Barroco - Otros barrocos - Francisco Cascales: Tabla poética cuarta [in specie] De la comedia, 1606


De la comedia

PIERIO.- A lo que yo imagino, ancho campo tenéis donde correr agora en la comedia, que es lo más praticable que tenemos de la poesía y adonde más exercitados están los poetas españoles.

CASTALIO.- Si no uvieran precedido tantas cosas dichas de la poesía in genere, sin duda sudáramos agora, y no poco. Pero con las premissas que tenemos, seré más breve de lo que vos pensáis, aunque no dexaré cosa que a la essencia de la fábula cómica convenga.

PIERIO.- Pues ¿qué cosa es la comedia?

CASTALIO.- La comedia es imitación dramática de una entera y justa actión humilde y suave, que por medio del passatiempo y risa, limpia el alma de los vicios.

PIERIO.- Ya como estoy medio enseriado, casi me atreveré a declarar buena parte desta diffinición. Que sea imitación la comedia consta, porque no sería poesía si le faltasse la imitación. Que sea dramática, véese claro, pues el poeta cómico nunca habla él proprio, sino que siempre introduze otros que hablen. Que sea de una actión, ¿quién lo duda? Pues queda dicho que no a de tomar el poeta a imitar sino sola una actión y que ésta no a de ser simple, sino compuesta de otras actiones accessorias que llaman episodios, insertos en la principal de tal manera que todas juntas miren a un mismo blanco, y acabada la principal, queden todas acabadas. Que sea entera, también lo entiendo; queréis dezir que conste de principio, medio y fin. Que sea justa, es que tenga justa y competente grandeza la obra poética. Que sea humilde y suave, pienso yo nos obligáis en esso a que la comedia se haga con estilo humilde, fácil y agradable.

CASTALIO.- Parad un poco. Hasta aquí avíades andado hecho otro Horacio. En las dos últimas propriedades de la comedia, que son humilde y suave, aunque no os puedo reprehender, no os devo alabar. Verdad es que el lenguage de la comedia a de ser humilde y familiar, poco más de como comúnmente se habla. Pero ser humilde la actión de la comedia dize que tenga personas humildes. De modo que las personas que constituyen la fábula cómica son gente popular, que a lo sumo sean soldados y mercaderes, y antes de aquí abaxo que de aquí arriba. Y siendo la actión de officiales, truhanes, moços, esclavos, rameras, alcahuetas, ciudadanos y soldados, será también el lenguage ordinario, conviniente en fin a esta gente. Será suave, no sólo por ser la frasis fácil y agradable, sino principalmente porque la comedia a de ser compuesta en verso, que es la cosa más suave que pueden oír nuestras orejas.

PIERIO.- Aquí se me ofrecen dos cosas. La una, que pues vos avéis dicho atrás que ay imitación poética sin verso, ¿cómo dezís agora que esta poesía es suave porque se a de componer en verso? La otra, que Plauto hizo su Amphitrión no sólo con cavalleros illustres, pero aun con dioses. Y yo sé que entre los romanos huvo comedias pretextatas y trabeatas, que eran de gente principal y illustre. ¿Cómo agora dezís que las personas cómicas an de ser humildes?

CASTALIO.- A lo primero digo que aunque no es forçoso el verso para que la poesía sea poesía, ayuda mucho para el ornato y suavidad del poema. Y qual sabéis, lo que yo trato desde el principio es de la poesía métrica, y no de la otra, como menos usada y menos agradable. A lo segundo digo que para ser una comedia perfecta, a de ser actión de gente humilde. Y sin Aristóteles, lo dize también la razón; porque si el fin de la comedia es limpiar el alma de los vicios por medio del passatiempo y risa, los hechos de los principales y nobles cavalleros no pueden induzir risa. ¿Pues quién? Los hombres humildes: el truhán, la alcahueta, el moço, el vegete, el padre engañado, el hijo engañador, la dama taymada, el amante novato. Los acontecimientos déstos, y sus contiendas y porfías mueven a contento a los oyentes. Si un príncipe es burlado, se agravia y offende; la offensa pide vengança, la vengança causa alborotos y fines desastrados. Todo lo qual es puramente trágico. Según esto, la gente baxa es la que engendra la risa. Siendo, pues (como dixe), el fin de la poesía cómica desengañar el mundo con actiones ridículas, síguese que la comedia a de ser actión de gente humilde, y quanto más se levantare a mayores, tanto peor será la comedia. ¿Sabéis con qué passaría yo y lo llevaría no mal? Con que la principal actión sea de gente humilde, aunque los episodios fuessen de cavalleros illustres, como lo hizo Homero en su Ulissea, que la principal actión fue illustre y muchos episodios de gente humilde, hasta introduzir porcarizos.

