Barroco - Otros barrocos - Alonso López Pinciano: Filosofía antigua poética XII, 1595


Epístola doze

De la seys especies menores de la Poética.Ansí como solían, señor don Gabriel a siguie[n]te siesta, se vieron los amigos en casa de F[adrique], los quales, después de auer tratado algunas cosas tocantes a los oficios de las demás gentes, y, especial, al de aquellos que tienen el palo y mando en la república, vinieron al oficio del poeta, y el Pinciano dixo: Yo estoy muy contento con lo que de la poética he aprendido, y verdaderamente me ha acontecido lo que dize la sentencia antigua: que todos los hombres piensan que sobra en el mundo aquello que a ellos falta.

[Frag. 1]

Vgo dixo que se declarasse más.

Y el Pinciano: A mí parescía hasta agora que la poesía era superflua en el mundo, como yo carecía de su noticia y conocimie[n]to; [228] ya q[ue] le tengo, me parece q[ue] los que no le tienen, dexan de [pág. 496] tener vso de razón y que son vnas alimañas.

Passo, dixo F[adrique], no tanto; que sin Rhetórica ay hombres, y también los aurá sin Poética. Son éstas partes que ornan mucho a vn hombre entre las demás artes y disciplinas, mas no de manera que de la vna ni de la otra esté pendiente el vso de razón, ni aun el vso de ellas, porque sin arte Rhetórica ni Poética podría auer hombres que las entendiessen, y yo sé adonde Arist[óteles] duda si las obras de Homero fueron hechas con arte o naturaleza sola. Digo, pues, que sin Rhetórica ay rhetóricos; y sin Poética ay poetas; sin arte Lógica ay lógicos naturales; q[ue] el hombre tiene el vso natural de la razón, el qual es la fuente de todas estas cosas.Libros de Poéticos.Yo confiesso, dixo el P[inciano], lo que dezís, y más confiesso lo de la Poética, porque veo muchos que naturalmente mienten [229] este mundo y el otro; mas va tanta diferencia de mentira a mentira, que vna deleyta y enseña; otra enoja y desenseña; y me quisiera hazer todo lenguas para acabar de alabar lo que empecé.

Vgo rió diziendo: El refrán se ha cumplido: «con los santos, serás santo; con los peruersos, peruerso». El compañero está manchado con la pez de nosotros.

Y el P[inciano]: Esso no consentiré yo; que la poética no mancha, sino laua y limpia las manchas; y, si yo tuuiera algo de lo versátil y furioso, prouara a inuentar y metrificar como los demás para ser vno dellos.

V[go] dixo: Prouad, y quiça saldréys con ello; començad, y quiçá acabaréys alguna obra.

Assí lo haré, respondió el P[inciano] porque he venido a entender que la obra es officiosa, y, en cierta manera, necessaria; no digo en cierta manera, sino necessaria, porque los arcos que están siempre armados, están a gran riesgo de [pág. 497] quebrarse, [230] y los hombres que professan letras mayores, como lo son las philosóphicas, tienen necessidad de afloxar al ánimo estirado con letras de passatiempo y entretenimiento.

[Fadrique]: Verdaderamente, el estudio(57) de las letras más graues, quando es muy continuo y que guarda perpetuidad, enuenena y emponçoña, y aun mata a vn hombre con la mucha melancholía y solicitud; el qual ueneno y melancholía se tiempla con las menores, que son las que auemos dicho y otras semejantes; y, au[n]que es assí, que el tal ueneno tiene muchos antídotos con que se cura, quales son juegos, conuersaciones y otros passatie[m]pos tales, pero ninguno tan honestame[n]te como el estudio de la histórica, poética, música; y, assí de manera q[ue] como los q[ue] son mordidos de bíuora, se curan y sanan con la co[n]serua q[ue] della se haze, dicha triaca, assí el ueneno del estudio mucho de las letras graues y solícitas es te[m]plado y curado co[n] las letras mansas y suaues, quales son las q[ue] tenemos [231] entre manos, digo la Poética y semeja[n]tes. Dixe esto por el P[inciano].

