Barroco - Otros barrocos - Francisco Cascales: Tabla poética tercera [in specie] De la tragedia, 1606
De la tragedia
PIERIO.- Dadme la diffinición de la tragedia, porque por ella sepa yo el officio del poeta trágico.
CASTALIO.- La tragedia es imitación de una actión illustre, entera y de justa grandeza, en suave lenguage dramático, para limpiar las passiones del ánimo por medio de la misericordia y miedo. Como yo lo digo lo dize Aristóteles. Ya avéis sabido qué cosa es imitación, y cómo la actión es una, entera y de justa grandeza, y en suave lenguage, que es el verso, y dramático, porque el trágico introduze siempre a otros hablando. Lo que de nuevo os conviene saber es cómo el poeta trágico, por medio de la misericordia y miedo, limpia los ánimos de las passiones, tratando su actión ilustre. La actión trágica es ilustre, magnífica, real y grande. Las cosas illustres, o son de personas buenas, o malas o medias. Déstas, solamente aquellas elige el trágico que son idóneas para mover a misericordia y miedo. Las actiones de los buenos no pueden causar terror y compassión, aunque más sean conduzidas a mísero y desastrado fin; porque no siendo por culpa o pecado suyo el infortunio o muerte que les suceda, será su fin de mal exemplo y será mal recibido de los oyentes, viendo que los buenos son castigados. Ni más ni menos, las actiones de los malos no produzen el effecto que buscamos de comiseración y terror, porque siendo malos, qualquier mal sucesso que les venga será tenido por justo y bueno; cuyo castigo no solamente moverá a lástima y horror, pero le alabarán y tendrán por bueno. Según esto, las personas que son en parte buenas y en parte malas son aptas para mover a misericordia y miedo; y es porque le parece al oyente que aunque el que padece merece pena, pero no tanta ni tan grave. Y esta justicia mezclada con el rigor y gravedad de la pena induze aquel horror y compassión que es necessario en la tragedia. Reliquum est (dize Aristóteles) ut ad haec maxime idoneus is habeatur, qui medius inter tales sit; is autem erit, qui nec virtute, nec iustitia antecellat, minimeque per vitium pravitatemve in ipsam infoelicitatem lapsus fuerit, verum humano quodam errore ex magna quidem existimatione, atque foelicitate quemadmodum Aedipus, Thyestes, caeterique ex huiusmodi generibus illustres viri. Si uno, siendo excelente en virtud y bondad, padece o es castigado, mueve a indignación contra la justicia de la tierra. Y si el facinoroso y malo padezca calamidad, siendo aquella calamidad y miseria por sus pecados, no es digno de conmiseración. Serálo, pues, aquel que padece por algún pecado hecho sin malicia, por imprudencia y por algún error humano. Dize el Filósofo en el tercero de la Ética que todas las cosas que los hombres hazen, o se an de llamar voluntarias, o no voluntarias. Voluntarias son las que provienen de la electión nuestra, no voluntarias son aquellas que hazemos forçados. Haze uno una cosa por fuerça de tres maneras: o compelido de la violencia, o por ignorancia, o por miedo de mayor mal. Esta división conviene a los poetas trágicos, para que sepan aptamente eligir y constituir la actión trágica; porque la actión violenta no pertenece a la tragedia, y la voluntaria mucho menos. Actión violenta es quando uno haze una cosa más de fuerça que de grado, como si un tirano me mandasse matar a mi padre, con tal que si le mato, quede yo salvo, y si no le mato, que yo muera. Voluntaria es quando maliciosamente y por culpa mía incurrí en la miseria que padezco. Ninguna destas actiones son dignas de compassión. Resta, pues, que sea aquella actión propria del trágico adonde por ignorancia padezco algún gran trabajo. Demás desto, se deve saber esta differencia de peccar ignorantemente, o por ignorancia. Ignorantemente pecaría, si un