PIERIO.- ¿Qué nos queda de la diffinición, a mí por entender, y a vos por interpretar?

CASTALIO.- Nada. Porque de camino avemos dicho que el fin de la comedia es induzir buenas costumbres y expurgar los vicios por medio de la risa, con que se da fin a la diffinición. Siendo, pues, éste su fin, su materia será todo acontecimiento apto y bueno para mover a risa. Y el officio del poeta cómico será deleitar y mover a los oyentes con ridículas actiones. Tras esto se sigue lo ordinario, que es la fábula, costumbre, sentencia, dictión. Desto tampoco será menester tirar lexos la barra, como cosa tan repetida y común a todas las poesías. La fábula es una, entera y de justa grandeza. Esto ni más ni menos importa a la fábula cómica, que no pueda el cómico abraçar más que una actión de una persona fatal (persona fatal es aquella a quien principalmente mira la comedia), y esta actión deve ir acompañada de otras para ornato y engrandecimiento suyo, atadas con ella con los lazos del verisímil possible y necessario, y de tal modo entre sí vinculadas, que si una parte déstas se quitasse o mudasse, quede el todo desbaratado y manco. Assí que la fábula cómica consta de la principal actión y de episodios, que es lo mismo que emos dicho de la epopeia y de la tragedia.

PIERIO.- Dadme por mi gusto agora un exemplo de la comedia donde se conozca distincto y separado el hecho principal de los episodios.

CASTALIO.- Que me plaze. Veis aquí todo el contexto de la Andria terenciana en general. Cremes, un ciudadano honrado de Athenas, tenía dos hijas: la una, tenía por perdida o muerta; la otra, prometió de dársela por muger a Pámphilo, hijo de Simón. Después, hallando que Pámphilo andava enamorado de una donzella tenida por forastera y por hermana de Chrisis ramera (aunque en efeto era la encubierta hija de Cremes), estorva el casamiento. Y las bodas que se aparejavan se desbaratan. Cremes rehúsa que Pámphilo se case con su hija, que pensava ser única y sola. Simón finge que porfía en que el casamiento venga a effecto, y con esto tienta el ánimo del hijo, si rehúsa el casarse por estar enamorado de la hermanilla putativa de Chrisis. Pámphilo, viéndose apretado del padre, no sabe qué hazerse, que aunque le respeta, le parece cosa dura dexar la muchacha que ama. Al fin, por consejo de Davo, obedeciendo al padre, promete casarse con harto miedo y peligro. Simón, su padre, se torna a ver con Cremes, y el casamiento que avía intentado de falso lo efectúa, quedando assentado entre los dos. El mismo Davo, pariendo la muchacha que se dezía Gliceria, haze de manera que Cremes despida al desposado, y Pámphilo salga de peligro. En tanto, no cessando Simón de procurar la execución del matrimonio, Critón viene de Andro a Athenas, y descubriendo el hecho, dize que Gliceria es Passíbula, hija de Cremes, tenida por muerta; y reconocido esto, se desposa con Pámphilo. Ay en esta comedia no pocos episodios. La actión primaria es fingir Simón de querer casar a su hijo Pámphilo con la hija de Cremes, por ver si está enamorado; Pámphilo rehusarlo, y por no desagradar al padre, obedecerle por consejo de Davo, y después que ve Simón que su hijo consiente, hazer verdadero el casamiento falso. Todo esto es de la fábula. Fuera de la fábula son estos episodios. Al principio, la declaración que se haze de la vida passada y presente de Pámphilo, y las causas porqué Cremes rehúsa al yerno; luego, las cosas que cuentan de Chrisis; luego, el amor de Carino; luego, los aparejos del parto; luego, el tormento de Davo; y en fin, la venida de Critón a descubrir que Gliceria es la hija perdida de Cremes, llamada Passíbula. Ya avéis visto asidos y hermanados los episodios con la principal actión, de tal suerte, que no se puede quitar ni mudar parte ninguna sin quedar el todo destruido. También avéis visto distinctos los episodios del argumento. ¿Queréis más acerca desto?

