s.XX - Últimas tendencias - Amparo Arróspide: Poética de la destrucción, 2001
EL VÁNDALO
Poetry is not action, nor passion, nor thought. It contains all of these, carelessly as it were; but, in a true instance, when these qualities have been eliminated, there remains yet a quality, and that residue is poetry. Nor is it correct to say that a “residue” remains – an excess remains, and that excess is poetry
James Stephens, “La Poésie Pure”
(I)
Si pudiera destruirlo todo, el lenguaje, destruirlo como a un montón de ladrillos, y saltar sobre su hoguera, ir sobrevolando un mapa de lenguaje haciéndose añicos aquí y allá, explotando, reventando…
Alzado sobre la hoguera de las vanidades, el Vándalo mira arder lo destruido, y hasta llega a reconocerse en los destructores, que abajo realizan la tarea –ardua—de ir tirando a la basura montones de vocablos, por lo que dicen y también por lo que amenazan decir, y tantas inútiles palabras que al final sólo servían para decir lo ya dicho, y era una respuesta o una pregunta tal vez lo que buscaba el destructor con tanto ahínco, o tal vez sólo las sílabas de su propio nombre repetidas una y otra vez : Ne-rón- (por ejemplo), mientras allá abajo ardía Roma, que debía estarle agradecida por sus servicios. O en términos de nuestros tiempos coloquiales, el fan de Marylin Mason y otros imitadores (por ejemplo).
A gatas, rebuscaba entre los trastos: esa silla, esa cama, esa abuela, esa madre, ese osito de peluche, ese gato, ese rastreo en pos de su yo, ese padre, aprendiendo a negar, y al ir negándolo todo se quedó sin palabras para re-negar de sí mismo, así que emprendió la tarea –ardua—de transformar en lenguaje del cuerpo y la acción el silencio de las palabras no dichas.
Podía ser que aquello ocurriese precisamente porque vivía en un mundo repleto de objetos, al menos en la virtualidad posible de los supermercados, y de la televisión mercado, de modo que ningún recuerdo en particular se asociaba a la multitud de cosas hechas en serie para ser vendidas y compradas, tantas cosas en busca de tantos compradores que no tenía sentido ya hablar de la individualidad del recuerdo asociado a la cosa, o tal vez lo único que demostraba esa aparente riqueza era el peligro del atosigamiento, del nadar en la abundancia –al menos, virtual, esa abundancia de la oferta, capaz de saciar su demanda y la de miles, millones como él, si es que no era único y exclusivo, como también le aseguraban los anuncios.
Así fue : dejó de buscar significados en las lecturas, dejó de plasmar significados en lo que decía, y sólo vivió ya para evolucionar como héroe de la acción: El Vándalo.
(II)
Sintiendo muy bien, sin saber, sólo sintiendo el gran resbalón por la piel del mundo hecho de objetos y noticias digeridas, en una gran altiplanicie, como podría imaginarse al conquistador, al que decide acometer su día y su vida como si fueran propios y no ajenos, el Vándalo conquista por la conquista bárbara, si le dejan, y se enfrenta a la decadencia del lenguaje y de todo lo demás, acelerándolo, contribuyendo él más que nunca a la celeridad de la confusión; debe destruir de prisa. Y esa destrucción se realiza con cualquier máscara, pero es preciso ponérsela para que no lo identifiquen, y a veces la máscara de la Etica se traspapela y aparece en el montoncito de objetos que a pesar de todo necesita el Vándalo para sobrevivir: su broca para rayar vidrios del metro, por ejemplo, los botes de spray, el loro para hacer compañía en los silencios ominosos, la capucha para proteger el rostro de las cámaras de vídeo, y algunas cosas más…
La Máscara de la Ética busca una justificación al placer inmenso de destruir, y entonces se llama Limpieza.
En cuanto a la “poesía”, ese residuo, o ese exceso que permanece cuando se elimina lo que sirve para transportarla (llámese emoción o raciocinio), ¿no es poesía lo que realiza el bárbaro? Como tampoco cabe asegurar que el arte consista en la búsqueda de la Verdad ni la Belleza ni el Amor ni el Bien ni el Mal, ni tantas significaciones que hace ya mucho tiempo se le quedaron pequeñas, tiene que reinventar el modo de captar el ser real: si el Vándalo pudiera ensimismarse, dejar absorber su atención en otra mirada, y sentir la intensidad y la alegría de crear un solo poema, un solo verso… ¿qué ocurriría?
Datos Bio-bibliográficos
Amparo Arróspide
(Buenos Aires, 1954)
Bibliografía escogida:
Presencia en el Misterio, Huemul, Buenos Aires, 1966.
Mosaicos bajo la Hiedra, Betania, Madrid, 1991.
Enlaces:
Tres poemas: Poemas
Artículo: Artículo
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