hombre gravemente enojado o beodo matasse a alguno, porque el enojado o beodo ignora por culpa suya lo que es justo y lo que conviene. Haze la cosa por ignorancia quien imprudentemente y sin saber que aquello que haze es malo, lo haze. Bien sabía Edipo que era grande delicto matar un hijo a su padre; pero quando le mató, ignoró ser aquél su padre. Estas y otras tales actiones toman los trágicos y las procuran imitar con gran cuidado, artificio. Otra cosa también se requiere en esta actión y persona trágica de que hablamos, que el pecado sea muy grave y enorme, y que cayga en la infelicidad de un alto grado de honor; porque si el pecado fuere leve y la miseria no grave, la comiseración también será poca, deviendo ser muy grande para que mueva los ánimos de los oyentes. Será, pues, grande, si la muerte que se intentare o cometiere fuere de hijo a padre, de hermano a hermano, de sobrino a tío, o al contrario; porque, siendo tanta la obligación de amor que se deven tener éstos, vendrá a ser gravíssimo el pecado y muy terrífico y comiserable; pero si matasse uno a su enemigo, poco terror y lástima podría causar. Aristóteles: Si hostis hostem obtruncet, obtruncatur usve sit, nequaquam miserabile illud orietur, &e. Y más abaxo: Perturbationes vero ipsae quando evenerint inter necessarios, veluti si frater fratrem, si filius patrem, mater filium, filius matrem, vel necet, vel necaturus sit, aut etiam tale quod facinus patret patratur usve sit, captandae sunt. Supuesto lo dicho, avéis de saber que ay quatro modos de actiones trágicas. El primero es quando uno comete el delito sabiendo lo que haze, como la Medea de Eurípides, que mató a sus hijos por tomar vengança de Iasón en ellos; modo cierto, simple y de poco artificio, y de menos conmiseración por ser conocida la maldad de quien la haze. El segundo modo es quando uno con ignorancia haze un pecado grave y después conoce la atrocidad del hecho por el parentesco que descubre y antes ignorava, como el Edipo de Sóphocles, que mató a su padre Layo no sabiendo que era su padre. El tercer modo es quando ignorantemente alguno va a acometer la maldad, y en el acometella reconoce y es avisado del pecado que intenta, y lo dexa de hazer. Sea exemplo desto la Ifigenia de Eurípides, que aviendo de sacrificar a su hermano Orestes, le reconoció, y reconocido, no le degüella. El quarto modo es quando uno, sabiendo la cosa, la acomete y no la acaba, lo qual (como dize Aristóteles) es grande absurdo, como cosa no trágica y agena de perturbación; y por otra parte, llena de maldad. Y por tanto, esta tal actión nadie la sigue, o alomenos es muy rara, como en la Antígone de Sóphocles, donde Hemon arremete a su padre Cleonte con la espada desnuda para matarle y no le mata. En fin, destos quatro modos, el mejor y más trágico es hazer el pecado con ignorancia. Después déste, acometer el pecado con ignorancia, y en reconociéndole, abstenerse dél. En tercer grado viene hazer el pecado con sabiduría. El quarto y peor modo es intentar el pecado con sabiduría dél y no effectuarle.
PIERIO.- Ya sé que dan materia a la tragedia los casos terríficos y comiserables; y que la fábula que no moviere a misericordia y terror no pertenece al poeta trágico. Sé también que fuera de la fábula, las costumbres, sentencia y dictión son comunes a todo género de poesía, de que arriba avéis hablado largamente. Ya me parece que los preceptos destas generales partes los sabré yo acomodar. Tras esto, ¿qué se sigue?
CASTALIO.- Deteneos un poco aquí, por vida mía, antes que passemos adelante y dezidme si tenéis algo que dudar.
PIERIO.- No se me offrece nada, y deve ser por no tener bien entendida esta materia; porque esto que avéis preceptado conforma con lo que vulgarmente se dize, que la tragedia a de acabar en muerte y la comedia, no.