PIERIO.- Un escrúpulo me queda. En el título o inscripción dessa comedia se dize que fue de Menandro, poeta cómico griego. ¿Cómo vos y todos la llamáis el Andria de Terencio? Que aunque Anguilara traduxo a Ovidio en las Metamorfoses, la traductión se dize de Anguilara, y las Metamorfoses de Ovidio; y assí corre esta cuenta por los demás traductores. En la misma manera, se deve llamar esta Andria de Menandro, y traductión de Terencio.

CASTALIO.- Según lo que vamos tratando, la fábula contiene actión principal y episodios. La actión principal que vos halláis en otro poeta la devéis guardar y retener entera, porque ya el argumento es público, y no es lícito alteralle. Los episodios con que crece y se adorna la comedia podéis variallos libremente, y si ay unos en Terencio, fingir vos otros. Y también, pues la fábula se divide en connexión y solución, aquel mismo argumento lo podéis vos atar y desatar de otra manera de como está en Terencio. Lo mismo hizo Terencio con el Andria y con las otras que de los argumentos de Menandro compuso.

PIERIO.- Y se dexa entender esso bien, que assí como de un mismo evangelio haze un predicador un sermón con una disposición y solución, y otro con otra, y otro con otra differente, assí muchos poetas de un mismo argumento de Terencio o de Menandro podrán hazer differentes comedias, y cada uno se podrá llamar dueño y autor de la que hizo. Y aun es una prueva de ingenios no mala, pues la competencia es piedra aguzadera, donde se afilan los entendimientos y caudales de cada uno. Huelgo de saber essa traça para hazer mío lo que fue ageno, sin que ningún malévolo me pueda acusar el hurto.

CASTALIO.- Fuera de que Horacio nos enseña esso en su Arte, en Terencio lo vemos a vista de ojos, cuyo prólogo dize en el Heautontimorumeno: Ex integra Graeca integram Comoediam, hodie sum acturus Heautontimorumenon, duplexque ex argumento facta est simplici.

«Oy (dize el prólogo) os tengo de representar la comedia Heautontimorumeno entera, sacada de otra entera griega, la qual se a hecho doble de argumento simple.» Es de ver lo que varían en esto, o por mejor dezir desvarían los comentadores. Dize Guidon que es doble porque tiene dos viejos y dos moços; dize Servio que es doble porque fue hecha en dos lenguas, griega y latina. Y quien más me espanta es Iulio César Scaligero, varón doctíssimo, el qual declara este lugar en el principio del Hipercrético desta manera: «Esta comedia se representó en las fiestas megalenses, y assí la mitad desta comedia se recitó el día de la fiesta por la tarde, y la noche se gastó en los juegos; y la otra mitad se representó al alba. Hízose una como si se hicieran dos.» Hasta aquí es de Scaligero. ¡Válame Dios, y qué de caminos ay para errar! Ni con estas interpretaciones se prueva el intento del prólogo, ni la verdad de la cosa. Ciertos poetas murmuravan de Terencio, diziendo que aquella comedia y otras que hazía eran agenas, sacadas, en effecto, de Menandro, y que por el mismo caso no merecía gloria ninguna. Defiéndele Caliopio diziendo: «Verdad es que el argumento desta comedia y el de Menandro es uno, pero la comedia es otra por la diferencia que tiene de los episodios y traça.» Y assí dize más abaxo: «Novam esse ostendi. Ya os e provado que es nueva, porque aunque es el argumento de Menandro, por la nueva connexión y solución que yo le e dado, es nueva y por consequencia mía, y no de Menandro.» De la misma manera se defiende en el Andria: Menander fecit Andriam, & Perinthiam, qui utramvis norit, ambas ipse noverit; non ita dissimili sunt argumento, tamen dissimili sunt oratione factae, ac stilo.

