 202], assí como todas las demás, tiene sus fragilidades y impotencias.

Ya lo veo, dixo el Pinciano, que por esto antiguos hizieron y fingieron sanos y enteros a todos los dioses, excepto a vno que entre ellos era artífice, el qual era coxo.

Sí, respondió Fadriq[ue], todas las artes son coxas; assí ésta, en la qual no se pudo hazer la acción de otra manera que perdiendo la verisimilitud, y assí el autor queda disculpado. De los pecados voluntarios me libre Dios, que de los forçosos no ay tanta culpa. Mas quiero agora vn poco reforçar el argumento contra la verisimilitud por otro camino. ¿Para qué efecto, y con qué necessidad los poetas actiuos y representatiuos, trágicos y cómicos, traen al teatro personas que nunca lo fueron, ni aun tuuieron cuerpo, como la luxuria, pobreza, arcturo y otros assí? Ninguna cosa tan fuera de semejança de verdad, y ninguna más fácilmente se podría escusar.Personas sin cuerpo.

Vg[o] dixo ento[n]ces: Cosas son éssas de Aristóphanes y Plauto, cómicos, a los quales yo no tengo obligación de responder; y no porque no sean graues varones, sino porque yo estoy hablando de fábula, y essas inuenciones todas están fuera dellas, digo, en los prólogos.

Fadrique dixo entonces: Sí; yo estoy contento por agora con la respuesta; que si estas ficciones son fuera de la fábula, aunque te[n]gan alguna impropiedad, se puede dissimular.

Y después Vgo: Esto sea dicho en lo generalísimo de la verisimilitud imitante; y en lo especial se deue aduertir, para que de la vista no se pierda, la persona, tiempo y lugar en que la acción se obra. En la persona, el género, si es varón o si es hembra; y en el varón, la edad y estado de vida, de lo qual Horacio [pág. 203] escriuió y assí no tengo para qué referirlo. Sólo en el estado aduierto de Arist[óteles] que los sieruos siempre en general [pág. 204] son malos, y assí se deuen pintar para que la imitació[n] sea perfecta; y en el género, que las he[m]bras son flacas y no se deuen pintar fuertes.

El P[inciano] dixo: ¿Pues cómo es esso que Quinto Calabro pinta a Pe[n]thesilea, y Virgilio a Camila fortíssimas guerreras, y yo lo veo cada día en essos teatros?

V[go] respondió luego: A esso primero está respondido: que las cosas que no parece[n] en representación no son tan manifiestas, y por esso no mueuen tanto; y assí se estienden las fábulas de los poetas comunes a cosas más difíciles. Mas a lo segundo q[ue] dezís de los teatros, no sabré responder sino q[ue] no se yo q[ue] trágicos antiguos lo ayan hecho, como tam[m]poco representado exércitos de hombres en los teatros, por la gra[n]de dificultad y desemejança a verdad.

Estoy co[n]tento, dixo el P[inciano], mas no me acuerdo de aquello que Horacio acerca de las edades dize.

A lo qual Vg[o]: No es mi intento cansar co[n] lo q[ue] está dicho, mas por os complacer digo q[ue] dize: «el niño naturalmente ser inclinado a juegos de niños y que presto se aira y presto se desenoja; y que el mayor gusta andar a caual·lo y yr a caça, es fácil a todo vicio y difícil al recibir reprehe[n]sió[n], poco próuido y muy p[ró]digo; el ya mayor sigue ama[n]do las riq[ue]zas, busca amistades y ho[n]ras, es algo más tardío en su resolució[n] y determinació[n]; el vicio es amigo más d[e] riq[ue]za y más d[e] guardarla, todo qua[n]to haze es co[n] remisió[n] y flojedad, y, al fin, todo lo obra co[n] pereza, si no es el guardar los dineros; cada edad sigue su estado y ni al niño está bie[n] ser muy reposado, ni al viejo d[e]masiadame[n]te azogado y agudo». Esto sea d[i]cho en general y en especial; y quien las causas desto quisiere, búsquelas en los philósophos naturales; nuestro designo agora no es más que yr tocando las cosas ligeramente, y assí conuiene que en lo demás mire el poeta a quien pinta, y siga siempre, como es dicho, a la naturaleza de la cosa, y, en suma, al verisímil y buen decoro, que por otro nombre se dirá perfecta imitación; ésta se deue guardar siempre, y, en ella, la edad, fortuna, estado, nación, hábito, instrumento y los dos adjuntos principales, que son tie[m]po y lugar.