CASTALIO.- No es del todo verdadera essa opinión, porque aunque por la mayor parte la tragedia a de acabar en muerte o en otra qualquier gran infelicidad, no es siempre esto necessario, que también puede tener un fin felice y alegre. La fábula trágica tiene tres divisiones. Primeramente, ay fábula simple y doble. Simple, quando de un alto y excelente grado se viene a una gran miseria; y éste es el más verdadero y trágico caso de todos. Y engáñanse los que otra cosa piensan, como se engañaron los que antiguamente reprehendieron al poeta Eurípides porque siempre acabava sus tragedias en infelicidad. Affírmalo Aristóteles: Quam ob rem illi quidem decipiuntur ob id ipsum quo Euripidem damnant qui in tragoedijs suis illud observat, earumque plures in infoelicitate terminentur, id quod omne ex arte est. Llámase doble aquella tragedia donde ay mudança de infelicidad en felicidad, no en una persona, sino en diversas, quando un vando principal de la tragedia, de prosperidad cae en miseria, y otro, de miseria en prosperidad, como en la Ulissea de Homero, donde Ulisses, de muchos trabajos viene a suma gloria, y los galanes de Penélope, de felicidad a suma miseria. Y acabar la tragedia en prosperidad no es de doctos poetas, sino de hombres que miran y tienen respeto al gusto del teatro, y no al oficio del poeta. Que el fin alegre no es proprio de la tragedia, sino de la comedia. Aristóteles: Huic sane proprias tribuit theatralis imperitia. Quippe vates hanc auram sequuntur componentes quidem ad vota spectatorum, caeterum voluptas illa non tragoediae, sed comoediae propria est. De otro modo es doble también la fábula quando en ella ay personas ilustres y humildes, como el Amphitrión de Plauto. Y a ésta llaman algunos tragicomedia, pero falsamente; porque la poesía scénica no abraça más que a la tragedia y comedia. Y si la fábula tiene materia trágica, acabando en felicidad, será tragedia doble; y si tiene materia cómica con personas graves y humildes, será comedia doble; y desta manera es el Amphitrión de Plauto.
PIERIO.- ¿Cómo descansáis aí y no me dezis essotras dos particiones?
CASTALIO.- Porque no hazen a nuestro propósito; y porque tratando arriba de la fábula, las declaramos quando diximos que la fábula era simple y compuesta, patética y morata: simple, la que no tiene reconocimientos ni casos inopinados; compuesta, la que los tiene; patética, en la que más se señalan las passiones del ánimo; morata, en la que se descubre más las costumbres.
PIERIO.- ¡Válame Dios! Luego según esso no son comedias las que cada día nos representan Cisneros, Velázquez, Alcaraz, Ríos, Santander, Pinedo y otros famosos en el arte histriónica; porque todas, o las más, llevan pesadumbres, revoluciones, agravios, desagravios, bofetadas, desmentimientos, desafíos, cuchilladas y muertes, que aunque las aya en el contexto de la fábula, como no concluyan con ellas, son tenidas por comedias.
CASTALIO.- Ni son comedias ni sombra dellas. Son unos hermafroditos, unos monstruos de la poesía. Ninguna de essas fábulas tiene materia cómica, aunque más acabe en alegría.
PIERIO.- A lo menos llamarse han tragicomedias.
CASTALIO.- ¡Quita allá! ¿No os e dicho poco a el vicio de las tragedias dobles y comedias dobles?
PIERIO.- ¿Luego serán comedias dobles?
CASTALIO.- Ni por pensamiento; por que la comedia doble es aquella que lleva algunos príncipes y personas ilustres, juntamente con las humildes; pero a de tener sugeto cómico y acontecimientos de donde se pueda sacar la risa y pasatiempo.
PIERIO.- Llamémoslas, pues, tragedias dobles; ya que el cuerpo de toda la fábula es trágico y para en felicidad.
CASTALIO.- Apretáisme de manera que no os puedo negar esso. En fin, son tragedias dobles, que es tanto como dezir malas tragedias. Y aun este nombre les doy de mala gana, porque tienen muy poco de sugeto trágico con que se a de mover a misericordia y miedo.