«Menandro (dize) compuso la Andria y Perinthia. Quien supiere el argumento de la una o de la otra entenderá las dos; casi no se differencian en el argumento, pero tienen differente traça y estilo.» ¿Veis cómo aquellos intérpretes (salva su buena opinión) erraron el golpe? De aquí sacaremos tres conclusiones. La primera, que la fábula se compone de argumento simple y episodios. La segunda, que el argumento una vez notorio y público no se puede mudar, y los episodios sí, a beneplácito del poeta. La tercera, que con nuevos episodios y nueva connexión y solución, viene a ser nueva la comedia o qualquier otro poema.

PIERIO.- También me diréis que la fábula cómica es morata y es patética, y que es simple y compuesta, y que es de un modo y doble. En esto concuerda con la tragedia.

CASTALIO.- Assí es. Y repitiéndolo sumariamente: Fábula morata es donde particularmente se pintan las costumbres, y la cómica más que ninguna lo es por lo poco que tiene de casos lastimosos. Patética es donde las passiones del ánimo se manifiestan más. Fábula de un modo es quando en la comedia no se halla persona que no sea cómica. Y doble es aquella en que juntamente con las personas humildes se introduzen heroicas y divinas.

PIERIO.- De suerte que para la perfectión de la comedia importa que todas sean personas humildes. Ya os e oído antes tratar desto y lo entiendo bien; mas pregunto: ¿No será doble también si la actión en parte fuere trágica y en parte cómica, como si en ella uviesse desgracias y acabasse en felicidad, y a esta tal la llamaríamos tragicomedia?

CASTALIO.- Si otra vez tomáis en la boca este nombre, me enojaré mucho. Digo que no ay en el mundo tragicomedia, y si el Amphitrión de Plauto se a intitulado assí, creed que es título impuesto inconsideradamente. ¿Vos no sabéis que son contrarios los fines de la tragedia y de la comedia? El trágico mueve a terror y misericordia; el cómico mueve a risa. El trágico busca casos terríficos para conseguir su fin; el cómico trata acontecimientos ridículos. ¿Cómo queréis concertar estos Heráclitos y Demócritos? ¡Desterrad, desterrad de vuestro pensamiento la monstruosa tragicomedia, que es impossible en ley del arte averla! Bien os concederé yo que casi quantas se representan en essos teatros son dessa manera; mas no me negaréis vos que son hechas contra razón, contra naturaleza y contra el arte.

PIERIO.- ¿Pues no me dixistes poco a que algunas vezes podría recebir la comedia personas illustres, como fuesse en algunos episodios y no en la actión principal?

CASTALIO.- No dixe que lo hiziérades, sino que si lo hiziéssedes, passaría por ello. Mas no permití que estos personages graves alboroten la comedia, sino que sean huéspedes pacíficos y sin ruido. Y más os digo de nuevo que aun de las personas humildes ay algunas que no las admite la comedia.

PIERIO.- Ya es mucho ponernos en pretina. ¿Y quáles son éssas?

CASTALIO.- Guarda (amigo Pierio) la comedia cierta estrecha clausura que no permite salir al tablado donzellas, casadas, ni viejos de mal exemplo. Dize Minturno y dize Cinthio en sus poéticas que el cómico no deve introduzir donzellas, porque la comedia por la mayor parte es lasciva, y en ella intervienen alcahuetas, rameras, truhanes y otras semejantes personas de torpe y deshonesto trato. Y assí parece que no conviene al decoro de una donzella muchacha conversar con esta gente, tanto más por ser hijas de padres humildes, las cuales no tienen costumbre de hablar en público, porque ponen en juizio su honor, y en sospecha su fama. Al contrario es en la tragedia, que las donzellas son illustres y muy señoras, y se traen consigo essa licencia de parlar con todos, sin perjuizio de su opinión. Principalmente que les es lícito tratar amores, de donde resulte algún trabajo y perturbación grande, como cosa anexa a la tragedia. Y si a caso la comedia admite alguna donzella libre, es siendo tenida por esclava; y éstas al fin son reconocidas de sus padres y dadas en casamiento a sus amantes. Tampoco deven entrar en la comedia mugeres casadas, digo tocadas de passión amorosa, porque ultra de ser de mal exemplo, de sus amores se siguen zelos, escándalos y muertes; todo lo qual es trágico y contrario al fin de la comedia. Finalmente, viejos casados amantes no han de salir en la comedia, porque causan con sus amores risa, deshonor de las proprias mugeres y hijos. Pero si el tal viejo fuere soltero, no le excluymos, pues sin perjuizio de parte causa contento y risa con su requiebro y amor. De los viejos honestos no hablo aquí, que déssos es muy propria la comedia.