V[go], medio enojado y medio risueño, dixo assí: Todauía al P[inciano] le deue poco la Poética, pues la haze arte menor y no philosóphica, y, al fin, vna cu[m]plemenguas y acesoria de otras principales.

Fad[rique] prosiguió dizie[n]do: Como fuere la obra; q[ue], si es quál o quál ca[n]ción o soneto, lírica y epigrama, puede bie[n] ser acesoria de otras artes principales; mas, si es vna obra que haga libro justo, menester es el ho[m]bre entero, y más, si es de las especies de poemas mayores, como si dixéssemos vn libro de tragedias, d[e] comedias, o vna épica, las quales obras para ser tales quiere[n] mucha erudició[n].

Ya yo veo, dixo el P[inciano], lo q[ue] dezís, y, por ta[n]to, desseo saber algo d[e] las [pág. 498] especies menores.

Alguna obrilla, dixo F[adrique], quiere hazer el P[inciano], como vna sátyra, vn mimo, como vna égloga, como vna elegía, [232] como vna epigrama, como vna ca[n]ció[n] y como vn apólogo, q[ue] son otras seys especies, no ta[n] grandes como las quatro mayores, mas so[n] insignes, y, au[n]que éstas se reduze[n] a aq[ué]l·las, co[n] todo, tiene[n] sus co[n]diciones particulares muy difere[n]tes.

Esso confiesso yo, dixo el P[inciano], porq[ue] yo no sabría dezir cómo se haría qualquiera déstas, y en las otras me parece estar instruydo medianamente; y, pues me auéys enseñado lo mucho, cumplid la falta y no la padezca yo, si soys seruidos.

F[adrique] dixo q[ue] tenía razó[n], y V[go] q[ue] pedía justicia y añadió: A mí me cabe el hablar en esta materia; diré lo que supiere y enmendará el señor Fadrique.

[Frag. 2.]

Y, sin dar lugar a ser respondido, començó assí: Seys son las especies menores de las poéticas que dan nombre a los autores, assí como las primeras quatro principales; porque, assí como se dizen poetas heroycos, trágicos, cómicos, líricos y dithirámbicos, se [233] dizen satyricos, mimógraphos, pastorales, elegíacos, apologéticos y epigramáticos. De las primeras quatro especies está hablado hasta aquí; y, de aquí adela[n]te, diré por su orde[n] de las seys restantes: las otras dexaré porque son tan pequeñas, que no dan no[m]bre al poeta, y porque por estas diez acabarán de ser entendidas.

Sátyra.

Començando, pues, de la primera, dicha satyrica, torno a dezir Y a repetir el principio antes dicho, y es: que huuo sátyra antigua y moderna; si queréys dezir a aquélla, griega, y a ésta, latina, no erraréyis mucho; de la griega no ay que dezir más de que fué vn poema actiuo, en el qual salían los autores a imitar los vi[pág. 499]cios de sus tiempos con anotación de tiempo y persona; de manera que, si vn hombre tenía falta en sus costumbres, salía vn actor a le remedar en costumbres y disposición, y con nombre propio de la tal persona; el fin de esta obra fué ya dicho, que era para que el malo se emendasse. Esta acción fué desterrada, y con [234] mucha razón, y en su lugar, entró otra más mansa, que vnas vezes es narratiua, y otra, común, la qual fué llamada sátyra latina o moderna, y de la qual es nuestra presente plática, porque ella es la que da el nombre al poeta que dezimos satyrico. La especie de sátyra no tiene etymología cierta, pero ella es vna acción contraria totalmente a la heroyca, porque ésta es historia de varones passados virtuosos, fuertes y magnánimos, y aquélla es historia de vicios presentes, de hombres viles y infames; y, assí como por aquél·la son los hombres traydos a la virtud por el premio del honor, son por ésta auyentados del vicio con el castigo de la nota y afrenta. Será, pues, la sátyra vn razonamiento malédico y mordaz hecho para reprehender los vicios de los hombres. Fueron Lucilio, Horacio y Persio los más diestros en esta parte.

Definición de sátyra.

Fadrique dixo: No es malo Iuuenal, y sé yo quien le pone en primer lugar, y aun yo le pusiera si no tuuieran sus metros algunos [235] lenguajes pocos que parecen afear a todo el resto; yo estoy muy bien con los poetas académicos qué aman y buscan mucha vergüença en palabras y todo, que no es bien que el que predica hermosura en las costumbres, sea feo en sus pláticas.