Dicho, calló Vgo y los compañeros ta[m]bién por vn rato, al fin del qual Fadrique dixo assí: Todo, por cierto, me parece muy bien, mas quiero poner vna duda contra ello, no por mí, sino por nuestro compañero el Pinciano. Virgilio no guardó imitación en el tiempo y lugar, y luego: o Virgilio no supo lo que se hizo o vos no lo que dezís.

Co[n]fiesso, dixo Vgo, q[ue] me sacáys las palabras de la manera que a los hombres que no tienen gana de reñir se sacan las armas, que es prouocándolos con injuria. Y pues es assí, yo quiero sacar las armas mías, no más que para reparar; y en hora buena jugad la espada a dos manos, que yo espero el golpe.

Fadrique dixo: Pues escuchad en el libro primero de la Eneyda a Virgilio, que no guardó el lugar en dos cosas: la vna, en la descripción del puerto que haze, porque no ay tal puerto en África, sino en la España, y dízese Carthagena; la otra, en la caça de los cieruos que en la África afirma, la qual no los cría, según Plinio. Esto es en lugar; y en el tie[m]po, ya se sabe quánto antes que Eneas fué la Reina Dido, y Virgilio junta vn tiempo con otro, como se vee manifiestame[n]te desde el principio del prime[pág. 205]ro hasta el fin del quarto.

Calló F[adrique] y V[go] dixo: Reparo a los dos golpes con dos escudos, y no malos, y aun pudiera co[n] muchos más, pero basten éstos; el vno es Platón y el otro Aristóteles, que dizen que el fabular es natural a la Poética; lo qual está ya tan prouado, que no ay que gastar tiempo en el·lo; supuesto lo qual, digo que el poeta no se obliga a escriuir verdad, sino verisimilitud, quiero decir possibilidad en la obra, y todas essas cosas que dezís, la tienen, porque fué possible auer puerto en la África semejante en algo, ya que no en todo, al que descriue Virgilio, y al poeta lícito le es alterar la Historia como está dicho y no la fábula.

Sí, dixo Fadrique, mas no en la Geografía y Cosmografía, ni tampoco en la Natural Historia; y assí verdaderamente lo que yo entiendo es que en estos dos lugares, aunque lo parece, no está contradicha la verisimilitud, porque pudo ser auer puerto y puertos semejantes, auerlos el tiempo escondido, como otras muchas cosas. Y lo mismo digo de los cieruos de África, q[ue] pudo ser en algún nauío lleuado algunos y auer produzido y criado al tie[m]po q[ue] fué Eneas en aquellas riberas. Y como quiera que sea, queda el precepto de verisimilitud inuiolable. Y, en lo que toca a lo de Dido y Eneas, ya está respo[n]dido que puede muy bien el poeta en los tiempos, como se le antoja, alterar las historias que no son naturales.

El Pinciano dixo entonces: ¿Por qué puede el poema alterar en la historia del tiempo, y no en la del lugar y en la natural?

Vgo respondió: Porque el tiempo passado no es euide[n]te a la vista del hombre como es el lugar, que éste queda y aquél desuanece. Y en lo que toca a la Natural Historia es [pág. 206] mal hecho escriuir mala doctrina y falsa: y assí no conuiene que el poeta la altere, porque lo natural es perpetuo. Alguna vez se le permite por deleytar con algún prodigio: y con esto, si os parece, hago pausa a la parte de la verisimilitud.

El Pinciano dixo: Sea en hora buena, aunque me quede con alguna duda en lo que toca a la verisimilitud de las edades, porque los viejos todos no son, como vos dezís, auaros, indeterminados y espaciosos. Veo yo en las comedias algunos pródigos determinados, y más que vnos niños, ligeros en las acciones corporales y aun espirituales, que no parecen mal; y según esto que veo y vuestra doctrina, parecen estas imitaciones malas y fuera de la verisimilitud.