PIERIO.- La tercera división os falta, que es ser la fábula simple y compuesta. Simple es la cómica fábula que no tiene reconocimientos, ni casos inopinados, ni mutaciones de fortuna; y compuesta la que los tiene. ¿No es esto ansí? Si no me e olvidado, esto deve de ser.

CASTALIO.- Esso es, y los exemplos dello arriba están dados. Y síguense las costumbres; éstas an de ser buenas, convinientes, constantes e iguales. De todo esto queda hecho discurso proprio en su lugar; acudiréis allá quando os faltare la memoria. Aquí se consideran las propriedades y condiciones de las personas y naciones.

PIERIO.- A lo menos, descrividme brevemente las personas cómicas, o citadme lugares donde yo lo vaya a ver.

CASTALIO.- Començando de los viejos, unos son avisados, otros necios, otros benignos y corteses, otros avaros y duros, otros severos y graves, otros dissolutos y luxuriosos. Quál sea la costumbre del avisado y grave, en el Andria, Simón y Cremes os lo mostrarán; quál del avisado para otro y ciego para sí, en el Heautontimorumeno, Cremes; quál del ignorante, Teurópides en la Mostelaría; quál del benigno y cortés, Micioa en los Adelfos; quál del avaro y áspero, Demea y más Eudión en la Aulularia; quál del desordenado y lascivo, Cremes en el Formión; pero mucho más Philoxenes en las Báchides, y Demeneto en la Asinaria. Y porque el viejo vitupera de buena gana las cosas presentes, alaba las passadas, reprehende a los mancebos y se jacta demasiado de sí mesmo, este vicio a los viejos del Heautontimorumeno se atribuye. De las costumbres del joven modesto, séaos claro exemplo Pámphilo en el Andria y Lisíteles en el Trinnumo. Del dissoluto y desordenadamente dado a mugeres, Mnesílocho y Pistóclero y Lesbónico y Calidoro y Dinareo de Plauto. Y porque el hombre en llegando a la edad de varon procura riquezas y honor, los affectos de un mercadante están expressos en la comedia deste nombre en la persona de Stico y del ambicioso guerrero en el Amphitrión; assí como del vanaglorioso y fanfarrón soldado, en el Soldado de Plauto y en el Trasón de Terencio. Y del rústico simple, en Cremes, hermano de la muchacha forçada por Cherea en el Eunucho. Y cierto como en Plauto hallaréis declarados los affectos de los aldeanos, assí los de los nobles en los Cavalleros y en los Acárnicos y en los Azores de Aristóphanes. Y en el Truculento de Plauto veréis el lenguage proprio que conviene a los ciudadanos y a los rústicos y a los soldados. Cómo sean differentes las costumbres del amo y del criado, Cremilo y Carión os lo darán a entender en Plauto. Del siervo astuto, traydor, vinoso y mordaz, exemplo os sea Davo, Siro, Pseudolo, Crisolo, Palestrión, Epidico; assí como del bueno y fiel, Sosia en el Andria, y Geta en los Adelfos; del burlador chocarrero, Gnatón y Antótrogo y Panículo. Quáles sean las costumbres de la madre de familias honrada, sobervia y dura, en el Asinaria de Plauto y en el Formión de Terencio se muestra; assí como de la modesta y discreta en el Heautontimorumeno y Hecira. Quál sea la diligencia y cuydado de la aya, en el Formión. Quál deva ser la muger con su marido, en Pinacia lo descrive Plauto. Quán lisongeras, astutas, traydoras y desvergonçadas sean las rameras, lo dan a entender bien Fronesia en el Truculento, y Thaida en el Eunuco. Y no son dessemejantes sus criadas. Y si bien las moças de las madres de familias no son tan malas, con todo esso se muestran maliciosas (porque la raça de los criados es ya tal de su naturaleza) y muchas vezes deshonestas y enamoradas, como es Stephania en el Sticho. ¿Qué diremos del alcahuete? Quál sea su natural ingenio y vida, aptíssimamente los pinta Terencio en los Adelfos, y Plauto en el Pseudolo. ¿Qué diremos de la alcahueta? Quán taymada sea, artificiosa, vellaca, peladora de los amantes, induzidora de las mugeres a la luxuria, en el Curculión, en la Cistelaria y la Persa se os enseña. Quánto sea el amor del padre al hijo, Menedemo os lo declara en el Heautontimorumeno, assí como Sóstrada el amor de la madre. Que las suegras sean terribles y malacondicionadas, en la Hecira se ve. Del amor y obediencia del hijo al padre, Pámphilo os dará claro exemplo en el Andria, y Eschino en los Adelfos. Ni más ni menos se an de reconocer las qualidades de las naciones para que dellas se haga verdadera imitación. Las costumbres van con la naturaleza del lugar, que varios paýses, varias maneras de hombres produzen. Conviene, pues, tener noticia de lo que se a escrito de diversas gentes y naciones para pintarlos conforme a su opinión. Dizen que los griegos son naturalmente vanos; los italianos, sobervios; los sicilianos, agudos; los franceses, leves; los flamencos, pacíficos y benignos; los españoles, arrogantes, y los africanos, cautelosos. Y en una misma nación suele aver differentes costumbres. Si consideráis los españoles, los castellanos son senzillos y graves; los andaluzes, lenguaces y presumptuosos; los valencianos, fogosos y grandes servidores de damas; los catalanes, arriscados y montaraces, los vizcaýnos, cortos y linajudos; los portugueses, amantes, derretidos, altaneros y apar de Deus. Y esto baste de las costumbres por agora.