[Pág 500] ¿Pues por qué, dixo el Pinciano, pues tan pocas son las partes torpes q[ue] tiene Iuuenal, no las purga[n] y quedará la obra hermosa?

¡Q[ué] sé yo!, dixo F[adrique]. Los que lo tiene[n] a su cargo, lo vea[n], q[ue], si yo lo tuuiera, yo las limpiara de muy buena volu[n]tad. Y, dexa[n]do la auocació[n], a q[ue] no somos llamados, prosiga V[go] en lo q[ue] ha sido requerido y rogado.

V[go] dixo: Yo he dicho breuerne[n]te lo que de la sátyra sie[n]to; y no siento cosa que de importancia sea sino q[ue] esta parte toca y trata particularme[n]te aquella parte de la Philosophía Moral q[ue] se dize Etica.

Más ay que dezir, dixo el P[inciano], [236] porq[ue] me falta a mí que oyr: fáltame que oyr y saber que los trágicos y cómicos y más éstos tratan de la costu[m]bre de los ho[m]bres ta[m]bién, y aun las reprehe[n]den, y, segú[n] esto, parece que la satyrica es cómica, y la cómica, satyrica.

Esso, dixo V[go], es querer que yo diga lo q[ue] por llano y notorio auía dexado, y lo q[ue] me pareció auer ya dicho, y es: que la sátyra dió principio a la cómica, y que. por huyr los poetas de aquélla, quando era actiua y personada, dieron en ésta; o, si queréys más, echados por las leyes, dexaro[n] la sátyra y tomaro[n] la cómica.

F[adrique] dixo ento[n]ces: A otra parte endereça el P[inciano]: él, si yo no me engaño, quiere q[ue] le digáys, señor V[go], lo que está dicho, y es: que todas las partes de la Poética pueden tocar todas las de la Philosophía; de manera que el épico puede tratar de la economía, como diximos de la épica en la Eneyda; y el trágico, la ética, como tocamos en la especie de la tragedia morata; [237] y la cómica puede tocar política, como vemos en Terencio, que acusa a los jueces porque son neglige[n]tes en castigar a las alcahuetas; y, en suma, las scie[n]cias son ta[n] vnidas y hermanadas como las virtudes y los vicios, q[ue] pocas veces se halla vna virtud sola y vn vicio no aco[m]pañado; y, para la diffe[pág. 501]rencia o co[n]cordancia que pide de la sátira y la comedia, respo[n]do la differe[n]cia principal estar en que ésta es poema actiuo, y aquélla es enarratiuo o común, como Horacio en algunas sátiras; y la differe[n]cia que de la imitació[n]se toma es la essencial, más que la de la doctrina, porque la doctrina es el fin, y la imitació[n] es la forma que a la Poética da el ser; y, esto dexado aparte, q[ue] la cómica mira más a la económica, y la satyrica, a la ética, como antes fué dicho.

V[go] dixo: Pues el señor F[adrique] ha por mí respondido, no te[n]go que responder más de que, au[n] en la manera de reprehender, ay gra[n]de differe[n]cia entre [238] el puro cómico y satyrico puro, que éste reprehende co[n] seueridad y acerbidad más o menos; co[n] más, como Iuuenal, co[n] menos y con algo de irrisió[n], como Horacio; mas el cómico reprehe[n]de del todo escarneciendo y burla[n]do, y, finalmente, es vna reprehensión la cómica llena de passatiempo y risa, de donde acabaréys de entender quán importante sea la risa a la comedia.