Vgo dixo: No es tan fuera della como dezís; porq[ue] realmente ay algunos viejos, aunque pocos, de essa condición; y a éstos imitan los cómicos y de éssos guardan la verisimilitud. Lo que dixe o quise dezir es que, según la naturaleza y comúnmente, los viejos son de las dichas calidades, y q[ue] en cosas graues conuiene q[ue] el viejo se pinte guardoso, indeterminado y espacioso, porque es la comú[n] y natural acció[n] suya, mas en cosas de burlas y de passatie[m]po está muy bien pintar a vn viejo de la manera q[ue] dezís auer visto, determinado, colérico y aun enamorado, si queréys, por dar más causa de reyr y más sal a la comedia. Assí q[ue] si quiero pintar la cosa graue, como ella es, pintaré la senetud en vn ho[m]bre graue, reposado, pereçoso en su determinación, que assí son naturalmente los viejos, mas si la quisiere pintar ridícula y de pasatiempo, pintaréla en vn hombre súbito y colérico, el qual dé que reyr con la demasiada desproporción. Assí que esta acción [pág. 207] súbita del viejo es verisímil y no verisímil, verisímil a la naturaleza particular de algunos viejos y no verisímil a la vniuersal; y, por ser condición particular de alguno, no está fuera de la verisimilitud, como lo son las acciones que del todo carecen della y que ni son ni pueden ser (como sería pintar un ciprés en medio de la mar, y vn delfín, en medio de vn monte). Y acábesse de cerrar esta cláusula de la verisimilitud con q[ue] el poeta la deue guardar en el género, en la edad y con el hábito y estado de la persona; y assimismo en el lugar y tiempo de la manera dicha, y en lo demás.

[Frag. 6]

Assí dixo Vgo y prosiguió diziendo: Dicho de las partes essenciales y co[n]diciones de la fábula, resta dezir de las partes quantitatiuas (quiero dezir que diuiden su quantidad), acerca de la qual digo q[ue] la fábula ha de ser vna, y dos, y tres, y quatro, y cinco, como está dicho. Y no es mucho inconueniente que vna cosa sea muchas debaxo de diferentes consideraciones: que la fábula se considera como cuerda y tiene ñudo y soltura, y tiene principio, medio y fin, y comie[n]ça a apretar, y aprieta, y aprieta hasta y hasta q[ue] más no puede (assí como el q[ue] en el potro atormentan, q[ue], apretado assí, o confiessa o no confiessa, como quiera se le afloxa el garrote). Assí q[ue], según estas tres co[n]sideraciones, es la fábula 1, 2, 3, 4, 5. Vamos a la primera, q[ue] es el ñudo y soltura. Ñudo en la fábula se dize aq[ue]lla acción q[ue] va perturbá[n]dose más y más hasta el tiempo del afloxar, el qual se dize soltura. De lo dicho consta q[ue] el ñudo no tiene lugar cierto, sino que él está embeuido en la fábula toda, y que no se puede dezir aquí está, porque él se comiença a añudar [pág. 208] al principio y va procediendo siempre más y más hasta el tiempo de desañudar.

En la quantidad de la fábula. 5. Consideraciones.Ñudo y soltura.

El Pinc[iano] dixo: Pues yo he visto muchas vezes en los teatros fábulas q[ue] aprietan el ñudo vn poco y le tornan a afloxar, y le tornan a apretar y tornan a afloxar, y no parece mal.

Fadr[ique] dixo: Y aun Virgilio vsó esso mismo en el quarto de su Eneyda y aun en otras partes ta[m]bién, porque el ñudo de la Eneyda va atado y perturbado por Iuno, y en el quarto libro veréys que afloxa el·la misma. A esto podrá responder el señor Vgo que para apretar más después, como a la verdad apretó al tiempo de la entrada de Eneas en Italia, mas no me parece suficiente respuesta, saluo sino dixéssemos que en la épica, porque es poema largo, es lícito afloxar vn poco a tiempos.