PIERIO.- De la sentencia ya sé que fuera de la tragedia, a quien más sirve es a la comedia; porque, como ésta mira principalmente a las costumbres y es un espejo de la vida humana, usa en muchas ocasiones sentencias endereçadas a este fin. Y sé también que no a de dezir sentencias quienquiera de la comedia, sino gente de experiencia o docta. Bueno sería que a un rústico le oyéssemos consejos sacados de las entrañas de la filosofía, o discurrir largamente diziendo el cauteloso trato de la corte. De la dictión, también me parece que avéis tratado en su lugar lo que basta. Y si ay algo más, como tanto lo desseo saber, lo oiré de muy buena gana.

CASTALIO.- No sé qué os diga más de la dictión, sólo que el estilo más humilde y lenguage menos affectado conviene a la comedia, aunque algunas vezes también ella se engríe y pone de puntillas, como ni más ni menos la tragedia se suele humillar algunas vezes. Horacio: La comedia no deve ser tratada en el trágico estilo, y la tragedia de Thiestes no sufre versos cómicos: cada materia tiene lugar proprio. A vezes la comedia la voz alça y el enojado Cremes por la boca echa espuma, y a vezes suele el trágico en humildes razones lamentarse. Quando anda pobre y desterrado Telefo y Peleo no dize no palabras fanfarronas y largas de pie y medio, si pretende mover los coraçones de los oyentes con su tierno llanto.

Y esto dexado aquí, passemos al fin de la comedia, que es mover a risa, y sepamos esto como lo a de alcançar el cómico. Comedia (como dize Antonio Riccobono): In humiliore est genere, & in materia peiorum personarum versatur, non simpliciter, sed in eo vitij genere quod ridiculum est. Y Aristóteles dize que: Ridiculum est peccatum quoddain ex turpitudine sine dolore. De aquí sacamos que la materia cómica haze mover a risa y que la risa es una burla sin dolor de alguna cosa torpe y fea. No tomo yo la risa y ir aquel contento que recebimos quando encontramos a nuestro amigo, o hallamos buenos a nuestros hijos y muger, o quando nos embían algún presente. Estotra es una risa maliciosa, aguda, ingeniosa, fundada en la fealdad y torpeza agena, assí de cosas como de palabras. Los motes que consisten en las palabras, de muchos lugares se pueden sacar. Sácanse de la equivocación, como quando el cavallero Plautino diziendo a un alcahuete: «¿Dónde hallaré yo a Gorgojo?» Responde el otro: En el trigo haré yo que tú halles no un gorgojo no más, pero quinientos.

