s.XX - Otros del s.XX - Rafael Fauquié: Creo en una escritura viva, 2004

Creo en una escritura viva, dúctil, incluyente; asociada a elasticidad y ligereza, a ritmo y concisión; escritura suelta y ligera, capaz de acercarme hacia todas todas las interrogantes y a todas las continuidades; escritura libre que, libremente, diga. Creo en la levedad necesaria de una escritura alada y fragmentaria que no tema ni a la errabundez ni al silencio; que nombre las palabras que he ido aprendiendo a decir en mi caminar, las que me acostumbré a pronunciar junto a las rutas recorridas, las que dibujé al lado de mis huellas y en medio de mis énfasis. Creo en una escritura incesantemente móvil; viajera como el pensamiento, jalonada de múltiples y efímeros hallazgos. Creo en una escritura de gestos suspendidos, de revelaciones perpetuadas en un diálogo interminable. Creo en una escritura convertida en hilo conductor de mi camino, que rehuya toda idea de conclusión; y que no pierda nunca su imaginario de larga cadena de significativos añadidos, de cambiantes comprensiones, de siempre renovadas convicciones. Creo en una escritura que, narcisistamente, se contemple más allá de toda otra definición; que hable de sí misma: reflejo de las voces que la componen, autoreferencialidad de las palabras que no cesan de contemplar su condición de palabras ni su solidez de palabras ni su dimensión y su límite de palabras. Creo en una escritura capaz de moverse por entre las más diversas interrogantes; desplazándose en opuestas direcciones: lineal o circularmente; dueña de los más contradictorios espacios: a veces centro, y otras, marginamiento y lateralidad. Creo en una escritura errabunda que no errática trasladándose por entre los tópicos y perspectivas más diversos; abierta a la infinita posibilidad del decir; apoyada por entero en una experiencia; testimonio de puntos de vista enunciados con timbre estentóreo y momentáneo. Creo en una escritura que sea constante apuesta conmigo mismo y, a la vez, diálogo con los otros; que descrea de la fácil abundancia y del dispendio; que se mueva más allá o más acá de cualquier propósito por reducirla, curiosa y entrometida y sobreviviente a todas las tachaduras; escritura en la que quepan todas las entonaciones y tonalidades, pero que, a la vez, en afable tranquilidad, en la mesurada entonación y en la precisión de sus alusiones, logre toda la justificación de su sentido y de su esfuerzo. Creo en una escritura, de una u otra forma, emparentada a la “pasión crítica” de la que habló Octavio Paz, o al “sueño creador” de María Zambrano, o a la clarificadora irreverencia de Borges, o a la mesura de Paul Valéry, o a la vivaz autenticidad de Rilke, o al interminable “ensayismo” de Musil… Una escritura que inventarie mi nombre y se haga parte de esa extraña urdimbre que soy; relacionada a cierta íntima necesidad de decir y de decirme; capaz de diseñar propósitos y recuerdos, y de enunciar esas ciertas verdades que en algún determinado momento me pertenecieron y que hubiera estado dispuesto a defender a costa de lo que fuese. Creo en una escritura que, lentamente, vaya descubriendo su necesidad de existir en el compromiso de nombrarme en palabras definitivamente unidas a mi vida.

Inédito, Caracas, 2004.

Publicidad

Menú

• Índices de AP
• Corrientes
• Autores


• Acerca de AP
• Cómo colaborar

Publicidad