PIERIO.- ¿Pues tan faltos son de entendimiento los poetas de España, que no aciertan a hazer una buena comedia?
CASTALIO.- ¿Faltos de entendimiento? Absit. Antes, en caudal de entendimiento se aventajan a las demás naciones. Pero los poetas estrangeros (digo), los que son de algún nombre, estudian el arte poética y saben por ella los preceptos y observaciones que se guardan en la épica, en la trágica, en la cómica, en la lýrica y en otras poesías menores. Y de aquí vienen a no errar ellos, y a conocer tan fácilmente nuestras faltas. ¿Entre nosotros, qué poeta ay, aun de los más famosos (excepto siempre los doctos), que nos diga qué cosa es soneto y qué obligaciones tiene? Sacadme desta materia, que me ponéis los bolos para murmurar, siendo cosa tan fuera de mi costumbre.
PIERIO.- Pues bolved a tratar de vuestra tragedia, aunque bien poco os deve faltar, estando, como están, declaradas las partes essenciales della y su diffinición.
CASTALIO.- No olvidemos aquella consideración del gran Peripatético: Universa vero Tragoedia partim solutione continetur; quae extra sunt, & aliqua praeterea quae intra habentur, plerunque connexio continet, reliqua vero solutio. Toda la tragedia el poeta la a de considerar dividida en dos partes: en connexión y solución. La connexión abraça buena parte de la actión principal y la mayor parte de los episodios; y la solución lo demás, aunque el poeta a de prescrivirse y asignarse una meta o término hasta donde vaya en crecimiento la fábula. Que para dezillo breve, es quando se trueca la fortuna de la persona fatal, de felicidad en miseria, o al contrario. Hasta llegar a esta mutación se llama connexión; y della al remate de la tragedia se llama solución. Quatro géneros de tragedias ay, como sabernos: de un modo, compuesta, patética y morata. Mire el poeta de qué género es la tragedia que escrive, y haga copia de las cosas tocantes al genero de su fábula, y arrímese siempre al género en que más bien y más felicemente escrive, y aquél siga, si quiere merecer el aplauso del teatro. Para que uno sea excelentíssimo trágico, a de saber igualmente hazer qualquiera destos quatro géneros de tragedias, docta, galana y artificiosamente. Será menos perfecto el que tuviere excelencia en el un género no más.
PIERIO.- Galán precepto es este de la connexión y solución.
CASTALIO.- ¿Sabéis qué tanto? Que estas dos partes hazen una o diferente la tragedia, aunque sean hechas de un mismo argumento muchas. Pero deste punto yo trataré más extensamente luego en la comedia.
PIERIO.- A lo que yo veo, toda la fuerça y difficultad de constituir bien la fábula está en la connexión, que acabada éssa, lo demás, ello se va cayendo de su estado hasta dar en el centro.
CASTALIO.- Señor, no, no es assí esso. Oíd al eruditíssimo Robortelo: Multum est in utraque elaborandum. Multi enim Poetae sunt qui apte connectunt, sed parum apte postea solvunt Fabulam. Mucho se a de trabajar en estas dos partes, porque muchos poetas ay que atan bien y desatan mal. A esto haze famosíssimamente aquel lugar de Cicerón en el primer libro de las Epístolas familiares ad Q. fratrem: Illud te ad extremum, & oro, & hortor, ut tanquam Poeta boni, & actores industrij solent sic tu in extrema parte, & conclusione muneris, ac negotij tui diligentissimus sis; ut hic tertius annus imperij tui tanquam tertius actus perfectissimus, atque ornatissimus fuisse videatur. «Finalmente (dize) te ruego, hermano, y exorto que como los buenos poetas y representantes curiosos suelen, assí tú en la extrema parte y conclusión de tu cargo seas diligentíssimo; de manera que este tercero año de tu imperio, como el tercer acto, parezca a todos muy perfecto y muy gallardo.» ¿No avéis oído dezir, Pierio, «El mejor bocado para la postre»? Assí a de ser la fábula, que si fue buena en la connexión, sea mucho mejor en la solución, por que muchas vezes acaece perderse toda la hermosura de la fábula por andar floxo el poeta en la solución.