También está la risa en el fingir el nombre, como el mismo Plauto. Y los demás exemplos que traxere serán suyos y algunos de Terencio. Sirva esto para escusarme deste trabajo: ¿Qué temes? Que daño en Epidaño no me venga.

Y: ¿Por dicha tú eres médico? Con una letra más dirás mi nombre. Según esso, sin duda eres mendigo.

En latín tiene más gracia, porque se semejan más medicus y mendicus. También con la mutación de las sýlabas se engendra el donayre: ¿Llámase, pues, Calicia? No. ¿Calíope? No. ¿Calínico? No. ¿Caliclémida? No. ¿Calímaco? No. Agora lo acierto. ¿Llámase Caro o llámase Cármida? Esse es su nombre.

Y respondiendo, no al entendimiento, sino a las palabras: Yo me alegro se aumente por mi causa de tus hijos el número. A mí me pesa de tener más hijos con ayuda de otro.

Y otros cien mil lugares ay para motejar con palabras. La risa que consiste en las obras es toda festiva narración, toda befa, toda burla sin pesadumbre, en la qual se pintan las costumbres y actiones de los hombres. Entre otros muchos lugares para provocar a risa que nace de las cosas es la similitud: Semejante a la tierra es la ramera, que no puede sin muchos manejarse.

Y: Semejante a la espina es la ramera, que a quien quiera que toca le haze daño.

Y con la refutación: Puñadas cenará quien aquí entrare. Ya e cenado en mi casa, yo me buelvo.

Y con la alusión: Vida áspera es la mía. ¿Pues qué, comes espinas?

Y con el retornar las palabras: Yo te vi harto niño, siendo niño, Yo te veo harto grande, siendo grande.

Y con la conjectura: Creo no tiene dedos en las manos. ¿Porqué lo crees? ¿Porqué? Porque le veo llevar en las orejas los anillos.

Y con fingida paciencia: Cargaréte de coces. Agora desembarco, estoy cansado, no e de cargar mi nave en buenos días.

Y: ¿Qué harás quando se entre el enemigo? Irme e saliendo atrás.

Innumerables son los lugares del motejar, pero con todo esso os quiero dezir una manera de partición no menos importante. La torpeza, si es con dolor, provoca a misericordia. Y assí el cómico solamente considera aquel vicio torpe y feo que engendra risa. Siendo, pues, sin dolor, o son cosas del cuerpo, o del ánimo, o extrínsecas. Si del cuerpo, es de tres maneras: Una es verdadera, como Tersite que tenía los ojos saltados, la frente arrugada, la nariz larga y tuerta, las cejas cerdosas, la boca grande y torcida, las quixadas salidas, el cuello largo y delgado, corcobado, pançudo y çanquivano. Un hombre desta fealdad, ¿a quién no hará reýr con su rostro y talle? Fingida, como quando uno coxea remedando a algún coxo. Fortuita, como quando uno cae repentinamente y se queda en alguna postura fea sin hazerse daño. Si la cosa es del ánimo, también es de las mismas tres maneras: Verdadera, como uno que llevava acuestas una arca, y después de aver encontrado con ella malamente a Catón, le dixo: «¡guarda!». Fingida, quando Catón, fingiendo ignorar que llevasse otra cosa el palanquín, replicó: «¿Pues traes otra arca de que me guarde?» Fortuita, como quando nos acontece, sin pensar, descubrir nuestro pensamiento en alguna palabra o obra. Finalmente, las cosas extrínsecas son destas tres maneras: Verdadera, como quando salís de vuestra casa sin gorra o sombrero y queriendo hazer cortesía al que encontráis, vais a echar mano y no halláis de qué. Fingida, quando os vestís de ropas inusitadas para hazer reir. Fortuita, quando a uno se le caen los balones y descubre las partes baxas. Como a un cura de Paulenca, que yendo unos caniculares sin balones, acabando de dezir la missa conventual, quitándose el alba, se alçó tras ella las faldas de la camisa y emplaçó al pueblo.

PIERIO.- No me digáis más por agora. Dexadme reýr un rato esse caso fortuito, que rebiento de risa.