Esso digo, dixo Vgo, y que parece impossible en obras tan largas yr siempre apretando sin quebrar, mas en las breues, como son dramáticas, trágicas y cómicas, no conuienen altibaxos, digo, ni apretar ni afloxar, sino yr contino estrechando más y más para la peripecia principal que se aguarda al fin; y tanto es mayor después el deleyte en la soltura, quanto más el ñudo fué estrecho y porfiado.

El Pinciano dixo luego: La historia de Heliodoro épica es, mas, si bien se mira, ata[n]do va siempre, y nunca jamás desata hasta el fin. Dígolo, porque no contradize ser épica y ir atando siempre más y más.

Fadrique dixo: Don del sol es Heliodoro, y en esso del ñudo y soltar nadie le hizo ventaja, y, en lo demás, casi nadie. Hablo de la fábula, y assí, co[n]forme a la doctrina de Aristóteles, en toda acción conuiene yr apretando y estrechando este ñudo, y, conforme a lo que auéys dicho, especialmente [pág. 209] en las acciones dramáticas y representatiuas, que todo se guarda hasta el tiempo de la soltura, para lo qual deue quedar siempre vn cabo de donde asir, que, con mucha presteza tirado, deshaga el ñudo súbitamente, como suelen hazer gitanos, porque ay en esto del añudar y soltar algunos errores, allende de lo dicho; y algunos atan tan floxamente y desatan tan pereçosamente, q[ue] se pierde el deleyte todo de la acción: otros desatan co[n] presteza y bien, pero apretaron mal; otros aprietan bien el ñudo, y de tal manera se descuydan, que pierden el cabo por donde era el desatar, y se hallan tan apretados, que tienen necessidad de socorro diuino, el qual suele venir y dar mucha frialdad a la acción. Para atar el ñudo lícito es el socorro diuino, para desatarle parece muy mal y es mucha falta de artificio; porque el passo más deleytoso de la fábula es el desañudar, y, trayendo socorro del cielo, no queda la acción ta[n] verisímil como quando humanas manos lo obra[n].

Eurípides.

Vg[o] dixo(26): ¿Pues qué me dezís de la Iphigenia de Eurípides, q[ue] remata con que Diana la quitó de ser sacrificada y dexó en su lugar vna cierua?

Fadr[ique] dixo: En esso no guardó perfección. Assí la razó[n] lo enseña, y assí Horacio dize que no venga dios alguno a desatar estos ñudos, confirmando la sentencia de Arist[óteles], que manda que ni por la imaginación venga máchina al desañudar de la fábula. Esto es desta manera.

Aquí dixo el Pinciano: No lo entiendo.

Máchina mala para desañudar.

Vgo dixo: Yo os lo diré. Hazíanse en aquel tiempo máchinas artificiosas en que venían algunos dioses a los teatros y tablados, y Arist[óteles] dió el nombre del artificio en que venía a la persona, que era el dios, y para dezir lo q[ue] [pág. 210] Horacio «no venga dios», dixo el Philósopho no ve[n]ga máchina», como que no viniendo ésta, no verná dios. Desta manera ha de ser dos la fábula, q[ue] ha de ser ñudo y soltura.

F[adrique] dixo: El sumo Poeta, al principio del 10 de la Eneyda, en el concilio de los dioses artificiossíssimame[n]te obró lo q[ue] enseñáys agora; de manera q[ue], aunq[ue] él no dexara acabada la obra, era fuerça q[ue] el q[ue] la acabara, huyera de toda máchina, por[que] dize Iúpiter y promete q[ue] será vno a todos ygual, y con esto significa q[ue] al soltar del ñudo no será parcial.

Vg[o] respondió: Muy bien; y, prosiguie[n]do, vamos a ver cómo la fábula ha de ser tres: principio, medio y fin. Del fin, ya se ha dicho q[ue] es desañudar; del medio, gran parte, q[ue] es el añudar y atar; del principio ay q[ue] dezir dos palabras no más, q[ue] no comie[n]ce de do[n]de quiera, sino de alguna cosa insigne y muy vezina a la acción. Assí començó Eneas de la te[m]pestad q[ue] fué vezina a la primera parte de la acció[n], q[ue] era la partida de Troya; esto enseña Horacio qua[n]do dize: el q[ue] huuiere d[e] escriuir la guerra de Troya, no comie[n]ce d[e] los hueuos d[e] Leda; tales principios y exordios tales son co[n]denados ta[m]bién mucho en la Rhetórica y co[n] mucha razó[n]; de do se verá el yerro q[ue] antes diximos de los q[ue] trae[n] en la acció[n] vn niño en faxas, q[ue] ha d[e] ser principal autor d[e]lla; mas desto es dicho ya basta[n]teme[n]te; vamos a la fábula cómo ha de ser, q[ue] co[n] esto se dará fin a lo propuesto, y lo q[ue] más quedare, se q[ue]dará pa[ra] otro día.

