s.XX - Otros del s.XX - Blanca Varela: Entrevista, 2001


La publicación de Donde todo termina abre las alas (Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores) con toda la obra poética reunida de la autora peruana Blanca Varela (Lima, 1926), es una excelente ocasión para acercarse a una de las voces más relevantes de la poesía contemporánea en ese país. Poeta de la intimidad, reflexiva, profunda, ha labrado su obra como una joyera minuciosa, lejos del ruido y de las tendencias dominantes.

PREGUNTA. En los últimos años, a partir de los noventa, se desata su época más productiva.

RESPUESTA. Es cierto. Ha sido en estos años cuando he sentido más confianza en lo que hacía. Hasta entonces escribía, corregía mucho y sólo mostraba lo que me tenía completamente satisfecha. Siempre he sido un poco tímida, pero he tenido a gente extraordinaria que me ha ido animando. Fue así desde mi primera época en París, cuando Octavio Paz me pedía que le mostrara mis poemas, casi me obligaba a ello, porque yo tenía mucho pudor.

P. Precisamente Octavio Paz es el que escribió sobre usted que “como el verdadero poeta, sabe callarse a tiempo”. ¿También hay que saber hablar o escribir a tiempo? ¿Es la madurez el momento de decir las cosas?

R. Sí, es importante callar a tiempo, yo he tenido etapas de silencio poético, pero ya había aprendido de mis maestros, César Moro y Emilio Adolfo Westphalen, que eso también alimenta la poesía. Westphalen escribió sus dos primeros libros Ínsulas extrañas (1933) y Abolición de la muerte (1935) y después pasó muchísimos años sin escribir. Tenemos una gran amistad, trabajé con él en la revista Las Moradas, y hemos hablado mucho sobre eso. Mi poesía es como una introspección, un análisis constante de las emociones.

P. ¿Qué le han dejado como poeta sus años juveniles en Europa, su contacto con intelectuales y artistas como Sartre, Beauvoir, Michaux, Giacometti, Léger, Tamayo?

R. Fue importantísimo para mí, los años en París y, sobre todo, en Florencia. En París empecé a escribir y lo hice con un poema sobre Puerto Supe, los paisajes de mi infancia, las sensaciones e imágenes que volvían a mí. Fue y es una búsqueda de mi identidad que ha continuado a lo largo de toda mi vida. Creo que mi escritura es muy deudora de las imágenes, de la pintura. Yo soy muy observadora, siempre me quedo con los detalles de cosas que veo alrededor. Con las escenas que me impresionan, aunque sean momentos fugaces. La pintura ha tenido mucha influencia en mi literatura. Mi matrimonio con Fernando de Szyszlo (el más destacado pintor peruano de su generación) me hizo vivir la pintura muy de cerca. Pero en la pareja era él el artista, yo siempre estaba en un segundo plano, porque yo misma me sentía así. Él tenía su estudio, sus pinturas, sus lienzos, y yo con un lápiz y un papel pequeñito en cualquier rincón tenía suficiente.

P. Su poesía es anticonfesional. Una lectura de toda su obra reunida da muy pocas pistas sobre sus vivencias personales, sobre su biografía.

R. Sí, para mí la poesía no debe utilizarse para contar lo que a uno le sucede. Yo prefiero pensar y dejar que esas vivencias se transformen en reflexiones, en palabras. En Ternera acosada por los tábanos la imagen es muy fuerte, la de una situación de angustia.

P. Sobre todo en sus primeros libros, usted escribe en primera persona del masculino, como si fuera un hombre. ¿Es un personaje el que adopta o es que sentía la poesía como algo masculino?

R. Yo estudié en la Universidad de San Marcos y estaba siempre rodeada de hombres. Nunca me sentí disminuida por ser mujer, ni entonces ni ahora. Pero eso puede haber influido, además de mi relación con la obra de poetas a los que leía. Pero también porque para mí no hay distinción entre lo masculino y lo femenino en poesía. Si lo he escrito así es porque sentía que era la forma de expresarlo. Tampoco me ha interesado nunca la poesía social. En mi época se hacía la distinción entre poetas sociales y poetas puros. A mí nunca me interesó entrar en esa polémica. Tampoco me gusta la política y siempre he procurado mantenerme aparte de ella. Cuando Mario Vargas Llosa, un buen amigo mío de toda la vida, decidió entrar en política yo le dije que no contara conmigo para nada en esa empresa. Odio todo lo que tenga que ver con el éxito y el poder.