F[adrique] dixo entonces: Por si el P[inciano] con su açadón sacare vena poética y quisiere hazer vn poema satyrico, le quiero dar vnos pocos de auisos; sea el primero que reprehenda vicios generales, y no a personas particulares, porque el que enseña virtud no conuiene sea malo en manera alguna; a lo qual seguirá, alle[n]de desto, vna cosa muy necessaria en el lenguaje y la oración, y es: que podrá vsar della clara y abiertamente, y, assí como el que no haze mal ama la luz, podrá el tal poeta hablar claramente delante del mundo todo, y él viuirá entre la gente más seguro. [239]

Cómo ha de ser la sátyra. ¡O, señor!, dixo el P[inciano], que no será escuchado el poeta que no reprehenda a personas particulares, que de ay viene el de[pág. 502]leyte mayor a esta especie de poética. Y, si os acordáys, los satyricos antiguos particularizaua[n] las personas y a nadie perdonauan, como se dize de Horacio q[ue] no perdonó a su Mecenas; y en esto ay dos cosas: la grauedad del poema y ta[m]bién el deleyte q[ue] tanto le importa.

F[adrique] respondió: Lo que V[go] ha respo[n]dido, ha sido bueno; y si vos, señor P[inciano], escriuís sátyra y queréys hazer lo que dezís, las personas sean de tal manera disfraçadas, q[ue] de nadie sean entendidas y solamente lo sepa[n] aq[ue]llas a quien vos lo quisiéredes reuelar; vsad de períphasi y rodeos obscuros, y de tal manera, que podáys lleuar el entendimiento y sentido de la cosa a varias partes; y, co[n] todo esto, es lo más seguro de los dados el no jugallos; q[ue] no seáys claro en este le[n]guaje, otra vez os aco[n]sejo por el mucho [240] bie[n] q[ue] os amo, assí al ánimo como al cuerpo; y, en suma, ve[n]go a alabar en la satyrica la oración escura que tanto he sie[m]pre vituperado. Y con esto demos fin al maldezir.

¡Pues cómo!, dixo el P[inciano]. ¿No me dezís qué partes tiene la sátyra en su cuerpo y qué estilo deue seguir?

V[go] dixo: La sátyra pide estilo mediocre, y aun menor, y verso heroyco (hablo de la latina); co[n]sie[n]te vocablos baxos algunos y son menester para la irrisión; no tiene parte alguna ni principio ni fin: entra do se le antoja y comiença de adonde quiere, ex abrupto, como dize el latino. Y de la sátyra esto sea suficiente por agora.

Otro poquito, dixo el Pinciano, y preguntó: ¿Por qué la sátyra ha vsurpado el metro heroyco más que las otras especies de poética?

Vgo quedó vn poco pensativo, y F[adrique] dixo assí: La heroyca quiere gra[n]deza de ánimo, y la satyrica pide entereza de [241] costu[m]bres en el poeta; y, por el co[n]siguie[n]te, la vna y la otra le quiere[n] graue y seuero [pág. 503], y el metro heroyco es más co[n]ueniente a la seueridad y grauedad de la cosa.

Sí, dixo V[go], y más, q[ue] la heroyca tiene por fin el engra[n]decer y magnificar a la persona de que trata, y la satyrica, de aniquilalla y vituperalla: y de los contrarios vna misma es la doctrina, assí que, si a la épica co[n]uiene el metro heroyco, también conuendrá a la satyrica. Vamos al mimo, el qual se alçó con el nombre de la imitación que mimo esto quiere dezir; y el qual es vna mezcla de dithirámbica y cómica, porque dançaua y cantaua la persona sola, y, alguna vez, loores de Bacho como la dithirámbica, y mofaua y burlaua como la cómica. Salían las personas al exercicio de este poema teñidas las caras con hollín y vestidos de pieles de corderos, y assí hazía[n] su imitación de las costumbres que reprehendían; por lo qual algunos, y entre éstos Cicerón, los dixo ethólogos, [242] que quiere dezir imitadores de costumbres, y Aristóteles los llamó phálicos, porque traían vnos palos rol·liços; de cuya imitación dize él mismo(58) que es generación natural de la cómica, por el ridículo que contiene, lo qual, como es dicho, tiene en la cómica la parte essencial, qual, en la trágica, la co[n]miseración. Eran las personas imitadas en este poema sacadas de la hez del vulgo; no quiero dezir quiénes son agora éstos por no enojar a los viuos, mas diré quiénes eran en el tiempo passado en Roma, de los quales trae Horacio alguna parte en el sermón que comiença:

[Mimo]
Las compañías de los ambubayas,

Los mendigantes y farmacopolas,

Baladrones y mimos juntamente.