F[adrique] dixo(27): Siguie[n]do como seguís orden de compendio, poco o nada quedará que dezir en lo general de la fábula a q[ue] os obligastes.

Quatro partes de la fábula.

V[go] dixo: En 4 partes se diuide la fábula, segú[n] los efectos que mueue: la primera dize[n] prótasis, porq[ue] es vn principio de mouimie[n]to de la acció[n]; a la 2, tarasis, porq[ue] [pág. 211] aquel mouimie[n]to va creciendo y turbá[n]dose; la 3, catástasis, en la qual la turbació[n] está en la cu[m]bre; y a estas tres partes dize[n] ñudo, porq[ue] como se va turba[n]do la acción, se va añudando el ñudo; a la 4 dizen catástrofe, y ésta es lo mismo q[ue] la soltura. Assí que el ñudo tiene tres partes y la soltura, la otra.

El P[inciano] dixo: Paréceme auer bien ente[n]dido esta cosa, pero co[n] exemplo lo entendiera mejor.

Por cierto, dixo Vg[o], no sé q[ué] exemplo os dé; tantos se me ofrecen. ¿Queréysle en trágica, épica, cómica? Sea en la épica, porque es lo más difícil.

No, dixo F[adrique], mejor será que vn día veamos vna acción, o cómica o trágica, y por ella se declarará mucho mejor esto, adonde lo veremos co[n] los ojos.

Bie[n] me parece, dixo Vgo. q[ue] si la acció[n] no fuere tá[n] turbada como co[n]uiene, el señor F[adrique] quitará lo q[ue] sobrare y añadirá lo q[ue] faltare, y, aunq[ue] la acción sea mala, quedará la doctrina buena. Y doy el remate a esta ca[n]ción co[n] q[ue] la fábula puede errar en dos maneras: la vna, essencialmente, y la otra, accidentalmente; essencialmente yerra quando falta en la ficción misma, como en las partes ya dichas, toca[n]tes a la imitación. Otra manera es qua[n]do yerra en la doctrina, como en este exe[m]plo. Es de Arist[óteles]. Si vn pintor pintasse bien vn cauallo en sus miembros y disposición, como que mouía a vna pie y braço izquierdo, diríase del tal que acertó en lo essencial, que era la pintura de los miembros, y erró en la accide[n]tal, q[ue] era el mouimiento del cauallo, por[que] los quadrúpedos se mueue[n] co[n] mano derecha y pie izquierdo adela[n]te, y, después, co[n] mano izquierda y pie d[e]recho, y ésta es la scie[n]cia, q[ue] no es d[e] arte poética, sino d[e] la filosofía natural, q[ue] enseña q[ue] toda cosa pesada va hazia abaxo, y q[ue] si el cauallo se mouiesse co[n] pie y [pág. 212] mano de vn lado a vna, se caería en tierra al punto por falta del sustento; mas si se mueue como es dicho, q[ue]da el cuerpo como sobre horquilla, y assí se puede mouer sin caer.

El Pinciano dixo entonces: ¿Pues cómo, señor Vgo? ¿No auéys dicho q[ue] el intento principal del poeta es la doctrina?

Assí es la verdad, dixo Vgo, mas mirad q[ue] la forma es más principal que el fin, quando no son vna misma cosa, y la forma de la Poética es la imitación, y el fin, la doctrina, como es dicho.

Fadrique dixo: Yo quiero, para que este labirinto sea más manifiesto, enredarle más, y argumento assí: la imitación se suele perder por causa de la alegoría; luego al poeta es más necessaria la doctrina que la imitación.