P. Tampoco hay muchas referencias históricas o geográficas. Hay poemas sobre Perú, pero también sobre otros lugares.

R. Sí hay referencias a Perú, aparte de la poesía de Puerto Supe, hay otras en las que menciono paisajes o lugares. Pero en general es cierto que son pocas las referencias a la realidad más inmediata. No es lo que pretendo. Incluso cuando murió mi hijo, un momento muy duro para mí, lo que escribo son poemas sobre el dolor pero no hago referencia al suceso.

P. Lo que usted plantea es sobre todo un constante diálogo interior a través de la literatura. ¿Es también y, detrás de ello, un diálogo con el mundo moral?

R. Creo que es una forma acertada de verlo. Siempre hay unas preguntas y una valoración de lo que me inquieta, lo que debe ser resuelto a través de la poesía. La poesía es eso, ¿no?

P. En Canto villan o (1972- 1978) vuelve usted a la poesía después de un lapso, a un ritmo lento, con poemas muy cortos como aforismos o haikus. ¿Es una forma prudente de reanudar su tarea o un propósito estilístico?

R. Fue después de una época en que estuve muy interesada en Oriente y en la literatura oriental, sobre todo el zen. Ese libro, además, como casi todos, lo publiqué en una pequeñísima editorial, fueron ellos quienes me incitaron a hacerlo. Siempre he estado muy agradecida a la gente que me ha animado, tanto ellos como Javier Sologuren en sus ediciones exquisitas y artesanales han sido los que me han ayudado a tener confianza en mi trabajo.

P. En los últimos tiempos ha tenido varios premios (el Octavio Paz, la legión de honor, la Orden del Sol) que son una forma de distinguir su trayectoria. Al leer toda su obra reunida en un libro se puede comprobar que la suya es una verdadera vocación poética, persistente, aunque no demasiado prolífica.

R. Cuando empecé, como dije, hubo gente muy valiosa que me ayudó, pero también muchos que pensaban que yo no iba a seguir escribiendo. Otros poetas se esfuerzan en estar constantemente en los periódicos, en fotos. A mí nada de eso me interesa. Detesto los actos sociales y políticos, las entrevistas. Hasta estos premios, salvo el Octavio Paz que por mi relación con él fue una gran satisfacción, me han resultado incómodos. Yo no escribo para lograr reconocimientos, sólo lo hago cuando surge por una necesidad que no puedo contener.

P. El último de los libros contenidos en Donde todo termina abre las alas es inédito hasta ahora y se titula Falso teclado. Lo dedica a José Ángel Valente.

R. José Ángel Valente es para mí el gran poeta español de las últimas décadas. Él leyó uno de mis libros y se puso en contacto conmigo, nos estuvimos escribiendo y después nos conocimos y trabamos una hermosa amistad. Preparamos juntos una antología de poesía hispanoamericana que saldrá en los próximos meses. Una antología sin ningún propósito académico, sólo el reunir poemas que nos interesaran a los que participamos en el libro. Poco antes de morir vinimos a Almería a verlo y a hablar por última vez con él. Estuvo trabajando hasta el final. Fue una gran persona y un magnífico poeta.

P. Otro poeta español, Antonio Gamoneda, hace un epílogo a esta edición de su poesía que es, en sí mismo, un largo poema en diálogo con las suyas.

R. Es un auténtico regalo para mí. El que Gamoneda haya hecho esa lectura, inspirándose casi en cada uno de mis poemas, es la mejor experiencia de lectura que se puede hacer. Yo siempre he tenido una extraordinaria relación con otros poetas. La tuve con otros poetas de mi generación, como Sebastián Salazar Bondy o Jorge Eduardo Eielson. En Perú siempre estoy en contacto con los poetas jóvenes, sobre todo con las mujeres, y me siento muy cercana a ellos más allá de lo que pueda ser una distancia generacional. Para mí eso no existe. Pienso que soy una poeta para poetas, es ahí donde mi obra llega más profundamente y donde florece.

* Entrevista realizada por Alfredo Matilla y publicada en El País el sábado 21 de julio de 2001.

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Proyecto de Edición Libro de notas

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Datos Bio-bibliográficos

Blanca Varela

(Lima, Perú, 1926-2009)

Bibliografia escogida:
Poesía escogida (1949-1991), Icaria Editorial, 1993.
Concierto animal, Pre-Textos, 1999.
Donde todo termina abre las alas : poesía reunida (1949-2000), Galaxia
Gutenberg, 2001.

Enlaces:
Biografía, poemas, entrevista, reseñas: Varios

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Artículo: Artículo

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Más información en la wikipedia: Blanca Varela

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