[pág. 504] Tristes están a causa de la muerte

de Tigello, cantor que, según fama,

Era para con todos muy benino.

El P[inciano] dixo: Mirad, señor lo que [243] dezís, que los farmacopolas son agora los boticarios, y ésta es gente muy honrada.

F[adrique] respondió: Otra cosa quiere allí dezir Horacio por farmacopola, a mi parecer, y es la gente que en Italia dize[n] salta in banco, y acá, en España, charlatanes, los quales se sube[n] en alguna mesa y, desde allí, pregonan sus yeruas y piedras de virtudes mentirosas. Mas, boluiendo a la narració[n] de Horacio, digo que, en aquel lugar, pone mimos como especie differente de las demás, digo, de los ambubayas, mendigos y balatrones: y assí me parece que aquéllos no son las personas mímicas, sino otras, como ve[n]tero, bodegoneros, ciegos, borrachos y assí desta manera; aunque co[n]fiesso poca differencia de los vnos a los otros, digo, que todos tienen en la república vn lugar muy baxo y ínfimo.

Mirad, dixo V[go], señor F[adrique], que yo te[n]go letura que ha auido mimos de más estado, porque fuero[n] del orde[n] equestre o de cauallería. [244]

Agora, respondió F[adrique], no habléys de las personas imitantes, sino de las imitadas, q[ue] ya sé que Lauerio fué cauallero, y q[ue], siendo de edad de 60 años, por ma[n]dado del César, ca[n]tó sus mimos y dançó en el theatro público: y sé lo q[ue] passó, después, de Publio Siro, sieruo, y lo demás q[ue] Macrobio cue[n]ta en sus Saturnales; mas este género de poema está muy oluidado, y, si algo dél ha quedado, anda entre los hombres de plazer o mezclado con la cómica. Vamos a la rústica poesía.

Vgo dixo [pág. 505]: Poco ay que dezir en ella más de lo dicho quando se habló de las especies o differencias generalmente, y es: que es dicha ansí porq[ue] es común imitación de gente rústica; en la qual imitación se deuen considerar las personas imitadas, porque muchas dellas no consienten imitación en el tiempo que exercitan su officio, y es menester ponerlos sentados, como los leñadores y aradores. Los viandantes, los pastores y los pescadores pueden ser imitados exercitando [245] su officio: éstos, porque tienen officio quieto, y aquéllos, porque pueden, hablando y razonando, hazer el suyo. A los cantos destos tales dizen Eglogas el día de oy, y aun antiguamente, aunq[ue] el nombre de églogas significa otra cosa más particular. El número de églogas no suele passar de diez; su estilo es humilde y toma siempre las metáphoras pocas q[ue] vsa del oficio dellos. Algunos pone[n] differencia de estilo entre los bucólicos o boyerizos y ovejeros y cabreros; y dan estilo mayor a los primeros, y mediano a los de en medio, y menor a los vltimos; y que, por ser los boyerizos pastores más nobles, dieron nombres de bucólicos a todos los poemas pastorales. Sea en hora buena, que no me parece cosa para nos detener en su disputa; y sea también que la imitación bucólica es por razón del sugeto más principal que todas las demás rústicas, digo, de los viandantes, pescadores, hortelanos, segadores, leñadores y los demás.

Egloga. Elegía.

Sigue la dicha elegía, la qual es, en general, [246] poema narratiuo, miserable, como antes diximos; y, agora aya tomado su origen de muertes de algunos, agora de las querel·las de los ama[n]tes, tiene varios sugetos segú[n] las lamentaciones del poeta y las causas dellas, por[pág. 506]que, agora se quexan, agora abominan los días y tiempos, agora hazen votos, agora cuentan sus vidas, agora lloran, agora en medio de sus lla[n]tos no caben de regozijo, y esto, especial, aco[n]tece a los amantes; dexo las co[m]paraciones q[ue] hazen d[e] sí a sus co[n]trarios, y au[n] las amenaças y maldiciones, y los acogimientos y alabanças de sus damas; y, en suma, el q[ue] quisiere poner en número determinado esta materia, podría poner el número de los pensamientos de los vacíos enamorados: la oración o lenguaje deste poema deue ser congojosa, dura y propia, cuyas sentencias no sean extraordinarias, ni mezcladas co[n] fábulas exquisitas. Fué, entre los latinos, marauillosa inue[n]ción para este poema el exámetro con el pe[n]támetro cuya juntura [247] de sylabas significa la miseria misma q[ue] tiene el q[ue] se lame[n]ta.