El Pinciano dixo: Yo, señores, no entiendo esso, y es necessario, primero que adelante passe, salga yo deste labirinto.

Fadrique respondió: Vos, señor Pinciano, ¿no os acordáys de la alegoría del lenguaje que es vn montón de vocablos, los quales conspiran en significación de otra diuersa cosa que suelen significar? Pues la alegoría que agora dezimos, no es conspiración de vocablos, sino muy diferente; que la alegoría que antes diximos consiste en palabras, y la que agora, está en las cosas, y como la primera alegoría es quando van significando a otras, la segunda, quando vnas cosas a otras enseñan. De la alegoría primera sea exemplo Cicerón ad Herennium: «Si los mastines desuellan al ganado, ¿qué harán los lobos?» Adonde ni mastín significa a mastín, ni lobo significa a lobo, sino que mastín quiere dezir el juez y gouernador bueno, y lobo el malo, iniquo y auaro.

El Pinciano dixo: Ahora bien; ya por lo passado entiendo yo qué sea la [pág. 213] alegoría primera, y no he menester más exemplo. De la segu[n]da me dad vno vuestro.

Fadrique dixo: A mí place; y será muy breue, mas por el qual se entienda esta doctrina muy bien. Alegoría segunda y principal es dicha la significació[n] produzida de otra cosa, la qual es secreta y escondida al vulgo, y manifiesta sólo a los hombres doctos; desta manera fabularon los philósophos antiguos que del matrimonio de Neptuno y Cibele nacieron los gigantes; ésta es la letra, y la significación della que por otro nombre es dicha alegoría es que la tierra ju[n]ta con el agua produze grandemente: tales son Neptuno y Cibele y que, si no se ayuntan, los frutos de la tierra quedan estériles.

El Pinciano se dió vna palmada en el pecho y dixo; Yo entiendo esto de la alegoría, y por vna doctrina semejante no me parece mal que se pierda la imitación.

Fadrique dixo: Pues ¿qué diréys de las alegorías morales de Esopo? Las quales, aunque carecen de verisimilitud y imitación, son muy prouechosas y doctrinadoras de las gentes.

Callaron los dos y Vgo dixo: La vna y otra philosophía y la poética andan juntas y tan vnidas, que ninguna cosa más. Assí es menester hazer vna distinción desta manera: que el poeta q[ue] guarda la imitación y verisimilitud, guarda más la perfeción poética; y el que, dexando ésta, va tras la alegoría guarda más la philosóphica doctrina; y assí digo de Homero y de los demás, q[ue], si alguna vez por la alegoría dexaron la imitació[n], lo hizieron como philósophos y no como poetas, como lo hizo Esopo con otros que han escrito apólogos, cuyas narraciones son disparates y fríuolas, pero las alegorías muy vtiles y necessarias.

El Pin[pág. 214]ciano dixo: ¿Y el que guardasse la imitación y la alegoría?

V[go] respondió: Essa sería miel sobre hojuelas, y en esso está el primor todo y la perfección de la arte: que las épicas, trágicas y cómicas llenas están destas alegorías finas, de quienes las narraciones son verisímiles y imitaciones deleytosas.

Fadriq[ue] se sonrió y dixo: Estoy contento.

Y el Pinciano: Yo no osaua boluer a tocar en la verisimilitud por no cansar, pero, pues la plática la ha tornado, no tengo de yr co[n] vna carga que me pesa mucho; y es la causa de mi dificultad el Philósopho, el qual enseña que el poeta ha de escriuir la cosa verisímil, y si ha de ser verisímil, no deue ser verdadera, a cuya causa es bien que vaya fuera todo género de historia; digo, en suma, que las narraciones que son verdaderas no son verisímiles.

Vgo respondió: El Philósopho dize que el poeta deue escriuir la cosa como fué verisímil que aconteciesse, o como fué necessario; y este necessario comprehende a la historia.

Fadrique replicó: Perdonadme; que yo entiendo esse necessario de otra manera.