PIERIO.- Mucho me encaxa esso, pero la autoridad de Cicerón en parte parece manca y aun impugnamente.
CASTALIO.- ¿Cómo, o dónde?
PIERIO.- Dízele a su hermano que le importa mucho acabar bien su officio, como lo hazen los buenos poetas, que hazen mejor que todos los demás el acto tercero. Éste no es el último. ¿Vos no lo veis?
CASTALIO.- Tres maneras hallo de divisiones acerca de la fábula: una, como vamos aora diziendo, connexión y solución; otra en cinco actos, inventada por los gramáticos para distinctión y claridad del poema, pero no mira esta división a la essencia de la fábula; otra es prótasis, epítasis y catástrofe. Assí también entre nosotros se divide aora la fábula en tres jornadas: la primera, donde se entabla la fábula; la segunda, el aumento della con nuevos casos; la tercera, la que propriamente llamamos solución. Cicerón, pues, consideró estas tres jornadas o actos, y assí contó el tercero por último, como lo es.
PIERIO.- Agora se me a venido al pensamiento (no sé si es muy a propósito) cómo en España no se representan tragedias. ¿Es, por ventura, porque tratan de cosas tristes, y somos más inclinados a cosas alegres?
CASTALIO.- Muy a proposito avéis dudado, y yo quería ya venir a las partes quantitativas de la tragedia y me avía olvidado esse punto. En el escrivir la tragedia, aun los que saben bien el arte andan con mucho tiento, y assí por no caer en las manos de los detractores, rehúsan este género de poesía. Que el tratar cosas tristes no puede ser causa de esso, pues dexamos arriba provado que la tragedia deleita por medio de la imitación. Que aunque es verdad que quando veis un toro en el cosso que arrebata al hombre y lo arroja una vez y otra sobre los cuernos, y a puras cornadas le haze pedaços, este acto visto y oído causa gran dolor y lástima. Hazed vos a un pintor excelente que os pinte un lienço desse acto, y veréis quanto contento recibís de ver todo esso pintado al vivo como passó. Assí, quando vos pintáis y escrivís el desastre o la muerte del otro, la imitación bien hecha del caso satisfaze y agrada infinito a nuestro entendimiento. Y si hablamos destotro contento más material, que procede de causas ridículas, el trágico también puede traerlas algunas vezes con que entretenga a los oyentes. Y estos entretenimientos llama Horacio sátyros, aunque no son tan humildes como los de la comedia. El trágico poeta, que por premio de su obra un cabrón glorioso lleva, introduxo los sátyros desnudos, salva la gravedad de la tragedia, porque, aunque grave, conoció ser justo entretener con agradables juegos al bien bevido, alegre y libre oyente.
Y más abaxo prosigue: No es digna de arrojar ligeros versos la tragedia; mas quando libres sátyros introduxere, haga diferencia, como haze la matrona grave, si es sacada a dançar en el sarao. Pisones, quando escrivo algunas gracias de sátyros, no hablo solamente palabras proprias y desadornadas, a cada cosa dándole su nombre; ni de los trágicos colores graves tanto me aparto, que de ver no se eche quánto difieren el criado Davo y Phitia osada, que robó el dinero a su amo Simón, personas cómicas, y aquélla del satýrico Sileno, ministro del dios Baco y ayo suyo.
PIERIO.- Ya no os queda más que tratar que las partes quantitativas de la tragedia.