[Apólogo y alegoría]

Agora sigue el apólogo y alegoría, de la qual se habló en la épica y se acabará agora aquí, como en su centro. Digo q[ue] el apólogo no es otra cosa que poema común, el qual, debaxo, de narración fabulosa, enseña vna pura verdad; y este apólogo o alegoría está sembrado en gran parte de las principales especies de la poética, principalmente en la épica.

El Pinc[iano] dixo entonces: Pues si está co[n] las demás especies de poesía ¿para qué hazemos della especie diferente?

Vgo respondió: Con gran razón, porq[ue] aquí está la alegoría como en lugar principal y assiento propio, y en las demás está como acessoria; q[ue] las otras buscan deleyte con la doctrina, y ésta, oluidado de todo lo q[ue] es deleyte, solamente se abraca con lo que es vtil y honesto, que es la enseñança. Esto se vee en las fábulas de Esopo, las quales, oluidadas del deleyte q[ue] Aristóteles [248] busca y quiere en la épica [pág. 507], sólo atienden a enseñar; porque el gusto y sabor de la poesía, allende del metro, está en la imitación verisímil, de todo lo qual carece[n] muchos de los apólogos, que ni tienen metros, ni semejança a verdad, mas tienen mucha doctrina; de manera que se puede dellos dezir que, por seguir el fin, dexan la forma en cierta manera, o, a lo menos, dexan la perfección de la forma, q[ue] es la perfecta imitación; y ansí Aristóteles y Plutarcho quieren defender a Homero en algunas cosas de poca verisimilitud al parecer, diziendo que lo hizo Homero por la alegoría y doctrina sólida que enseña, como ya es dicho.

Fadrique dixo entonces: Essa materia de la defensa de Homero estaua muy tocada al principio de nuestra plática, a do no sólo queda Homero defendido, pero amigo con Plató[n]; y ansí me parece q[ue], por agora, no se trate más dello.

Dicho esto, quedó vn rato silencio entre [249] los tres compañeros, y después dixo el Pinciano: Cada día voy descubriendo más primores de la poética; y hallo que las fábulas apologéticas son vnas burlas muy de veras, y que las de la épica son vnas veras muy veras; y me ha venido a la mente dezir q[ue] la poesía no es estatua, ni dama, sino empanada repulgada q[ue] dixe, hecha de carne y con hiemas de hueuos.

Vgo prosiguió y dixo: Digo, pues, que esta alegoría de q[ue] hablo agora, es muy vtil y prouechosa a la vida humana y tanto, que la Sagrada Escriptura la vsa no pocas vezes. Tal fué la que el profeta Natán vsó con Dauid, quando le dixo del hombre que tenía vna sola oueja, y que otro se la auía tomado, y todo aquello que sabéys, por lo qual lo cal·lo. Y en el Nueuo Testamento también hallaréys [pág. 508] los Euangelios y el Apocalypsi llenos de alegorías diuinas, las quales la Iglesia madre aprueua, como antes se refirió. Torno al propósito, y digo que, destas figuras alegóricas, las que dezimos [250] apologéticas y que sólo atienden a la doctrina, no se obliga[n] ni quieren obligar a la verisimilitud, y ansí en ellas se pone plática y le[n]guaje en animales y aun en pla[n]tas y piedras; mas en las épicas, que no sólo atienden a la doctrina, sino, como Aristóteles quiere, al deleyte, es necessaria la, verisimilitud, porque las acciones que carece[n] désta fueron odiosas a Horacio, y aun a todo el mundo lo deuen ser.

Fadrique dixo: El señor Vgo ha dicho muy bien, por cierto, q[ue] la épica es imitación de historia, y el que en ella escriue disparates no imita a historia en manera alguna; ansí q[ue], en otras cosas del poema, aya variedad de opiniones si es perfecto o no es perfecto, se puede disimular, y en la imitación, de ninguna manera. Mas esta tierra está ya muy arada; passemos a otra no ro[m]pida.