El Pinciano le rogó se declarasse, y Fadrique dixo: Fácil es entender; en caso que el poeta fabulasse y fingiesse auer auido vn eclipse de sol en cierta ocasión, y dixesse que la luna obscureció a la tierra, poniéndose entre ésta y el sol, lo primero (que es auer auido eclipse de sol en la sazón dicha), es verisímil, porque pudo ser, y no verdadero, porque fué fingido. Esto supuesto, digo, que es necessario que la luna se pusiesse entre el sol y la tierra, porque de otra suerte no se eclipsara el sol.

Vgo dixo: Yo estoy contento. El qual prosiguió di[pág. 215]ziendo: El campo de la Poética es inmenso, dize Ouidio, y a ninguna historia es obligado; que es dezir: el poeta no es obligado a la verdad más de quanto le parece que conuiene para la verisimilitud; lo qual especialmente vsan los trágicos y épicos prudentíssimamente en general para hazer su narración más verisímil, y con algunas verdades como rafas tener firme la tapiería de sus ficciones. Todo esto se haze para el fin que está dicho, que es el deleyte y la doctrina. Assí que los poemas que sobre historia toman su fundamento son como vna tela cuya vrdimbre es la historia, y la trama es la imitación y fábula. Este hilo de trama va con la historia texiendo su tela, y es de tal modo, que el poeta puede tomar de la historia lo que se le antojare y dexar lo que le pareciere, como no sea más la historia que la fábula, porque en tal caso será el poema imperfecto y falto de la imitación, la qual da el nombre. Lucano tiene algunas imitaciones fabulosas, y, por ser más la historia que la fábula, es numerado entre los históricos, como antes de agora está tocado. Y esto baste; que si alguna vez se hablare de la épica o trágica, se acabará del todo esta materia.

Para mí, dixo Fadrique, acabada está en lo essencial y general del·la.

Dicho, pidió licencia para entrarse en su estudio y los compañeros se alçaron de la tabla, a los quales dixo Fadr[ique]: Esto se ha dicho de la figura: otro día diremos de la tabla adonde se ha de pintar, y otro, de los colores.

Dicho, se entró en su apartamiento, y los huéspedes se fueron a la escalera, baxando [pág. 216] por la qual dixo el Pinciano: Yo no entiendo esto desta figura, tabla y colores.

Vgo respo[n]dió: Metáphoras son del Philósopho, el qual dize en sus Poéticos que el poema es vna tabla formada de figuras y colores, y que la fábula es la figura, y el metro, los colores.

Yo lo entiendo, respondió el Pinciano, y me agrado de la semejança y de la metáphora.

Vgo dixo: Pues más os agradaréys, si os digo lo que sobre esto el Philósopho enseña, y es: que como es más fácil el mezclar bien los colores para la pintura que no el hazer la figura perfecta y acabada, assí más fácilme[n]te se hallarán hombres que sepan hazer bien metros que no poetas que bien sepan formar las fábulas.

Yo lo prueuo, dixo el Pinciano, cada día en essos teatros; y essa doctrina es digna de su autor, el qual siempre fué siguiendo a naturaleza en sus co[n]templaciones.

Dicho, se apartó el vno y otro, y el Pinciano se fué a la posada, ado[n]de luego hizo memoria de lo q[ue] auía oydo para os lo escriuir el día siguie[n]te. Vale. Fecha, ocho días antes de las Calendas de Iunio.Respuesta de don Gabriel a la epístola quinta del Pinciano

[Frag. 1.]

Yo he leydo a algunos escritores d[e] Poética, assí comentadores como autores de por sí, mas en ninguno he visto orden semejante al q[ue] en el processo desta materia me embiáys, ni aun el mismo Arist[óteles], q[ue], a mi parecer, guardó más puridad. Es cierto que toda la doctrina, o casi toda, es nacida de la fuente de su sabiduría, pero de tal forma la dan vuestros compañeros que parece [pág. 217] nueua. Todo lo aprueuo, y alábolos en la cosa imitación y fábula que trataron, como también en hablar primero della como da forma, y, después, del le[n]guaje como materia sujetiua. Mas en esto les doy pocas gracias, porque las tengo ya dadas a quien se deuen, que es a Aristóteles, el qual, por esse mismo camino, nos dexó su doctrina poética. Con todo estoy bien, y con la declaración de la essencia poética y cómo puede ser vna cosa historia y fábula juntamente; y assimismo de los tres fundamentos de los poemas estoy muy agradado, con todo lo demás.