CASTALIO.- Ni yo os pienso dezir más acerca della; y si desseáis más, leed a Vicencio Madio, leed a Antonio Riecobono, leed a Castelvetro, leed a Trissino, leed a Minturno, y no olvidéis a nuestro Pinciano.

PIERIO.- Yo me contento con lo que avéis dicho de los lugares de la risa. Algún día por curiosidad veré los autores citados. Agora acordaos que reservastes para la comedia el tratar de los actos, scenas y personas.

CASTALIO.- ¿Que no me queréis perdonar nada? Pero poco importa, que bien breve es. Las partes quantitativas de la poesía scénica son: prólogo, proposición, aumento y mutación. El prólogo (no trato agora del que usava la comedia antigua) sirve para preparar los ánimos de los oyentes a que tengan atención y silencio, y miren con buenos ojos la comedia; y para defender al autor de alguna calumnia, faltas y descuydos que le murmuran, o para explicar algunas cosas intrincadas que podrían impedir la noticia de la fábula. En la proposición, o primera jornada, se entabla el argumento de la comedia. En el aumento, o segunda jornada, crece con diversos enredos y acontecimientos quanto puede ser. En la mutación, o tercera jornada, se desata el nudo de la fábula y acaba. Estas tres jornadas que e dicho, las dividen otros en cinco actos, y cada acto en cinco scenas; algunas vezes más, y menos scenas.

PIERIO.- ¿La comedia nueva tiene choro?

CASTALIO.- No que sea forçoso; si alguno lo quisiere usar, guardará la orden del choro trágico. La persona que representa no deve salir al teatro más que cinco vezes, ni an de hablar juntamente más que cinco personas, aunque Horacio no concede más que tres, quando mucho quatro. No tenga más ni menos de cinco actos la fábula que quiere ser oýda, y oýda, muchas vezes demandada.

Y más abaxo: No hablen juntas más que tres personas si otra sale, o escuche, o consigo hable.

PIERIO.- ¿Cómo dezís esso? Pues salir muchos, ni es contra el fin de la comedia ni contra la imitación, fin general de la poesía.

CASTALIO.- An observado los cómicos con la experiencia, que hablando juntas más de quatro o cinco personas, todo lo demás es confusión y trápala; y con esta limitación quitan muchos inconvinientes, sino es que hablan los quatro o cinco y los demás callan. Pero ¿para qué han de salir más de cinco?

PIERIO.- ¿Para qué? Para una rebelión, para un exército, para qualquier factión de guerra.

CASTALIO.- Sí, para alguna dessas ocasiones será menester mucha gente. Pero ni la tragedia ni la comedia admite guerras, porque en el tablado no se puede hazer verdadera imitación de un exército. ¿No veis vos que imitar es representar al vivo las cosas como suelen o deven passar? ¿Pues cómo sacaréis al tablado dos exércitos? Fuera de que guerras no es sugeto de la poesía scénica, sino de la heroica.

PIERIO.- ¿Sabéis de qué no avéis tratado aquí ni en la tragedia? Del verso que les compete.

CASTALIO.- La respuesta desso serán las azeytunas de la comedia. Entre los latinos los trímetros, que constan de jambos solos y algunas vezes mixtos, sirven a la poesía scénica por ser versos más acomodados al lenguage que entre nosotros hablamos. Pero entre los vulgares no ay verso que al jámbico corresponda. Los italianos usan verso suelto, ya enteros, ya conrrotos. Yo pienso que nuestras redondillas son muy aptas para esta poesía, por ser verso menos suave que el italiano, pues no recibe sino muy poco ornato; que como es tan breve una quintilla, apenas ay en ella lugar para el concepto, quanto más para los epítetos y flores. Y las consonancias son pocas, lo que no es en una octava ni en una estancia de canción. Esto me parece.

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Datos Bio-bibliográficos

Francisco Cascales

(Murcia, 1564-1642)

Bibliografía escogida:
Discurso de la ciudad de Cartagena, Ayuntamiento de Cartagena, 1998
Epístola de Horacio Flaco sobre el arte poética…, Academia
Alfonso X el Sabio, 2000
Tablas poéticas, Espasa Calpe, 1975

Enlaces:
Epístola

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Discurso de la ciudad de Cartagena

Otras artes poéticas del autor:

Más información en la wikipedia: Francisco Cascales

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