Vn pedaço sólo queda, dixo Vgo, començado, mas no acabado de ro[m]per, dicho epigrama; dél han tenido no[m]bre algunos [251] poetas, como Marcial; el epigrama no es otro que vna breue descripción y demostració[n] de alguna cosa. Este poema no se reduze particularmente bien a alguno de los quatro principales, ni aun de los seys menos insignes, porque él se mete en todas las materias, acciones, lugares, tiempos y personas; y, en suma, él es como vna folla de todos los demás poemas, porque se hallan epigramas heroycos como aquel de Pausanias:

[Epigrama]

De los ufanos griegos vencedores

Truxo estas armas el vencido Eneas.

[Pág.509] Hállanse también trágicos, como el de Marcial, a do, hablando Leandro con las olas que le anegauan, dixo:

Dadme perdón, mientra que, al yr, doy priessa,

Y, mientra doy la buelta, dadme a fondo.

Haylos cómicos infinitos en Marcial, haylos satyricos, haylos en alabanças, y, en suma, los ay de todas especies de poética. Pide este [252] poema suma breuedad y agudeza suma, porque, no las teniendo, queda muy desabrido y enfadoso; que el concepto, si es largo, cansa, y, si boto, hiere como mazo; y con éste me parece auer acabado con la especies menores o menos principales de la poética, de las quales tomaron nombre algunos poetas.

El Pinciano dixo entonces: ¿Pues no dezís cosa alguna del estilo?

Ya está dicho, dixo Fadrique; que si el epigrama, puede entrar en todas las demás especies de poética y no es otra diferente dellas, claro es que seguirá el estilo de la especie que sigue; y que, en lo heroyco, será de estilo alto; y, en lo cómico, humilde; en lo lírico, florido; y ansí en los demás. Estos poemas breues se solían poner en algunos lugares sobre estatuas, declarando dellas alguna hazaña memorable, o significándola como mejor a cada vno parecía; esto fué al principio, y, después, tomó el no[m]bre mismo de epigrama qualquier otro poema que le pareciesse [253] en lo breue y agudo, sin que fuesse sobrescrito en parte alguna.

[Frag. 3.]

Dicho, dixo el Pinciano: Porque lo auéys dicho de sobrescrito, he venido en memoria del sobrescrito, o título, o inscripción q[ue] se da a los poetas; que, aunque sea fuera de propósito, recebiré mer[pág. 510]ced en que se me diga, y si en ello ay alguna regla cierta y orden que deua guardar el autor.

¡Ta, ta!, respondió Fadrique, sin duda el Pinciano quiere hazer algún libro; y digo que no pregunta fuera de propósito, ni aun del nuestro, porque, auiendo hablado de la poesía en general y de la manera que se ha visto, viene muy a razón y a cuento que se trate de la inscripción y títulos de los poemas; y es menester que Vgo prosiga comience a dezir algo en esta materia.

Vgo respondió que de buena volu[n]tad, y, luego, assí: Los títulos de las obras, o sean poéticas como no poéticas, se suele[n] tomar de muchos lugares: de la persona q[ue] se celebra, como la Eneyda de Eneas: [254] de la cosa q[ue] se escriue, como Meteoros; de la acción q[ue] se haze en ella, como Metamorphosis; del lugar ado[n]de, como la Ilíada; del tiempo, como los Fastos y los Días y Obras de Hesiodo, también se suelen tomar los títulos de la compostura y orden de los metros, como Epigramas, Líricas; y au[n] del modo de ca[n]tar, como Odas, Melos y de los inuentores, Anacreónticas; y de la semejança, como Philípicas de Cicerón: y aun del número como Tito Liuio a su histórica, Décadas, y Bocacio a sus fábulas, Decameró[n]; y podía ser oluidárseme alguna otra forma de títulos. Las comedias y tragedias muchas vezes suelen tomar dos títulos: vno, de la persona q[ue] en la acción tiene las partes principales, y otro, de la materia q[ue] contiene. Este mismo estímulo siguió la Trágica de Platón, la Cómica de Luciano; y otro, de la materia q[ue] co[n]tiene, assí como lo hizo Platón en su poema actiuo, graue y trágico, y Luciano en el suyo. cómico y ridículo. [255]

Calló Vgo, y, mirando al P[inciano], le pregu[n]tó de q[ué] estaua pensatiuo.