[Frag. 2.]

La doctrina del segundo fragmento es del Philósopho, y assí no tengo que dezir más della, pues con esto solo la alabo. La diuisión de la fábula, en fábula propiame[n]te dicha y en episodio, está muy buena, porque sin ella está la doctrina poética co[n]fusa. La que también se haze en simple y compuesta me parece muy bien, aunque va algo diferente de la del Philósopho, el qual no diuide la fábula en general en estos dos miembros, sino la especial que tiene nombre trágico.

[Frag. 3.]

Las diuisiones también de las agniciones, que en el fragme[n]to tercero están, son peregrinas y nueuas, aunque no las agniciones, porque todas son sacadas del manantial del Philósopho; en aquella especialmente de la Iphigenia, que Polides sophista y Eurípides vsaron, parece alguna dificultad, si no es que me digáys q[ue] vn mismo reconocimiento debaxo de diferentes consideraciones puede estar en diferentes potencias. Y en lo que toca a la mejoría de los reconocimientos no veo tanta distinción como quisiera; porque vn mismo recono[pág. 218]cimiento puede estar en la voluntad y en la memoria; como sería en la Iphigenia de Eurípides, a do se entiende que Orestes voluntariamente se quiso dar a reconocer, y la memoria de lo que dixo, truxo a la hermana Iphigenia en su reconocimiento; bien sé que me responderán que dicho lo simple, es también dicho lo compuesto, y no me parece mal.

[Frag. 4.]

Viene el quarto frag[mento] y, luego, el q[ue] sigue. En el quarto hallo que considerar que la admiración es de mucha importancia para el poema, porque, en la verdad, es causa grande del deleyte; y de aquí nace que los hombres deste siglo sean tan mentirosos; los quales por poner admiración dirán que vieron bolar vn buey. Acuérdome de vna gracia que acerca desta materia escriue Ouidio en sus Metamorfoses assí: auía descrito la casa de la Fama; deste palacio salen a vezes cosas que, qua[n]do a él tornan, de trocadas no son conocidas; como quien dize: sucede dezir vn hombre vna nueua, la qual se ve muda[n]do y alterando de lengua en lengua, que quando torna al primer autor no la conoce. A mí, a lo menos, assí me ha sucedido. Todo este trucco y mentira hazen los hombres a fin de adular con la admiración, mas es menester que ésta tenga verisimilitud, porque, quando carece della, la admiración de la cosa se conuierte en risa; de manera que no se admira la nueua, sino escarnécese, y es burlado del oyente el dueño que la truxo. Verisimilitud es menester que tenga la fábula para lo que es deleytar, como para el enseñar basta que tenga alegoría, qual la tiene[n] los poemas mythológicos o apologéticos, el príncipe de los quales fué Esopo [pág. 219]. En la quinta parte veo las tres condiciones de la fábula, contrarias en cierto modo, porque ha de ser vna y varia, perturbadora y sosegadora, admirable y verisímil. Trátanse en este lugar las dos primeras bien, por cierto, a mi parecer; y assí yo no sé qué dudar acerca dellas, como ni tampoco de la tercera.

[Frag. 5.]

En el fragmento quinto trata de la admiración y verisimilitud; y assí no tengo que escriuir acerca desto sino vna confirmación de todas las partes, y especial de la vltima, en la qual no hallo qué considerar.

[Frag. 6.]

En la sexta parte, del ñudo y la soltura, estoy muy bien con todo y con que la perfección y estrechura deste ñudo y súbita soltura (en las quales está mucho del deleyte) compete más a las acciones dramáticas y representatiuas que no a otras algunas; tienen éstas los episodios breues y pueden atar más estrechamente y desatar más breuemente. Vale. Fecha, tres días antes de las Calendas de Iunio.

***


Proyecto de Edición Libro de notas

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Datos Bio-bibliográficos

Alonso López Pinciano

(Valladolid, 1547-1627)

Bibliografía escogida:

Philosophía antigua poética, Fundación José Antonio
de Castro, 1998

Enlaces:
Obras completas

Otras artes poéticas del autor:

Más información en la wikipedia: Alonso López Pinciano

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