CASTALIO.- A essas las llama Aristóteles prólogo, episodio, éxodo, choro. Prólogo es una parte de la tragedia donde se arma y asienta la fábula, abriendo las çanjas y fundamentos de la actión que se imita. Episodio es lo que se representa entre choro y choro. Éxodo es la última parte de la tragedia, después del qual no puede haver choro. El choro, unas vezes cantava, otras hablava. Quando cantava, cantavan todos; quando hablava, uno del choro, no más. A vezes se dividía el choro en dos partes, y se iva la una y quedava la otra. El choro contenía quinze personas, y a vezes se repartían en tres bandos de cinco en cinco. Este choro, ya era estable, ya mudable; quiero dezir que ya cantava andando, ya parado. El officio del choro era lo que dize dél nuestro Horacio: Haga las partes y el officio el choro de un buen varón: no cante entre acto y acto sino cosa que importe y sea a propósito. A los buenos socorra; a los amigos aconseje; componga los airados; ame los virtuosos y devotos; alabe mucho de una pobre mesa los escassos manjares; encomiende la justicia divina, humanas leyes; abra las puertas de la paz tranquila; guarde el secreto encomendado; ruegue a los dioses, humilde, que se trueque la próspera fortuna de los malos con la mala y adversa de los buenos.
Y con esto baste, que lo de los actos y scenas y personas en la comedia, se dirá; pues son comunes a entrambos estos dos poemas.
PIERIO.- No avéis dicho de quánto tiempo a de ser la actión trágica, ni quánto a de durar su representación.
CASTALIO.- Dígolo, pues, con Aristóteles: Tragoediae quidem intra unius potissimum solis, vel paulo plus, minusve periodum actio est. «La acción trágica, dize, (y lo mismo entended de la comedia) es actión de un día, poco más o menos.» Esta ley la veréis observada en los latinos y los griegos, assí cómicos como trágicos. De tal manera, que quien más larga actión a tomado, a sido de dos días. Siendo esto assí, ¿no os reýs de nuestras comedias? Que entre otras, me acuerdo aver oýdo una de San Amaro, que hizo un viaje al Paraíso donde se estuvo dozientos años, y después quando bolvió a cabo de dos siglos hallava otros lugares, otras gentes, otros trages y costumbres. ¿Qué mayor disparate de que esto? Otros ay que hazen una comedia de una corónica entera; yo la e visto de la pérdida de España y restauración della.
PIERIO.- Bien se ve que tomando el poeta una actión tan larga, lleva las cosas muy atropelladas, corriéndolas al galope sin dar lugar al ingenio. Pero también me parece que es poco tiempo un día y dos días.
CASTALIO.- No es, si bien lo consideráis. Porque como el trágico y el cómico hazen verdadera imitación, pues no meten narraciones como el heroico, que habla de su persona propria, sino que introduzen personages que van representando las cosas activamente como ellas se suelen hazer; de aquí viene que la comedia y la tragedia no pueden abraçar actión grande ni tienen licencia de dexar lagunas y espacios entre el principio de la actión primaria y su fin. Y siendo la actión principal corta, fuera de que puede ser imitada y representada con descanso y a sabor del ingenio poético, se pueden traer con facilidad episodios para ornamento de la poesía y delectación de los oyentes. Quando el poeta se estendiesse a una actión, quando mucho de diez días (aunque será ecceder del precepto de Aristóteles), paréceme que se podría sufrir. Porque si, como dizen algunos maestros de la poesía, de una epopeia se pueden hazer y sacar veinte tragedias y comedias, y la epopeia (quando menos) comprehende tiempo de un año, luego haziendo la prorrata del tiempo, no será mucho dar diez días a una tragedia o a una comedia. A quien no le pareciere bien esta razón, téngase a las crines de la ley, que más vale errar con Aristóteles que acertar conmigo. El tiempo que ha de durar en su representación una comedia o tragedia es tres horas, poco más o menos. Y si os parece, con esto demos fin a la tragedia.
PIERIO.- Me parece y me agrada, como me pesara de aver perdido por corto lo que al presente e ganado por importuno.
Datos Bio-bibliográficos
Francisco Cascales
(Murcia, 1564-1642)
Bibliografía escogida:
Discurso de la ciudad de Cartagena, Ayuntamiento de Cartagena, 1998
Epístola de Horacio Flaco sobre el arte poética…, Academia
Alfonso X el Sabio, 2000
Tablas poéticas, Espasa Calpe, 1975
Enlaces:
Epístola
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Discurso de la ciudad de Cartagena
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