El P[inciano] respo[n]dió: Ya no lo estoy [pág. 511], y, si queréys saber lo q[ue] me hizo imaginatiuo, fué q[ue], no auié[n]dome acordado de la difinición y essencia poética, pensaua entre mí q[ué] tragedias de Platón y q[ué] comedias de Luciano eran las que dixistes.

Fad[rique] y Vgo se sonrieron vn poco del oluido del Pinciano, y se alçaron de la tabla a vna para yr a vn negocio común a ambos a dos. El Pinciano se fué a la posada, a escriuiros estas nueuas, con las quales os embía mil saludes. Fecha, vn día después de las Calendas de Agosto. Vale.

Respuesta de do[n] Gabriel a la epístola doze del Pin[ciano].

Dizen los naturales que no solamente es menester para q[ue] los sentidos hagan su obra la aplicación del objeto a ellos, sino ta[m]bién animaduersión y [256] ate[n]ción al objeto, q[ue], si ésta falta, falta ta[m]bié[n] la obra del sentido; esto os aco[n]tecerá muchas vezes: q[ue], yendo mira[n]do el rostro a vn ho[m]bre de vos muy conocido, no le veys, porq[ue] lleváys la ate[n]ció[n] en otra cosa. Esto mismo os aconteció co[n] los compañeros el día passado: que, sabiendo q[ue] ay poema satyrico, mímico y pastoral y los demás q[ue] el otro día me escriuistes, digo q[ue] no los vistes esta vez, mirando ate[n]to a otra especie de poética q[ue] era la heroyca, a la qual os veo inclinado por ciertas palabras q[ue] en vna carta vuestra extravaga[n]te lehí el día passado. Sea en hora buena; y proseguid en vuestra épica empeçada felizmente con más buena fortuna q[ue] Lucano y co[n] ta[n] buena como Virgilio hablo en el premio della, no digo como Homero, porq[ue] Homero ca[n]tó de dos varones, cuyos sucessores era[n] en su tiempo poco ilustres, q[ue], si lo fueran, sin duda alguna [257] él tuuiera mejor fortuna y que si fuera en tiempo de Alexandro Magno.

Y, dexado esto aparte, digo de vuestra carta [pág. 512] que me agradó mucho y agradara más si fuera más larga en la qual acabé de entender la mucha breuedad que vuestros compañeros han tenido en sus discursos. Más y más pudiera hablar de las quatro especies mayores y más de las seys menores, el que tuuiera gana de se alargar en la lengua: ellos han seguido co[m]pendio y yo también seguiré en ésta la suma dél.

[Frag. 1.]

Truxo, pues, la epístola vuestra tres fragmentos. El primero de los quales contiene la necessidad de los estudios menores para que los mayores crezcan con moderación y no arrojen el tallo tan vicioso, que pierdan del todo el fruto, como acontece en algunas partes de las Indias de Occidente, a do, por el mucho vicio de la tierra, el trigo se resuelue en larga caña y del todo pierde el fruto.

[Frag. 2.]

El segundo tiene las seys especies menores de la Poética, sobre las quales discurriremos [258] otro día más despacio, que, aunque en lo general y essencial es como lo escriuís, todauía os ha quedado lugar por algunas dudillas que podrán ser de passatiempo.

[Frag. 3.]

Contiene el tercero las inscripciones y títulos de los libros, que son harto varios y no nueuos; todo es harto bueno, y vos también lo estéys. Fecha, vn día antes de las Nonas de Agosto. Vale.

***


Proyecto de Edición Libro de notas

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Datos Bio-bibliográficos

Alonso López Pinciano

(Valladolid, 1547-1627)

Bibliografía escogida:

Philosophía antigua poética, Fundación José Antonio
de Castro, 1998

Enlaces:
Obras completas

Otras artes poéticas del autor:

Más información en la wikipedia: Alonso López Pinciano

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